domingo, 28 de octubre de 2012

¿QUIÉN GANARÁ…




No hay democracia en los Estados Unidos

La vida política estadounidense es dominada por un partido con dos cabezas, a menudo llamado los “Republicratas”.

Republicanos y demócratas están de acuerdo en las cuestiones fundamentales y solo discuten sobre detalles técnicos. Obama, quien fue presentado como un pacífico redentor en las últimas elecciones, ha demostrado durante sus cuatro años en la presidencia que él no es muy diferente a su predecesor. Julie Lévesque (Global Research)





¿QUIÉN GANARÁ LA ELECCIÓN?

Por Marvin Najarro

Realmente no importa si es un demócrata como  Barack Obama o un republicano como Mitt Romney quien gane las elecciones presidenciales del 6 de noviembre. Y aunque todos los medios de comunicación quienes son los que al fin de cuentas manejan todo el negocio del proceso electoral 24/7 sin parar, hacen todo para hacer creer al crédulo público norteamericano que las diferencias entre uno y otro candidato  hacen de las próximas elecciones las más importantes que jamás se hayan celebrado en la historia del país, en verdad todo es pura propaganda desinformativa puesto que ningún candidato representa una alternativa real y diferente capaz de ejercer un liderazgo positivo para el beneficio de este país y el mundo.

Obama y Romney son dos caras de la misma moneda. En lo fundamental republicanos y demócratas están de acuerdo en todo, las diferencias son de forma y no de contenido.  Obama por ejemplo fue vendido al elector como un producto diferente, el hombre de la esperanza y el cambio. El Nobel de la Paz en sus cuatro años como presidente ha demostrado ser no muy diferente a su predecesor, su record guerrerista (guerras justas y humanitarias) es inclusive peor que el de G.W Bush, las libertades civiles del pueblo norteamericano han sido enormemente erosionadas, el presidente Obama ha demostrado que él está más cercano a la gente de Wall Street que al pueblo trabajador que camina por Main Street. En sus cuatro años como presidente Obama ha deportado ciento de miles de inmigrantes, más que su predecesor en sus primeros cuatro años.

Para cualquier observador objetivo queda claro que en cuanto a los temas más importantes como, la guerra y la paz, la dominancia de Wall Street  sobre la vida del pueblo norteamericano y la austeridad fiscal, existe entre ambos candidatos mucho en común. Esto ha quedado muy claro en los debates entre ambos contendientes a la presidencia. ¿Cómo resolver la crisis del desempleo que ha dejado a millones de personas sin trabajo como resultado de las dos últimas recesiones? Dar más incentivos a las   corporaciones para impulsar la inversión (Obama) o más incentivos a la economía del libre mercado (Romney). Y extraer a cualquier costo más recursos energéticos (Obama y Romney) sin importar los daños al ya frágil medio ambiente, como si la falta de combustible es la  causa de que el motor del capitalismo haya dejado de funcionar. Pero bajo ninguna circunstancia se cuestiona el derecho inherente de los banqueros (mercados) a dominar todos los aspectos económicos y políticos que afectan la vida de los habitantes del país.

En los primeros dos debates entre  ambos contendientes los bancos fueron mencionados tres veces únicamente: Una vez por Romney en conexión con la reducción de impuestos - su tema favorito -  y dos veces por Obama, el hombre se siente orgulloso de que su abuela haya sido una banquera y de haber evitado que los bancos se apoderaran de una jugosa tajada de los 60,000 millones de dólares destinados a préstamos para estudiantes universitarios. Pero ninguno dijo nada a cerca de los $16 trillones en garantías y subvenciones otorgadas a las corporaciones financieras virtualmente como dinero gratis en los últimos cuatro años - la profunda restructuración  de la relación entre Wall Street y el Estado. Eso no se mencionó en ninguno de los tres debates pues forma parte del consenso político existente dentro de ambos partidos que algunos consideran como el “duopolio del dinero”.

En cuanto a la política exterior estadounidense existe un total consenso entre ambos candidatos en cuanto al papel de gendarme global que al país le corresponde dada las características únicas de su poderío político, económico y militar en el mundo. Los únicos dos candidatos presidenciales a quienes se les permite “debatir” muy relajadamente declaran en la televisión nacional que su país es superior a todos los otros, que están decididos a remover a jefes de gobierno extranjeros hostiles a los intereses norteamericanos y remplazarlos con “lideres amigables”. Todo esto, por extraño que parezca, para el beneficio de los valores democráticos; derechos humanos, libertad de expresión y elecciones libres que los Estados Unidos promueven y defiende con todo su poderío.

El siguiente extracto del último debate demuestra hasta qué punto la tiranía norteamericana alrededor del mundo es trivializada por los dos candidatos a la presidencia.

[…]

Romney: Bien yo – yo absolutamente creo que América tiene una – una responsabilidad, y el privilegio de ayudar a defender la libertad y promover los principios que que hacen el mundo más pacífico. Y esos principios incluyen los derechos humanos, dignidad humana, libre empresa, libertad de expresión y elecciones. Porque cuando hay elecciones la gente tiende a votar por la paz. Ellos no votan por la guerra. Así es que nosotros queremos promover esos principios alrededor del mundo.

[..]

: América permanece como la única nación indispensable. Y el mundo necesita una América fuerte, y es más fuerte ahora que cuando llegué a la presidencia.

[…]

Romney: Como lo he indicado, nuestro objetivo es reemplazar a Assad y  poner en su lugar a un nuevo gobierno el cual sea más amigable a nosotros, un gobierno responsable, si es posible. Y yo quiero asegurarme de que ellos sean armados y que tengan las armas necesarias para defenderse ellos mismos, pero también para remover – para remover a Assad.

Como ustedes inclusive hoy lo escuchan de las fuentes de inteligencia, los – los insurgentes son un grupo muy dispar. Ellos no  se han unido.  Ellos no han formado un grupo unido, un consejo de alguna clase. Es necesario que eso pase. América puede ayudar a que eso suceda. Y nosotros necesitamos asegurarnos de ellos tengan las armas que necesitan para cumplir con el muy importante rol de deshacerse de Assad.

[…]

Obama: Lo que ustedes acaban de escuchar decir al gobernador Romney es que él no tiene ideas diferentes. Y eso es porque nosotros estamos haciendo exactamente lo que tenemos que estar haciendo para tratar de promover un liderazgo moderado en Siria y una – una transición efectiva para que saquemos a Assad. Esa es la clase de liderazgo que nosotros hemos mostrado. Esa es la clase de liderazgo que nosotros continuaremos mostrando.

Así de sencillo ambos candidatos promueven en coro las bondades de la democracia estadounidense, a la vez  que hacen un llamado para armar a bandas de terroristas para que depongan a un jefe de estado. Ese será la clase de liderazgo que continuaran mostrando no importa quien llegue a la presidencia después de las elecciones de noviembre.

Las diferencias entre Obama y Romney  son más asunto de grados y tonalidades que la articulación de una profunda visión sobre la trayectoria de los Estados Unidos tanto nacional como internacional. Ambos candidatos y sus partidos políticos tienen una agenda en común, mantener a toda costa la supremacía global estadounidense económica y militarmente.










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

sábado, 27 de octubre de 2012

CUANDO…




Cuando veamos que nuestra prepotencia no es si no la más fiel medida de nuestro miedo y de nuestra debilidad…




CUANDO…

Por Manuel José Arce


Cuando aprendamos que nuestra más limpia alegría es un crimen si está sustenta en el dolor de nuestros semejantes.

Cuando descubramos que nuestra prosperidad es injusta si tiene por base la miseria de los demás.

Cuando aceptemos que nuestro triunfo es un fracaso si se ha conseguido con la derrota de muchos otros seres humanos.

Cuando hallemos que nuestra generosidad es una máscara amable que cubre el egoísmo con el que hemos despojado a muchos para agradar a pocos.

Cuando aceptemos que, para cada minuto de grandes y suntuosas satisfacciones nuestras, muchos pasan años y vidas de miseria e insatisfacción.

Cuando nos demos cuenta de que los pobres no son pobres por castigo de Dios, ni por ése haya sido su destino, ni porque no sean capaces de otra cosa, ni porque así tiene que ser, ni por ninguna de las justificatorias excusas y mentiras tradicionales, sino por la opulencia, la voracidad y la falta de escrúpulos de los que defendemos egoístamente este estado de cosas para nuestra conveniencia.

Cuando no tratemos de lograr solamente la felicidad de nuestros hijos sino la de todos los niños.

Cuando dejemos de pensar en el futuro como en la prolongación de esta guerra absurda entre mi YO y el resto de la humanidad, y hallemos que es mejor ver ese mañana  -que siempre es hoy-  como una tarea común que debe hermanar y unir con justicia y alegría a todos los hombres.

Cuando nos percatemos de que son más importantes las similitudes que las diferencias y que es más sabroso el pan que se comparte que el que se come a solas y de escondidas.

Cuando reconozcamos que si necesitamos encaramarnos sobre los demás no es porque seamos más grandes que ellos sino porque, por el contrario, nos sentimos o nos sabemos mucho más pequeños e insignificantes.

Cuando vemos que nuestra prepotencia no es si no la más fiel medida de nuestro miedo y de nuestra debilidad.

Cuando midamos nuestro valer en relación con lo útiles que seamos para la humanidad, en vez de medirlo por lo que utilicemos a la humanidad para exclusivo disfrute personal.

Cuando tengamos la valentía de reconocer que, dentro de esta manera de relacionarnos unos con otros en la que vivimos, somos lo que somos por lo que nuestros padres o nosotros mismos hemos o no hemos arrebatado a nuestros semejantes por la fuerza, por la astucia, con falta de escrúpulos y de sentido humano.

Cuando… ¡Pero cuándo será ese cuándo!










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

viernes, 26 de octubre de 2012

LOS GUATEMALTECOS…



INTRODUCCIÓN

(…) Cuando el administrador regresó a Jutiapa inmediatamente le presentó la renuncia al dictador, ante lo cual lo hizo presentarse nuevamente a su despacho, para decirle ahora muy amablemente: “Mirá, dejá de estar sentido conmigo, debés entender que quien te quiere te aporrea. Volvé a tu trabajo, solo fueron unos golpecitos”.

Eso, al parecer, aprendieron muchos guatemaltecos, la clase subordinada y la clase dominante. Tuvo, por ejemplo, que pasar la tragedia de los seis muertos y decenas de heridos de Totonicapán para que ahora las manifestaciones sean pacíficas, civilizadas, sin provocaciones. Por el lado del partido reaccionario en el poder, corifeo del poder económico representado por las cámaras empresariales aglutinadas en el CACIF; ahora sí abrieron un espacio de diálogo directo. Los empresarios por su parte tan exigentes con que se despejaran las carreteras para que pasaran sus furgones con mercaderías, luego de la tragedia del tramo carretero de Cuatro Caminos y viendo los resultados de sus exigencias, ahora hablan con mesura e instan tímidamente a las soluciones negociadas en un viraje de 180 grados. Ambos grupos, los contestatarios y los detentadores del poder aprendieron la lección: la violencia nunca es buena consejera y ambos también entendieron las cosas “a las malas”.





LOS GUATEMALTECOS,
SIEMPRE LLEVADOS POR MAL

Por Luciano Castro Barillas

Es una vieja expresión guatemalteca que se refiere a las personas que no atienden ningún consejo y que terminan entendiendo o aparentando entender las sugerencias o recomendaciones a golpes, sean de garrote, puñetazo, puntapié o cinturón. Es decir, el lamentable fenómeno de la domesticación no de la educación. Era común escucharla en casi todos los hogares de Guatemala cuando un hijo no atendía las orientaciones y quería  -sin ganarse la vida por su cuenta-  decidir como persona adulta independiente, sin haberse conocido por acá las disparatadas teorías del aquél famoso psicólogo infantil de los Estados, el doctor Spock, quien “orientaba” a los padres de familia norteamericanos de la década de los años 50 que si un hijo lanzaba (cual arma arrojadiza)  por la cara los platos de comida a papá, mamá o sus hermanos, debían todos “tolerarlo”, “comprenderlo”, porque el niño solo estaba desfogando sus frustraciones y que tal gesto no debía concebirse como “mala educación”. (¿?) Lo cierto es que las entusiastas madres estadounidenses creyeron a pie juntillas lo dicho por el descocado doctor Spock y sus vendidos libros  -auténticos betseller de la época- y sin pasarlos por una crítica previa, literalmente, engendraron toda una generación de inútiles que incidió gravemente en el presupuesto de educación y salud pública de la década de los 60 con tanto gringo adicto que vagaban por todo el territorio nacional y el mundo promoviendo con la desobligación laboral “el amor y la paz”. Cincuenta años después   -muy fresco-  el doctor Spock se disculpó con los ciudadanos norteamericanos afirmando que sus teorías eran equivocadas, entre tanto, la generación de parásitos creados por él se prolongan hasta nuestros días.

Algo semejante se incubó en el imaginario colectivo guatemalteco, en la profundidad de su psique individual y social; como fruto de tanta y crueles dictaduras. Aparte de Rafael Carrera y Justo Rufino Barrios, ambos connotados dictadores, hubo uno muy especial con eso de repartir tundas a los guatemaltecos que él personalmente consideraba “mal portados”. Me refiero a Manuel Estrada Cabrera, el dictador ilustrado, pues no era milico sino abogado y notario, es decir, persona con la debida formación para entender los límites en el ejercicio del poder y los derechos de los ciudadanos. Pero no, Estrada Cabrera académico, con dinero y con poderes absolutos no podía superar (se decía era hijo putativo de la familia de banqueros quezaltecos de apellido Aparicio),  su lado oscuro, su bastardía y su marginación social. Había crecido como un excluido, a la sombra de los favores que la rica familia quisiera hacerle y su madre, doña Joaquina, empleada doméstica de esas casas grandes, siempre pudo darle ”su hartazón decente”[1] , como ella decía, con lo que en esas lujosas residencias sobraba, no necesariamente desperdicios para cerdos. Pues bien, este señor, fue el primero y luego lo hizo Ubico, que inició la tradición de aporrear con fuste y puntapiés a sus funcionarios públicos, tal el caso del señor Zifre, administrador de hacienda de Jutiapa, quien por un mínimo error contable fue virtualmente aturdido a golpes en el despacho presidencial, donde desorientado por la paliza, no encontraba la puerta de salida. Cuando el administrador regresó a Jutiapa inmediatamente le presentó la renuncia al dictador, ante lo cual lo hizo presentarse nuevamente a su despacho, para decirle ahora muy amablemente: “Mirá, dejá de estar sentido conmigo, debés entender que quien te quiere te aporrea. Volvé a tu trabajo, solo fueron unos golpecitos”.

Eso, al parecer, aprendieron muchos guatemaltecos, la clase subordinada y la clase dominante. Tuvo, por ejemplo, que pasar la tragedia de los seis muertos y decenas de heridos de Totonicapán para que ahora las manifestaciones sean pacíficas, civilizadas, sin provocaciones. Por el lado del partido reaccionario en el poder, corifeo del poder económico representado por las cámaras empresariales aglutinadas en el CACIF; ahora sí abrieron un espacio de diálogo directo. Los empresarios por su parte tan exigentes con que se despejaran las carreteras para que pasaran sus furgones con mercaderías, luego de la tragedia del tramo carretero de Cuatro Caminos y viendo los resultados de sus exigencias, ahora hablan con mesura e instan tímidamente a las soluciones negociadas en un viraje de 180 grados. Ambos grupos, los contestatarios y los detentadores del poder aprendieron la lección: la violencia nunca es buena consejera y ambos también entendieron las cosas “a las malas”. Unos por los muertos y heridos y los otros porque sintieron temor de desafiar a la fuerza popular organizada, no necesariamente con ideologías políticas, sino por el imperio de la necesidad: energía eléctrica sobrevalorada, carrera magisterial inviable económicamente por cinco años por la pobreza de las familias y aprensión a las reformas constitucionales que en nada beneficia a los sectores populares. En el Congreso, pienso, después de tanto abuso, también van a terminar aprendiendo a las malas, cuando el pueblo abrumado de tanta desesperanza, termine un día expulsándolos del hemiciclo a patadas.




“Ah, los guatemaltecos, siempre llevados por mal”, decían don Conce Yanes, carpintero del  Barrio Alegre de la ciudad de Jutiapa  -que asunto insólito-  gozaba de gran prestigio por los muebles rústicos y desajustados que elaboraba en su carpintería, eso sí, a buen precio.



[1] Guatemaltequismo que se refiere a las raciones de comida.










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

miércoles, 24 de octubre de 2012

PELIGROSAS IDEAS…




INTRODUCCIÓN

¡Y ahora solo esa nos faltaba! Parece que no es suficiente la sarta de problemas, de todo orden, que el país de los más pobres y  atrasados del continente americano lleva a mecapal y que lo tienen agobiado al borde del colapso total. Resulta que ahora y para acabar de amolarla, ideas secesionistas, que muy bien se pueden calificar de tonterías peligrosas están encontrando su caldo de cultivo y fermentándose en las enfermizas mentes de grupos de personas que incapaces de actuar aunque sea con un mínimo de racionalidad, no digamos patriotismo, recurren ignorantes de la historia del mundo actual a darle cabida y propagar ideas cargadas de un divisionismo y sectarismo de lo más abominable que nada bien le hace a la tan anhelada unidad nacional. Se imaginan ustedes una nación cercenada ya de su territorio original, dividida en una Guatemaya Occidental y una Guatemala Oriental, suena descabellado ¿no? Sin embargo existen antecedentes históricos de que esto ya se intentó y como nunca aprendemos de la historia no está lejano el día en que vuelva a repetirse y todos tendremos que pagar un precio muy alto, pues las consecuencias serán atroces tal y como lo hemos visto recientemente en Yugoslavia, Iraq,  y Sudán. Marvin Najarro.






PELIGROSAS IDEAS SECESIONISTAS
CIRCULAN EN GUATEMALA



Por Luciano Castro Barillas


Peligrosas ideas secesionistas circulan en Guatemala, en oriente y occidente. El peligro de la balcanización de la nación guatemalteca se localiza en las mutuas actitudes racistas de indígenas y mestizos, principalmente de los mestizos blancos del oriente de Guatemala, vinculados tradicionalmente al poder oligárquico-encomendero a quien resulta intolerante la insubordinación indígena, a quienes ven con simpatía en tanto se mantengan en el marco del pintoresquismo. Al indígena cuestionador del sistema lo ven peligroso. Los mestizos orientales tienen la percepción que así como van las cosas en los pueblos indígenas de occidente, de total ingobernabilidad, el supremacismo indígena podría conducir a un baño de sangre y habría que esperar las peores revanchas, pues –según estas opiniones- los indígenas guatemaltecos son de tres clases ideológicas secretas: a) Los que quieren ser igual a los ladinos, b) Los que quieren superar a los ladinos c) Los que quieren matar a los ladinos. En su momento, en rueda de amigos, Tay Coyoy, ex ministro de educación, confirmó tal desaguisado hace unos 20 años. Los indígenas, por su parte, llevan  algunas reivindicaciones a puntos extremos, tan ridículos, como lo es la pretensión de cambiar el nombre a Guatemala, que según estos sabios pareceres debe de llamarse Guatemaya (con resonancias de la obra artística de Efraín Recinos, un mestizo blanco) y que el nombre de Guatemala, viejo y rancio, además de origen mexicano; debe quedar con la Guatemala mestiza del oriente y así, simplemente, se acabarán los líos en este país. En esa delirante secesión de la nación, los mestizos tendrían por capital la actual ciudad de Guatemala y comprendería los territorios de Petén, Izabal, Zacapa, Chiquimula, El Progreso, Jalapa, Jutiapa, Santa Rosa, Escuintla y el departamento de Guatemala. El otro territorio, Guatemaya, tendría por capital Xelajú y comprendería los departamentos de San Marcos, Retalhuleu, Suchitepéquez, Quezaltenango, Sololá, Totonicapán, Chimaltenango, Huehuetenango y Quiché. Fácil el asunto ¿no? Y aunque esta situación es insensata y con afeites de la más genuina estupidez, la idea va creciendo como la espuma ante el desencuentro ancestral de estos grandes grupos humanos guatemaltecos. Esa idea secesionista de los pueblos de indígenas de occidente tampoco es nada nuevo y hay que recordar que a mediados del siglo XIX, el 2 de septiembre de 1838, fue proclamado en Quezaltenango  el Sexto Estado de la República Federal de Centro América por las tensiones de siempre entre los oligarcas de Xela y la ciudad de Guatemala. El mismo fenómeno divisionista que hizo trizas la unidad del territorio guatemalteco después de la independencia española y que devino en seis débiles parcelas (incluida Chiapas y el Soconusco) cuyo destino a casi dos siglos de esos movimientos secesionitas sigue incierto. Ese intento catódico de división iba realmente en serio: los diputados del Sexto Estado tomaron posesión de sus cargos parlamentarios federales, crearon su propia bandera donde por primera vez aparece el quetzal heráldico en un escudo bastante parecido al de la Federación Centroamericana con sus cinco volcancitos. El Estado de los Altos se declaró, en efecto, república independiente pero, con lo que no contaban los nuevos funcionarios era con la tozudez y ferocidad de Rafael Carrera, quien analfabeto y manipulado por la Iglesia, sí sabía de algo: desenvainar la espada y aplicarla de canto y sin ninguna consideración a sus enemigos. En 1840 el Caudillo Conservador disolvió a sangre y fuego el Estado de los Altos, fundando siete años después la Republica de Guatemala, el 21 de marzo de 1847, ante la imposibilidad de resucitar la infuncional Federación Centroamericana dividida por el sectarismo y el caudillismo de los criollos herederos del poder político y económico español. De allí que cuando Álvaro Arzú, alcalde de la ciudad de Guatemala designó hace unos meses un viaducto de la capital con el nombre de Rafael Carrera, el reconocimiento no era del todo disparatado: Guatemala ha sido gobernada solo por dictadores liberales y conservadores y hay infinidad de monumentos y nombres de esas personas, además, guste o no, Rafael Carrera fue el fundador de la República de Guatemala. Fue algo ideológico lo del Mono de Oro y parte de la simpleza de su pensamiento político. Por tal razón, no es tan descabellado como en apariencia parece la partición del territorio guatemalteco. Ya hay precedentes y estaríamos a futuro, si a esas locuras se les da viabilidad y encuentra acomodo en mentes febriles y enfermas de sectarismo, ante dos Guatemalas: la nueva Guatemaya y la vieja Guatemala. Qué bonito ¿no?










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

martes, 23 de octubre de 2012

EL FRAUDE…



“Tenemos alrededor del 50% de la riqueza mundial, pero solamente el 6.3% de su población. En esta situación, nosotros no podemos dejar de ser el objeto de envidia y resentimiento. Nuestra verdadera tarea en el periodo que se avecina es concebir un patrón de relaciones, que nos permitirá mantener esta posición de disparidad. Para hacerlo así tendremos que prescindir de todo sentimentalismo y fantasía y nuestra atención tendrá que estar concentrada en nuestros inmediatos objetivos nacionales. Tenemos que parar de hablar a cerca de objetivos vagos e irreales tales como los derechos humanos, el incremento de los estándares de vida y democracia. No está lejano el día en que vamos a tener que lidiar en términos del poder concreto. Entre menos obstáculos tenemos con eslóganes idealistas mucho que mejor”.


EL FRAUDE DE LA GUERRA

Por Sanford Kelson
Counterpunch, octubre 2012

Mi nombre es Sanford Kelson. Nací en 1944, graduado de escuela secundaria en 1962 y ahora tengo 68 años de edad. Soy un abogado y además enseño en un programa especial para estudiantes talentosos en escuelas públicas.

Conforme crecí mi educación me hizo creer en ciertas cosas. La educación no es únicamente lo que ustedes aprenden  en la escuela. Es también lo que ustedes aprenden en casa, de la  televisión, periódicos, las películas, la música, arte, etc. Obtuve un mensaje consistente de todas estas fuentes. Aprendí que nosotros los americanos somos especiales. Nosotros somos mejores que otros. Nuestra forma de gobierno era la mejor, nuestro sistema económico el mejor, nuestros líderes eran más inteligentes y justos, nosotros éramos más honestos, más inteligentes, más dignos de confianza y valientes. Dios estaba de nuestro lado. También aprendí que en el mundo había gente mala. En ese entonces los comunistas eran unos malos. Nosotros usábamos sombreros blancos y la gente en los países malos usaba sombreros negros. Y habían países débiles, que como nosotros, anhelaban paz y libertad. Nosotros teníamos que protegerlos a ellos de los malos. Un lindo y simple retrato para entender que el mundo había sido pintado por nosotros. Buenos versus malvados.

Así, en 1963, joven y lleno de patriotismo, me enliste en el ejército de EEUU por un periodo de tres años – una oportunidad para matar comunistas por Dios y la patria. Tome algunos exámenes escritos y me dijeron que tenía puntuaciones muy altas. Me dijeron que podría seleccionar mi propio MOS, (military occupational specialty) i. e., trabajo.

Sin embargo, me ofrecí como voluntario para la infantería, para ser un soldado de infantería. Visiones de ser John Wayne, un héroe, danzaban en mi mente.  Los héroes siempre obtienen los carros más veloces y bellas chicas. Me sentía orgulloso de las notas altas en mis exámenes. Pensé que era inteligente. Con retrospectiva me di cuenta que los exámenes no median la inteligencia. Los resultados del test demostraban que la socialización y la propaganda habían sido exitosas en mi formación. Mis altas puntuaciones les indicaron a ellos que yo haría cualquier cosa que ellos quisieran. Yo sería un buen robot.

Dos años y medio después de alistarme, en diciembre de 1965, yo tenía 21 años de edad y estaba estacionado en Alaska. Yo era sargento a cargo de un escuadrón de ametralladoras. El escuadrón tenía dos ametralladoras M-60; formidables y mortales armas.

Es importante recordar que los miembros de una unidad militar se vuelven muy unidos, buenos amigos. Las tropas, 40 en total, dormían juntos en un compartimiento de gran tamaño; un escuadrón de 10 en una fila; cuatro filas por compartimiento; 4 compartimientos por compañía. Despertábamos juntos. Hacíamos ejercicios físico juntos, comíamos juntos, entrenábamos juntos, nos bañábamos juntos; pasábamos nuestro tiempo libre juntos, generalmente tomando cerveza. Hacíamos todo juntos todos los días. Estábamos unidos. Nos volvimos amigos muy cercanos. Ahora sé que esto no fue accidental. Se dan cuenta, todos nosotros habíamos estado en el ejército por tan solo algunos meses o a lo sumo por unos cuantos años mientras que nuestro gobierno tenía una tradición de más de 200 años de militarismo. Nuestros líderes sabían que cuando éramos arrojados al combate todas nuestras heroicas visiones habrían de desaparecer, que nuestro deseo de pelear por la libertad, democracia o Dios rápidamente se desvanecería.  Nosotros pelearíamos por permanecer vivos y por el uno por el otro.

Un corolario necesario a esta atadura es la deshumanización que los militares hacen de la gente con la que se va a pelear. Durante mi tiempo de servicio los vietnamitas fueron deshumanizados. Nuestros líderes se referían a ellos como amarillos mugres y ojos rasgados. Hoy en día el enemigo es referido como cabezas de trapo y negros de las arenas. Es muy difícil matar seres humanos por lo tanto deben de ser reducidos a algo menos que humano.

En diciembre de 1965, mi grupo recibió órdenes de embarcarse rumbo a Vietnam. Éramos un puñado de asustados jóvenes muchachos. La inmediatez de estar en el calor de un combate mortal empezó a funcionar en contra de mi deseo de ser un héroe. Nos alistamos para ser embarcados. Afilamos nuestras bayonetas y los bordes de nuestras palas plegadizas. Las palas estaban diseñadas para cavar agujeros pero a alguien se le ocurrió que en un combate  cuerpo a cuerpo serian buenas para golpear al enemigo y quizás cortarle la cabeza.

Se nos dijo el propósito de nuestra misión. Habían dos países: Vietnam del Norte y Vietnam del Sur. El Norte era malvado y estaba tratando forzosamente de imponer el comunismo sobre Vietnam del Sur, uno de esos países débiles  que, como nosotros, deseaba paz y democracia por lo que nosotros teníamos que protegerlo de la gente mala. Habíamos estado recibiendo el mismo mensaje en la televisión, periódicos, revistas, en la radio; en todas partes.

Poco antes de que mi grupo se embarcara, mi oficial a cargo, un capitán, me llamó a su oficina. Él me explicó  que dado a que me restaban 90 días para cumplir con mis tres años de servicio, yo no sería enviado a Vietnam. Mis órdenes fueron cambiadas y en lugar de ir a Vietnam fui dado de baja del ejército y enviado de regreso a casa en Pittsburg, Pensilvania, a salvo en el seno de mi familia, mientras que mi grupo, mis amigos, estarían yendo a Vietnam, poniendo sus vidas en peligro. Fui tan inocente y estúpido que no tenía idea de lo que esto significaría para mi mas adelante.

Después de que llegué a casa, empecé a recibir cartas de mis amigos que estaban en Vietnam. Las cartas hablan de horror tras horror. Uno de mis amigos, Jimmy, de 18 o 19 años de edad, era alguien que nos hacia reír mientras el permanecía muy serio, ni siquiera sonreía  al vernos reír a carcajadas. Solíamos mirarlo y nos dábamos cuenta que ni siquiera sonreía y luego todos parábamos de reír momentáneamente para ponderar como él era capaz de comportarse tan seriamente. Nuevamente soltábamos las carcajadas porque nos parecía muy divertido que nos hiciera reír incontrolablemente mientras el permanecía sin un atisbo de la menor sonrisa. Pues bien, Jimmy estaba entre un grupo de sus compañeros cuando les fue lanzada una granada de mano. Jimmy instintivamente salto sobre ella y la agarró firmemente por debajo de su estómago. Ninguno de sus amigos resulto herido pero el voló partido por la mitad. Yo llamé a sus padres. Su lamento era el mío. Lloramos con un enorme dolor.

Recibí una carta de un compañero de Missouri. Él era un afroamericano de seis pies de estatura, callado, honesto, gentil y respetuoso. Era una alegría estar con él. Era obvio que él había sido criado con mucho cariño. El y su escuadrón se desplazaban en un helicóptero. Una bala calibre .50 perforó la parte inferior del aparato y alcanzando el asiento de lona en el que estaba sentado penetró por sus nalgas y llegó hasta su espina dorsal. Él se convirtió en un cuadripléjico. Postrado  sobre su espalda por siempre, nunca tendría un trabajo, una esposa, hijos.

Luego recibí una carta a cerca de John. John y yo éramos amigos muy cercanos. Él era de Nueva Inglaterra. Se mantenía en forma, fuerte y atlético. Él era un joven hombre muy serio y honesto. Él era quien lideraba una patrulla en la selva cuando caen en una emboscada tendida por el Vietcong. La emboscada sucedió antes del tiempo y solamente John quedó atrapado en la zona de la misma. El Vietcong lo capturó vivo. El Vietcong  quería atraer al resto de la patrulla americana dentro del área de la emboscada. Todo estaba lleno de trampas cazabobos y explosivos. Para lograrlo ellos empezaron a torturar a John. Con sus bayonetas ellos lo apuñalaron en sus brazos y piernas, cortaron sus orejas y lengua y su pene, que luego introdujeron en su boca. John, mientras pudo, gritó incontrolablemente de miedo y dolor, suplicando por ayuda, pero sus compañeros sabían que rescatarlo significaría la  muerte instantánea. Cuando el cuerpo de John fue recuperado nadie pudo reconocerlo porque había sido salvajemente mutilado. Como era de esperar me enfermé. Sentí que había abandonado a mis amigos al retirarme del ejército y volver a casa. Sentí que los había defraudado. Quizás lo hice.

Luego recibí la carta más importante que he recibido. Un compañero escribió y dijo, Sandy, todo el mundo aquí nos odia. Me pregunté, ¿cómo podría alguien de ellos odiarnos? Mis amigos estaban muriendo para protegerlos del comunismo del Norte. Nosotros estábamos gastando billones de dólares en Vietnam. ¿Cómo podrían ellos odiarnos? Nosotros éramos los buenos muchachos, vestíamos los sombreros blancos. Yo estaba confundido. Las cosas no sumaban. Empecé a pensar críticamente – posiblemente por primera vez en mi vida. Hasta entonces, había creído de buena fe todo lo que el gobierno me había hecho creer. Fe es la creencia en algo de lo que no existe ninguna prueba. Empecé a ir a la biblioteca y leí todo lo que pude a cerca de Vietnam.

Previo a la Segunda Guerra Mundial, Vietnam era una colonia francesa. Cuando la Segunda Guerra mundial empezó la mayor parte de las fuerzas de ocupación francesas regresaron a Europa para combatir a los alemanes. Al finalizar la guerra, Francia quería el retorno de Vietnam como una colonia. Los Estados Unidos apoyaban a los franceses. Los EEUU transportaron tropas francesas a Vietnam para combatir a Ho Chi Minh, un nacionalista que quería libertad para Vietnam. El problema para el gobierno de los Estados Unidos fue que él estaba infectado con un virus mortal, él era un comunista. Sin embargo, los americanos enlistados en los transportes de carga protestaron en una carta al entonces presidente de los EEUU, Harry Truman. Le escribieron que iba contra los principios de EEUU ayudar a subvertir la libertad de un pueblo y ayudar aquellos que los oprimirán. Truman los ignoró.  Estados Unidos financió a los franceses en una sangrienta guerra pero sin embargo los vietnamitas los derrotaron en una gran batalla en Dien Bien Phu terminando así la guerra.

Las partes en guerra firmaron un tratado de paz, los acuerdos de Ginebra. Los acuerdos establecían la división temporal de Vietnam, norte y sur, tomar en consideración principalmente el hasta entonces poder relativo de las respectivas fuerzas opositoras y estipulaba la celebración de elecciones libres y justas que serían supervisados ​​por la comunidad internacional. Los vietnamitas iban finalmente a determinar su propio destino. Nunca iban a existir dos naciones separadas. La CIA le dijo al entonces presidente, Eisenhower, que si las elecciones se llevaban a cabo Ho Chi Minh ganaría con más del 80% del voto, aun en la parte sureña de Vietnam. Eisenhower saboteo las elecciones y las tropas de EEUU comenzaron a reemplazar a las derrotadas fuerzas francesas. Demasiado para la democracia. Con esta historia, todo quedó muy claro para mí. Ya no estaba confundido. Los Estados Unidos no estaban peleando en Vietnam para prevenir la imposición por la fuerza de una forma de gobierno que los vietnamitas no querían sino imponer sobre ellos uno que ellos no querían. Los EEUU era el opresor. Eso era por lo que mis amigos eran odiados. Mis propios líderes electos, a quienes había reverenciado, habían mentido a mis amigos y a mí y nos habían engañado. Me sentí atropellado. Violado. Mis amigos estaban muriendo por las mentiras que sus propios líderes electos les habían dicho. Yo estaba enfurecido y herido. Continué leyendo.

Mi abuelo sirvió en la Primera Guerra Mundial. El pueblo americano, antes de que EEUU entrara en la guerra, estaban abrumadoramente en contra de la guerra. El gobierno formó una organización de propaganda, la Comisión Creel. La comisión fue tan exitosa que en seis meses la mayoría de americanos estaban a favor de la guerra. El presidente Woodrow Wilson les dijo a los americanos que el propósito de la guerra era terminar con todas las guerras. Que  era una guerra para hacer el mundo un lugar seguro para la democracia. Sin embargo, después de la guerra, en un discurso en Ohio, el presidente Wilson dijo: “Hay algún hombre aquí, alguna mujer, no algún niño, que no sepa que la Primera Guerra Mundial fue causada por la rivalidad comercial e industrial”. Después de 10 millones de muertos, después de no haber una inmediata necesidad por más guerreros, la verdad fue dicha.

Estudie a cerca de Smedly D. Butler, un Mayor General en los Marines de EEUU, a quien le fueron conferidas dos Medallas de Honor por el Congreso, la más alta condecoración otorgada por el gobierno de los Estados Unidos por valentía en combate. En 1938, en una amarga reflexión sobre su carrera militar, dijo:

“Ayudé a hacer de México y especialmente Tampico, seguro para los intereses petroleros en 1914. Ayudé a hacer de Haití y Cuba un lugar decente para que los muchachos del National City Bank obtuvieran buenos ingresos. Ayudé  en la expoliación de media docena de repúblicas de Centro América para el beneficio de Wall Street. El record de chantaje sistematizado es extenso. Ayudé a purificar a Nicaragua para el banco internacional Brown Brother en 1909 - 1912. Traje electricidad a la Republica Dominicana para los intereses azucareros americanos en 1916. Ayudé a hacer de Honduras adecuada  para las compañías fruteras americanas en 1903. En China ayudé en 1927 para que Standard Oil procediera libremente sin ser molestada. Dando una mirada hacia atrás yo podría haberle dado a Al Capone algunos consejos. Lo mejor que él pudo hacer fue realizar sus operaciones mafiosas en tres distritos de una ciudad. Nosotros los marines operamos en tres continentes”.

Mis padres y tíos sirvieron en la Segunda Guerra Mundial. En la escuela secundaria se nos dijo que en diciembre 7 de 1941 Japón atacó sorpresivamente a Hawái (una colonia de EEUU en ese entonces), un día que vivirá en la infamia. Se nos dijo que fue un ataque cobarde porque los japoneses tenían delegados en Washington para hablar de paz. Las conversaciones de paz en ese entonces estaban clasificadas como de alta confidencialidad. Empecé a leer a cerca de las conversaciones de paz, que habían sido desclasificadas. Me entere que los japoneses habían invadido la provincia de Namking perteneciente a China. Los japoneses fueron unos invasores muy violentos. Ellos ataban a seres humanos a postes telefónicos para prácticas de bayoneta. Violaban niños, mujeres de mediana edad y ancianos. Usaban personas vivas en experimentos de guerra bacteriológica, ártica y química. En las conversaciones de paz los Estados Unidos nunca objetó lo que los japoneses estaban haciendo a los ciudadanos de Namking. Lo que EEUU quería de los japoneses era acceso a los mercados de Namking en las mismas condiciones que los japoneses disfrutaban. Japón se rehusó. Los japoneses explicaron que EEUU tenía la Doctrina Monroe que le proveía dominar a  América Latina y proteger sus mercados de la misma manera que los japoneses lo estaban haciendo en Namking. Los japoneses prometieron reconocer la Doctrina Monroe y querían que EEUU reconociera que Japón tenía los mismos derechos en Namking. Los Estados Unidos se negaron y  declararon un embargo sobre las islas japonesas que efectivamente le negaba a Japón el petróleo que necesitaba, acero y otros recursos. Solo después que el embargo estranguló la industria japonesa, Japón decidió atacar. Sesenta millones de personas murieron en la Segunda Guerra Mundial, otra guerra debida a las rivalidades comerciales e industriales.

George Keenan era un oficial de alto rango del Departamento de Estado. Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1948, el delineó y el gobierno de EEUU adoptó el Policy Planning Study 23, el cual proveía:

“Tenemos alrededor del 50% de la riqueza mundial, pero solamente el 6.3% de su población. En esta situación, nosotros no podemos dejar de ser el objeto de envidia y resentimiento. Nuestra verdadera tarea en el periodo que se avecina es concebir un patrón de relaciones, que nos permitirá mantener esta posición de disparidad. Para hacerlo así tendremos que prescindir de todo sentimentalismo y fantasía y nuestra atención tendrá que estar concentrada en nuestros inmediatos objetivos nacionales. Tenemos que parar de hablar a cerca de objetivos vagos e irreales tales como los derechos humanos, el incremento de los estándares de vida y democracia. No está lejano el día en que vamos a tener que lidiar en términos del poder concreto. Entre menos obstáculos tenemos con eslóganes idealistas mucho que mejor”.

PPS 23, en 1948, era un ultra secreto. En el PPS 23 los planificadores platicaban el uno al otro. Para mantener al público quieto a cerca de las guerras los planificadores encontraron necesario, aun hasta el día de hoy, como en el caso de Iraq, proclamar eslóganes idealistas.

Poco después de la Segunda Guerra Mundial, cuando todavía la tierra estaba húmeda con la sangre de los 60 millones de muertos, los grandes negocios norteamericanos alegremente contaban las ganancias de la guerra. Los años de la Segunda Guerra Mundial fueron como nunca los mejores. Los grandes negocios estadounidenses querían un país en permanente pie de guerra porque era bueno para sus intereses comerciales. Una revista de negocios de EEUU lamentó que Stalin podría aceptar las proposiciones de paz e irrumpir las ganancias asociadas con el militarismo.  El comunismo fue la amenaza perfecta para excusar los conceptos del poder concreto del Señor Keenan y para mantener las ganancias fluyendo. Al igual que hoy en día, el terrorismo es la amenaza perfecta para justificar el uso de los “conceptos del poder concreto” para retener la disparidad en riqueza de los Estados Unidos. Y las mentiras de nuestros líderes continúan como río embravecido causando destrucción a la gente y a la propiedad a su paso.

Thomas Jefferson, el tercer presidente de EEUU dijo: “Nunca se empleó tanta falsa aritmética en algún sujeto como la que se ha empleado para persuadir a naciones que es de sus interés ir a la guerra”.

Mis compañeros murieron creyendo que estaban peleando por un mundo mejor, que ellos eran una fuerza del bien, de la misma manera que muchos soldados de EEUU sirviendo en Iraq y como muchos soldados que sirvieron a sus respectivos países a lo largo de los anos creyeron. Es una buena señal que los líderes deban mentir a sus ciudadanos para hacerlos pelear. Esto prueba que si la gente supiera la verdad ellos no pelearían. Una de las mentiras más fundamentales en toda guerra es que los otros, los llamados enemigos, son menos que humanos.

Si nosotros los que vivimos no dejamos de hacer uso de la violencia para hacer del mundo uno mejor, mis compañeros y millones de otros veteranos de todas partes del mundo quienes igualmente pensaron que estaban peleando por el bien y lo correcto, habrán muerto en vano. Debemos de darnos cuenta que la gente es complicada y que no todos visten sombreros negros o blancos, los sombreros son grises. Nadie es del todo bueno o malvado, nadie es mejor que ningún otro simplemente en razón del país en el que él o ella hayan nacido. Para ser parte en el esfuerzo de materializar un mundo mejor y así mis compañeros no hayan muerto en vano, lo que llamamos: Abolir la guerra – La última campaña, me uní a los Veteranos por la Paz. No abandonaré a mis compañeros otra vez.

Le he estado hablando a estudiantes para contarles mi historia. Pido que los estudiantes no tomen lo que digo como una verdad. Si los estudiantes lo hacen, entonces, de alguna manera, les haré lo que otros me hicieron cuando era una persona joven. Habré causado que ellos crean algo aceptándolo ciegamente, por fe. Lo que les digo es mi verdad. Les pido que no acepten lo que cualquiera les dice como verdad. Ni de sus padres, ni de sus maestros, ni de sus líderes religiosos. Deben explorar, por medio de la lectura, discutiendo y pensando críticamente y encontrar su propia verdad y luego actuar basado en ella por el beneficio de todos los habitantes del mundo, nuestros hermanos y hermanas.


Kelson es un abogado en Pensilvania


Traducción por: Delmar Manuel










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CT., USA. 

lunes, 22 de octubre de 2012

MIENTRAS LA REVOLUCIÓN CUBANA…



INTRODUCCIÓN

Los ánimos están exacerbándose a niveles insospechados en Guatemala, primero la matanza de campesinos en Totonicapán por las fuerzas del orden, luego un furibundo comunicado de prensa de los trogloditas de la extrema derecha guatemalteca y para acabar de echarle leña al fuego, supuestos manifestantes que eran parte de una demostración pacifica que conmemoraba un aniversario más de la abortada Revolución del 20 Octubre de 1944, terminan cometiendo actos vandálicos en contra del patrimonio cultural nacional.  Entendemos y compartimos el inconformismo y la frustración de las organizaciones populares que demandan justicia ante tanto atropello y abuso de poder del que ha sido víctima el pueblo de Guatemala, sabemos que la impunidad es el principal impedimento para que la justicia sea efectiva y que nada cambiará mientras se mantengan intactas las actuales estructuras del poder. Pero resulta contraproducente creer que en las actuales condiciones, dada la correlación de fuerzas existente en el escenario político nacional, este tipo de comportamiento destructivo que atenta contra la cultural nacional pueda redundar en algún beneficio. Al contrario ha generado una avalancha de críticas y ataques desde los sectores más reaccionarios que ven en toda protesta popular elementos criminales que les hace pensar que se está fraguando una conspiración comunista a la que hay que destruir con todo el rigor de la mano dura. Y pareciera que hay cierta lógica en la respuesta del gobierno ante la supuesta amenaza roja. No hay que dejarse llevar por la insensatez hay que conducir la lucha política con serenidad e inteligencia. LaQnadlSol.






MIENTRAS LA REVOLUCIÓN CUBANA PROTEGE
SU CENTRO HISTÓRICO, EN GUATEMALA
LO DESTRUÍMOS

Manifestantes provocaron daños al Ministerio de Gobernación 
Por Luciano Castro Barillas

Destruir los monumentos  y documentos históricos no es una acción revolucionaria. Es ignorancia pura y desfogue irracional. Hay países, como Cuba, por ejemplo, que tienen desde hace muchos años consistentes programas de recuperación de sus centros históricos. Enclaves con un amplio repertorio arquitectónico que registra la historia de un país y que confieren elementos valiosos de identidad nacional. Dañar de ese manera el bellísimo edificio construido por el dictador Ubico e identificar su hermoso granito rosado y sus archivos con las acciones represivas recientes (los fallecidos de Totonicapán) expresan una total falta de discernimiento y falta de control de los dirigentes populares de personas inclinadas, por muchas razones, a acciones anárquicas y que a cambio de que la Revolución de Octubre genere simpatía, lo único que promueven es el rechazo de muchos ciudadanos que se identifican con su ciudad. En esa línea de pensamiento ignorante y engendrador de acciones destructivas, entonces los rusos tendrían que arrasar el Kremlin porque representó el poder y los abusos de los zares. Cuba tendría que destruir el Castillo del Morro porque representa al colonialismo español. China no tendría que dejar una piedra de su Ciudad Prohibida porque fue el símbolo de la opresión y la crueldad de los emperadores. Y los italianos tendrían que dinamitar el Coliseo porque simboliza la extrema crueldad de los emperadores romanos. ¿Quién dirige esa clase de imbéciles en las manifestaciones populares? Definitivamente tendrían que ser infiltrados porque con dirigentes populares de ese tipo, enemigos de las obras de arte y la historia, y llevados por el hígado y no por la serena conducción y dirección política de sus fuerzas sociales (hay que leer a Ho Chi Min), pese a la gravedad de los hechos acontecidos en Cuatro Caminos; el razonamiento, el análisis mesurado debe prevalecer en los grandes momentos de alborozada victoria, como de angustiante dolor y fracaso. ¿Qué favor se hace a la Revolución del 20 de Octubre con esas acciones reprochables? Los manifestantes vandálicos tienen que ser ex Patrulleros de Defensa Civil pues sus actos de provocación tienen su impronta. Me resulta inadmisible y totalmente inaceptable que esas acciones puedan provenir de personas democráticas. No se puede seguir atentando contra la cultura nacional como tampoco contra la integridad de las personas que manifiestan públicamente reivindicando sus nunca atendidos derechos. Y si se quiere realmente proteger el patrimonio arquitectónico nacional se debe orientar el discernimiento de los grupos contestatarios y del gobierno: que salgan de ese hermoso edificio las inicuas, corruptas  y represoras fuerzas policiales de siempre, que para una policía como esa cualquier cobertizo de láminas y palos es suficiente.









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CT., USA.

sábado, 20 de octubre de 2012

LA REVOLUCIÓN DEL 20…



Ubico, sí, la sombra del general a caballo, permaneció amenazante a lo largo de aquellos diez años,  como una magnética y persistente pesadilla, como un reflejo condicionado hacia el que muchos ciudadanos regresaban en los momentos de vacilación, de duda, de inseguridad, como buscando el mágico poder de un padre tremendo, de una voluntad omnímoda.




LA REVOLUCIÓN DEL 20 DE OCTUBRE
Y LA VENGANZA DE UBICO

Jacobo Árbenz, durante su último discurso
Por Manuel José Arce

Con el perdón de los criterios autorizados y bien informados, tengo la idea de que las cosas no son como creemos sino de otro modo: No es cierto que la Revolución de Octubre haya terminado con el régimen de Ubico y Ponce. La verdad es que fueron, precisamente, Ponce, Ubico y Estrada Cabrera quienes interrumpieron el proceso revolucionario.

No, por favor, no diga a priori: sólo babosadas es este Manuel José. Fíjese bien: en veintidós años de Estrada Cabrera y catorce de Ubico, tenemos treinta y seis años de dictadura a fondo, de deformación cívica en la que el servilismo, la pasividad, el malinchismo “fraguaron” como el cemento, se solidificaron en nuestra manera de ser. Esa es una de las más graves características de las dictaduras: dejan huellas profundas en los pueblos que las padecen, la gente se acostumbra a tener un mandón que decide por todos, que impone su voluntad, que castra el espíritu cívico de los pueblos. Claro que en la Revolución de Octubre participaron casi todos los sectores de la población. Empezando por los conservadores o cachurecos que ya estaban hasta la coronilla de regímenes liberales. Apenas si en 1920 habían tenido un respiro con el efímero paso de don Carlos Herrera por la presidencia, y aun entonces, compartiendo aquel pseudopoder con algunos cabreristas disidentes. Pero de entonces hasta el 44, nada. Y participó también un sector de la burguesía liberal que necesitaba compartir el pastel nacional que Ubico quería comerse solo. En el momento de tumbar a Ponce no había aún definiciones muy claras en cuanto a la política por seguir y era la hora de sumar, no dividir. Pero si apenas se instaló la Junta Revolucionaria de Gobierno empezaron los complots. Y no digamos cuando se vio que la Revolución no se quedaba en un simple cuartelazo sino que intentaba cambios profundos. Entonces, Estrada Cabrera, Ubico y hasta Ponce formaron un triunvirato en los “Ah, malhaya” de quienes se vieron afectados en sus intereses, de quienes nostalgiaban la voluntad omnímoda, el “orden” y la paz varsoviana de otros tiempos. Y los nuevos políticos, muchos de los cuales desconocían la práctica revolucionaria de la democracia, que no tenían otra formación que los traumáticos catorce años y que, al verse investidos de poder, se entregaron en cuerpo y alma a cometer torpezas, a justificar a sus contrincantes.

Frente a esa herencia de la dictadura, el esfuerzo de los jóvenes revolucionarios  -carentes de experiencia real, aunque no de visión progresista-  eran golondrinas aisladas que no hacían verano. Los anhelos populares se quedan huérfanos de orientación y de vías para su fortalecimiento y realización. Porque, además, el pueblo seguía siendo visto como un monstruo peligroso. Se revivió el recuerdo de los linchamientos de 1920 como un peligro de desbordamiento anárquico, la visión paternalista de que el pueblo es una fiera a la que hay que domar,  un niño torpe al que se debe manejar disciplinadamente.  Y -¡quién sabe hasta dónde!-  en los momentos decisivos el esquema ubiquista aprendido en la juventud privó en el ánimo del coronel Arbenz a la hora de que el pueblo defendiera aquella Revolución.

Ubico, sí, la sombra del general a caballo, permaneció amenazante a lo largo de aquellos diez años,  como una magnética y persistente pesadilla, como un reflejo condicionado hacia el que muchos ciudadanos regresaban en los momentos de vacilación, de duda, de inseguridad, como buscando el mágico poder de un padre tremendo, de una voluntad omnímoda.

Y es que la Revolución no tuvo tiempo de afianzar una generación que hubiera crecido libre de aquella sombra, de aquel recuerdo.

El día cuando el coronel Arbenz salió al exilio, el cráneo del general Ubico debió tener, allá, bajo la húmeda tierra de New Orleáns, una sonrisa cruel y victoriosa…









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CT., USA.

viernes, 19 de octubre de 2012

LOS ABOMINABLES HOMBRES…



INTRODUCCIÓN

Un reciente estudio de la Universidad de Toronto  sobre cómo el poder influye en el comportamiento de las personas determinó, en opinión de los investigadores, que el poder solo corrompe a la gente que, de antemano, tiene una moral laxa. Por el contrario, enfatiza los buenos valores de la gente que previamente tiene fuertes convicciones morales. Si esta conclusión la aplicamos al caso de los flamantes diputados guatemaltecos, especialistas en bochornosos espectáculos en el seno del congreso, diríamos que son personas, de antemano, con escasos valores morales, si acaso los tienen, que buscan el poder como un medio para afianzarse y esquilmar la vaca sagrada del Estado. Las pocas personas decentes que llegan al poder terminan invariablemente encaramándose en el tren del espectáculo circense y de la corrupción. ¿Y el pueblo? Apenas organizado y dividido, bien gracias, no ha pasado nada, todo sigue igual, 58 años no han hecho ninguna diferencia y probablemente no lo hagan 100 o hasta 200 años. Marvin Najarro





LOS ABOMINABLES HOMBRES
DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA

Por Luciano Castro Barillas

No se sabe se reír o llorar, pero los orates del Congreso de la República de Guatemala hace apenas 48 horas dieron otro espectáculo circense, pero no de la calidad del grandioso circo de Moscú, sino de un circo arrabalero de vagos y malvivientes que encontraron en ese recinto del Estado guatemalteco, una manera de no trabajar y ganar bien; sinecura a la que aspiran todos los atorrantes del mundo pero que en Guatemala, un país hasta al fondo en los índices de desarrollo material y humano, los petardos hechos explotar en el interior del hemiciclo, los improperios más groseros dichos de manera altisonante y sin ninguna consideración a los ciudadanos, la absoluta falta de debate político y la insoportable presencia del partido más porquerizo del mundo que ha registrado la historia politiquera de Guatemala  -el LIDER de Manuel Baldizón-  hace que toda persona con un mínimo de discernimiento y un valor básico de decencia no pueda sino sentir la más terrible decepción de todos esos granujas por antonomasia Padres de la Patria, que son la peor expresión del politiquero guatemalteco engendrado por las ideas neoliberales contemporáneas pero que tienen sus matriz histórica en la Contrarrevolución organizada, financiada y entrenada por los Estados Unidos en 1954 que destruyó el único proceso auténticamente democrático que ha vivido la sociedad guatemalteca como lo fue la Revolución de Octubre de 1944, que pese a su naturaleza democrático burguesa (no fue un movimiento impulsado por los sectores populares sino por las capas medias urbanas) tuvo una amplia proyección nacional, popular y antiimperialista que le hizo ganarse el odio del imperio que sigue haciendo actualmente lo mismo en otras partes del mundo, de lo hecho a Guatemala hace 58 años. Todas las desgracias sociales, políticas y económicas de este país se originan en la política intervencionista de esos años, de allí que los actos violentos que sufren los ciudadanos norteamericanos en todas partes del mundo son consecuencias (tal el caso del embajador Steven en la ciudad de Bengasi, Libia) de su falta de respeto a las autodeterminaciones de los pueblos. Las circunstancias en que muere el embajador norteamericanos en el nido de espías en que se había convertido la embajada de los Estados Unidos, emulan, curiosamente, las circunstancias de la muerte de Moamar el Gadafi: herido, arrastrado, vejado y humillado. La venganza bíblica de ojo por ojo y diente por diente. Hoy, a 68 años de esa gesta libertaria del pueblo guatemalteco, Guatemala, ciertamente, es irreconocible, pues todas las conquistas sociales de ese esfuerzo social están ya al nivel de referencia historiográfica: pésimo sistema educativo, horrorosos indicadores sociales, leyes diseñadas por las cúpulas gobernantes y sus incondicionales para disminuir las conquistas de la Revolución del 1944 y no para fortalecerlas, pero lo peor de todo, politiqueros que como hongos y levaduras se reproducen en los estercoleros o muladares, que son los partidos políticos guatemaltecos. Vivimos una situación histórica de infamia, de división enfermiza entre los pobres: 48 organizaciones magisteriales y unas doscientas organizaciones indígenas que se hacen la guerra entre ellas, poniendo en entredicho la proclamada hermandad de sangre. La única hermandad estratégica entre los pobres, entre los desheredados de la tierra; es de clase. Quien promueva otro tipo de unidades -indudablemente importantes como las étnicas o gremiales-  pero que excluye el profundo sentido de la unidad con sentido proletario, poco o casi nada está haciendo como dirigente social: es un sectario más y un contrarrevolucionario esclavo de la ideología egoísta de sus amos.









Publicado por LaQnadlSo
CT., USA.