Las derechas guatemaltecas son genuinas bestias espectaculares. En estos días se están moviendo en el escenario político nacional con mucha sospecha. Con mucho sigilo, pretendiendo engañar nuevamente a los guatemaltecos y como son seres sin entrañas, por el dinero, urden una nueva asquerosidad institucional.
LOS OSCUROS NEGOCIOS
DE LA ULTRADERECHA DE GUATEMALA
María de los Ángeles Roca
Periodista
La Cuna del Sol
Las derechas de todas partes del mundo están
cortadas con la misma tijera. Son una fuerza política, en lo fundamental, sucia
e inmoral. Las personas de esa filiación política están llenas de pliegues,
como los fuelles de los acordeones disonantes que nunca dan la nota que es. Y
si dan el tono, éste es preocupante. Son los aliados naturales de la codicia,
le mentira, la drogadicción y son autores creativos de cuantas deformaciones se
han inventado los seres humanos ruines e inconsistentes. No sé qué más apóstrofes
duros pueden aplicárseles. Han hecho, por décadas, mucho daño al pueblo de
Guatemala. Lo hacen y lo seguirán haciendo si se los permitimos los
guatemaltecos.
Guatemala es una nación de gente trabajadora,
generosa y por momentos ingenua y que ellos lo han interpretado como que los
chapines somos meros babosos. Digo esto porque las posiciones del pacifismo, de
las manifestaciones pacíficas, no pueden llevarse al extremo. Ser ultra
pacifista es también una manera de ser extremista. Todo en la vida tiene sus
límites. Muchas veces la violencia tampoco resuelve nada, pero es un
catalizador de la realidad estática. Ese es el punto.
Podemos pasar haciendo plantones por la
eternidad y eso no tiene incidencia, pues se cumple aquél viejo refrán popular:
“A palabras necias oídos sordos”. Hay teorías al respecto en el libro de
un autor francés, André Glucksman, que leí hace unos cuarenta años intitulado “Hacia
la subversión del trabajo intelectual”. Decía, entre otros muchos análisis
valiosos, que los movimientos contestatarios siempre fracasaban por causas del
tiempo elongado y porque no se tocaba la yugular del capitalismo: la
producción. Cuando eso pasa, los obreros tienen las de ganar. Pero si los
obreros tocan la vena que no es, la efusión de sangre es mucho menor y no tan
grave. Un compañero de gran afecto por lo movimientos populares se niega a
aceptar una realidad del movimiento social de estos días [las manifestaciones
populares], de los 48 Cantones: que perdieron la partida ante un poder
intransigente e inconmovible como una roca en medio del mar. Que el movimiento
subsista con el plantón de 150 manifestantes ante la sede central del
Ministerio Público no puede interpretarse como triunfo.
Menuda y obtusa manera de interpretar la
realidad del fanatismo militante sin discernimiento. Eso no es firmeza sino
testarudez. Pues, bien, hasta donde sé, la única partera de la historia es la
confrontación de clases en su más alto nivel: la guerra, la lucha violenta
entre dos facciones con puntos irreconciliables que no hacen posible el
diálogo. Las derechas son astutas, en ausencia de una inteligencia natural.
Mañosas, trapaceras. Artificiosas en el hablar y en el actuar. Embaucadores y
no creen en nada que no sea el dinero y el poder personal. Son capaces de todo
en su existencia demoledora y corrosiva. Destruyen todo atisbo de civilización
y de libertad de expresión, no por gusto la Sociedad Interamericana de Prensa,
SIP, emitió ayer [10-10-2023] una declaración externando su preocupación por
las restricciones a la prensa en Guatemala y al libre ejercicio y expresión del
pensamiento. La autocensura es la moda en este país centroamericano.
Son los ultraderechistas los grandes salvajes
de nuestro tiempo y por lo tanto poco bueno puede esperarse de ellos a nivel
personal como social. Las derechas guatemaltecas son genuinas bestias
espectaculares. En estos días se están moviendo en el escenario político
nacional con mucha sospecha. Con mucho sigilo, pretendiendo engañar nuevamente
a los guatemaltecos y como son seres sin entrañas, por el dinero, urden una
nueva asquerosidad institucional. ¿Cuál es? Pues echar a puntapiés del despacho
vicepresidencial, con los argumentos que sean, al señor Guillermo Castillo. Le
dio la puñalada artera su antiguo chero de fórmula el señor Giammattei. El
famoso HDP (Hijo de Puta) como él dijera de sí mismo siendo candidato
presidencial. HDP quiere hacerle un breve espacito en el despacho
vicepresidencial a su principal compinche, El Negro Conde [Manuel Conde],
conocido golpista y gran chero de otro mañoso, el ladronazo de Jorge Serrano
Elías, ahora flamante y exitoso empresario en Panamá con dinero ajeno. ¿Qué sabe
El Negro Conde de Giammattei para reclamar como suya la institución
vicepresidencial?
Algo muy negro y apestoso esconde El Negro
Conde. Giammattei tiene que hacerle su espacio en el Parlacen porque si El
Negro Conde abriera el hocico hundiría a medio mundo, porque si bien las
presiones de los manifestantes han cesado, eso solo está latente, solo
esperando otra barrabasada para activarse ahora sí, con una fuerza arrasadora,
si osan burlar la voluntad expresada en las urnas por el pueblo de Guatemala.
En fin, esperamos ver los resultados de esta novela grotesca. Hace falta
apenas días.
Publicado por La Cuna del Sol
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