domingo, 30 de septiembre de 2018

“Neobonapartismo, neofascismo y el imposible retorno a un capitalismo nacional”

A pesar de toda la cháchara de la prensa liberal sobre una supuesta “internacional populista” compuesta por estos partidos en Europa, lo cierto es que, de creernos sus propuestas, el supuesto retorno a un capitalismo encerrado mayormente en sus fronteras nacionales sustituiría la actual cadena de dominio, consagrada en numerosos tratados de comercio bilaterales e internacionales, por una competición económica entre Estados con consecuencias políticas muy inciertas si nos atenemos a los precedentes históricos.


“NEOBONAPARTISMO, NEOFASCISMO Y EL
IMPOSIBLE RETORNO A UN CAPITALISMO NACIONAL”


Por Àngel Ferrero

¿Qué une a políticos tan dispares como Trump, Macron, Putin o Duterte? A todos ellos —y a la lista podrían añadirse Viktor Orban, Recep Tayyip Erdoğan o Narendra Modi, entre otros— los medios se refieren como “líderes fuertes”. El alcance geográfico de este fenómeno se extiende, literalmente, de un extremo al otro del mapamundi, recorriendo países con trayectorias históricas y culturas muy diferentes, obligando a adoptar una mirada más tranquila y atenta, algo que no siempre es fácil en tiempos de comunicación instantánea e ininterrumpida.

Eso es justamente lo que se ha propuesto la editorial alemana Dietz —responsable de la edición de las obras completas de Marx y Engels, entre otros clásicos de la literatura socialista— con un volumen titulado Die neuen Bonapartisten. Mit Marx den Aufstieg von Trump & Co. verstehen (“Los nuevos bonapartistas. Entender con Marx el ascenso de Trump y compañía”).

“Diez años después de la crisis financiera global, todas las esperanzas en un fin del neoliberalismo vinculado a aquella y una ruptura que lleve a tiempos mejores han quedado frustradas”, escriben en su introducción los editores del libro, Martin Beck e Ingo Stützle. 

El diagnóstico de Beck y Stützle dista de ser optimista. En la última década hemos visto un “enfrentamiento entre quienes quieren mantenerse en el statu quo y propagan un ‘sigamos con lo mismo’ y los defensores de posiciones nacionalistas, racistas y antimodernas”, con una izquierda política relegada al papel de “espectador en círculos sociales en los que se discute sobre el futuro del capitalismo y no se habla ya de su superación”.

En este contexto, continúan, se ha desencadenado “una búsqueda frenética de explicaciones para el ascenso” de figuras, movimientos y formaciones políticas cuya caracterización se resiste a encajar en los conceptos que la izquierda tradicionalmente venía manejando.

Considérese el ejemplo de Italia. “Se confunden todos los que liquidan el eje Cinco Estrellas-Lega con las acostumbradas etiquetas: alianza rojiparda, coalición grillo-fascista, o fascio-grillina, o ‘sfascio-leghista’ [“destroza-liguista”], y así en distintas combinaciones”, escribía Marco Revelli recientemente en un artículo para Il Manifesto traducido en Sin Permiso.

Y se confunden, afirmaba Revelli, “por pereza mental, y por negarse a ver que lo que está emergiendo del lago de Lochness es un fenómeno político inédito, que radica, más que en las culturas políticas, en las rupturas epocales del orden social”. De lo contrario, añadía, “tendríamos que concluir (y explicar por qué) la mayoría de los italianos —casi el 60%— se ha convertido de improviso en fascista”.

Tachar indistintamente de “fascista” a esta plétora de políticos y partidos no únicamente no ayuda a la comprensión del fenómeno, como señala Revelli, sino que en ocasiones ofusca ese mismo trabajo. Si bien es cierto que la mayoría de ellos se apoyan de manera más o menos explícita en organizaciones de ultraderecha —desde las Burschenschaften (asociaciones estudiantiles patrióticas) en Austria hasta la constelación de grupos de la que se compone la alt-right en EE UU—, no lo es menos que ocupan posiciones diferentes en el espectro político de la derecha, dentro de las condiciones específicas de cada país. Acaso nada ilustre mejor este embrollo en España que un par de comentarios de Antonio Maestre.

Este periodista, conocido por su locuacidad en las redes sociales, ha definido en alguna ocasión a Ciudadanos como un partido con tendencias fascistas. Por otra parte, este mismo periodista describía a Emmanuel Macron en un artículo de 2017 sobre las elecciones presidenciales en Francia como “dique de contención” contra el “fascismo”. Pues bien, el pasado mes de junio la prensa informaba de que nada menos que el “dique de contención” del “fascismo” en Francia negocia la creación de una plataforma para las próximas elecciones europeas con el antedicho partido de tendencias “fascistas”.

Christophe Castaner, el delegado nacional de La República En Marcha (LREM) —el “dique de contención” del “fascismo”—, habló de Ciudadanos —el partido “fascista”— como “socio preferente” para enfrentarse a los “populistas”, entre los que se encuentran, efectivamente, algunos partidos “fascistas”. El “dique de contención” del “fascismo” se alía con un partido “fascista” para frenar el auge del “fascismo” en Europa: he aquí el enigma que Antonio Maestre habrá de resolver.

Del bonapartismo de ayer…

Para evitar caer en trampas como a las que Maestre se ha conducido de tan buen grado, los autores de Die neuen Bonapartisten se plantean la actualidad del concepto de “bonapartismo” para entender el ascenso de estas figuras y partidos políticos. El término se remonta como es sabido al célebre El 18 de brumario de Luis Bonaparte (1852), en el que Marx exponía cómo la Revolución de febrero de 1848 en Francia produjo una reacción conservadora, y, tras el aplastamiento de la insurrección obrera de junio de 1848, dejó el camino expedito a la victoria en las elecciones presidenciales de Luis Bonaparte —sobrino de Napoleón—, quien el 2 de diciembre de 1851 llevó a cabo un autogolpe de Estado y disolvió la Asamblea Nacional, poniendo fin a la Segunda República e inaugurando el Segundo Imperio.

El Segundo Imperio acabó demostrándose como un régimen particularmente estable, que duró de 1852 a 1871 y fue capaz de modernizar el país con grandes proyectos —siendo el más conocido la transformación de París bajo la tutela del barón Haussmann—, crear una política de masas o extender los dominios coloniales.

Marx atribuyó esta estabilidad a una alianza entre clases sociales que tenía entre sus principales puntales votantes de las zonas rurales, quienes creían que Bonaparte, a diferencia de los gobiernos burgueses anteriores de diferente signo político, mejoraría su situación. Además, Dorothea Schmidt destaca en su capítulo que el bonapartismo podía encontrar apoyos tanto entre una parte de la izquierda debido a que “el programa plebiscitario de Bonaparte parecía significar una realización de la soberanía popular” y desconfiaba de la degradación que había experimentado el parlamentarismo, como en la derecha, a la que el régimen prometía “conjurar el peligro socialista y garantizar el orden de la propiedad”.

Significativamente, Schmidt destaca que “más de la mitad de los votos que recibió Luis Bonaparte en aquellas elecciones presidenciales procedían de la izquierda” a lo que posiblemente contribuyó “su escrito Extinction du pauperisme (La extinción del pauperismo) de 1844, cuyo título sonaba para muchos como rupturista y socialista, aunque sus propuestas concretas para luchar contra la pobreza eran poco conocidas”.

Clave en el análisis de Marx es la noción de que en algunas fases de la lucha de clases se produce una situación de equilibrio —la burguesía es incapaz de asumir el control del Estado y las clases trabajadoras no están organizadas para asaltarlo— que conduce a la búsqueda, por parte de amplios sectores de la primera, de una figura autoritaria que desencalle la situación y obtenga, de paso, amplios apoyos de las segundas.

No menos importante —ahora que algunos polemistas parecen haber redescubierto la perspectiva de clase con dispar fortuna— es que El 18 brumario es un análisis detallado de un caso concreto de las luchas de clases que Marx y Engels habían descrito como el motor de la historia en El manifiesto comunista (1848), y que va más allá de la oposición entre burguesía y proletariado que se presentaba en aquel texto. Aspectos económicos, históricos, culturales, ideológicos y legales de la sociedad francesa se analizan como un todo y no como una mera suma de sus partes.

Su fuerza, recalca Schmidt, “reside, entre otros, en el claro análisis de las diferentes facciones burguesas o preburguesas —nobleza propietaria, capital comercial, capital financiero, capital industrial— y sus intereses, en parte contradictorios, que encontraron en su temor compartido al ‘peligro rojo’ un denominador común”.

En este análisis tienen un papel relevante los campesinos parcelarios, a quienes el autor de El capital define como “una masa inmensa, cuyos individuos viven en idéntica situación, pero sin que entre ellos existan muchas relaciones”. A juicio de Marx, éstos no forman una clase orgánica, “por cuanto existe entre los campesinos parcelarios una articulación puramente local y la identidad de sus intereses no engendra entre ellos ninguna comunidad, ninguna unión nacional y ninguna organización política” y son, “por tanto, incapaces de hacer valer su interés de clase en su propio nombre, ya sea por medio de un parlamento o por medio de una Convención”.

Por ese motivo —y repárese en la analogía que de inmediato surge con una clase media en erosión desde hace años y una clase trabajadora fragmentada y desprovista de conciencia de clase como la actual— “no pueden representarse, sino que tienen que ser representados” y “su representante tiene que aparecer al mismo tiempo como su señor, como una autoridad por encima de ellos, como un poder ilimitado de gobierno que los proteja de las demás clases”.

También Horst Kahrs destaca su capítulo sobre Alemania “el rol que Marx concede a las costumbres de diferentes medios y clases populares” al hablar de “las ‘creencias populares’ y la ‘fuerza de la tradición’ en la que la masa de los campesinos aún se encuentra presa, de la ‘superstición’ y el ‘culto a Napoleón’ con la que se alimenta la esperanza de que con un nuevo Bonaparte se podía recuperar la época del primer Bonaparte”. Del mismo modo, continúa, “encontramos en la noción de ‘lumpenproletariado’ referencias a fenómenos que la sociología abordó más de medio siglo después con conceptos como ‘mentalidad’ (Theodor Geiger) o incluso después ‘habitus’ (Pierre Bordieu)”. Por todo ello “El 18 brumario se guarda del reduccionismo economicista de la política y puede ser leído como un ejemplo magistral de la autodestrucción de las instituciones democráticas.”

Marx volvería a su propio análisis en La guerra civil en Francia, que resumiría como sigue:

“El Imperio, con el coup d’Etat por fe de bautismo, el sufragio universal por sanción y la espada por cetro, declaraba apoyarse en los campesinos, amplia masa de productores no envuelta directamente en la lucha entre el capital y el trabajo. Decía que salvaba a la clase obrera destruyendo el parlamentarismo y, con él, la descarada sumisión del gobierno a las clases poseedoras. Decía que salvaba a las clases poseedoras manteniendo en pie su supremacía económica sobre la clase obrera, y, finalmente, pretendía unir a todas las clases, al resucitar para todos la quimera de la gloria nacional. En realidad, era la única forma de gobierno posible, en un momento en que la burguesía había perdido ya la facultad de gobernar la nación y la clase obrera no la había adquirido aún. El Imperio fue aclamado de un extremo a otro del mundo como el salvador de la sociedad. Bajo su égida, la sociedad burguesa, libre de preocupaciones políticas, alcanzó un desarrollo que ni ella misma esperaba. Su industria y su comercio cobraron proporciones gigantescas; la especulación financiera celebró orgías cosmopolitas; la miseria de las masas contrastaba con la ostentación desvergonzada de un lujo suntuoso, falso y envilecido. El poder del Estado, que aparentemente flotaba por encima de la sociedad, era, en realidad, el mayor escándalo de ella y el auténtico vivero de todas sus corrupciones.”

“El bonapartismo es la verdadera religión de la burguesía moderna”, sentenciaría Engels en una carta a Marx fechada el 13 de abril de 1866.

…al bonapartismo de hoy        

Por su exploración de un autoritarismo de nuevo cuño y análisis detallado de la lucha de clases, El 18 de brumario ha sido una obra de referencia para muchos autores de la tradición marxista, desde Leon Trotsky a Antonio Gramsci, August Thalheimer o Nicos Poulantzas. Este último consideraba que el bonapartismo fue una reacción capitalista a una crisis política y la intensificación de la lucha de clases, sin embargo, como apunta Felix Jaitner en este volumen, lo distinguió claramente de la dictadura militar y el fascismo.

“El fascismo”, escribe Jaitner, “se caracteriza, en oposición a la dictadura militar, por una genuina base de masas. A través de su propia ideología así como de canales para la movilización de masas (partidos de masas fascistas, organizaciones), el fascismo dispone de una mayor flexibilidad y estabilidad que una dictadura militar”. Para Poulantzas, prosigue, el bonapartismo se sitúa “entre la dictadura militar y el fascismo”: “Siguiendo esta línea de pensamiento, una reacción ideológica de este tipo puede ser vista como una reacción a los conflictos sociales incipientes: detrás de ella podría encontrarse el intento de ampliar la base de masas social para religar nuevas fracciones de clase (trabajadores de los sectores a modernizar, intelectuales nacional-conservadores y empresarios ‘nacionales’)”.

La ampliación del aparato represor del Estado —la militarización de la policía, el estado de excepción permanente debido a las amenazas terroristas, el espionaje masivo, todo lo que en realidad precede al ascenso de estos partidos políticos—, consigna Frank Deppe en el epílogo, “constituye el núcleo de la transformación autoritaria de estados con constituciones democráticas, en los cuales no tiene lugar un golpe de Estado, sino que el ‘bloque en el poder’ autoritario obtiene mayorías electorales” sucesivas.

Otro aspecto a tener en cuenta, y que saca a colación Horst Kahrs a propósito del caso alemán, es el “vaciamiento” de los partidos conservadores tradicionales en aspectos como la religión o los derechos individuales, que ha llevado a una parte de su electorado a migrar hacia otros partidos que funcionen como “baluarte de sus valores conservadores”.

Obviamente, no se trata, como escriben en el prólogo los editores de Die neuen Bonapartisten, de aplicar mecánicamente el concepto de “bonapartismo” como una suerte de “llave universal” con la que explicar todos estos desarrollos, lo que “no sólo sería dogmático”, sino “mala ciencia social”. “La deshistorificación y generalización del concepto no se debe a Marx”, señala en su capítulo Rudolf Walther, sino a autores posteriores que buscaron servirse de él, con mayor o menor fortuna, para explicar desde la aparición del austrofascismo hasta el auge del nacional-socialismo pasando por el estalinismo. De este modo, lamenta Walther, “desaparecen en la niebla conceptual características históricas específicas del dominio burgués”.

¿Una ola bonapartista?

Die neuen Bonapartisten analiza los casos de EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, Austria, Italia, Polonia, Rusia y Turquía, pero, como reconocen sus editores, no incluye, por ejemplo, los de la India, Hungría o Tailandia, que podrían encajar con la intención del volumen. Como escribe Ingar Solty en su capítulo sobre Donald Trump, este retorno del bonapartismo no debería tomarnos por sorpresa. “Los ‘hombres fuertes’”, afirma, “son expresión de una intensificación de la personalización de la política y su orientación hacia dirigentes carismáticos”.

Estos dirigentes se comportan “como nuevos césares, por encima de las estructuras de partido”, que “se amoldan, con todos sus recursos, a su persona”. Algunos tratan de “ignorar los canales establecidos de la vida política y pública y buscar el acceso directo en la comunicación con el pueblo”, como hacen Trump o Salvini con sus cuentas de Twitter. Esa personalización de la política, agrega Sebastian Reinfeldt en su capítulo dedicado a Austria, hace que estos políticos reciban un tratamiento mediático no muy diferente al de una estrella del pop, y como el autor expresa con ironía, “nadie espera de una estrella del pop que represente intereses sindicales”. Esta relación mediada les facilita asimismo desplegar un “liderazgo político autoritario sin que les sea necesario recurrir a desplegar la policía o el ejército”.

Es de notar que las crisis económicas, que rápidamente metastatizan en políticas, preceden con regularidad a la aparición de estas figuras. En EE UU, por ejemplo, la crisis financiera de 2008 sacudió la confianza en la representación política, que se agravó en los años posteriores a medida que las condiciones de las clases trabajadoras y medias se deterioraba por la gestión de la administración Obama.

Según una encuesta de RealClearPolitics de 2009 que Solty recoge en su capítulo, un 33,4% de los americanos tenía una opinión positiva del Parlamento frente a un 60% que expresaba una opinión negativa. En 2016, una semana antes de las elecciones, los resultados habían empeorado: un 76% desconfiaba del trabajo de los representantes electos y sólo un 15% aprobaba al Parlamento. Esto abrió una “brecha populista” por la que se colaron las candidaturas de Donald Trump y Bernie Sanders.

El caso ruso, que analiza Felix Jaitner, podría considerarse con justicia como el principal precedente de esta ola bonapartista. A través de lo que en Rusia se denomina como “tecnologías políticas” se logró transformar gradualmente el sistema político hasta dar con una fórmula de presidencialismo fuerte, intervención estatal en sectores clave de la economía, control de los principales nodos de comunicación e ideología nacional-conservadora que ha demostrado sobradamente su resiliencia, por lo que muchos de estos partidos de la nueva derecha en Europa, como es sabido, han puesto sus ojos en ella.

Debido al curso autónomo que Rusia ha adoptado con Putin en materia de política exterior este sistema está fuertemente demonizado en la prensa occidental, pero como recuerda Jaitner, “el giro autoritario al bonapartismo en Rusia no se da con Putin, sino ya a comienzos de los años noventa, debido a que la burguesía rusa surgida [de la desintegración de la URSS] no estaba en situación de asentar un proyecto social hegemónico que asegurase la introducción del capitalismo y el establecimiento de nuevas relaciones de clase. El giro bonapartista fue una reacción de la nueva clase dominante en Rusia a los diversos procesos de transformación en los campos de la política, la economía y la cultura en los años noventa. Con ello se consiguió la estabilización autoritaria del dominio de clase, aunque sólo de manera temporal, creando constantemente nuevas inestabilidades, ya que faltaban instancias institucionales que posibilitasen procesos de negociación y hegemonía”.

Las frecuentes crisis de la ‘nueva Rusia’, unida a su dependencia de las organizaciones financieras internacionales, “pusieron en peligro una consolidación de las relaciones de dominio y propiedad así como los intentos de expansión de las empresas rusas”, por lo que, “a raíz de la bancarrota de 1998, aumentó entre la élite la opinión de que para tener una política independiente en relación con el extranjero era necesaria una forma más estable de regulación: esta nueva forma de intervención estatal la representa Vladímir Putin”.

Conviene recordar que Rusia se sigue rigiendo todo este tiempo por la misma constitución hiperpresidencialista que hizo aprobar en plebiscito Boris Yeltsin en 1993 —con el aplauso de Occidente y después de bombardear el Parlamento— que concede al jefe de Estado importantes poderes ejecutivos, incluyendo la posibilidad de disolver la Duma.

Pero el fenómeno, como recoge el capítulo de Walther dedicado a Francia, también tiene una vertiente “liberal” con Macron, aunque en su caso, como en el de Marine Le Pen, ambos buscan legitimarse en “una técnica de gobierno” que se remonta a la constitución de la Vª República, hecha a medida para Charles de Gaulle.

Macron no sólo goza de los poderes y prerrogativas que la presidencialista constitución francesa concede al jefe de Estado, sino que cuenta con una mayoría parlamentaria dirigida “con mano de hierro y aires de sargento” por Richard Ferrand en la que la lealtad es un imperativo, los diputados no pueden airear sus diferencias en público ni tampoco apoyar bajo ninguna condición propuestas de ley de otros partidos en la Asamblea Nacional. Un diputado describió su tarea como “aprobar con la mayor rapidez posible” las leyes propuestas por LREM.

Así fue como Macron superó la moción de confianza en julio: con los 370 “brazos de madera” de su grupo parlamentario votando en bloque. Macron ha dado asimismo suficientes muestras de su inclinación al autoritarismo, como cuando puso en la picota al jefe del Estado mayor, Pierre de Villiers, por haber criticado un recorte de 850 millones de euros al presupuesto de defensa. “Yo he tomado las decisiones, aquí mando yo, no necesito ningún tipo de presión ni comentario”, le espetó Macron a De Villiers, quien dimitió —o fue obligado a dimitir— poco después. La presidencia ‘jupiterina’ de Macron es en todo caso, como señaló en su día Rafael Poch-de-Feliu, el último cartucho del establishment “para disolver/cambiar Francia”, una vez amortizados los socialistas y los conservadores.

En Italia, tantas veces laboratorio político de Europa, el precedente bonapartista, según lo plantea Michele Nobile, fue Silvio Berlusconi, cuyo estilo populista ha llevado a que “prácticamente no haya ningún partido político importante que no sea en alto grado personalista y populista, o que pueda ser descrito como pseudopopulista”. Todo ello sobre un escenario político “mutante” a raíz de los escándalos de corrupción de los años noventa que terminaron con una reordenación completa del sistema de partidos y ha conducido al arrinconamiento progresivo de la izquierda y la aparición y auge de formaciones como la Lega Norte.

En Turquía, otro caso claro para los autores de “tentación bonapartista”, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdoğan se presentó, por sorprendente que hoy parezca, como la encarnación de una “ruptura histórica con la historia autoritaria de Turquía”, que arranca su historia moderna con la presidencia de Mustafá Kemal y ha vivido varios golpes de Estado a manos de su ejército. “Esta representación fue más tarde vinculada a la demanda cuasi-revolucionaria de querer crear una ‘nueva Turquía’”, explica Axel Gehring. Con este relato, el AKP “consiguió invisibilizar la lucha de clases” y, desde el Estado, transformarlo para adecuarlo a la figura de su presidente, Recep Tayyip Erdoğan, cuyo poder ha ido en aumento con cada crisis, y cuenta con un nada desdeñable base de apoyo popular de las zonas rurales de Anatolia.

La utopía del retorno a un capitalismo nacional

En el epílogo, Frank Deppe aporta una lectura más amplia e inquietante del fenómeno y de su aparición, en poco espacio de tiempo, en diferentes partes del globo. “Si es cierto que el declive de Occidente –encabezado por EEUU– y el ascenso de “Oriente” —encabezado por China— es el principal rasgo de nuestra época, entonces los conflictos de poder y los choques militares irán en aumento; por otra parte, en el ‘bloque dominante’ aumentará la disposición a aceptar soluciones autoritarias para la capacidad de actuar del Estado”.

A pesar de toda la cháchara de la prensa liberal sobre una supuesta “internacional populista” compuesta por estos partidos en Europa, lo cierto es que, de creernos sus propuestas, el supuesto retorno a un capitalismo encerrado mayormente en sus fronteras nacionales sustituiría la actual cadena de dominio, consagrada en numerosos tratados de comercio bilaterales e internacionales, por una competición económica entre Estados con consecuencias políticas muy inciertas si nos atenemos a los precedentes históricos.

El hecho de que se encuentren en un momento de auge, unido a su habilidad para obtener ventajas de la debilidad manifiesta de sus adversarios políticos, contribuye de momento al engaño, incluso cuando llegan al poder y su discurso podría llevarlos a contradicciones evidentes. “Lo que en un primer momento se nos presenta como una paradoja es posible, porque en el capitalismo, el poder político y económico no se concentra en las manos de un grupo, sino en dos esferas separadas, aunque relacionadas entre sí”, explica Gehring.

“Quien, como partido político, representa los intereses de la clase dominante económicamente y se encuentra en oposición a diferentes partes del aparato del Estado, puede reclamar para sí un papel de oposición y a pesar de ello ser visto como creíble. Y viceversa: quien, como oposición, intenta conquistar el aparato del Estado para hacer una política de oposición, puede ser declarado establishment y ser perseguido por el gobierno autoritario-populista con un amplio apoyo de la población”.

“El miedo del establishment es, en última instancia, que pueda surgir una revuelta que ya no se limite a las elecciones, sino que salte al plano social”, escribe Nobile. “No se sabe cómo y cuándo eso puede pasar, y es claro que no se puede establecer una causalidad fácil entre la crisis económica y una resistencia social”, pero en Italia, como en otras partes, hay material inflamable de sobra. “Maquiavelo diría que sólo precisa de una forma”, apostilla el italiano.

Otro italiano al que hemos citado al comienzo de este artículo, Revelli, definía a esa forma como “un adversario proteiforme” al que sólo puede oponerse “una fuerza y una cultura política que haya sabido realizar, a su vez, el propio éxodo de la tierra de origen” y que “esté preparada para cambiarse con la misma radicalidad con la que ha cambiado lo que tenemos enfrente” y “no, desde luego”, terminaba, “con un fantasmal ‘frente republicano’, suma de todas las derrotas”.

Fuente: El Salto





Publicado por La Cuna del Sol
USA.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Guatemala: La política no es “cosa de locos”… ¿O sí?

Con más de 30 años de retorno de la democracia y más de dos décadas de “paz”, la vida en Guatemala sigue siendo complicada, difícil, agobiante. Y ni hablar de la situación económica. Se prohíbe la llegada de un grupo musical “blasfemo”, como los suecos Marduk, pero hay aldeas donde no existen escuelas pero sí cantinas e iglesias evangélicas. Es un país productor neto de alimentos (“hombres de maíz”), pero tiene el segundo índice de desnutrición crónica en Latinoamérica, y el quinto a nivel mundial. ¿Estamos todos locos?
                                                                                                                              

GUATEMALA: LA POLÍTICA NO
ES “COSA DE LOCOS”… ¿O SÍ?


Por Marcelo Colussi
    
“Locura” no es un término científico. Si bien es cierto que se asocia inmediatamente con la siempre mal definida idea de “enfermedad mental”.

Hay que notar que la locura es, en todo caso, una designación de signo ideológico que sirve para marcar, para etiquetar, para sacarse de encima lo que molesta a la “sana” normalidad. Proviene del latín “locus”: lugar, significando entonces –jugando un poco con la semántica–: “el que está en un lugar determinado, que no es el lugar correcto”. Padecer “locura”, estar “loco”, entonces, sería no sólo haber perdido el sano juicio sino ocupar un lugar de exclusión. Y, por supuesto, ahí entra de todo un poco, desde psicóticos alucinados a marginales varios, desde “inmorales” de toda laya hasta todo aquel que la “sana” conciencia ve como raro, peligroso, un atentado al orden y las buenas costumbres.

“Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”, se ha dicho por allí (expresión atribuida incorrectamente a Nicolás Maquiavelo, pero en verdad del francés Joseph de Maistre), frase que levanta las más enconadas reacciones. En todo caso, hay que situar la aseveración: la clase política es una expresión de la dinámica social. No es que, como pueblo, nos merezcamos “corruptos y ladrones”. Sucede, en todo caso, que los políticos profesionales que supuestamente representan a las grandes mayorías son una expresión –¿un síntoma?– de cómo funciona la sociedad en su base.

Hay que partir entonces por entender qué es la política. Tal como están las cosas, vale la mordaz definición de Paul Valéry: “Es el arte de impedir que la gente se entrometa en lo que realmente le atañe”. Y deberíamos agregar: “haciéndole creer que decide algo”. La política en manos de una casta profesional de políticos termina siendo en muchos casos una perversa expresión de manipulación de los grupos de poder, lo cual no tiene nada que ver con la repetida idea de democracia. Aunque votemos cada cierto tiempo, las reales relaciones de poder van por otro lado, no se deciden en una urna. ¿Quién está “loco”: el político, el que lo elige, la sociedad en su conjunto?

Vale preguntarse con carácter crítico todo esto. Pero sin apelar necesariamente a la Psicopatología, a la Psiquiatría ni a la Psicología clínica. Aunque, sin dudas, mucho de lo que pasa en el plano político es “cosa de locos”.

En Guatemala vivimos una sociedad llamada “post-conflicto”. Pero realmente muy lejos estamos que esto sea “post”. Formalmente terminó la guerra hace ya casi 22 años, aunque el conflicto al rojo vivo sigue siendo nuestra más cotidiana realidad. Una violencia desatada –no sólo la delincuencial; habría que meter ahí diversas formas de violencia como el linchamiento, el racismo, el machismo, la cultura autoritaria, la tenencia desaforada de armas de fuego, factores todos que sobredeterminan nuestra vida cotidiana– junto a una corrupción y una impunidad que ya se nos hicieron normales, son el pan nuestro de cada día. “Sólo borracho se puede vivir aquí” dijo el guatemalteco Premio Nobel de Literatura 1967 Miguel Ángel Asturias. No se equivocaba mucho. De hecho, el alcoholismo tiene una prevalencia muy alta en la población. Y no está de más recordar que dos de las familias más ricas del país son precisamente los fabricantes de cerveza y de ron.

E igual que el alcoholismo, otras cosas nos obligan a pensar cómo somos, por qué actuamos como actuamos (200 personas por día salen del país buscando el “sueño americano” sabiendo que una de cada tres llega mientras otra muere en el intento, un tercio de las mujeres son madres solteras porque los padres biológicos se esfumaron, quien fuera sentenciado por crímenes de lesa humanidad -el general José Efraín Ríos Montt- sale libre 24 horas después de la sentencia, la jueza que lo juzgó es sancionada y a quienes protestan porque no tienen para comer se les mete preso). Parecen cosas de locos. Nos declaramos una sociedad católica que no acepta el matrimonio homosexual, pero el país presenta uno de los índices más altos de realización de abortos (ilegales) en Latinoamérica (quinto lugar en el continente, 170 diarios, aunque nos golpeemos el pecho y se movilicen 100,000 personas para adversarlo, como ocurrió recientemente), y el crecimiento de mujeres transgénero que ofrecen servicios sexuales pagados en la ciudad de Guatemala marca un 1,000% de aumento en la última década. ¿Una locura? Por cierto, ningún “macho” se declara usuario de estos servicios. ¿Quiénes serán entonces?

Como vemos, hablar de locura, o de lo que sería su contraparte, la salud mental, no se agota ni por asomo en un planteo psiquiátrico. Implica forzosamente hablar de cómo es la sociedad, cómo es nuestra historia, de por qué actuamos así: ¿quién protesta porque se le haga viajar en un bus atestado cobrándole lo que el chofer quiera, o colgado del paragolpes, o incluso en el techo? ¿Cómo es posible que, desde un racismo visceral, alguien pueda ufanarse de “ser pobre pero no indio”? ¿Por qué tenemos la clase política que tenemos? ¿Por qué gana la presidencia una propuesta de “mano dura” para terminar con la delincuencia, haciéndonos creer que eso es posible? ¿Por qué terminamos creyendo que “las maras” son el principal problema nacional, y no la pobreza estructural que afecta a más de la mitad de la población y las genera en las barriadas marginalizadas? ¿Por qué la población pudo votar masivamente por un comediante que “vendió” actoralmente la imagen de no-corrupto, siendo luego en la práctica tan corrupto como cualquiera de los presidentes anteriores?

Ahí viene entonces nuestro planteamiento principal del problema: la política, como expresión superior de las relaciones de poder dentro de la sociedad, se ve muy enferma. Y más “enfermos” aún se ven muchos de quienes la practican profesionalmente. La corrupción, la malversación de fondos públicos, el pasarse de un partido a otro como práctica ya común sin el respeto por los valores mínimos de los votantes, la falta de proyectos y la pura improvisación, todo eso ¿no es “locos”?

La salud mental de una nación no tiene que ver tanto –o casi nada– con diagnósticos psiquiátricos estigmatizantes sino con esa capacidad de poder llevar gozosamente la vida. Ahora bien: si “sólo borrachos” podemos mantenernos, más allá de la exageración literaria del Premio Nobel, eso algo nos dice. Con más de 30 años de retorno de la democracia y más de dos décadas de “paz”, la vida en Guatemala sigue siendo complicada, difícil, agobiante. Y ni hablar de la situación económica. Se prohíbe la llegada de un grupo musical “blasfemo”, como los suecos Marduk, pero hay aldeas donde no existen escuelas pero sí cantinas e iglesias evangélicas. Es un país productor neto de alimentos (“hombres de maíz”), pero tiene el segundo índice de desnutrición crónica en Latinoamérica, y el quinto a nivel mundial. ¿Estamos todos locos?

A las Abuelas de Plaza de Mayo, en Argentina, el poder constituido las trató de “locas”. ¡Y sin dudas no lo estaban! Del mismo modo, si bien la vida en Guatemala no es muy fácil que digamos, de ningún modo ¡estamos locos!..., aunque el clima general sea enloquecedor. ¿Qué sucede entonces? ¿Por qué la clase política da muestras de esta generalizada “insanía”? ¿Por qué, por ejemplo, la actual loca disputa de sectores ultra reaccionarios para evitar que se investigue la corrupción? ¿Cómo es posible que un adalid de los tanques de pensamiento de derecha como Gloria Álvarez tenga que vivir fuera del país para evitar procesos judiciales por corrupción? ¿Puros mensajes enloquecedores? Terminó la guerra, pero hay ahora proporcionalmente más armas de fuego en manos de población civil que durante el conflicto interno. ¿Cómo explicar todo esto?

Dentro de unos meses habrá elecciones presidenciales. Eso puede significar una posibilidad para tratar de cuestionar algunas cosas que no funcionan. Mientras sigue muriendo población por hechos de violencia armada, mueren en la misma proporción –o mayor aún– otros guatemaltecos… ¡por hambre! ¡Qué locura! Y con una artera maniobra politiquera se quiso hacer pasar una ley que ponía en absoluto peligro la soberanía alimentaria. Camotán y su hambruna crónica son noticia, curiosamente, sólo en algunas administraciones presidenciales. Pero Guatemala es uno de los países más desnutridos del mundo, aunque produzca mucha caña de azúcar o palma africana para destinar al etanol que llena los tanques de combustible de los vehículos en el Norte quitando tierras a la producción de alimentos. ¡Qué locura!, ¿no? Y los políticos lo avalan…o son los gestores de esto. Recuérdese al en relación a ello la oprobiosa Ley Monsanto, votada incluso con el beneplácito de los pocos congresistas de “izquierda” que hay.

¿De qué sociedad democrática hablamos en Guatemala entonces? ¿Cómo es posible que la violencia, a dos décadas de terminada la guerra interna, no desaparece sino que aumenta? Ahora pasaron a ser comunes los desmembramientos y el sicariato infantil, mientras a diario suben las ventas de drogas ilegales y de teléfonos celulares inteligentes. ¿Estamos todos locos? Por cierto, el 10% del Producto Interno Bruto lo aporta la narcoactividad.

¿Qué tal si intentamos reflexionar sobre todas estas “locuras”? Reflexionar y buscarle alternativas, más que “ponernos borrachos” (como pudo constatar y denunciar con consternación Miguel Ángel Asturias). Quizá no estamos locos, aunque todo esto que mencionamos tenga mucho de locura. ¿Cómo construir, cómo afianzar nuestra salud mental en un medio tan hostil, tan plagado de problemas y con tan pocos caminos a la vista? El desmembramiento de personas del que hoy nos escandalizamos, o la quema de un ladrón de gallinas o de teléfonos celulares que se comente en cualquier punto del país, (¿”justicia popular” o “barbarie”?), fueron práctica común en los años del conflicto armado realizada contra algún colaborador del movimiento guerrillero en la población civil no combatiente en áreas rurales, aunque de ello no se hable. Pedagogía del terror, se le llamó: se repite activamente (quemar a un ladrón, por ejemplo), lo que se padeció pasivamente. Y si el Poder Legislativo echa un manto de olvido sobre el genocidio con un acuerdo gubernativo que llama a la “concordia nacional” y a “dejar atrás el pasado”, eso no parece muy sano. Así no se arreglan los problemas. Vale la pena recordar lo que reza un cartel a la entrada del infame Museo Memorial del Horror de Auschwitz: “Olvidar es repetir”. En Alemania todavía se siguen inaugurando monumentos recordatorios de la locura nazi para no repetirla; aquí se cierra el capítulo de la guerra por ley. ¿Se obtendrán buenos resultados así?

La única manera de hacer prevención en este campo de la salud mental es hablando, sacando a luz lo que “enloquece”. La basura puesta por debajo de la alfombra no desaparece; ahí está, y de algún modo va a retornar. La salud mental de una población no es el silencio: ¡es la posibilidad de hablar de los problemas, de no taparlos con psicofármacos –ni con “un traguito”–, de ventilarlos! No hablar del aborto, por ejemplo, pero practicarlo, no es precisamente lo más sano que pueda haber (valga decir que la morbi-mortalidad materna por causa de los abortos ilegales es altísima). Si ya entramos de lleno en el clima electoral, pues hablemos de política y de los políticos. Hablemos de nuestros problemas –que por cierto son muchos y complejos– sin tabúes, sin prejuicios. Perdámosle el miedo a esto de “estar locos”. Tenemos muchos problemas, sin dudas, y de eso hay que hablar. ¿Qué nos merecemos políticamente? ¿Peleas e insultos en el Congreso? ¿Malversación de fondos y pagos ocultos en las Alcaldías? La política no puede ser sólo eso. ¡No lo es!, definitivamente. Pero, hoy por hoy, la clase política es lo único que nos muestra.

El campo de la llamada “enfermedad mental” es, sin lugar a dudas, el ámbito más cuestionable y prejuiciado de todo el ámbito de la salud. “Yo no estoy loco” es la respuesta casi automática que aparece ante la “amenaza” de consultar a un profesional de la salud mental. Aterra al sacrosanto supuesto de autosuficiencia y dominio de sí mismo que todos tenemos, la posibilidad de sentir que uno “no es dueño en su propia casa”, como diría el psicoanálisis en palabras de su fundador Sigmund Freud. Es por eso que, en un intento de aportar algo a los problemas nacionales, desde la Ciencia Psicológica podemos plantearnos algo de todo esto, viendo que las “locuras” de los políticos son una expresión sintomática de un modelo social que definitivamente no está sirviendo a las grandes mayorías, pues no genera ni paz ni desarrollo.

En conclusión: quizá los políticos profesionales, esos que ya se nos hizo común ver rodeados de guardaespaldas y con buenas prendas costosas, no están “locos” precisamente sino que expresan una anomalía social más profunda. En ese sentido, la falta de proyecto que pareciera haber, la deshonestidad y la parodia son, en definitiva, lo que el sistema imperante nos ofrece. ¿Eso merecemos? Hay que hablar muy en serio de eso, porque no estamos locos…., aunque nos lo quieran hacer creer.





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lunes, 24 de septiembre de 2018

Perfil de Eduardo Stein, un ideólogo de la Responsabilidad de Proteger

En 2014, Stein fue candidateado a la secretaría general de la OEA por el entonces presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, hoy preso por corrupción. De aquella contienda salió vencedor el ex canciller uruguayo Luis Almagro, quien el pasado viernes no descartó la opción de la intervención militar en Venezuela en caso de que el bloqueo y el asedio aplicado por Estados Unidos y Europa contra Venezuela no logre deponer al presidente constitucional Nicolás Maduro.
                                                                                                                                                  
                                                                                                                                               
PERFIL DE EDUARDO STEIN, UN IDEÓLOGO DE
LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER



                                                        Ex vicepresidente de Guatemala (2004-2008), Eduardo Stein Barillas fue designado el pasado miércoles como representante conjunto en Venezuela de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Repasemos brevemente su currículo y las expectativas que emanarían de su nuevo cargo.

Funcionario con millas de vuelo

También fue ministro de Asuntos Exteriores de su país y ha sido funcionario en distintas organizaciones, incluyendo la propia OIM y la Organización de Estados Americanos (OEA). "El señor Stein aporta su vasta experiencia profesional, su influencia política y su profundo conocimiento de la región, que serán fundamentales para apoyar los esfuerzos del gobierno para la protección y solución de las necesidades del creciente número de refugiados y migrantes venezolanos", señalan la ACNUR y la OIM en un comunicado.

Con esta designación se pretende promover un enfoque regional coherente frente a la llamada "problemática" venezolana, siempre en coordinación con los gobiernos, las entidades internacionales y otros agentes relevantes.

El comunicado reitera que "trabajará para promover el diálogo y el consenso necesarios para la respuesta humanitaria, incluido el acceso al territorio, la protección de los refugiados, los arreglos legales para la estadía y la identificación de soluciones para los refugiados y migrantes venezolanos".

Quien fuera segundo a bordo del gobierno derechista de Oscar Berger, Stein es miembro del tanque de pensamiento Diálogo Interamericano con sede en Washington, al que pertenecen políticos como Juan Manuel Santos, Jimmy Carter, Óscar Arias, Leonel Fernández, Antonio Navarro Wolff, Michelle Bachelet, Moisés Naím, entre otros.

Encabezó la Comisión de Verdad y Reconciliación unilateral que investigó el golpe hondureño del 28 de junio de 2009 contra Manuel Zelaya y sus secuelas. Según el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), los hondureños más afectados por el golpe fueron excluidos de participar en la creación de la Comisión.

En 2014, Stein fue candidateado a la secretaría general de la OEA por el entonces presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, hoy preso por corrupción. De aquella contienda salió vencedor el ex canciller uruguayo Luis Almagro, quien el pasado viernes no descartó la opción de la intervención militar en Venezuela en caso de que el bloqueo y el asedio aplicado por Estados Unidos y Europa contra Venezuela no logre deponer al presidente constitucional Nicolás Maduro.
                                                                                                                                                      
Impulsor de una doctrina: la Responsabilidad de Proteger (R2P)

Eduardo Stein fue uno de los 12 expertos de la Comisión Internacional sobre Soberanía de los Estados e Intervención (ICISS, por sus siglas en inglés) que reportó al entonces secretario general de la ONU, el recién fallecido Kofi Annan, un informe llamado "La Responsabilidad de Proteger" en diciembre de 2001.

Financiada por los gobiernos de Canadá, Suiza y del Reino Unido, también por patrocinantes como la Fundación Rockefeller y otros, la ICISS asumía la dualidad de un problema: intervención y soberanía de los Estados. Así, introdujo el concepto para trascender a la discusión sobre la injerencia militar, que generaba un amplio debate al asociar el adjetivo "humanitario" a actividades bélicas como las llevadas a cabo en Somalia, Bosnia y Kosovo, o el genocidio en Ruanda, donde fue definitoria la inacción de la ONU y las potencias mundiales.

Particularmente, a partir de los acontecimientos en la extinta Yugoslavia, relativo a la caída de Srebrenica, fue cuando Annan planteó una "solución política y militar".

Esta doctrina, también conocida como R2P, consiste en no reconocer la soberanía nacional como un derecho puesto que sobrevalora una supuesta responsabilidad de prevenir y disuadir cuatro crímenes: genocidio, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y depuración étnica, bajo el término genérico de Crímenes de Atrocidad Masivos. Se basa en el principio de que la soberanía es un privilegio, y si un Estado viola los principios de la "buena gobernanza" con marca occidental, la comunidad internacional (Estados Unidos y los miembros de la OTAN como su extensión) está "moralmente" obligada a revocar la soberanía de la nación y asumir mando y control del "Estado forajido".

Según el informe, la R2P se basa en el falaz hecho de centrar la preocupación por las crisis violentas en la perspectiva de los que piden o necesitan ayuda, como las comunidades en riesgo, minorías étnicas o de otra clase, las mujeres eventualmente víctimas de violaciones sistemáticas y los niños hambrientos, y no en la de los que puedan estar planteándose una intervención.

Además, esta visión reconoce que la primera responsabilidad es del Estado correspondiente, y solamente cuando éste no puede o no quiere cumplirla, o si éste es el mismo culpable, incumbirá a la comunidad internacional actuar en su lugar. Para ello, se requiere "fortalecer, no debilitar, la soberanía de los Estados, y mejorar la capacidad de la comunidad internacional para reaccionar con decisión cuando los Estados no tienen la voluntad o la capacidad de proteger a su propia gente".

La visión de que la soberanía se convierte en un derecho condiciona al Estado, teniendo como prerrogativa que, por ejemplo, un Estado, si no cumple o no le es permitido cumplir con la obligación de protección, pierde el derecho a invocar la soberanía para impedir la intervención internacional.

Por último, la R2P incluye la prevención y la posterior reconstrucción en el país invadido. La primera nunca se había puesto realmente en práctica, mientras que la segunda ya figuraba en las agendas de intervención desde 1992.

El parágrafo 7 del artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas ratifica el principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados miembros, uno de los pilares del Derecho Internacional, en apoyo al principio de soberanía nacional. Sin embargo, la doctrina de la R2P se estableció en los párrafos 138 y 139 del "Documento Final" de la Cumbre Mundial 2005, que se celebró en Nueva York entre el 14 y el 16 de septiembre de 2005, y el Consejo de Seguridad lo ratificó en 2006.

Stein, por su lado, sería entonces un promotor de esta doctrina que tiene más de prerrogativa excepcional que de fundamentos del Derecho Internacional, aun cuando fuera reconocido en última instancia por la ONU, en conjunción con lo expuesto ya por el Secretario General de la OEA en días anteriores en torno a la intervención extranjera contra Venezuela.

Expectativas ante la escalada injerencista

Luis Almagro insistió en la R2P luego de anunciar su apoyo a una intervención militar en Venezuela y de que el Grupo de Lima (menos Colombia y Guyana) se distanciaran de su posición.

Otros actores del antichavismo "en el exilio" como el ex alcalde metropolitano Antonio Ledezma han mencionado dicho principio.

La R2P fue aplicada en países como Libia usando la protección de los civiles como subterfugio para justificar la agresión y legitimar la "intervención humanitaria". De esa manera, la OTAN subvirtió los principios y conceptos del Estado-nación, la soberanía nacional, la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados y la igualdad entre éstos. Aun cuando Estados Unidos consideró a la Corte Penal Internacional como una amenaza a sus intereses y no ratificó el Estatuto de Roma para eximir a sus autoridades y personal militar de los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad.

La capacidad del Estado venezolano para "proteger a su propia gente", en la jerga intervencionista, es atacada con cada sanción que limita su acción en beneficio de la ciudadanía aun cuando se diga que son solo contra funcionarios del gobierno. Ante las evidencias, ya demostradas en el Consejo de Derechos Humanos hace poco, las expectativas con respecto a un funcionario como Eduardo Stein es que cualquier "respuesta humanitaria" pase por exigir un cese a las sanciones contra Venezuela.

Esto si no toma el mismo camino narrativo de Almagro, que cada vez más toma para sí las vocerías del poder duro, el excepcionalismo y la intervención militar sin mirar siquiera de costado las consecuencias verdadera humanitarias que traerían una invasión extranjera, promovida por Estados Unidos, en suelo venezolano.





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sábado, 22 de septiembre de 2018

Jimmy Morales, 15 de septiembre y unidad nacional

Fe, banderas, desfiles, ya nos aproximamos. Le añadimos la mención a la unidad (construida sobre la anulación de las diversidades: pueblos, géneros, familias, de opciones sexuales...), la certeza y la seguridad jurídica de las inversiones, la seguridad nacional, el desarrollo, y completamos loa conceptos básicos de la línea del poder que se ha construido desde 1524 hasta el Pacto de Corruptos y el Pacto de Golpistas, el día exacto que es hoy.


JIMMY MORALES, 15 DE SEPTIEMBRE
Y UNIDAD NACIONAL


Por Andrés Cabanas
Memorial de Guatemala         

Reconforta saber que "la fe es lo que nos une a los guatemaltecos, nos identifica"*  y da sentido a esta invención colectiva todavía llamada Guatemala. Cualquiera se confunde y pensaría que nuestros símbolos patrios son, orden aleatorio, el atol, un tamal, el chocolate con churros o la insustituible sopa levantamuertos. Pero no. Lo aclara el Presidente que, como el actor que es y nunca deja de ser, sabe mucho de identidades, aunque sean impostadas y postizas.

Lo sentimos por todos los demás, simples mexicanos autoidentificados por el “tequila y el charro”, aunque algunos se empeñen en reivindicar la primera revolución agraria del siglo XX, el Estado social mientras duró y el que quiere ser de nuevo, a Lidia Cacho, Rosario Castellanos o Carlos Monsivais. Lástima por todos esos pueblos sin historias ni sueños compartidos, apenas el “tango, el asado y el fútbol…O tal vez los toros, el flamenco y la guitarra", elementos integradores que nos llegan ni a la suela de los caites.  Nada como nuestra fe y la selección nacional de fútbol, que nos permite, diserta el Presidente incorruptible, "unirnos a una sola voz".

Es un lujo tener un mandatario que, a falta de otras capacidades, defiende sin rubor medias verdades y propaga aporías sin discusión alguna (aporía, Mister Jimmy, es algo muy difícil de entender y explicar).

De todas formas, como la fe es la "certeza de lo que no se ve", conviene adornarla y amplificarla con accesorios más visibles y reales. Por ejemplo, las banderas, cada vez más numerosas y grandes, que cubren de cabo a rabo las planicies urbanas a medida que se aproxima el 15 de septiembre (nacen, crecen, se reproducen y después no mueren, simplemente se transforman, principio de conservación de la energía que bien podría ser útil como discurso de Estado conservador reconfigurado). Banderas que se propagan como plaga terminal sin antídoto que las detenga, aunque ninguna alcanza la dimensión física y estrambótica de la conocida comoBandera Baldetti-CashLuna (en mayúsculas y negrita, porque puede tener vida propia)44 metros de altura que se yerguen majestuosos sobre un asta de 12 metros de altura (¿cabe hablar de pilastra adosada en el frontispicio del edificio de la República, o es un poco demasiado ampuloso? podría pensar el Presidente mayestático) y 56,000 dólares de costo, verdadera ostentación de poder.

El mismo papel simbólico desempeñan las bandas de guerra que por estas fechas llenan las calles de ruido y toman los espacios colectivos, con un sentido controlador y disciplinador, sin dejar espacio para el paseo, la reflexión, el trabajo, la diversión, la holganza o el retozo. Todo el país al ritmo de su paso marcial.

Fe, banderas, desfiles, ya nos aproximamos. Le añadimos la mención a la unidad (construida sobre la anulación de las diversidades: pueblos, géneros, familias, de opciones sexuales...), la certeza y la seguridad jurídica de las inversiones, la seguridad nacional, el desarrollo, y completamos loa conceptos básicos de la línea del poder que se ha construido desde 1524 hasta el Pacto de Corruptos y el Pacto de Golpistas, el día exacto que es hoy.

¿Piensa usted que lo que nos identifica es la violencia, las injusticias, el racismo, el machismo, la individualidad que anula la comunidad, y que nuestra identidad colectiva pasa por reconstruir las diversidades, la plurinacionalidad, las familias múltiples, las libertades, incluida la sexual? No. Dios, Patria, Libertad, el lema histórico del exPresidente y exAlcalde Alvaro Arzú. El lema no escrito de los españoles que llegaron a saquear este territorio, hace más de 500 años. El lema del Presidente actual que -como no argumenta, solamente sentencia- nunca se equivoca.

A pesar de eso o precisamente por eso, se sostiene Jimmy. A pesar de sus incapacidades, su corrupción, su violencia, su falta de visión del bien común (es decir, falta de visión de un verdadero Estado) y su ilegitimidad. Pero Morales no es exactamente un outsider, un político fuera de los márgenes del sistema. Por el contrario, opera a conciencia y en ocasiones de forma magistral los símbolos de un poder históricamente conservador, que de nuevo se desliza peligrosamente hacia el militarismo y la dictadura.

Jimmy implica la apropiación simbólica del poder político, en manos de los sectores tradicionales, más o menos reconfigurados. Por eso es tan importante la disputa y reapropiación simbólica de todos los espacios.

Por eso, aunque no es suficiente, es importante desapropiarte del poder. O sea, para que entendás, destituirte y enjuiciarte, Jimmy Morales.

*En cursiva y entrecomilladas, declaraciones textuales de Jimmy Morales, la mayoría durante la celebración de un aniversario de la independencia en el Congreso de la República, 12 de septiembre de 2018.





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martes, 18 de septiembre de 2018

Idlib no espera: la demora es mortal

En este momento el asunto en Idlib es trascendental. Los estadounidenses y sus marionetas están sumamente agolpados sobre esta región. Entre tanto Rusia y China, aun de la importante armamentística trasladada por Rusia hacia este país (Siria), se encuentran en un estado de aletargamiento muy peligroso. Ante todo se entiende que el retraso de las operaciones sobre Idlib es mortal. Aquello puede conducir a consecuencias muy graves en el futuro, ejemplo, alargar la guerra.


IDLIB NO ESPERA: LA DEMORA ES MORTAL


Por Enrique Muñoz Gamarra (*)
www.enriquemunozgamarra.org/         
Ante todo debemos señalar que la lucha por la hegemonía mundial es muy intensa. Detrás de cada hecho internacional se esconde aquella agitación. Después de la perdida de la hegemonía mundial estadounidense esta sencillamente es muy aguda. No es posible obviarla.

De hecho los principales puntos geoestratégicos están siendo confrontados palmo a palmo. China, Estados Unidos y Rusia contienden a muerte por la hegemonía mundial. El asunto es que ahora esto ya no es fácil para la decadente burguesía financiera estadounidense. Su anterior peso geopolítico esta desvanecido. Rusia y China han emergido como superpotencias de su mismo nivel. Entonces la pugna es de igual a igual cargando entre ellos la paridad estratégica.

Pero la prepotencia estadounidense es muy grave. Es la desesperación de un gran poder que ha sido desplazado. Su desfachatez ha rebasado todos los límites, incluso ha amenazado a los jueces del Tribunal Penal Internacional de la Haya con llevarlos a la prisión si se atrevían a denunciar a sus militares por sus genocidios en el caso de Afganistán. Realmente muy descarado.

En este marco es necesario observar con detenimiento los últimos hechos internacionales en el que sobresalen, primero, la derrota militar estadounidense en la península coreana el 14 de octubre de 2017. Y segundo, la contra respuesta a aquel hecho, el nuevo giro estratégico de este país (Estados Unidos) orientado contra China, su mayor enemiga estratégica, pero sobre todo en lo inmediato contra Irán el país más importante de la región más estratégica del planeta que en sus entrañas guarda importantes reservas de gas y petróleo que las voraces empresas monopólicas estadounidenses quieren apropiarse y que estratégicamente daría oportunidad a los Estados Unidos a revertir su calamitosa situación económica.

Observar esto es muy importante:

1.- Ante todo un hecho concreto, lo que ocurre en Siria:

En realidad sobre Siria hay que hacer un análisis geopolítico muy profundo. Los análisis superficiales no conducen a ningún lado.

La inter-relación del asunto sirio entre los intereses de las burguesías de las tres superpotencias capitalistas con la nueva situación mundial, es clave.

En principio el asunto del gobierno, el ejército y el pueblo sirios ha sido la preservación de la integridad territorial de Siria, es decir, el respeto a su soberanía.

Cierto, el avance de Siria en la lucha por su soberanía hasta aquí ha sido exitoso y de mucha trascendencia. No podemos olvidar la participación de Rusia, Irán y el movimiento insurgente libanés, Hezbollah. Realmente de gran valor.

En realidad no hay palabras para referirse al esfuerzo supremo del heroico ejército sirio por arrojar a las hordas de asesinos y genocidas de más de cincuenta países encabezados por las de Estados Unidos que pretenden afectar su integridad territorial. Solo decir que realmente el ejército sirio es indoblegable.

Pero Siria es parte de Oriente Medio, una región absolutamente estratégica para las tres superpotencias capitalistas de la actualidad. Como sabemos muy a pesar de las colusiones inter-imperialistas y la nueva situación geopolítica mundial, recientemente está en curso el agolpamiento del imperialismo estadounidense contra esta región por el asunto iraní.

En esto es muy importante señalar que el nuevo giro estratégico estadounidense está dirigido en lo inmediato contra Irán. El asunto sirio no está desligado de estas agitaciones, consecuentemente debe ser observado en conjunción de lo que ocurra en Irán, pues, Siria de acuerdo a la estrategia estadounidense, es parte de este engranaje.

Rusia esta extraordinariamente parapetada en este país. Ha llevado hasta sus bases militares importante armamentística en el que están incluidos modernos aviones de combate y naves de guerra debidamente cargados con misiles de gran precisión.

En esto el involucramiento de Irán en Siria es clave, se puede decir de vida o muerte, que en lo fundamental debe permitirle mantener en pleno vigor su alianza estratégica con Siria a fin de sortear en mejores condiciones la ofensiva que viene tramando el letal imperialismo estadounidense contra su integridad territorial.

Los Estados Unidos se dieron cuenta de esta situación y exigieron a Rusia la expulsión de Irán además del Hezbollah de territorio sirio.

Por otra parte los estadounidenses estuvieron jugando a la retirada en Siria, cuando aquello era totalmente falso. En las últimas negociaciones que han venido realizándose estaban bien representados por su marioneta Turquía, que como hemos dicho en otras oportunidades, ha hecho una importante labor de zapa a favor de este país (Estados Unidos).

El caso de idlib:

Según estimaciones de la ONU, en Idlib se encuentran atrincherados unos 10.000 paramilitares del ejército estadounidense agrupados en el Frente al Nusra y Al Qaeda. Rusia ha dicho que son 50.000 (Sputnik).

Como sabemos la provincia siria de Idlib fue ocupada en 2015. Conforme a los acuerdos de reconciliación, a esa provincia se han evacuado los más rancios del ejército estadounidense, paramilitarismo fascista, que se han negado a entregarse al heroico ejército sirio tras sus aplastamientos en Alepo, Homs y Guta Oriental.

En 2017, el territorio de Idlib comenzó a formar parte de la zona de distensión del norte de Siria patrocinada por Turquía, que es junto con Rusia e Irán garante de la tregua en el país árabe, acordada en el marco del proceso pacífico de Astaná” (1).

Aunque existen pronósticos muy optimistas sobre la situación militar en Siria, como por ejemplo la que efectuó Sputnik el 22 de agosto de 2018 sosteniendo que gracias al apoyo ruso, las tropas gubernamentales de Damasco habían conseguido recuperar el 96,5 % del territorio del país, tras la liberación de 1.411 localidades. El 3,5 % restante forma parte de la zona de distensión de Idlib. (2).

Una apreciación más realista fue la que hizo el experto en asuntos sirios y fundador de Syriana Analysis, Kevork Almassian, que afirmo: “Cuando Hizbulá y los iraníes se desplegaron en Siria, una parte considerable del país estaba bajo el control de grupos terroristas, pero ahora Damasco ya controla entre el 70% y el 90% del país” (3).

Sin embargo en Siria el asunto no solo es Idlib sino un conjunto de bases militares de Estados Unidos, ejemplo, la base de Al Tanaf que está ubicada en la parte sur este de territorio sirio.

Incluso el 21 de junio de 2018 se hablaba de unas 40 bases militares estadounidense dentro y cerca de Siria.

Veamos:

“Vladímir Kozin, experto del Centro de Estudios Militares y Políticos del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO): “El Pentágono desplegó 19 bases militares y centros de logística en Siria, así como 22 bases en los países limítrofes para el suministro continuo de armas, municiones, combustible y provisiones a los combatientes de grupos terroristas”, afirmó Kozin. El experto mencionó en particular la base de Al Tanaf, al sur de Siria, en torno a la cual se estableció una zona de exclusión aérea de 50 kilómetros” (4).

Además:

“El portavoz de Maghawir al Thawra, Abu Atheer, aseguró este 14 de junio de 2017 a Reuters que las fuerzas estadounidenses están estableciendo una segunda base en Al Zakf, a unos 60-70 kilómetros hacia el noreste de Al Tanaf. Según Atheer, las fuerzas especiales estadounidenses están patrullando distancias de hasta 100 km desde Al Tanaf. Fuerzas especiales norteamericanas adicionales están llegando a ambas bases, y más armas están siendo entregadas a los rebeldes, informa Abu Atheer” (5).

Por otra parte no podemos olvidar que en Siria el letal imperialismo estadounidense ha desatado los más aterradores genocidios: arrasamientos de ciudades, uso de bombas de fósforo blanco (observad el siguiente enlace: https://www.hispantv.com/noticias/siria/387734/eeuu-ataca-deir-ezzor-fosforo-blanco-isis, proyectiles con uranio empobrecido https://www.hispantv.com/noticias/siria/333223/eeuu-uranio-empobrecido-proyectiles-estado-islamico), etc. Allí, por mostrar solo un caso, podemos nombrar el arrasamiento de la ciudad Al Raqqa entre junio y octubre de 2017 (Ver el siguiente enlace: http://www.eluniversal.com.mx/mundo/rusia-eu-arraso-con-raqqa-en-siria). En efecto entre esas fechas la Aviación estadounidense perpetro el arrasamiento de aquella ciudad, en realidad un genocidio semejante a lo que habían hecho antes entre los meses de noviembre y diciembre del 2004 (segunda batalla de Faluya) con la ciudad de Faluya en Irak (6).

Pero el avance del ejército sirio hasta aquí ha sido fenomenal. Ahora los paramilitares y los comandos de operaciones especiales de más de cincuenta países encabezados por el criminal ejército estadounidense están acorraladas en Idlib, norte de Siria.

Es en medio de esta situación que se dan las agitaciones actuales sobre esta región (Idlib), por supuesto, con una gran oportunidad para el ejército sirio de seguir avanzando en la expulsión del ejército agresor estadounidense

Como es de prever ante estos hechos el pentágono está muy desesperado.

Veamos esto en forma breve:

El 4 de septiembre de 2018, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, acordaron durante una llamada telefónica que cualquier ofensiva del presidente sirio Bashar Asad en Idlib sería inaceptable y aumentaría el conflicto en el país. (7).

El 7 de septiembre de 2018 en la cumbre de los tres países garantes de la paz en Siria, Rusia, Irán y Turquía, desarrollada en Teherán (capital iraní) sobre todo para ver el caso de Idlib, Erdogan, presidente de Turquía y alfil de Estados Unidos, exigió un alto el fuego cuando de urgencia se necesita la intervención del ejército sirio para alcanzar la paz (8).

Luego, ese mismo día (7 de septiembre de 2018, Cumbre de Teherán), Estados Unidos estaba realizando ejercicios militares nada menos en territorio sirio en la región de Al-Tanf, su base militar, en medio de las advertencias de una inminente operación rusa en la zona. (9).

Y finalmente el 9 de septiembre de 2018 se supo que Turquía, un país enteramente anti-sirio que se las juega toda a favor de su amo Estados Unidos, esta vez estaba enviando 300 vehículos militares, incluidos tanques avanzados, sistemas de lanzacohetes múltiple (MLRS, por sus siglas en inglés) y carros de combate de infantería BMP (10).

Por supuesto bajo estas circunstancias es demasiado pronto hablar de una total expulsión del ejército estadounidense de Siria.

2.- La tenaz pugna geopolítica:

Ante todo es necesario advertir que este proceso se desarrolla al influjo de una fuerte fricción geopolítica entre las superpotencias capitalistas.

Sobre esta base hay cuatro prioridades en la agenda geopolítica mundial actual: primero, la principal contradicción inter-imperialista es entre Estados Unidos y China. Segundo, Oriente Medio es la región más estratégica del planeta. Tercero, en Oriente Medio el asunto es Irán. Este país es un botín muy codiciado por las tres superpotencias capitalistas. Cuarto, la solución del asunto sirio pasa necesariamente por la solución del asunto iraní.

De esto resulta que el nuevo giro estratégico estadounidense, que es totalmente ofensivo no retroceso como habíamos sostenido en algunas notas, corregimos esto, apunta en primer lugar sobre China e irán. Es decir está dirigido principalmente contra su mayor enemigo estratégico (China) y a lo más importante de la mayor zona estratégica del planeta (Irán). Por supuesto que esto no es ninguna coincidencia.

Pero, por lo inicuo de su actual situación, el asunto inmediato para Estados Unidos, es Oriente Medio, y allí, el asunto es Irán. Hay que ser muy claros en advertir que el objetivo inmediato del nuevo giro estratégico estadounidense es ocupar Irán.

Por supuesto que esto no es de reciente data. Aquello se arrastra desde el año 2008 cuando la gran crisis económica descalabra su economía. Entonces como sabemos sus ambiciones crecieron exponencialmente por un control absoluto de la región. Aquello lo llevo a tramar la ocupación de Irán, por cierto, un gran productor del petróleo, pues, era el cuarto mayor productor mundial de petróleo y el tercer productor de la OPEP. Las reservas de petróleo en Irán, según su gobierno, son las terceras mayores del mundo. En efecto este país había tenido en los últimos años un gran ascenso en su economía y un fuerte posicionamiento geopolítico en la región. Su gobierno supo mantener su independencia sobre la prepotencia estadounidense.

Consecuentemente el asunto en Oriente Medio era Irán. Este no era cualquier país. Pero para concretar aquel sueño estadounidense (ocupación de Irán), previamente debían diezmar Siria. Esto era porque Irán y Siria mantenían una importante alianza estratégica que alcanzaba también a la resistencia palestina y el movimiento insurgente libanes Hezbolla.

Fue así como dieron inicio en 2010 la proterva y criminal ofensiva que entonces denominaron “Primavera Árabe” ejecutada sobre la base de sus tropas paramilitares que desde los años 80 del siglo pasado habían ido alimentando en casi todas la regiones del planeta. Primero ocupo sangrientamente Libia (2010) y luego fue contra Siria en marzo de 2011.

Pero, para entonces, como hemos señalado más arriba, Rusia y China ya habían pasado a una reacción político militar muy importante. Habían entendido la paridad estratégica. Opusieron resistencia a tan execrable aventura. Aquello se pudo constatar en el mismo Consejo de Seguridad de la ONU, vetando el alegre pedido estadounidense de crear una zona de exclusión aérea sobre el espacio aéreo sirio, similar a lo que habían hecho para destruir Libia en 2010. Aquello, por supuesto, empantanó la pretendida ocupación de Siria.

Y aquí viene el quid de la cuestión de el por qué Estados Unidos se solivianta muy duramente contra Rusia. Por supuesto también existen otras causas geopolíticas. Pero en concreto aquí Rusia es el mayor obstáculo para el cumplimiento de sus criminales planes en esta región. Como sabemos Rusia está muy comprometida con Siria. Pues innegablemente Rusia tiene sus intereses allí. Por eso la fricción de Estados Unidos contra este país (Rusia) a fin de disuadirlo que abandone Siria. Hay de todo, desde sanciones económicas, confiscación de bienes rusos en territorio estadounidense y graves provocaciones militares cerca de sus fronteras en este caso utilizando a sus marionetas de Europa.

Sin embargo aquello no da resultados, pues Rusia asimila todas estas patrañas. A esto ayuda la fuerza y el espíritu indoblegable del ejército sirio. Es un esfuerzo supremo. Entonces para Estados Unidos esto es un gran problema, pues, sencillamente no quiere compartir su posicionamiento aquí en Oriente Medio con Rusia. Es un problema muy serio.

Aquello no puede surtir efecto por la vía de la guerra, pues, ambos países tienen armamento nuclear, incluso Rusia es la mayor potencia militar del mundo justamente por el armamento estratégico que está en su poder, ahora ya reconocido por casi todos los analistas.

Entonces lo que quedaba era la colusión.

En primera instancia los rusos han llevado, como hemos dicho más arriba, importante armamento a este país (Siria), pero han permitido el genocidio por más de siete años, se han negado a entregarle los misiles S-300 importantes en la defensa de las fronteras sirias.

Sin embargo Rusia no da a torcer su brazo respecto a las provocaciones estadounidenses. Entonces aquello es muy probable que haya conducido a la colusión entre ambas superpotencias. Los resultados son desconocidos por el momento. Pero de hecho Estados Unidos que aún se cree la mayor superpotencia mundial estaría exigiendo la mayor parte de la tajada.

La relación de China en medio de esta situación es muy complicada. Está sometida a una dura guerra comercial. Pero su peso económico es enorme. Entonces China ha resuelto intervenir militarmente en el conflicto. Lo anunciaron recientemente (ver el siguiente enlace: https://www.hispantv.com/noticias/siria/384312/china-ejercito-ofensiva-idlib-rebeldes ). Consiguientemente a perspectiva aquella situación debe obligarla a reorientar su estrategia militar y, eso es lo que probablemente ocurrirá próximamente.

Pero en lo general la colusión debe aclararse a medida que los hechos avancen. Hasta aquí aún no está muy clara. El asunto es que existe en este momento una gran oportunidad para hacer retroceder al letal imperialismo estadounidense no solo de Siria sino de Oriente Medio.

3.- Los pueblos y las naciones del mundo entero por supuesto tienen un enorme peso político y militar en la concreción de la tendencia irreversible del decadente imperialismo estadounidense:

Ante todo hay una nueva correlación de fuerzas a nivel mundial que Rusia y China simplemente no saben valorarla. Bien sabemos que el mundo a partir de finales del año 2017, derrota militar estadounidense en la península coreana, ingresa a una coyuntura muy especial sobre la base de una nueva correlación de fuerzas.

En este marco el asunto de Siria debió ser resuelto como lo hizo la RPDC. Cierto, Rusia debió haber actuado con firmeza indicándole a Estados Unidos que sus fuerzas estratégicas están emparejadas con el suyo y consecuentemente éste debería respetar sus intereses. Sin embargo este país (Rusia) al perecer no tiene esa capacidad. Le hace el juego con el armamento convencional dándole la oportunidad de imponerse, olvidando así el poderío de su armamento estratégico.

En este momento el asunto en Idlib es trascendental. Los estadounidenses y sus marionetas están sumamente agolpados sobre esta región. Entre tanto Rusia y China, aun de la importante armamentística trasladada por Rusia hacia este país (Siria), se encuentran en un estado de aletargamiento muy peligroso. Ante todo se entiende que el retraso de las operaciones sobre Idlib es mortal. Aquello puede conducir a consecuencias muy graves en el futuro, ejemplo, alargar la guerra.
                                                                                                                                                                            
Pero en general los hechos en Oriente Medio siguen avanzando. En lo que refiere a Irán, a partir de aquí todo dependerá de sus fuerzas disuasivas. Este país no puede darse el lujo de la más mínima concesión. La firmeza es lo más importante. El camino lo está señalando Yemen que utiliza sus disuasivos de forma inteligente golpeando los puntos estratégicos del enemigo. Irán tiene importantes disuasivos de mayor precisión y de mayor alcance que es muy importante en la actualidad. Su ejército no es cualquiera. Es una potencia militar de Oriente Medio. De hecho allí los militaristas estadounidenses, si se atreven agredirla, morderán el polvo de la derrota.

Entonces aquello indica la tendencia irreversible del decadente imperialismo estadounidense. Esto debe ser válido incluso a contracorriente de las colusiones imperialistas. Los pueblos y las naciones del mundo entero indudablemente tienen un enorme peso político y militar que debe ayudar a aclarar esta tendencia. Algunos no entienden esto y creen que hay un imperialismo bueno y otro malo. Un grave error que debe ser combatido. Los pueblos del mundo están firmemente con Siria, Irán, Venezuela, Nicaragua y la gran RPDC hasta la victoria final. Los imperialistas no tienen ninguna escapatoria.

NOTAS:

1.- “Rusia advierte que la situación en Idlib no se puede seguir aguantando”. Nota publicada el 3 de septiembre de 2018, en: Sputnik.

2.- “86.000 terroristas liquidados, 96,5% del territorio liberado: Las cifras del operativo ruso en Siria”. Nota publicada el 22 de agosto de 2018, en: Rusia Today.

3.- “El momento culminante: la ofensiva contra el último bastión terrorista de Idlib”. Nota publicada el septiembre de 2018, en: http://espanol.almayadeen.net/news/Idlib/272575/el-momento-culminante–la-ofensiva-contra-el-%C3%BAltimo-basti%C3%B3n

4.- “EEUU abastece a radicales desde unas 40 bases dentro y cerca de Siria”. Nota publicada el 21de junio de 2018, en: Sputnik  https://mundo.sputniknews.com/orientemedio/201806211079756651-que-hace-eeuu-en-sus-bases-en-siria/

5.- “Así son las dos bases aéreas ilegales de EEUU en Siria (fotos)”. Nota publicada el 21 de junio de 2017, en: Sputtnik.

6.- “Una ciudad arrasada”: salen a la luz nuevos testimonios sobre los crímenes de EEUU en Siria”. Nota publicada el 16 de junio de 2018, en: Sputnik.

7.- “Pompeo y canciller turco están de acuerdo en que ofensiva siria en Idlib sería inaceptable”. Nota publicada el 4 de septiembre de 2018, en: Sputnik.

8.- “Erdogan pide un alto el fuego en la provincia siria de Idlib”. Nota publicada el 7 de septiembre de 2018, en: HispanTV.

9.- “EEUU realiza ejercicio en Siria ante un posible ataque de Rusia”. Nota publicada el 8 de septiembre de 2018, en: HispanTV: https://www.hispantv.com/noticias/siria/387583/eeuu-ejercicios-amenaza-rusia-tanf

10.- “Turquía envía 300 vehículos militares a Idlib ante ofensiva siria”. Nota publicada el 9 de septiembre de 2018, en: HispanTV.

(*) Enrique Muñoz Gamarra: Sociólogo peruano, especialista en geopolítica y análisis internacional. Autor del libro: “Coyuntura Histórica. Estructura Multipolar y Ascenso del Fascismo en Estados Unidos”. Su Página web es: www.enriquemunozgamarra.org





Publicado por La Cuna del Sol
USA.