sábado, 25 de mayo de 2024

La prepotencia del dinero…

Los dirigentes del mundo Occidental se quieren pasar de listos, en el entendido, de creerse ellos muy despabilados y el resto del mundo unos babosos. Los que estamos en la selva, como dijo Borrell, ignoramos las delicias del Jardín del Edén.

 

LA PREPOTENCIA DEL DINERO
HACE TONTOS A LOS POLÍTICOS OCCIDENTALES



Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol

No cabe la menor duda que el dinero los hace tontos. Los dirigentes del mundo Occidental se quieren pasar de listos, en el entendido, de creerse ellos muy despabilados y el resto del mundo unos babosos. Los que estamos en la selva, como dijo Borrell, ignoramos las delicias del Jardín del Edén. En parte tienen razón, hay que admitirlo. El dinero da muchas cosas: prestigio social, para empezar; confort, displicencia con los demás pero, sobre todo, poder. Mucho poder cuando los dólares son incuantificables y su influencia mucha. En los tiempos actuales nadie tiene dinero, acumula capital, con fines contemplativos y de seguridad psicológica del tradicional “ahorrito” del ayer guardado bajo el colchón de la cama.

El dinero a raudales en tiempos de la postmodernidad es un instrumento infame de opresión geopolítica. Hay países como Rusia y China que les interesa el dinero, pero tratan de conferirle en la medida de lo posible, darle un baño de ético para quitarle lo mucho de obsceno y manipulador. Sin embargo, el mundo occidental que cree en Dios y proclama eso hasta en el papel moneda como los dólares de Estados Unidos, destruye a la humanidad, no porque la riqueza sea mala en sí misma, sino porque la tornan aviesa y corrupta. Opresiva, discriminadora, excluyente. El mundo, la sociedad, nunca podrá construirse igualitariamente, no obstante, se puede bordear aunque sea con timidez sus límites de justicia, aunque pocas oportunidades tenemos con un mundo cuya locura por el dinero está desbordado.

¿A quién se le ocurre convocar a una conferencia internacional para promover la paz en Ucrania sin invitar a Rusia? Es que no se busca la paz, realmente. Se trata en este absurdo internacional hacer relaciones públicas para una causa perdida como es la guerra en Ucrania. Se intenta en la actual coyuntura crearle legitimidad a Zelenski que el 20 de mayo dejó de ser presidente constitucional de Ucrania. Ha fenecido su mandato. Cualquier tiempo en el poder a partir de esa fecha es ilegal y al mismo tiempo ilegítimo. Sin embargo, estos manipuladores internacionales, intentaron crear legitimidad política a un gobierno dictatorial viéndole cara de tontos a países como Brasil en América Latina y Sudáfrica. El presidente Lula da Silva declinó semejante invitación y lo mismo hizo el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, dos de los mandatarios más importantes del Sur Global. Está vacilando en ir a Lucerna, Suiza, a mediados de junio el presidente de la India, Nerendra Modi, moviéndose igual que los turcos en la cuerda vacilante del oportunismo político.

¿Qué saldrá de esa convocatoria internacional por la paz de Ucrania? Pues, sencillamente, nada. Porque fue diseñada por gente sin principios y que piensan muy poco aunque ellos se imagina que piensan mucho. Y piensan poco por una sencilla razón: no piensan en su país y sus problemas. Las cosas se arreglan primero en casa y luego veremos. Si la  política se cuidara de algo tan elemental como el sentido común las cosas no saldrían tan mal en este mundo. Hoy abundan los geopolitólogos, los grandes intérpretes de la realidad política mundial, que si fueran marxistas tendrían presente algo muy importante en sus métodos de análisis y que evidencian una pobreza indagatoria: el mundo, en el siglo XIX, en los años del Marx El Joven, el filósofo, dijo un demoledora verdad referida a los cerebritos de su tiempo: la filosofía ha sido miserable en estos tres mil años, solo ha pensado en el mundo, mucho ha pensado en el mundo, pero no ha podido transformarlo. Es hora de pensar un poco menos y actuar más.




Publicado por La Cuna del Sol

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