Todo es según el cristal con
que se mire, es el teatro del bien y del mal diría Eduardo Galeano, si se
observa el hecho desde la perspectiva empresarial y gubernamental la actitud
del ejército es plenamente justificada. Si por el contrario se ve desde el sentir
del campesinado, de nuevo regresa la brutalidad del ejército. ¿Quién tiene la
razón?, para ello, la evidencia y la justicia resolverán la duda. Recuerdo las
palabras de Galeano cuando escribió, Todos los enamorados de la muerte coinciden
también en su obsesión por reducir a términos militares las contradicciones
sociales, culturales y nacionales. En nombre del Bien contra el Mal, en nombre
de la Única verdad, todos
resuelven todo matando primero y preguntando después. publicogt.com
EL CACIF DESPUÉS DE
INCITAR A LA REPRESIÓN
AHORA ACONSEJA EL
DIÁLOGO
Por Luciano Castro Barillas
El Cacif después de las exigencias públicas al
gobierno para garantizar el derecho a la libre locomoción de una u otra manera
y que se saldó con ocho muertos en la manifestación de los 48 Cantones de
Totonicapán, ha permanecido cobardemente agazapado, callado; y no fue sino hace
unas 48 horas que se dio una declaración de ese órgano empresarial muy
preocupado en que sus furgones de mercancías circulen porque manifiestan
pérdidas millonarias. Es muy posible que el atraso de una entrega en un día
ocasione dificultades, paro no las pérdidas magnificadas que ellos suelen
anunciar con visos de tragedia, principalmente el más beligerante, Chiqui
Drácula Briz y ex canciller. Uno de los voceros oficiosos del Cacif y profesor
de la Universidad Francisco
Marroquín -Martínez Merlos- simplifica de
manera ignorante las leyes apelando maliciosamente al derecho al afirmar que todas
las leyes son igual de importantes, es decir, para él no hay
jerarquías, según su antojadiza, mediocre y precaria argumentación jurídica. El
gran inductor desde ya hace varios años que los piquetes de las manifestaciones
populares en las carreteras fueran reprimidos son precisamente los señores del
Cacif, sin que obste por su lado las ganas que los militares de siempre tienen
y han tenido de repartir bala como procedimiento imprescindible para imponer
la autoridad, en el mal entendido conceptual de confundir autoridad
con fuerza. La autoridad está fundada en el ejemplo y es ética. La fuerza
para ser legítima posee ese componente, de lo contrario es violencia irracional
pura. En esa línea de análisis lo propuesto por el Cacif contra las
manifestaciones populares fue, invariablemente, violencia pura, porque en
ningún momento declararon en sus frecuentes comunicados la necesidad de
entablar un diálogo franco y directo (obviando las socorridas mesas de diálogo)
para solucionar los postergados problemas de las comunidades rurales indígenas
y acabar de ese modo con los bloqueos que tanto les fastidian. Cacif y ejército
se conchabaron, se coludieron de tal modo en aquel viejo refrán popular: “A
San Juan que lo llevan y a él que le gusta”. . Si en realidad se
quieren dar pasos civilizados para solucionar este problema se debe empezar por
reformar la Ley
de Orden Público para sacar de las labores de seguridad civil al ejército y
derogar el Decreto 40-2000 donde se apoyan y coordinan fuerzas militares y
civiles en las tareas de orden público. En este país su ejército no está
preparado todavía para tener relaciones adecuadas con el ámbito civil porque
sigue siendo una fuerza armada -pese a
las capacitaciones en derechos humanos-
con una fuerte ideología antidemocrática resultado de la existencia de
un Estado débil a causa de políticos venales incapaces de dar dirección
intelectual a los ciudadanos que gobiernan, de inspirarlos en valores cívicos.
En este país no hay peor cosa, a nivel de prestigio personal, que ser
politiquero, pese a que estas personas en el ejercicio de sus cargos les sobren
“amigos”, o sea paniaguados e
incondicionales. El Cacif y el Ejército siguen siendo los dos grandes partidos
políticos de la derecha guatemalteca. Las formaciones legales partidarias
contempladas en la Ley Electoral
y de Partidos Políticos y las instituciones de intermediación con la sociedad son
solo “apariencias políticas”, de allí su irrelevancia, una tras otra, cada
cuatro años y su absoluta carencia de prestigio y credibilidad ante los
ciudadanos. Y nunca se aprende: muertos y heridos en el desalojo de la finca
Nueva Linda, en el valle de Polochic, tal vez porque hay sugerencias indebidas
de una oficialidad que no se democratiza: “Echen bala muchá -quizá les haya dicho el coronel Chiroy a sus
subalternos- no tengan pena” El problema es que ahora están en el bote y
enfrentan cargos criminales por esa manera tan estrecha de abordar la realidad.
Pero algo más, y conste que no va en descargo de los militares sino por lo
difundido por amplitud por las organizaciones de derechos humanos: los vecinos
de los 48 cantones sí iban armados, aunque hay que hacer la salvedad; no con armas de fuego. ¿O no es un arma que
mata un contundente garrote o un machete afilado?
Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.
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