Ignoro si Jair Bolsonaro, ese militar amante de la violencia, estaría siquiera alguna vez en una refriega de bandidos, de esos que él apaña y que depredan la Amazonía.
BOLSONARO, LA VERSIÓN
SUBDESARROLLADA
DE DONALD TRUMP
Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
Este par idiotas han hecho exactamente lo mismo
en el tratamiento del problema fundamental y apremiante del mundo en los
actuales momentos como lo es la pandemia del Covid-19. El norteamericano esperó
fatalmente un milagro para erradicar la pandemia, Brasil llegó a los seis
millones de contagiados y a los 163 mil muertos, ocupando el deshonroso segundo
lugar en el mundo de afectados por el virus. Como toda respuesta y apelando a
su ignorancia expresó que (…) no hay que
escaparse de la realidad, hay que dejar de ser un país de maricas. ¿Cómo
así? ¿Los homosexuales son acaso cobardes? No lo creo, la historia hizo de
Alejandro Magno de Macedonia el más grande conquistador de la historia antigua
teniendo esa inclinación sexual.
Definitivamente Bolsonaro y Trump tienen
cerebro de mosquito ya que ignoran o lo quieren pasar por alto que esos grandes
hombres y mujeres LGTB han sido brillantes personas que han dado al mundo grandiosos
aportes en el campo de la ciencia y la cultura. Han contribuido al desarrollo
de la civilización humana. Decir semejante estupidez no hace sino confirmar que
los pueblos, sus grandes masas desinformadas, no tienen el suficiente
discernimiento a la hora de elegir a sus gobernantes. Después de los gobiernos
de Lula y Dilma que sacaron a 30 millones de brasileños de la extrema pobreza,
su negligencia mental, ingratitud e irresponsabilidad ciudadana los condujo a
elegir a esta mediocre persona que abre la boca solo para expresar por aquí y
por allá sandeces e improperios, al extremo de llamar a la prensa de Brasil, la
progresista, de ser “una payasada”.
Ignoro si Jair Bolsonaro, ese militar amante de
la violencia, estaría siquiera alguna vez en una refriega de bandidos, de esos
que él apaña y que depredan la Amazonía. Es solo boca, la boca típica del
cobarde baladrón, que a las primeras de cambio deja tirado el equipo y no hay
pista que le alcance para salir huyendo. Su tendencia antisocial, fascista, que
siempre la tuvo; se vio fortalecida con la llegada de su amo del norte, Donald
Trump que, con sus espectaculares actitudes de pésima educación fue, como
Bolsonaro, destruyendo la imagen de dos naciones y la institucionalidad de la
presidencia de una república, es decir, llegando a convencer que cualquier
basura puede ser presidente de una nación. Ya su mentor del norte recibió la
inevitable tunda que le esperaba con una diferencia de 94 delegados
electorales.
Ahora Bolsonaro espera para las elecciones de 2022
resultados peores porque gobiernos progresistas están de vuelta en América del
Sur ante el fracaso de los populismos de derecha, que no son otra cosa que
neoliberalismo en su más obscena expresión. Realmente la derecha es un fracaso
por donde aparece por una sencilla razón: no ponen delante los intereses de la
nación, de los pobres, sino sus intereses personales. Pero, entretanto,
despedazan el tejido social, endeudan los países y sientan la pedagogía de la
estupidez hasta que, despertando mucho tiempo después, los pueblos caen en la
cuenta de sus decisiones estúpidas. Pero ya es demasiado tarde pues el mal está
hecho. Luego vienen los gobiernos progresistas con auténticos planes de
reconstrucción nacional ante los destrozos dejados por el neoliberalismo. Y así
va el círculo vicioso, lo de nunca acabar, porque el ser humano nunca aprende
de los errores del pasado, insiste en el yerro y la sinrazón.
Publicado por La Cuna del Sol
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