Al sancionar al "mundo"
y jugar irresponsablemente con la hegemonía del dólar y el sistema de Bretton
Woods, los Estados Unidos finalmente lo perderán todo. Luego enfrentará la
desagradable experiencia de tener que pagar, con algo de valor real, por todo
lo que consume. Causará gran conmoción.
"POLÍTICA HAWK" EN
ATUENDO
DE FINANCIARIZACIÓN
Alastair Crooke
La fórmula de "presión máxima", Make America Great Again, no va a
funcionar, por la sencilla razón de que está consumiendo el "capital"
de Estados Unidos a una tasa torrencial. No restaurará la base manufacturera de
Estados Unidos, ni tampoco Estados Unidos recuperará su hegemonía política. Conduce
a una polarización generalizada. Todo el mundo ahora entiende de lo que se
trata MAGA: obtener cualquier ventaja que pueda acumularse en beneficio de los
EE.UU, mientras que todos los demás pagan el precio y recogen las pérdidas.
Incluso los europeos lo han "entendido". El trumpismo carece de
"dimensión" más allá de lo mercantil. Sin embargo, si pudiera
caracterizar la "soberanía" cultural como algo más que una mera
"política anti-identitaria", e intolerante, podría encontrar una
sostenibilidad más amplia.
Tal como se presenta, la estrictamente definida política de MAGA,
simplemente está erosionando tanto el capital político de los Estados Unidos,
como el privilegio incomparable de los Estados Unidos de poder consumir a un
nivel de vida más alto que otros a través de la moneda de reserva de los EE.UU,
‘la tarjeta de crédito’, que no requiere la liquidación por parte de los
Estados Unidos de los saldos de su adeudo en dólares. Al sancionar al
"mundo" y jugar irresponsablemente con la hegemonía del dólar y el
sistema de Bretton Woods, los Estados Unidos finalmente lo perderán todo. Luego
enfrentará la desagradable experiencia de tener que pagar, con algo de valor
real, por todo lo que consume. Causará gran conmoción.
Es cierto que el sistema global necesitaba urgentemente una reorganización,
y la iconoclasia de Trump ha sido, por así decirlo, hasta cierto punto, una
fuerza creativa-destructiva que abre el camino para sembrar algo nuevo. Pero el
impulso "perturbador", sino existe una abundancia de equilibrio que
pueda traer alguna síntesis o armonía definitiva, puede convertirse en un categórico
choque de trenes.
Por ahora, no se ve a ninguna figura en torno al presidente Trump que tenga
la intuición, o el “aplomo” político, para sacar al presidente de los Estados
Unidos de su "rincón". Por el contrario, un desastre en la política
exterior, y en última instancia, también en la política monetaria (ya que la
"Fed" sigue alimentando la burbuja financiera, mientras que la
economía real se desmorona), parece estar por venir. La presión máxima no ha
cosechado sus anticipados dividendos políticos, en su lugar está aumentando
peligrosamente las tensiones globales.
La política exterior de Trump se ha centrado -y se ha visto severamente
afectada- por su profunda antipatía hacia Irán. Está situada en el vértice de
su política del Gran Israel y en su tweet de 2018 de que "cualquier
persona que haga negocios con Irán NO hará negocios con los Estados Unidos".
Estoy haciendo un llamado por la PAZ MUNDIAL, ¡nada menos! ” (Las mayúsculas son
de Trump).
El daño colateral resultante de la obsesión de que Irán representa la
"fuerza del mal ", y si es derrotado, la PAZ MUNDIAL está de alguna
manera asegurada, se está extendiendo: la negativa de Rusia a pivotar contra
Irán representa la principal razón para el deterioro de las relaciones entre Trump y el presidente Putin. La cuestión de Irán está separando a Europa de
América. Se ha convertido en un impedimento importante en la relación con China
(ya que China requiere seguridad energética y no está preparada para unirse al
boicot). Y la política de los Estados Unidos en relación a Irán puede resultar
en un daño económico global (si el riesgo del petróleo aumenta). Hay agitación
en el Medio Oriente, e Irán se ha convertido en el pretexto burocrático
universal de los Estados Unidos del por qué las fuerzas estadounidenses deben mantenerse
estacionadas en los conflictos regionales. (Se requieren allí para
"contener a Irán").
La política de Trump en relación a Irán, según Daniel Larison en The
American Conservative, es una del cambio de régimen en todo menos en su nombre,
y Trump ha firmado todo lo que lo que tenga que ver con ello. Trump no tiene
problemas para emprender una guerra económica contra Irán, y le ha dado a los
halcones prácticamente todo lo que quieren. La política de Trump en Irán es
"la política hawkish" (militarista) en acción, y si es un desastre,
eso se debe a que la "política hawkish" estaba garantizada para ser precisamente
eso... El presidente está obsesionado con las armas nucleares porque su Asesor
de Seguridad Nacional ha estado por meses promoviendo incesantemente la mentira
de que Irán busca armas nucleares, y él y otros asesores han logrado convencer
(engañar) a Trump de otra mentira: que el JCPOA "permite" que Irán
adquiera armas nucleares ".
Y de acuerdo a Larison, esta es la razón:
"Los halcones de Irán [durante mucho tiempo] se han opuesto al acuerdo
porque [nunca] quisieron que Irán se beneficiara del alivio de las sanciones...
los halcones de Irán... [mantienen] la excusa de que quieren un "mejor
acuerdo"[porque ellos] pasaron los 15 años anteriores al JCPOA, exagerando
sobre una posible arma nuclear iraní, a menudo describiéndola absurdamente como
una "amenaza existencial". Durante la mayor parte de este siglo,
muchos halcones no callaron sobre la necesidad de una acción militar preventiva
contra las instalaciones nucleares de Irán. La cuestión nuclear fue su pretexto
para el conflicto, y sintieron disgusto cuando el acuerdo nuclear eliminó ese pretexto...
Entonces, en lugar de eso, tenemos las interminables críticas sobre los
"defectos" del acuerdo que no son realmente defectos, y la descarada
alteración de los parámetros, que requiere un acuerdo de no proliferación para
resolver todos los problemas regionales [todos] al mismo tiempo.
"Trump ha abrazado estas mentiras [y] las ha repetido varias veces.
Irán no puede negociar con una administración que afirma que el acuerdo nuclear
"les permite" tener armas nucleares. Los iraníes saben que no, y por eso
tienen que asumir que ningún acuerdo que ellos firmen será aceptable para la
administración. Efectivamente, el último punto de discusión de la
administración de que Irán debe aceptar renunciar a todo enriquecimiento
confirma que Estados Unidos está insistiendo en una concesión que Irán nunca va
a otorgar. Trump no quiere hablar con Irán como lo hizo su antecesor. Quiere
que Irán capitule. Ese ha sido siempre el objetivo de la "máxima presión".
La política de Trump hacia Irán es definitivamente una política hawkish, y es
por esa razón que está produciendo resultados tan terribles para los Estados
Unidos e Irán".
Entonces, ¿por qué los halcones han sido tan vehementes en su oposición a
la normalización de las relaciones con Irán? Se debe a que la normalización desplazaría
el equilibrio estratégico de aquellos Estados que favorecen la armonización con
Israel hacia los llamados Estados de la resistencia que nunca lo han hecho (en
su opinión). El primer ministro Netanyahu ha insistido todo el tiempo en que a
Irán nunca debe ofrecérsele un alivio a las sanciones: considera que las
sanciones de EE.UU son el arma para forzar la expulsión de Irán de Siria.
Es esta postura intransigente la que está detrás del fracaso de la reunión
tripartita de asesores de seguridad nacional de Estados Unidos, Israel y Rusia,
a fines de junio. Netanyahu había propuesto anteriormente a Putin que él (es
decir, Israel) representara el "pasaporte" para abrir puertas en Washington
DC; que con el respaldo de Israel, Netanyahu podría lograr el fin de las
sanciones de EE.UU a Rusia, pero solo si el Sr. Putin acordara poner fin a los
vínculos de Rusia con Irán y aislar a Teherán.
El presidente Putin respondió con la oferta de que, si EE.UU levantaba las
sanciones contra Irán y retiraba sus fuerzas de Siria, Rusia haría todo lo
posible para que Irán saliera de Siria. Entonces los intereses estadounidenses
e israelíes, serían "tenidos en cuenta" en un acuerdo político sirio.
En resumen, Netanyahu esperaba que la trilateral de Jerusalén sentara las
bases para un compromiso claro por parte de Rusia de romper las relaciones con
Irán, y que después de su reunión con Putin, esto fuera presentado en el G20 de
Osaka como el "gran logro" de Trump. No sucedió.
En el evento, Netanyahu rechazó fríamente cualquier levantamiento de las
sanciones a Irán (argumentando que las sanciones representaban un fuerza real
sobre la presencia de Irán en Siria), y la trilateral no solo fracasó en su
objetivo estratégico, sino que el representante ruso en la trilateral, Nikolai
Patrushev, mientras en buenos términos con Israel, no renegó de Irán. Todo lo
contrario: negó que Teherán sea una amenaza para la seguridad regional. “Rusia
está con Irán, contra Israel y Estados Unidos. Un alto funcionario ruso apoya
la afirmación de Teherán de que un avión no tripulado estadounidense fue
derribado en el espacio aéreo iraní, defiende los derechos de las tropas
extranjeras a permanecer en Siria a pesar de la oposición israelí ",
concluyó un diario israelí.
Y, en consecuencia, la cumbre de Osaka entre Trump y Putin tampoco fue
bien: Trump simplemente le entregó a Putin una lista de las demandas de los
Estados Unidos. Putin sonrió como una esfinge, pero no respondió.
Pero veamos esto: la política de la Casa Blanca en relación a Irán no es
más que el "carruaje" que va la cabeza dirigiéndose hacia una curva
cerrada en el Circo Massimo (Circo Máximo), y hacia un posible "choque en
cadena". Muy cerca se encuentran las relaciones entre Estados Unidos y
Rusia; el carruaje de la guerra comercial con China, y en la cola, la rezagada guerra
comercial con Europa. Mucho más grave -para todos nosotros- sería si las
relaciones entre Estados Unidos y Rusia se estrellaran contra el muro del
estadio. Y estamos cerca de que eso ocurra: el incidente con el sumergible ruso
que causó la pérdida de catorce vidas (cuyos detalles prefieren guardar en
silencio), y la carta de la OTAN que insiste en que los sistemas de misiles de
crucero basados en tierra, los 9M729 de Rusia, violan el Tratado INF y deben ser
destruidos, todo crea un escenario de relaciones gravemente deterioradas.
¿Por qué Trump arriesga tanto en una antigua disputa en el Medio Oriente?
¿Por qué desairar a Putin con el asunto de Irán? Tal vez Trump se haya convencido
a sí mismo del argumento de que Irán es de hecho una fuerza del mal, en el
sentido bíblico. Pero sucede que su conversión a esta ideología también sienta
cómodamente con sus intereses inmediatos:
La semana pasada tuvo lugar en Washington DC la cumbre de los Cristianos Unidos
por Israel. Miles de cristianos evangélicos de todo el país asistieron al
evento, en el que Mike Pence, Mike Pompeo (ambos evangélicos), John Bolton,
Jason Greenblatt y su embajador en Israel, David Friedman, tomaron la palabra.
El tema, por supuesto, fue la amenaza iraní.
El periódico israelí Haaretz señala:
“Los evangélicos, la columna vertebral de los Cristianos Unidos por Israel,
son un bloque de votantes clave para Trump y los republicanos. Alrededor del 80
por ciento de los evangélicos blancos votaron por Trump en 2016, lo que lo
ayudó a conseguir victorias en varios Estados en disputa. El consenso entre los
analistas políticos de los Estados Unidos es que el presidente necesitará un
apoyo similar o mayor entre los evangélicos para ganar un segundo mandato el
próximo año.
"La semana pasada, el sitio web de noticias Axios informó que la
campaña de reelección de Trump" está desarrollando un plan agresivo en
todos los Estado para movilizar a más votantes evangélicos de los que lo
apoyaron la última vez". Esto incluirá, según el informe,"las
campañas de inscripción de votantes en iglesias en Estados en disputa como
Ohio, Nevada y Florida", que promoverán los logros de Trump en temas
importantes para los votantes evangélicos".
¿Y cuál es el interés primordial para estos votantes evangélicos? Avanzar
hacia la materialización (bíblica) del Gran Israel como una profecía cumplida.
Y esta es la cuestión sin esclarecer: a medida que Irán intensifica sus
acciones en respuesta a las presiones, y mientras Estados Unidos aprieta con más
fuerza, ¿qué hará Trump?
"En este momento", señala Ben Caspit, un destacado comentarista
israelí, "Trump está influenciado por sus asesores cercanos
(principalmente John Bolton y Mike Pompeo) que han adoptado una postura agresiva
y no les asusta la idea de tener que involucrarse militarmente(al menos la
participación aérea) frente a Teherán. Pero el presidente de los Estados Unidos
también tiene otros mentores (algunos políticos y otros del mundo de los medios
de comunicación) que argumentan que participar en una aventura militar en la
víspera de las elecciones reduciría en gran medida las posibilidades de que
Trump sea reelecto".
Sin embargo, Caspit "reconoce" el peso de los evangélicos: "En
los últimos tres años, Israel ha transformado este repositorio evangélico en un
tremendo activo electoral-diplomático-estratégico, en relación con la
administración de Trump. Netanyahu y su embajador en Washington, Ron Dermer,
tienen una gran influencia sobre los predicadores evangélicos. La relación
entre Israel y esta facción mesiánico-cristiana estadounidense se ha profundizado...
[incluso hasta el punto de rivalizar con AIPAC]"
"Una cosa es segura", concluye Caspit: "En este momento, las
consideraciones y los análisis en Israel alrededor del tema de Irán son
completamente diferentes a los que prevalecieron en el verano de 2012... De una
forma u otra, cualquiera que haya pensado que el tema de un posible ataque
israelí contra Irán ha sido desde hace mucho tiempo desechado de la agenda es
bienvenido para que se ponga al día: está de vuelta”.