El coronavirus ha destrozado
el mito occidental: ni son tan guapos, ni tan listos, ni tan poderosos, ni
tan... Y, ahora, ni siquiera, tan valientes ni tan militaristas. Siguen
insistiendo en ello, pero el bicho se está comiendo al tanque.
EL BICHO QUE PARA EL TANQUE
El coronavirus ha destrozado el mito occidental: ni son tan guapos, ni tan
listos, ni tan poderosos, ni tan... Y, ahora, ni siquiera, tan valientes ni tan
militaristas. Siguen insistiendo en ello, pero el bicho se está comiendo al
tanque.
Hace casi un mes os conté un cuento divertido: la OTAN, fiel reflejo de la situación de Occidente,
era incapaz de tomar decisión alguna sobre cómo ayudar a sus países miembros en
el desastre de la pandemia. El bloque político-militar "más
poderoso de la historia" (risas) demostró su incapacidad, en tiempo real,
de hacer algo. En un plis-plas quedó al desnudo la famosa "solidaridad
atlántica".
Pues hay más. El bicho está resultando ser más poderoso que los tanques.
Otra vez.
La debilidad occidental es tal que se asusta por casi todo: por los rusos
(y eso que ahora están calladitos), por los chinos (a quienes acusan de todos
sus males pandémicos), por los iraníes (que también están calladitos ahora),
por... Por todo. Este hatajo de lloricas es incapaz de comprender que su tiempo
terminó y que hay otro mundo en construcción. Pero como hay que mantener la
ficción, ahí están elucubrando, como si no hubiera pasado nada y como si fuese
posible volver a la situación anterior al coronavirus.
Y no. Pese a toda su parafernalia, saben que es imposible. El 22 de abril
se ha publicado un informe de 58 páginas sobre la movilidad militar europea de
la OTAN que tenía que haber ido en paralelo con la no-nata maniobra
"Defensor de Europa 2020" que se cargó el bicho. Aún así, se ha
publicado porque de esta forma parece que la OTAN hace algo.
El informe diseña la nueva "línea frontal de la OTAN" con Polonia
como eje y los países bálticos como principales ramas. Es decir, la OTAN sigue
con la obsesión rusa. Pero lo interesante es que marca unas "líneas de
intervención" que recogen todo el Mediterráneo, el Mar Negro y se
extienden hasta Siria y Egipto ("por la posible creación de una base
militar rusa" en este país árabe). Hasta aquí, digamos que la cosa es normal
para los estándares de la OTAN.
Se habla de muchas cosas, pero me voy a centrar en una: "proporcionar
fondos sustanciales continuos para medidas para aumentar la movilidad militar
de la UE, la OTAN y sus estados miembros". No sé si debería decir que el
informe está redactado exclusivamente por estadounidenses, o sea, que no se
enteran de nada o pasan de enterarse.
Pero una cosa es la teoría y otra, la práctica. Porque resulta que como
consecuencia del desastre que ha generado en Occidente el coronavirus, la OTAN
tiene que reconocer que "hay problemas de movilidad, legales, de
infraestructura, organizacionales y otros" para que su "línea
frontal" vaya más allá de la teoría. Porque claro, a ver quién es el guapo que ahora plantea que tiene que haber un
incremento de los gastos militares. La población de todos los países
europeos se le comería con patatas. O sin ellas, pero se le comería.
Y así, el informe reconoce que la situación generada por el maldito bichito "anula
potencialmente la financiación de la movilidad militar" que se había
decidido para los próximos siete años y que se cifraba en 20.000 millones de
euros. Pero no solo: "la falta de coordinación política y militar
entre países, y entre la OTAN y la UE, impide la adopción de decisiones
políticas". Ya cuando comenzó el bichito a enredar, Finlandia, que
ostentaba la presidencia de la UE (que es rotatoria), propuso que ese
presupuesto se redujese el 60%. Ahora, cuando ya el bichito ha convertido en un
desastre a toda Europa, es inimaginable que ni siquiera ese 40% restante se
vaya a otorgar. Como dice el informe, la pandemia del COVID-19 ha creado
"desafíos adicionales" para la financiación. Eso no quiere decir que
no la haya, pero o será a escondidas o se mantendrá en las cifras actuales.
No obstante, no se va a trabajar en vano por lo que el informe vuelve al
eje central, Polonia y los países bálticos, para apuntar que allí tiene que
haber inversiones en infraestructura ferroviaria. Eso, al menos, sí podría
cumplirse porque no son de los países más afectados por la pandemia.
Junto a ello se sigue insistiendo en la preparación de 30 batallones de
tierra, mar y aire para asustar a los malos rusos, en la cuestión cibernética y
en el aumento de sus jueguecitos de guerra, con mayor duración de los que
hacían hasta ahora (y que solo en 2019 fueron un total de 102) y, así,
comprobar "las posibilidades de transporte estratégico", sobre todo
el ferrocarril. Se dice que los rusos llevan mucha ventaja en la
"transferencia de fuerzas significativas a largas distancias" y que
eso debilita a la OTAN.
Estos son sus planes. Con permiso del bicho. Porque aunque no hay datos de
cómo está afectando el bicho a los ejércitos, supongo que sabéis que solo uno
de los 11 portaaviones de EEUU está operativo porque las tripulaciones están
contagiadas, que el portaaviones de Francia está varado por lo mismo...
Publicado por La Cuna del Sol
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