El presidente George W. Bush
engañó al mundo sobre las armas de destrucción masiva
(WMD), pero el espurio caso para la guerra al menos contenía detalles que podían
ser verificados, al contrario lo que la administración de Obama reveló el viernes
sobre el supuesto ataque con armas químicas perpetrado por el gobierno de Siria,
no ofrece nada que pueda ser verificado, no hay citas textuales, evidencias fotográficas,
no se nombra las fuentes, nada que no sea, “confié en nosotros”.
UN DOSSIER SOSPECHOSO
SOBRE LA GUERRA EN SIRIA
Por Robert Parry
El llamado “white paper”, el
documento de tres páginas que la administración de Obama ha elaborado para presentar el caso del uso de armas
químicas por el gobierno de Siria el 21 de agosto, es todavía más mezquino, que
la “evidencia” hecha pública por el equipo de George W. Bush para “demostrar”
que Irak estaba ocultando armas de destrucción masiva (WMD, por sus siglas en
ingles) en el 2003.
En contraste a la infame presentación de Colin Powell ante el Consejo de
Seguridad de la ONU, que incluía citas textuales de oficiales iraquíes y mapas
satelitales de los sitios sospechosos de tener WMD, el “white paper” (informe) en
contra de Siria es notable en el hecho de carecer de los específicos que pueden
ser evaluados independientemente.
Como quedó luego demostrado, Powell había citado
erróneamente a los oficiales iraquíes para hacer aparecer sus comentarios más
siniestros (pero al menos el Departamento de Estado publicó las transcripciones
exactas online para que Powell pudiera ser verificado) y las imágenes satelitales
que resultaron no probar absolutamente nada.
Pero al menos hubo una presentación que –aunque engañosa- simplemente no
hacía un llamado al público estadounidense y al mundo a que “confié en
nosotros”. Eso es prácticamente todo lo que la administración de Obama está
diciendo en su acusación contra el presidente Bashar al-Assad por supuestamente
haber hecho uso de armas químicas la semana pasada.
El informe (white paper) manifiesta: “El Gobierno de los Estados Unidos considera
con un alto grado de confianza que el gobierno sirio llevó a cabo un ataque con
armas químicas en los suburbios de Damasco el 21 de agosto, 2013. Consideramos
además, que el régimen utilizó un agente nervioso en el ataque. Estas
evaluaciones de todas la fuentes se basan en inteligencia geoespacial, humana,
y de señales, como también en un
significativo cúmulo de reportes del dominio público”.
Pero el informe no ofrece detalles verificables para respaldar sus
conclusiones. Por ejemplo, declara: “Tenemos inteligencia que nos lleva a
considerar que el personal de armas químicas sirio –incluyendo personal que se
considera estar asociado con el SSRC [Scientific Studies and Research Center,
el cual supervisa el arsenal de armas químicas de Siria] –estuvo preparando
municiones químicas previo al ataque.
“En los tres días previos al ataque recolectamos torrentes de inteligencia
humana, geoespacial y de señales que revelan actividades del régimen que
evaluamos estuvieron asociadas con preparaciones para un ataque con armas
químicas. El personal del arsenal químico sirio estuvo operando en el suburbio
de ‘Adra, en Damasco, desde el domingo 18 de agosto hasta la mañana del
miércoles 21 de agosto cerca de un área que el régimen usa para mezclar armas
químicas, incluyendo sarín.
“En agosto 21, un elemento del régimen sirio se preparó para un ataque con
armas químicas en el área de Damasco, incluyendo a través del uso de máscaras
anti gas. Nuestras fuentes de inteligencia en el área de Damasco no detectaron indicio
alguno, en los días previos al ataque, que afiliados de la oposición estuvieran
planeando el uso de armas químicas”.
Sin embargo, a pesar de estas supuestas aserciones incriminatorias, ninguna
evidencia fehaciente es citada: ninguna foto de satélite u otras de estos
movimientos militares fueron publicados, no se mencionaron nombres de
individuos, no se publicaron comunicaciones interceptadas. Solamente
afirmaciones atribuidas a “fuentes” sin posibilidades de evaluar su
confiabilidad.
En el 2003, el secretario Powell también citó “fuentes” para reforzar
su caso de que Iraq estaba escondiendo WMD –y solamente después de que la
guerra en Iraq estaba en marcha el público se enteró de que estas “fuentes”
tenían nombres en código, como “Curve Ball” o estaban conectadas a grupos con
sus propios intereses, como el Congreso Nacional Iraquí [Para detalles ver, Neck
Deep.]
Aseveración Incriminatoria
Quizás, la aseveración más incriminatoria hecha por la administración de
Obama el viernes fue que, “Nosotros interceptamos comunicaciones que involucran
a un oficial superior íntimamente familiarizado con la ofensiva quien confirmó que
armas químicas fueron usadas por el régimen el 21 de agosto y estaba preocupado con la obtención de
evidencia por los inspectores de la ONU. En la tarde de agosto 21, tenemos
inteligencia que el personal del armamento químico sirio fue ordenado a cesar
las operaciones”.
Sin embargo, de nuevo, no se incluye la identidad del “oficial superior”,
tampoco se cita textualmente la orden. Dada la historia del gobierno de los EUA
en la manipulación de citas textuales para fabricar un caso –aparte de lo de
Powell en el 2003, la administración de Reagan lo hizo acusando a la Unión
Soviética del derribo intencional del vuelo KAL 007 en 1983- usted podría haber
pensado que la administración de Obama se tomaría el trabajo de incluir las
palabras exactas y ponerlas en el contexto apropiado. Pero no fue así.
En el caso del vuelo KAL 007, tal y como se presentó al Consejo de Seguridad
de la ONU, la administración de Reagan copio y pegó interceptaciones entre
el piloto soviético y la base de control en tierra para transformar lo que fue
realmente un trágico error en un caso de asesinato premeditado.
Solo años más tarde uno de los participantes en el ardid propagandístico, Alvin
A. Snyder, quien había sido director de la división de televisión y film de la
Agencia de Información de los EUA, describió como el engaño fue llevado a cabo
al revelar algunos fragmentos incriminadores empaquetados de tal manera como
para sugerir que la matanza fue intencional.
En su libro de 1995, Warriors of
Disinformation, Snyder reportó que la administración de Reagan quería
usar el incidente como una macana propagandística contra los soviéticos y lo
hizo manipulando la grabación del piloto soviético que en realidad creía que
estaba persiguiendo a un avión espía y no a un aeroplano que se había desviado
de su curso.
“El tape estaba supuesto a durar 50 minutos”, escribió Snyder. “Pero el
segmento del tape que nosotros teníamos [en USIA] solo duraba ocho minutos y 32
segundos. … ‘¿Detecto aquí la mano delicada de [la secretaria de
Richard Nixon] Rosemary Woods?’ le pregunte sarcásticamente.
Pero Snyder tenía un trabajo que hacer: producir el video que sus
superiores querían. “La percepción que queríamos transmitir era que los
soviéticos habían cometido un acto barbárico a sangre fría”, dijo Snyder. “El
objetivo, simple y sencillamente, fue apilar tanto abuso como fuera posible
sobre la Unión Soviética”.
En un tono jactancioso pero de franca evaluación de la exitosa campaña de
desinformación, Snyder hizo notar que los medios de información estadounidenses
se tragaron sin reservación el cuento del gobierno. En el programa de ABC News
‘Nightline’ el venerable Ted Koppel, dijo: ‘Esta ha sido una de esas ocasiones
en las que existe poca diferencia entre lo que es manufacturado por los órganos
de propaganda del gobierno de los EUA y lo que es transmitido por las cadenas
comerciales”.
Propaganda de Oro
La administración de George W. Bush acertó con similar propaganda de oro
con el discurso de Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU en febrero 5,
2003. Las pocas voces en los medios tradicionales de los EUA que manifestaron
escepticismo fueron silenciadas despues de que Powell lo hizo sonar demasiado
evidente.
Una de las técnicas de Powell fue reproducir extractos interceptados de
conversaciones telefónicas iraquíes en las cuales el tópico preciso no estaba
claro, pero Powell les aplicó la peor de todas las posibles
interpretaciones. En una de tales conversaciones, un oficial iraquí dijo,
“hemos evacuado todo”. “No hemos dejado nada”.
Powell agregó, “tomen nota de lo que dice: ‘Hemos evacuado
todo’. No lo destruimos. No lo arreglamos para una inspección. No se lo
entregamos a los inspectores. Lo evacuamos para estar seguros que no estuviera allí
para cuando los inspectores se presentaran”. Pero Powell estaba especulando que
todo se refería a las armas de destrucción masiva (WMD)
En otro fragmento, Powell adorna una traducción original del Departamento
de Estado para arrojar más sospechas sobre los iraquíes. Para demostrar que los
iraquíes estaban removiendo armas
ilegales antes de que arribara una delegación de inspectores de la ONU, Powell
se dedicó a leer una supuesta transcripción de una orden dada por un oficial iraquí:
“Ayer te enviamos un mensaje para limpiar todas las áreas, las áreas de
desechos, las áreas abandonadas. Asegúrate que no quede nada allí”.
Sin embargo, lo que decía la transcripción original del Departamento de
Estado, era lo siguiente: “Te enviamos un mensaje para inspeccionar las áreas
de desechos y abandonadas”. No hubo una orden para “limpiar todas las áreas” y
no hubo instrucciones para “asegurarte que no quede nada allí”. La jugarreta de
Powell con las interceptaciones fue más tarde reportado por Gilbert Cranberg,
un antiguo editor de las páginas editoriales del Des Moines Register, cuando
comparó el testimonio de Powell con la traducción original del departamento de
estado.
Powell hizo uso de la transcripción adulterada para sacar una poderosa conclusión.
“Todo esto es parte de un sistema de ocultar cosas y moverlas y asegurase de
que nade quede a la vista”, dijo. “Ellos estuvieron tratando de limpiar el área
para no dejar ninguna evidencia de la presencia de armas de destrucción masiva.
Y pueden afirmar que no había nada allí. Y los inspectores pueden buscar todo
lo que quieran, y no encontraran nada”.
Sin embargo, por muy engañosos que Powell y Bush hayan sido con relación a
Iraq, ellos al menos proporcionaron detalles que podían ser verificados
independientemente. Un periodista cuidadoso o un ciudadano atento podían hacer
lo que hizo Gilbert Cranberg, cotejar la historia oficial con la información sin
procesar para ver si ambas coincidían.
Con el “white paper” de la administración
de Obama sobre Siria, ni siquiera eso es posible. Las aseveraciones están tan
desprovistas de detalles que equivalen a insistir que el público de los Estados
Unidos y del mundo simplemente le crean al gobierno de los EUA que no los engañará – otra vez.
Traducido del inglés por Marvin Najarro
El reportero investigativo
Robert Parry fue quien en 1980 dio la primicia sobre muchas de las historias
del escándalo Irán-Contras para Prensa Asociada y la revista Newsweek.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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