jueves, 28 de junio de 2012

LA CAUSA Y EL MOTIVO…




INTRODUCCIÓN

Cuando se emiten  opiniones en el traicionero terreno de la política se debe tener mucho cuidado, es como andar pisando muy cerca de las arenas movedizas, un descuido o el desconocimiento de su existencia y uno termina hundido hasta el cuello. Cuando en este espacio, el día domingo 24 de junio  hicimos pública nuestra opinión http://lacunadelsol-indigo.blogspot.com/2012/06/las-necesarias-e-innecesarias.html a cerca de los acontecimientos políticos en Paraguay que culminaron con el golpe  de Estado “soft” en contra del presidente democráticamente elegido, Fernando Lugo, nos basamos en el inconsistente accionar político de Lugo como presidente, desde el inicio de su gestión hasta el día de su defenestración del cargo por parte del reaccionario congreso paraguayo. De ninguna manera, abierta o tácitamente, apoyamos la conspiración política en contra de Lugo, pues por principio nos oponemos a toda maniobra, venga de donde venga, que intente romper el orden democrático producto de la voluntad popular. Él habernos enfocado mayormente en Lugo y su posición de sumisión a los intereses de la oligarquía paraguaya, olvidando o relegando a aquellos movimientos sociales de izquierda que lo llevaron al poder, nos pareció como uno de los motivos que provocaron su caída. A este respecto, Atilio Boron, el politólogo argentino, remarca: (…) Pero él no entendió el [escenario] como debió haber sido. (…) A lo largo de todo su mandato el cedió múltiples concesiones a la derecha, ignorando el hecho de que no importaba cuanto él les favoreciera, ellos nunca iban a aceptar su presidencia como legítima. Gestos conciliatorios, de concesión, envalentonan a la derecha en vez de apaciguarla. Las causas tienen raíces mucho más profundas en un sistema político y económico dependiente y sujeto a los intereses y ordenanzas del gran poder global.  A Lugo y su grupo de asesores no les queda más que reconocer el grave error que cometieron que, como dice nuevamente Boron (…) es un error creer que un gobierno tímidamente progresista, como fue el de Lugo, pudiera prosperar transigiendo con los intereses oligárquicos e imperiales, sin articular a los movimientos sociales y a los partidos de izquierda. Marvin Najarro.







LA CAUSA Y EL MOTIVO
DE LA CAÍDA DE FERNANDO LUGO



Por Luciano Castro Barillas

Ninguna persona que se diga democrática podría, jamás, estar de acuerdo o respaldar el rompimiento de órdenes democráticos en ninguna parte del mundo y bajo ninguna circunstancia. No obstante, todos los hechos de los seres humanos tienen una u otra explicación. No se trata de ser espontáneos, emotivos, sino de ser racionales. La pasión política no necesariamente debe impulsar la acción y la posición política, sino los principios. Debe, pues, haber coherencia entre lo que se dice y hace. Y los latinoamericanos estamos, indudablemente, hastiados de la colusión histórica del imperialismo y las oligarquías conservadoras, sin embargo, el que las clases poseedoras sigan teniendo vigor y reflejo político es responsabilidad en muchos casos de nosotros los progres, los demo y los revolucionarios. Hemos sido incapaces de cohesionarnos, de integrarnos; de entender que ahora y siempre el factor estratégico del triunfo es la unidad. Pero resulta que esa palabra añeja y recurrente en el lenguaje ritual de todos los políticos adolece de claras líneas visuales a la hora de su práctica. El personalismo, el individualismo, el sectarismo o el docilismo ocupa con facilidad el primer lugar, como el burro de Ayarza, que sólo él quería ser. Insisto, los principios son principios y funcionan de manera inalterable, con su propia lógica, con propia realidad, con sus propios pasos históricos, sociales y políticos, independiente de nuestros deseos y caprichos. Los hechos políticos como los personales deben entenderse y situarse en su justa dimensión, porque si los fundamentalismos árabes los vemos como aberrantes, también es aberrante emprender defensas oficiosas, por algo que no se puede defender porque, sencillamente, es indefendible. ¿Qué existió una confabulación contra Lugo de parte de los partidos Colorado y Liberal? Sin ninguna duda así lo es. ¿Qué crea precedentes nefastos para el amplio movimiento de izquierda latinoamericano? No cabe la menor duda que así es. Pero más que agilidad para sancionar un hecho político irreprochable y que por el momento es irreversible, sin remedio, debemos detenernos en analizar las causas y los motivos de una acción política, no con el propósito de buscar elementos de culpabilidad sino de comprensión.  El motivo de la caída de Lugo los incidentes mortales de campesinos y policías. Ese fue el pretexto. Pero la causa es más profunda y no tan superficial como el motivo. La causa de su caída se vino fraguando desde el momento mismo de su toma de posesión como presidente de Paraguay. No supo dirigir la simpatía histórica por el cambio que le confirió el pueblo paraguayo al romper el monopolio de 60 años del Partido Colorado. Y ese trabajo de base o masas se reflejó en las raquíticas movilizaciones de los sectores populares en contra del golpe, por una sencilla razón: fue errático y timorato en su accionar político. No pudo cumplir un mínimo de sus promesas. Pai Oliva, sacerdote paraguayo y dirigente social lo dice: (…) Lugo fue flojo en la promoción de la Reforma Agraria; el pueblo, el campesinado, la pedían con más fuerza, pero Lugo no se atrevió a materializarla… la gestión de Lugo tuvo buenas intenciones, aunque bastante ineficiente. Su caída no es un fruto coyuntural, la empezó a edificar desde abril, en el 2008, cuando tomó posesión de su cargo. Todo lo que después hizo la oligarquía, como el juicio político que lo defenestró en 24 horas de manera ilegal al no observar el debido proceso en el caso de la defensa, tenía que ser el resultado de la debilidad institucional y la pérdida de prestigio de Fernando Lugo. La causa real de su destitución fue la falta de carácter y templanza política, sus alianzas pegadas con saliva, el descuido del apoyo popular e indudablemente sus errores privados. Digo, y no sé si me equivoco, si se tiene temor de enfrentar al imperialismo y a las oligarquías, bueno, entonces no hay que hacer promesas, no hay que crear falsas expectativas y no hay que andar ocupando cargos que queden demasiado grandes.










Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

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