Estados Unidos nunca aprendió a respetar a nadie. Solo hizo uso del derecho de la fuerza y no como país civilizado (si acaso en algún momento lo ha sido) hacer uso de la fuerza del derecho, de su legalidad nacional y la legalidad internacional.
EL DERECHO DE LA
FUERZA
Y LA FUERZA DEL
DERECHO
Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
Es la de nunca aprender. El capitalismo y sus
aberraciones más conocidas, como un vergonzoso chancro sifilítico, sigue siendo
el imperialismo y el colonialismo. Los post tienden a llamarlo neocolonialismo.
Pero para efectos prácticos en la vida social, política y económica de los
pueblos del planeta resulta lo mismo. Esté usted en la parcela de los países
que les llaman “desarrollados” o sobrevive usted en esa otra parcela oscura y
gris, en ese grupo de países que les llaman eufemísticamente “subdesarrollados”,
pues al final, con todo lo risible del mundo, como dijo un estudiante
de sociología del derecho cuando se le inquirió por parte de su catedrático
para saber cómo andaban sus conocimientos sociales; ante su sorpresa, le espetó
directo, en el aula, ante la presencia de todos sus condiscípulos: ¿Qué es el
subdesarrollo? El estudiante, orondo y cómodo, le contestó que todo lo
subdesarrollado es a lo que le falta desarrollo.
Todo, porque los valores intrínsecos de la vida
no se aprenden como verdad en el mundo conceptual de la academia, sino que se
aprenden en el encuentro diario con la explotación, el racismo, la marginación,
la falta de vivienda, la comida precaria y la ignorancia humillante si usted no
se aboca a su doctrina de pobre, de proletario, para hacerse listillo,
inteligente, crítico y despierto. Me refiero al satanizado saber condenado por
la iglesia católica en el siglo XIX como diabólico, como doctrina del mismísimo
demonio: el maravilloso marxismo. Porque esta doctrina de los pobres hizo
posible sacar a millones de seres humanos de un pavoroso atarantamiento y
descubrir que, con oportunidad (de estudio en este caso) TODOS LOS SERES
HUMANOS somos capaces de aprender las más altas revelaciones de la ciencia de
los pobres, con el agregado satánico que ya en el siglo XX, se le sumó otro
soberbio diablo de nombre Vladímir Ilich Lenin, que terminó de darle la debida
configuración al culto satánico de nombre marxismo-leninismo. Que nos enseñó que
la ciencia que se aparta de la vida diaria, práctica, cotidiana y sin
referencia útil para de los seres humanos, pues, sencillamente, no sirve para
nada. Excepto solo como testimonio para la historia del pensamiento humano,
como una nueva modalidad de muladas, encubierta de sapiencia
académica, de pose doctoral, “de latinismo del lunfardo”, como
dijera el grandioso Ernesto Sábato.
No son asuntos conceptuales sino de la vida
diaria, cotidiana, práctica. Es decir, la mitad del mundo ha dejado de ser
baboso, memo, tontón. Por eso el imperialismo, ya trasnochado de los Estados
Unidos y Europa Occidental, ya no es funcional. Ya es una vieja desacreditada
de húmedo lupanar. Ya nadie le teme y a nadie engaña. Estados Unidos en la
actual coyuntura de su invariable agresión contra el grandioso, valiente,
sacrificado y digno pueblo de Irán, no puede hacer efectivo como antaño del
DERECHO DE LA FUERZA. De su Diplomacia del Dólar, del Gran Garrote y de Las
Cañoneras. Eso se terminó, porque el imperialismo está para sobrevivir, no para
conquistar. Y de eso no se dan cuenta sus dirigentes. O están debidamente
enterados pero nada efectivo pueden hacer. China y Rusia marcan el paso del
mundo. Deben entenderlo. Debieran atender a sus pueblos que ya no están
contentos porque su habitual confort se vino abajo. Porque, como dicen los
ancianos agobiados por la nostalgia, “ya no es como antes”.
Estados Unidos nunca aprendió a respetar a nadie. Solo hizo uso del derecho de la fuerza y no como país civilizado (si acaso en algún momento lo ha sido) hacer uso de la fuerza del derecho, de su legalidad nacional y la legalidad internacional. Invadió Cuba, República Dominicana, Nicaragua, Guatemala, México, Puerto Rico y en otros continentes la lista es larga. Muchas cosas malas podrán todavía pasar en el mundo, pero sin falso optimismo, solo se quedará en amagos, por una sencilla razón: esa vieja desacreditada, de verás, ya no tiene fuerza ni dinero para agredir al mundo, a la humanidad. Esa es la razón del porqué anda dando a cada rato palos de ciego. Irán saldrá victorioso y llegara el momento que los imperialismos dejarán de fastidiarlo. Los iraníes son personas de paz y de trabajo, y como al pueblo cubano; no los han vencido, ni los vencerán.
Publicado por La Cuna del Sol
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