sábado, 12 de septiembre de 2020

El libre comercio, la gran mentira del capitalismo

El Libre Comercio es todo, menos libre, y mucho menos, benefactor. Puras mentiras del demonio. Del diablo embaucador y mentiroso. El libre comercio es una mentira, de las tantas, del capitalismo.

 

EL LIBRE COMERCIO,
LA GRAN MENTIRA DEL CAPITALISMO



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

El capitalismo es un mentiroso compulsivo. Miente, miente y miente. Roba, roba y roba. El capitalismo y los capitalistas son una gran hipocresía. No son leales a nadie y en ocasiones ni a ellos mismos. Se consagran al dinero, su auténtico Dios, al que sirven y con el que atropellan a los más débiles. Hieren y matan por el dinero. Y conforme el mundo fue avanzando hacia el final de la Segunda Industrialización y la expansión de las máquinas permitió la producción en cadena para mayor productividad, mayor rendimiento del trabajo; ese primer Libre Mercado que arrancó en 1850, fue llegando a su fin en 1914, con el inicio de la Primera Guerra Mundial, que más que mundial, fue una guerra casi europea, excepto por la participación de los Estados Unidos y las colonias inglesas de Canadá y Australia.

El acabose de esta primera globalización o libre comercio mundial encontró fuertes desacuerdos entre las potencias europeas como el Reino Unido, Francia y Alemania, lo cual terminó en un tremendo pleito por las disputas de mercados y conquista de territorios en el sureste asiático y en el océano Pacífico por parte de los Estados Unidos que buscaban tierras fértiles que explotar, selvas vírgenes que depredar y pueblos nativos que explotar y en el peor de los casos, esclavizar. El mundo después de la finalización de la Primera Guerra Mundial en 1918 no pudo recomponerse económicamente y la peor parte la llevó  Alemania como potencia perdedora, a quien el Tratado de Versalles le impuso condiciones avasalladoras que llevó a Alemania prácticamente a la quiebra, con miles de alemanes sin empleo y con el hambre deambulando por todas partes.

Los alemanes cerraron sus fronteras para la madera y el trigo ruso y lo mismo hicieron los ingleses quienes para sus consumidores, los compradores ingleses, para que no fueran sorprendidos, inventaron por cierto la etiqueta de MADE IN GERMANY, para que los ingleses no compraron los cuchillos baratos que llegaban de Alemania y que, por cierto, eran de mejor calidad que los ingleses. Esa especie de dumping de etiquetas resultó como tiro por la culata y es a partir de allí que todo producto alemán empezó a gozar en todo el mundo el prestigio de productos de calidad, siendo así, hasta la fecha.

La globalización, como se puede ver, no es algo nuevo, es partea consubstancial del desarrollo del capitalismo en su fase imperialista. Globalización quiere decir conquistar el globo, el planeta, la tierra, el mundo; con el comercio, con la circulación de las mercancías de las potencias industriales. Porque, claro está, Holanda no permitió ni permitirá jamás que las cebollas de Camerún invadan el mercado holandés porque serían más baratas y harían quebrar a los cebolleros de Holanda, para citar un ejemplo. La fábrica Ford de automóviles cerró las fronteras a los autos europeos o los que gravó en exceso, para hacerlos más caros y de difícil adquisición. Lo mismo pasa actualmente en las confrontaciones comerciales en la era de la Cuarta Industrialización: precios, ofertas, adquisiciones; se hacen ahora en internet, en minutos, al por mayor o al menudeo. Amazon es un ejemplo del libre mercado, en tanto esa empresa no tenga un fuerte competidor.

Libre mercado solo para ellos, de lo contrario, con competencia, es muy seguro que habrá un gran pleito. Como sucede actualmente entre Estados Unidos y China: la guerra de los aranceles o los impuestos a lo que se importa es un ejemplo. Los aranceles son prácticas proteccionistas y aislacionistas. Y hay también aranceles punitivos, los de severo castigo, como algunos que aplica Estados Unidos a China que lleva a USA y Europa 9 millones de contenedores anuales a los puertos más importantes de Occidente y que cuando un ciudadano cualquiera visita el supermercado del barrio encuentra que todo, absolutamente todo, es hecho en China.

Es una mentira que el Libre Comercio exista porque todos los países han visto crecer sus economías en base al proteccionismo arancelario. El Libre Comercio hace libres a los ricos y esclavos a los pobres, si no, vea este escalofriante dato: el 10% de la población global, del mundo, dispone del 90% de los bienes, de la riqueza. Y el 50% de la población el ¡0.2%! ¿De cuál bienestar y progreso hablan los entusiasmados con el Libre Comercio? El Libre Comercio es todo, menos libre, y mucho menos, benefactor. Puras mentiras del demonio. Del diablo embaucador y mentiroso. El libre comercio es una mentira, de las tantas, del capitalismo.




Publicado por La Cuna del Sol

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