El último espacio
libre de la humanidad, aunque parezca estrambótico y rimbombante decirlo, es la
Internet. Los otros canales de comunicación de masas como la radio, la
televisión y los diarios impresos están, sin disimulo, totalmente controlados
por los poderes fácticos del mundo. Las opiniones verdaderamente independientes
y revolucionarias por allí, no tienen cabida.
CON GRAN SIGILO TRANSCURRIÓ YCONCLUYÓ
LA CONFERENCIA DE
DUBAI SOBRE LA RED
Por Luciano Castro Barillas
Todo lo que no tiene la transparencia necesaria
engendrará suspicacia. No puede dolerse la opacidad si rehuye la luz meridiana.
Eso mismo acaba de ocurrir en la Conferencia Mundial de la ONU sobre
Telecomunicaciones Internacionales celebrada en Dubai, aduciendo que las normas
de intercambio internacional de información, aprobadas en 1988, son obsoletas.
No cabe la menor duda que tras veinticuatro años de vigencia ese instrumento
jurídico internacional necesita algunos ajustes para que sus efectos
reguladores tenga la eficacia del derecho positivo entre las naciones, dado el siempre exponencial desarrollo de la
tecnología en las comunicaciones globales. Ese tráfico o trasiego de
comunicaciones de tipo informativo, financiero, político, de inteligencia,
cultural, militar y en fin, de todas las actividades humanas, no necesita control, ni de los Estados nacionales
ni de instituciones como las Naciones Unidas. El uso de Internet, al final, es
una convocatoria a la responsabilidad y a la libertad humana. Lo que si
necesita control estricto es todo lo ilegal e inmoral que se mueve a niveles institucionales,
de los Estados, como por ejemplo el diseño de ataques informáticos de Estados
Unidos contra Irán, para citar un ejemplo, pero nunca las comunicaciones a
nivel personal, de ámbito privado; que son las que mueven la red en un 90%,
obviando claro está todo lo insultante a la dignidad humano como son las
páginas pornográficas. La gente, los ciudadanos del mundo son los que se han
empoderado de la red y eso es lo que no gusta a las mentalidades
antidemocráticas. Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña, por ejemplo, están en
contra de los controles de la ONU pero no porque estén a favor del
posicionamiento ciudadano mundial en ese sentido. Su interés “libertario”
va en otro sentido: quieren tener las manos libres para hacer contra sus
enemigos lo que ellos consideran debería hacerse y no tener el inconveniente de
un órgano como la ONU -altamente controlado por los Estados Unidos, por cierto-
que de manera formal, llegado el momento, haría menos expedita sus habituales
rutas de agresión imperialista. Es decir, Estados Unidos concibe a la Internet
no como un espacio para el ejercicio de la libertad, sino un ámbito para la
permisividad y el libertinaje. La pretensión de la ONU, que bien podría ser un
trabajo de zapa del propio Estados Unidos (por ejemplo, el sábado manifestó el
Departamento de Estado, en un gesto de suprema hipocresía, que les preocupa que
las armas químicas de Siria caigan en manos de los rebeldes !!!). Hay una
pretensión orwelliana en proceso de elaboración, es decir, un Estado supranacional,
la ONU, de perfil totalitario controlador y cosificador de la vida, del hombre
y del mundo. Todos estos afanes de control responden a una derechización del
mundo y a la entronización de la prepotencia y el abuso. El último espacio
libre de la humanidad, aunque parezca estrambótico y rimbombante decirlo, es la
Internet. Los otros canales de comunicación de masas como la radio, la
televisión y los diarios impresos están, sin disimulo, totalmente controlados
por los poderes fácticos del mundo. Las opiniones verdaderamente independientes
y revolucionarias por allí, no tienen cabida.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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