El remezón sufrido por la institucionalidad de los Estados Unidos el 6 de enero de 2021, es la primera advertencia de que algo grande viene detrás si no se toman las medidas correctivas necesarias. El actual sistema socioeconómico necesita reformas profundas
LOS PERSONAJES DEL
CINE APOCALÍPTICO
Y LOS SUPERHÉORES DE
MARVEL
TOMARON POR ASALTO EL
CAPITOLIO DE WASHINGTON
Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
El remezón sufrido por la institucionalidad de
los Estados Unidos el 6 de enero de 2021, es la primera advertencia de que algo
grande viene detrás si no se toman las medidas correctivas necesarias. El
actual sistema socioeconómico necesita reformas profundas, en primer lugar, las
relacionadas con su sistema electoral. Nadie gana nada con la decadencia, con
la caída abrupta, catastrófica, de los Estados Unidos. Al contrario, perdemos
todos. Por una sencilla razón: los Estados Unidos y su democracia liberal ha
sido para los ciudadanos estadounidenses fuente de riqueza y bienestar. Para
los migrantes, legales e ilegales, también. ¿Que no sea un sistema justo? De
acuerdo. ¿Pero dónde hay una justicia brillante, pura y total en el mundo?
Estados Unidos ha sido desde 1945 la primera
potencia del planeta, como resultado de su participación oportunista en la
Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ellos cosecharon los beneficios de la
debacle de las naciones. Se dio cabal el aforismo popular de que “en río revuelto, ganancia de pescadores”.
Nos deben igualmente a los guatemaltecos la paz, la prosperidad y la democracia.
Ellos fueron los responsables de la destrucción de nuestro proyecto social
echado a perder en 1954. Y lo mismo hicieron con otras naciones. Eso no puede
pasarse por alto, pero a nada lleva el revanchismo, las opiniones cargadas de
odio ante la actual coyuntura que vive el Estado y la Nación estadounidense.
Toda persona democrática tiene que reconocer
también los aportes de la civilización norteamericana en ciencia y tecnología
para hacer del actual mundo, un mundo mejor. El pueblo norteamericano democrático
y amplio no tiene la culpa de lo que pasa. Son los sectores conservadores, la
oligarquía financiera, industrial y militar que, en su afán de ganancia
delirante, lleva a todos por mal camino. La pregunta crucial es la siguiente:
¿vivirían mejor los chinos, rusos o guatemaltecos con el hundimiento de los
Estados Unidos? Creo que no.
En el hundimiento del buque USA, su fuerza de
succión nos llevaría a todos al fondo del mar. China y Rusia perderían un
fenomenal mercado de 350 millones de personas. Y los países totalmente
dependientes de los Estados Unidos, donde las remesas se han transformado en la
primera fuente de ingreso, no podríamos salir adelante. La locura izquierdista,
rencorosa y muy irracional se alegra ante la perspectiva de una catástrofe
socioeconómica del coloso del norte.
Los hombres sensatos y conste, no entreguistas
del honor de nuestras naciones, debemos esperar que el pueblo y los políticos
norteamericanos sensatos logren estabilizar la nave, que ese corrimiento de la
carga del buque hacia la derecha, hacia la ultraderecha; sea el llamado de
atención severo, para darse perfecta cuenta que muchas concepciones y prácticas
de un imperio no han sido las correctas. Incluso los conservadores con decencia
les pareció bochornoso lo ocurrido, tal lo expresara el ex presidente George
Bush: (…) las imágenes han causado
incredulidad y consternación. Así es como se disputan los resultados de las
elecciones en una república bananera, no en nuestra república democrática.
Y la verdad es que eran hordas de salvajes los que mancillaron el Capitolio, la moralidad de esa democracia liberal. Estados Unidos ha gozado de estabilidad por más de doscientos años, no incluyendo, claro está, la Guerra Civil de 1861. Esas hordas son las que organizaron en Guatemala, contra Venezuela, contra Cuba. Llega, pues, el momento de la reflexión para el pueblo estadounidense que no quieren vivir lo que han provocado en tierras ajenas. La mancha con la democracia burguesa de los Estados Unidos ya quedó, solo se trata ahora de impulsar lo que se deba para crear una sociedad mejor y si no se hace, se están despreocupando de algo fundamental: 75 millones de electores de Trump son los hijos de la desinformación y la ignorancia, y no pueden ni deben ignorarse.
Publicado por La Cuna del Sol
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