sábado, 31 de agosto de 2013

UN DOSSIER SOSPECHOSO


El presidente George W. Bush engañó al mundo sobre las armas de destrucción masiva (WMD), pero el espurio caso para la guerra al menos contenía detalles que podían ser verificados, al contrario lo que la administración de Obama reveló el viernes sobre el supuesto ataque con armas químicas perpetrado por el gobierno de Siria, no ofrece nada que pueda ser verificado, no hay citas textuales, evidencias fotográficas, no se nombra las fuentes, nada que no sea, “confié en nosotros”.


UN DOSSIER SOSPECHOSO
SOBRE LA GUERRA EN SIRIA


Por Robert Parry

El llamado “white paper”, el documento de tres páginas que la administración de Obama ha elaborado  para presentar el caso del uso de armas químicas por el gobierno de Siria el 21 de agosto, es todavía más mezquino, que la “evidencia” hecha pública por el equipo de George W. Bush para “demostrar” que Irak estaba ocultando armas de destrucción masiva (WMD, por sus siglas en ingles) en el 2003.

En contraste a la infame presentación de Colin Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que incluía citas textuales de oficiales iraquíes y mapas satelitales de los sitios sospechosos de tener WMD, el “white paper” (informe) en contra de Siria es notable en el hecho de carecer de los específicos que pueden ser evaluados independientemente.

Como quedó luego demostrado, Powell había citado erróneamente a los oficiales iraquíes para hacer aparecer sus comentarios más siniestros (pero al menos el Departamento de Estado publicó las transcripciones exactas online para que Powell pudiera ser verificado) y las imágenes satelitales que resultaron no probar absolutamente nada.

Pero al menos hubo una presentación que –aunque engañosa- simplemente no hacía un llamado al público estadounidense y al mundo a que “confié en nosotros”. Eso es prácticamente todo lo que la administración de Obama está diciendo en su acusación contra el presidente Bashar al-Assad por supuestamente haber hecho uso de armas químicas la semana pasada.

El informe (white paper) manifiesta: “El Gobierno de los Estados Unidos considera con un alto grado de confianza que el gobierno sirio llevó a cabo un ataque con armas químicas en los suburbios de Damasco el 21 de agosto, 2013. Consideramos además, que el régimen utilizó un agente nervioso en el ataque. Estas evaluaciones de todas la fuentes se basan en inteligencia geoespacial, humana, y de señales,  como también en un significativo cúmulo de reportes del dominio público”.

Pero el informe no ofrece detalles verificables para respaldar sus conclusiones. Por ejemplo, declara: “Tenemos inteligencia que nos lleva a considerar que el personal de armas químicas sirio –incluyendo personal que se considera estar asociado con el SSRC [Scientific Studies and Research Center, el cual supervisa el arsenal de armas químicas de Siria] –estuvo preparando municiones químicas previo al ataque.

“En los tres días previos al ataque recolectamos torrentes de inteligencia humana, geoespacial y de señales que revelan actividades del régimen que evaluamos estuvieron asociadas con preparaciones para un ataque con armas químicas. El personal del arsenal químico sirio estuvo operando en el suburbio de ‘Adra, en Damasco, desde el domingo 18 de agosto hasta la mañana del miércoles 21 de agosto cerca de un área que el régimen usa para mezclar armas químicas, incluyendo sarín.

“En agosto 21, un elemento del régimen sirio se preparó para un ataque con armas químicas en el área de Damasco, incluyendo a través del uso de máscaras anti gas. Nuestras fuentes de inteligencia en el área de Damasco no detectaron indicio alguno, en los días previos al ataque, que afiliados de la oposición estuvieran planeando el uso de armas químicas”.

Sin embargo, a pesar de estas supuestas aserciones incriminatorias, ninguna evidencia fehaciente es citada: ninguna foto de satélite u otras de estos movimientos militares fueron publicados, no se mencionaron nombres de individuos, no se publicaron comunicaciones interceptadas. Solamente afirmaciones atribuidas a “fuentes” sin posibilidades de evaluar su confiabilidad.

En el 2003, el secretario Powell también citó “fuentes” para reforzar su caso de que Iraq estaba escondiendo WMD –y solamente después de que la guerra en Iraq estaba en marcha el público se enteró de que estas “fuentes” tenían nombres en código, como “Curve Ball” o estaban conectadas a grupos con sus propios intereses, como el Congreso Nacional Iraquí [Para detalles ver, Neck Deep.]

Aseveración Incriminatoria

Quizás, la aseveración más incriminatoria hecha por la administración de Obama el viernes fue que, “Nosotros interceptamos comunicaciones que involucran a un oficial superior íntimamente familiarizado con la ofensiva quien confirmó que armas químicas fueron usadas por el régimen el 21 de agosto y  estaba preocupado con la obtención de evidencia por los inspectores de la ONU. En la tarde de agosto 21, tenemos inteligencia que el personal del armamento químico sirio fue ordenado a cesar las operaciones”.

Sin embargo, de nuevo, no se incluye la identidad del “oficial superior”, tampoco se cita textualmente la orden. Dada la historia del gobierno de los EUA en la manipulación de citas textuales para fabricar un caso –aparte de lo de Powell en el 2003, la administración de Reagan lo hizo acusando a la Unión Soviética del derribo intencional del vuelo KAL 007 en 1983- usted podría haber pensado que la administración de Obama se tomaría el trabajo de incluir las palabras exactas y ponerlas en el contexto apropiado. Pero no fue así.

En el caso del vuelo KAL 007, tal y como se presentó al Consejo de Seguridad de la ONU, la administración de Reagan copio y pegó interceptaciones entre el piloto soviético y la base de control en tierra para transformar lo que fue realmente un trágico error en un caso de asesinato premeditado.

Solo años más tarde uno de los participantes en el ardid propagandístico, Alvin A. Snyder, quien había sido director de la división de televisión y film de la Agencia de Información de los EUA, describió como el engaño fue llevado a cabo al revelar algunos fragmentos incriminadores empaquetados de tal manera como para sugerir que la matanza fue intencional.

En su libro de 1995, Warriors of Disinformation, Snyder reportó que la administración de Reagan quería usar el incidente como una macana propagandística contra los soviéticos y lo hizo manipulando la grabación del piloto soviético que en realidad creía que estaba persiguiendo a un avión espía y no a un aeroplano que se había desviado de su curso.

“El tape estaba supuesto a durar 50 minutos”, escribió Snyder. “Pero el segmento del tape que nosotros teníamos [en USIA] solo duraba ocho minutos y 32 segundos. … ‘¿Detecto aquí la mano delicada de [la secretaria de Richard Nixon] Rosemary Woods?’ le pregunte sarcásticamente.

Pero Snyder tenía un trabajo que hacer: producir el video que sus superiores querían. “La percepción que queríamos transmitir era que los soviéticos habían cometido un acto barbárico a sangre fría”, dijo Snyder. “El objetivo, simple y sencillamente, fue apilar tanto abuso como fuera posible sobre la Unión Soviética”.

En un tono jactancioso pero de franca evaluación de la exitosa campaña de desinformación, Snyder hizo notar que los medios de información estadounidenses se tragaron sin reservación el cuento del gobierno. En el programa de ABC News ‘Nightline’ el venerable Ted Koppel, dijo: ‘Esta ha sido una de esas ocasiones en las que existe poca diferencia entre lo que es manufacturado por los órganos de propaganda del gobierno de los EUA y lo que es transmitido por las cadenas comerciales”.

Propaganda de Oro

La administración de George W. Bush acertó con similar propaganda de oro con el discurso de Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU en febrero 5, 2003. Las pocas voces en los medios tradicionales de los EUA que manifestaron escepticismo fueron silenciadas despues de que Powell lo hizo sonar demasiado evidente.

Una de las técnicas de Powell fue reproducir extractos interceptados de conversaciones telefónicas iraquíes en las cuales el tópico preciso no estaba claro, pero Powell les aplicó la peor de todas las posibles interpretaciones. En una de tales conversaciones, un oficial iraquí dijo, “hemos evacuado todo”. “No hemos dejado nada”.

Powell agregó, “tomen nota de lo que dice: ‘Hemos evacuado todo’. No lo destruimos. No lo arreglamos para una inspección. No se lo entregamos a los inspectores. Lo evacuamos para estar seguros que no estuviera allí para cuando los inspectores se presentaran”. Pero Powell estaba especulando que todo se refería a las armas de destrucción masiva (WMD)

En otro fragmento, Powell adorna una traducción original del Departamento de Estado para arrojar más sospechas sobre los iraquíes. Para demostrar que los iraquíes  estaban removiendo armas ilegales antes de que arribara una delegación de inspectores de la ONU, Powell se dedicó a leer una supuesta transcripción de una orden dada por un oficial iraquí: “Ayer te enviamos un mensaje para limpiar todas las áreas, las áreas de desechos, las áreas abandonadas. Asegúrate que no quede nada allí”.

Sin embargo, lo que decía la transcripción original del Departamento de Estado, era lo siguiente: “Te enviamos un mensaje para inspeccionar las áreas de desechos y abandonadas”. No hubo una orden para “limpiar todas las áreas” y no hubo instrucciones para “asegurarte que no quede nada allí”. La jugarreta de Powell con las interceptaciones fue más tarde reportado por Gilbert Cranberg, un antiguo editor de las páginas editoriales del Des Moines Register, cuando comparó el testimonio de Powell con la traducción original del departamento de estado.

Powell hizo uso de la transcripción adulterada para sacar una poderosa conclusión. “Todo esto es parte de un sistema de ocultar cosas y moverlas y asegurase de que nade quede a la vista”, dijo. “Ellos estuvieron tratando de limpiar el área para no dejar ninguna evidencia de la presencia de armas de destrucción masiva. Y pueden afirmar que no había nada allí. Y los inspectores pueden buscar todo lo que quieran, y no encontraran nada”.

Sin embargo, por muy engañosos que Powell y Bush hayan sido con relación a Iraq, ellos al menos proporcionaron detalles que podían ser verificados independientemente. Un periodista cuidadoso o un ciudadano atento podían hacer lo que hizo Gilbert Cranberg, cotejar la historia oficial con la información sin procesar para ver si ambas coincidían.

Con el “white paper” de la administración de Obama sobre Siria, ni siquiera eso es posible. Las aseveraciones están tan desprovistas de detalles que equivalen a insistir que el público de los Estados Unidos y del mundo simplemente le crean al gobierno de los EUA  que no los engañará – otra vez.



Traducido del inglés por Marvin Najarro


El reportero investigativo Robert Parry fue quien en 1980 dio la primicia sobre muchas de las historias del escándalo Irán-Contras para Prensa Asociada y la revista Newsweek.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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