miércoles, 29 de septiembre de 2021

¿Qué puede hacer un gobierno, de derecha o izquierda, cuando un pueblo no se quiere vacunar?

Guatemala en su gran mayoría es un pueblo de ideas conservadoras y ahora en su degeneración está contra todo: a favor de los que están en contra, y en contra de los que están a favor. Con un pueblo así nadie puede.

 

¿QUÉ PUEDE HACER UN GOBIERNO, DE DERECHA
O IZQUIERDA, CUANDO UN PUEBLO
NO SE QUIERE VACUNAR?



Luciano Castro Barillas
La Cuna del Sol

Una respuesta sobre la cuestión indicada en el título de este ensayo pareciera sencilla de responderse desde un ejercicio de lógica formal. Pero no es así de simple. Entraña una complejidad de razonamientos que hace muchos años han sido objeto de mis reflexiones y la de algunos amigos cuando hemos conversado al respecto. No es un tema lineal sino de muchas inflexiones. De tal modo las incisiones que son propias de una mente retorcida, llena de dobleces o pliegues, ya que el pensamiento del guatemalteco de los sectores populares, incluido allí el lumpen proletariado, se ha vuelto insondable. No se puede penetrar. Tiene un blindaje descomunal que, a estas alturas históricas, ya no se puede entender. Se necesita de una epistemología renovada para abordar este fenómeno: la mente del guatemalteco pobre.  Es una mente poco receptiva para lo positivo. Coge presta esta mentecita todo lo malo, lo negativo, lo que no sirve, en lo fundamental, para su vida.

Me preguntaba por qué esa mente no es receptiva para las ideas democráticas. Las mentes avanzadas en ese ideal humanitario, la democracia, siempre han sido pocas en nuestro país. Han crecido en las coyunturas revolucionarias y luego tornan a lo mismo; al pensamiento no tanto conservador, sino reaccionario, anti progreso, anticivilización. Es un pueblo que perdió toda posibilidad de soñar y redujo su razón de ser en el dinero. Lo comprendo en los capitalistas y su locura de acumulación monetaria. O las capas medias oportunistas de siempre renegando de su cercanía proletaria y huyendo, como siempre, de ese mundo de miseria material y espiritual. Pero me cuesta bastante entenderlo en las personas cuya extracción social los sitúa en los niveles más bajo del conglomerado social. Allí es donde mis razonamientos se vuelcan en dificultad.

Los políticos nacionales se imaginan, creen que engañan a la gente sencilla. No es así. La gente de los sectores populares como las oligarquías no hacen otra cosa que defender sus intereses y aliarse con quienes representan esos intereses. Esa es la razón el por qué a lo largo de sesenta años han prevalecido las diferentes expresiones de las derechas.  La necesidad ha orillado a los sectores populares a la marginalidad política en primer lugar, y luego, a la marginalidad socioeconómica y sus secuelas espirituales.

El pueblo de Guatemala no es tonto. Todo lo contrario, es un pueblo despabilado en la defensa de sus intereses, pero al final, resulta tonto, porque con quienes se alían, ni les aprecian, ni les quieren, ni les van a cumplir. Y así vienen dando tumbos desde hace más de medio siglo y echando a perder el proyecto estratégico de nación. ¿Solo la oligarquía empresarial tiene responsabilidad o el ejército? Creo que al final todos. Todo este conglomerado donde la imbecilidad transita; en los cotilleos académicos, en los sindicalistas corruptos, empresarios venales o un ejército corrompido que no sabe ni quiere saber nada de la soberanía nacional.

Pero hay algo digno de tomar en estas consideraciones y es lo relacionado con la cultura ancestral, específicamente lo relacionado con “la sabiduría de los abuelos”. Y daré un ejemplo concreto de una de las razones del rechazo a las vacunas entres los sectores del área rural. Hacía el día de ayer fila para ingresar a un banco para hacer un retiro de dinero. Iban detrás de mí dos abuelos, uno de 75 años y otro de 80. Ambos con nietos y bisnietos. Conversaban sobre la vacuna y ambos coincidían en que no había que vacunarse y que eso habían aconsejado a sus descendientes. Estos señores, “hijos de Ubico”, muy seguramente, estaban contra todo, principalmente contra la democracia, nostálgicos de las dictaduras militares.

¿Quiénes promueven la NO VACUNACIÓN? Los de siempre, los de la derecha recalcitrante, indomeñable, con el agravante de que son gente humilde, pero sobre todo pobres. Guatemala en su gran mayoría es un pueblo de ideas conservadoras y ahora en su degeneración está contra todo: a favor de los que están en contra, y en contra de los que están a favor. Con un pueblo así nadie puede. Hay vacunas ahora por todas partes y los trabajadores salubristas se exponen cuando visitan las áreas rurales exhortándolos a vacunarse: los han tratado mal y los amenazan si vuelven otra vez. ¿Se puede hacer algo por un pueblo así? Creo que no. Y cada guatemalteco lúcido tendrá que seguir solo su camino porque con gente así, me imagino, sola dictadura del proletariado funciona.




Publicado por La Cuna del Sol

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