¿Honor o deshonor? Los convocados, no invitados, a la Conferencia Internacional de Seguridad celebrada en Munich, Alemania, este el 16 y 18 de febrero de 2024 no son otra cosa que el conjunto de países subordinados sufrientes de la opresión económica internacional, entre otros Guatemala.
COMPRENDIENDO A BERNARDO ARÉVALO
Y SU EXTRAVÍO EN EL LABERINTO
Por Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol
¿Honor o deshonor? Los convocados, no
invitados, a la Conferencia Internacional de Seguridad celebrada en Munich,
Alemania, este el 16 y 18 de febrero de 2024 no son otra cosa que el conjunto
de países subordinados sufrientes de la opresión económica
internacional, entre otros Guatemala. Estar en ese lugar no es realmente
ser tomado en cuenta por la comunidad occidental. Es refrendar, asegurar, los
lazos de dependencia de los países más débiles con respecto al más fuerte;
Estados Unidos.
Por cierto, según trascendió en el The
Economist, todos llegaron temerosos, aprensivos, recelosos. Bloomberg pudo
observar a los invitados y los vio “pesimistas”. Preocupados porque los están
comprometiendo hasta los calzones en su política occidental anti rusa. Ya lo
dijo hace unos días Putin: “Ni mil sanciones podrán quebrar a la economía
rusa”. Es de puntualizar en algo. Ese encuentro sobre asuntos de seguridad
no es el primero. Empezaron las tales conferencias en 1963 en el clima de la
guerra fría y cuando los Estados Unidos y sus lacayos se aprestaban a no
cumplir la obligación natural contraída por los países occidentales que nunca
se avanzaría a las cercanías de la frontera rusa. Como los occidentales no
saben eso de honrar palabras, hicieron todos lo contrario y con la caída de la
Unión Soviética tuvieron luz verde para llegar a la línea roja. A tal cercanía
del territorio, ahora solo Rusia, que estaban al alcance inmediato, digamos, a
pasito de perico, con cohetes de corto y mediano alcance.
Quiérase o no, un misil estratégico en primer
lugar tarda mucho en llegar al blanco intercontinental y su precisión no está
asegurada. La razón de fondo para asegurar el territorio de Ucrania que se puso
bajo apresto a partir de los eventos de la plaza Maidan en 2014 y el
incumplimiento descarado de parte de occidente de los Acuerdos de Minsk. Ese es
el escenario de la Conferencia de Seguridad de Múnich 2024. Un nuevo intento de
tomar aliento para las economías alicaídas estadounidense y europeas de este fenómeno
que conocemos hoy día como decadencia global de liberalismo.
El presidente Bernardo Arévalo estuvo reunido
allí con todos estos países fracasados que se oponen neciamente al nuevo orden
económico mundial encabezado por Rusia y China. La configuración de ese nuevo
orden mundial incluye no solo la economía sino la política y quien allí asiste,
como don Bernardo Arévalo debe de estar enterado de lo siguiente: está haciendo
pacto con el mismísimo diablo. Aunque para salvar a la persona de Bernardo
Arévalo es crucial comprender algo: no tuvo opción. La alta dependencia de los
países occidentales [Estados Unidos y Europa] que comprometen la soberanía
nacional guatemalteca es resultado de los años de oprobio político de las
derechas exacerbadas de este país que siguen muy activas y conspirando para
traerse a bajo el gobierno del señor Arévalo, no tanto con un golpe
tradicional, sino a través de una fracasada gestión gubernamental que no
cumpliría las expectativas de los electores del partido Semilla.
Arévalo no pudo hacer otra cosa de lo que
hizo y lo que está haciendo. Me parece inconcebible (si es que eso es cierto,
porque no lo he leído en ninguna parte) que haya felicitado al régimen de
Israel. Si lo hizo no creo que haya sido por el genocidio practicado contra
mujeres, ancianos y niños palestinos. Sería, quiero pensar, que fue por otra
cosa. Pero como haya sido, ¡qué falta de tacto de nuestro mandatario! Realmente Arévalo ¿es un socialdemócrata o un
fascista disimulado? Va perdiendo popularidad, lamentablemente, y como decía el
Hermando Pedro de San José de Betancourt, sonando su campanilla: “Hermanos, un
alma tenemos y cuando la perdemos ya no la recobramos”. Al final de todo, los
jodidos siempre vamos a ser los guatemaltecos.
Publicado por La Cuna del Sol