INTRODUCCIÓN
A pesar de las protestas de los grupos de ambientalistas de Guatemala y El
Salvador en contra del proyecto minero Cerro Blanco en el municipio de Asunción Mita,
Jutiapa, Guatemala, los gobiernos de ambos países entregados a la ola
privatizadora de los recursos naturales, en beneficio del extractivismo multinacional,
se muestran indiferentes ante los problemas que representa el proyecto minero
para los habitantes a ambos lado de la zona fronteriza. Se sabe que por los
efectos contaminantes resultantes de los procesos propios de la extracción del
oro y plata que se realizan en dicho lugar, la minería no solo constituye una
amenaza para el medio ambiente, sino además, pone en grave riesgo la vida de
los habitantes de esa región quienes dependen para poder subsistir de recursos hídricos
como el lago de Guija, el río Ostúa y el río
Lempa, los cuales están siendo contaminados por los metales pesados
provenientes de la minera. Según un estudio de CEICOM se calcula que unas 300
mil toneladas de desechos con cianuro, que se utiliza para separar el oro,
terminaran siendo derramadas en las aguas de rio Ostúa, que luego irán a parar
al lago de Guija, con la consiguiente contaminación del rio Lempa, uno de los
principales ríos de El Salvador, proveedor del 70 por ciento de las aguas
superficiales de ese país y que además genera la energía eléctrica que se consume
en territorio de dicho país. Y aunque organizaciones como las Comunidades
Cristianas en Resistencia Contra la Minería Metálica de Asunción Mita están
realizando una enorme labor de oposición al proyecto de minería, por el momento,
la empresa Entre Mares ha ganado la batalla en Guatemala y estará operando por
15 años. Es obvio que para el gobierno son mucho más importantes los intereses
millonarios de Goldcorp que la vida y el bienestar de los lugareños afectados
por la voracidad del capital internacional. A pesar de esto, la organización a
la que pertenece el ambientalista y luchador social Octavio Gasparico, las
organizaciones ambientalistas de El Salvador y las comunidades de los alrededores
del humedal, no se detendrán con su lucha.
LA CONTAMINACIÓN NO TIENE FRONTERAS
Como la mina Cerro Blanco
tendrá repercusiones medioambientales en El Salvador
Por Hermelinda Bolaños (*)
Viernes, 17 Agosto 2012
SAN SALVADOR - El proyecto minero Cerro Blanco,
ubicado en Asunción Mita, en Jutiapa, Guatemala, producirá un drenaje ácido que
representa una amenaza de contaminación para el lago de Güija en El Salvador.
Los efectos a largo plazo también afectaran al río Lempa, puesto que el lago es
uno de sus principales afluentes. La mina no ha empezado sacar los metales
pesados, debido a que se han encontrado aguas termales que se están extrayendo
y, con esta absorción, se están secando los mantos acuíferos de la zona.
En el año 2007 las autoridades ambientalistas de Guatemala otorgaron un
permiso a la empresa minera Entre Mares, subsidiada por la empresa canadiense
Goldcorp Inc., para iniciar con el proyecto de explotación de oro y plata en el
Cerro Blanco, en el municipio de Asunción Mita, en el departamento de Jutiapa.
Esta autorización se concedió sin tomar en cuenta los impactos
medioambientales que iba a ocasionar esta actividad en el país guatemalteco,
pues dentro de la mina hay aguas termales que obstaculizan el trabajo para la
extracción de los metales preciosos; lo que obliga a los mineros a succionar
toda esta agua. Según un estudio realizado por Dina López, profesora de
Geoquímica e Hidrogeología de la Universidad de Ohio, con el apoyo del Centro
de Investigación sobre Inversión y Comercio (CEICOM) de El Salvador, la
extracción de estas aguas está secando los mantos acuíferos de la zona. Por
otra parte, las aguas termales son depositadas al río Ostúa a una temperatura
demasiado elevada y esto afecta la vida del afluente. Los mineros argumentan
que están pasando por un proceso de enfriamiento; sin embargo, al observar el
agua que corre por las fuentes que han diseñado dentro de la mina para
expulsarla, se percibe el calor, y las rocas están cubiertas de una sustancia
naranja. Esta sustancia, según el estudio de López, es el arsénico que contiene
el agua. El arsénico es un elemento natural que se comporta como un metal y que
produce daños en el medio ambiente.
En el año 2009, Octavio Gasparico, habitante de Asunción Mita, se unió a la
lucha de las Comunidades Cristianas en Resistencia Contra la Minería Metálica
de Asunción Mita, para frenar este proyecto que, según comentó, atenta contra
la vida humana. “Estamos convencidos que queremos detener los proyectos mineros
y si alguien tiene que morir en la lucha, estamos dispuestos a correr el
riesgo” comentó Gasparico. A sus 61 años, reconoce que el problema no le afecta
directamente, pero asegura que su responsabilidad social y medio ambiental lo
insta a motivar a los habitantes de los alrededores de la mina para que
defiendan su territorio de este tipo de amenazas que producen los proyectos
mineros, los cuales se aprovechan de la debilidad de las leyes ambientales de
los países para explotar sus riquezas y contaminar sus recursos naturales.
La problemática de la mina Cerro Blanco también es una amenaza latente para
El Salvador, puesto que se encuentra ubicada a 18 Kilómetros del Lago de Güija
en Metapán, al occidente del país y, según Alejandro Labrador, facilitador de
comunicaciones de la Mesa Nacional Frente a la Minería Metálica, el proceso de
contaminación del lago de Güija se producirá a través del río Ostúa que
comparte El Salvador con Guatemala, puesto que allí se depositarían todos los
desechos con cianuro y este afluente los arrastrará hasta el lago de Güija. El
cianuro es un metal pesado que se utiliza para separar el oro de la roca. Este
proceso, según Labrador, se conoce como lixiviación por cianuro y tiene
impactos graves en el Medio Ambiente. Cabe destacar que este metal es tan
tóxico que una ínfima cantidad podría contaminar todo el cuerpo de agua de
Güija y, en el proceso de lixiviación de la mina Cerro Blanco, más de 300 mil
toneladas de desechos con cianuro van a ir a parar al río Ostúa, aseguró Nelly
Rivera, coordinadora de difusión del Centro de Investigación sobre Inversión y
Comercio (CEICOM).
El lago de Güija no solo es un recurso hídrico para los habitantes de
Metapán, sino que también representa una fuente de subsistencia para las
comunidades de los alrededores del humedal. Rivera estima que hay más o menos
11 comunidades en Metapán que dependen de la pesca. “Si el lago de Güija se
contamina tendríamos miles de metapanecos que serían los afectados inmediatos,
pero esto no quiere decir que solo ellos van a ser los afectados, sino que todo
El Salvador, debido a la contaminación del río Lempa a través del lago” agregó
Rivera. Es importante mencionar que con la contaminación del lago de Güija,
también se afectará a las aves y todo tipo de animales que viven en los alrededores
de la laguna y del río Ostúa y que se nutren de ese ecosistema.
Ramón Ramírez, habitante de la comunidad La Barra, ubicada en los
alrededores del lago en Metapán, afirmó que se dedica a la pesca desde los 12
años de edad y que de esta actividad obtiene el sustento para todos los
miembros de su familia. Cada día se levanta a las 5:00 am y se dirige al lago
para obtener el sustento diario, algunas veces lo acompañan sus dos hijos, pero
otras prefiere ir solo. Ramírez esta consiente que él y su familia serían uno
de los principales afectados con la actividad de la mina Cerro Blanco. “No
tenemos otra fuente de trabajo, solo la laguna y la agricultura”, agregó
Ramírez.
Según este pescador, el río Ostúa, desde el invierno del 2011, depositó
sustancias dañinas que han evitado que el agua del lago se aclare. Esto también
ha provocado que mueran mayores cantidades de peces y, en el caso de los
cultivos, se han incrementado las plagas, lo que le genera pérdidas económicas
que le afectan a él y a su familia. La experiencia, como pescador, le ha
demostrado que antes la pesca en el lago de Güija era mucho mejor que ahora.
Ramírez pertenece, desde hace cuatro años, a una ADESCO de 160 pescadores
aproximadamente. Cada mes se reúnen con la comunidad para manifestar sus
necesidades y buscar posibles soluciones. En cuanto al tema de la contaminación
del lago por la mina Cerro Blanco, está muy bien informado y, con el apoyo de
organizaciones ambientalistas de El Salvador, está trabajando para frenar este
problema que lo dejará sin ingresos económicos y sin una de las fuentes de agua
más importantes para él y todo el municipio de Metapán.
El problema de la minería metálica del Cerro Blanco se conoció en El
Salvador, según Gasparico, el mismo año que su organización lo identificó y
desde entonces, ambos partes, han unido esfuerzos para manifestarse contra esta
actividad. Por el contrario, los gobiernos tanto de El Salvador como de
Guatemala se muestran indiferentes para hablar de esta problemática.
El Salvador no ha hecho una solicitud al gobierno guatemalteco para reducir
el impacto ambiental que producirá la explotación de la mina. “El problema se
nos escapa de las manos, porque está fuera de los limites de nuestro país y eso
complica un poco la intervención”, afirmó Miguel Palacios, coordinador regional
del complejo Guija por parte del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (MARN) de El Salvador. Por su parte el gobierno de Guatemala, según
Rivera, ha sido claro en decir que ellos son libres de otorgar los permisos que
quieran, que las cuencas del río Ostúa y del río Lempa les pertenecen y que El
Salvador no puede exigirles nada. Además, el Ministerio de Medio Ambiente y
Recursos Naturales (MARN) de Guatemala se niega a dar declaraciones sobre este
tema. Se intentó hacerle una entrevista a algún representante de esta
institución, pero después de varias llamadas telefónicas y correos electrónicos
no se obtuvo respuesta por parte de la institución.
A nivel municipal, la alcaldía de Metapán, Santa Ana, rechaza totalmente
esta actividad, pero no cuenta con el apoyo del gobierno central para solicitar
al estado guatemalteco que se prohíba la explotación de la mina Cerro Blanco.
“A medida que lleguen los metales pesados al Lago, no solo se van a contaminar
los peces, sino también los cultivos y eso afectará a las cooperativas de
pescadores y agricultores”, afirmó Nahúm González, asistente técnico de la
Unidad de Medio Ambiente de la Alcaldía de Metapán.
De acuerdo con un estudio realizado en el 2011 por el ingeniero Jorge
Grijalva, miembro del colectivo Madre Selva de Guatemala, se estima una
producción total de la mina de 1,579,959 onzas de oro y 4,486,632 onzas de
plata. Al precio promedio de noviembre de 2011, representaría aproximadamente
un valor bruto de 2,800 millones de dólares estadounidenses. Sin embargo,
Rivera aseguró que las empresas mineras dejan un porcentaje mínimo de dinero en
los países que operan. “Según la ley, se destina un 2% que se divide entre el
municipio donde está la mina y el gobierno central del país, eso no es nada
comparado con los daños medioambientales que dejan”, añadió Rivera.
La contaminación del lago de Güija no se estancará en este humedal, debido
a que sus aguas abastecen al río Lempa, el cual es uno de los principales ríos
que atraviesan el Salvador y, según Luis González, miembro del equipo de
Energía y Cambio Climático de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), el 70%
del agua superficial de El Salvador proviene de este río y que además de allí
se obtiene la electricidad para el país
“Con la minería metálica se violan derechos como el derecho a la vida, a la
salud y, por supuesto, el derecho a un Medio Ambiente sano y equilibrado”,
aseveró Mireya Tobar, delegada de Procuraduría para la Defensa de los Derechos
Humanos (PDDH), en Metapán. Esto puede verse reflejado en las numerosas
enfermedades que ocasiona la minería metálica, los cuales podrían desarrollarse
si el lago de Güija se contamina: deficiencia renal, metales pesados en la
sangre, infecciones en la piel, niños con deformaciones, abortos prematuros,
debilidad en los huesos, cáncer, impotencia sexual en los hombres, migraña e
infertilidad en las mujeres. Estos son algunos de los casos que mencionó
González para explicar las consecuencias, amparándose en las experiencias de los
habitantes de los alrededores del río San Sebastián, en Santa Rosa de Lima, La
Unión, el cual es un afluente sin vida. Ahí operó una mina que se abrió hace
100 años y que, a pesar que se cerró hace 40 años, sus aguas no se han
descontaminado.
Hasta el momento, la empresa Entre Mares ha ganado la batalla en Guatemala
y el proyecto está planificado para que dure 15 años. A pesar de esto, la
organización a la que pertenece Gasparico, las organizaciones ambientalistas de
El Salvador y las comunidades de los alrededores del humedal, no se detendrán
con su lucha. Por ahora, se están realizando nuevos estudios del impacto
medioambiental que genera la mina y, con el respaldo de esta información,
planean hacer denuncias ante las organizaciones internacionales como la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, para evitar la manipulación que hacen los
mineros al decir que el río Ostúa no tienen conexión con el río Lempa y que no
hay forma de contaminar ambos países. “Presentaremos los estudios a personas
interesadas en conocer el proyecto, al presidente de El Salvador y Guatemala,
para que tomen cartas en el asunto y defiendan la vida de muchos hermanos y
hermanas que están ubicadas en los alrededores de este proyecto”, dijo Armando
González, fray de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción y coordinador de
las Comunidades Cristianas en Resistencia Contra la Minería Metálica de
Asunción Mita.
Alcance del lago de Güija en
El Salvador
El lago de Guija es uno de los humedales más importantes de El Salvador.
Además, el lago también es una fuente del Río Lempa, el cual es uno de los
principales ríos que atraviesan el país. Según un informe presentado por el
Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), el complejo Güija fue
declarado sitio Ramsar; es decir, es considerado, a nivel internacional, como
el complejo natural protegido número 1924 de acuerdo al orden cronológico de
Ramsar y turísticas en el marco del desarrollo sostenible. El Complejo Güija
abarca las lagunas de Metapán, Clara, Verde, Teconalá y el lago de Güija. Este
complejo lagunar también incluye los volcanes San Diego, Vega de la Caña,
Masatepeque y El Tule.
La biodiversidad del complejo Güija posee registros de hasta 59 mil
individuos de aves acuáticas entre las que se destacan la zarceta ala azul, el
pato cucharón, el pichiche y una alta diversidad de peces, así como un bivalvo
de agua dulce, muy escaso en el país. Estos recursos naturales permiten que el
sitio mantenga la pesca de subsistencia y comercial, así como actividades
agrícolas y turísticas en el marco del desarrollo sostenible.
(*) Comunicaciones CEICOM
Publicado por LaQnadlSol
USA.