Según la visión de Johnson,
el ingreso de Ucrania en la OTAN es inconcebible. Gran Bretaña se anticipa a
los nuevos hechos sobre el terreno. Johnson pareció reconocer las realidades
políticas emergentes a medida que el gigante ruso "tritura"
implacablemente la maquinaria bélica de Kiev.
LA NARRATIVA ESTADOUNIDENSE
NO SOBREVIVIRÁ A LA DERROTA
EN EL DONBASS
Lo extraordinario de la diplomacia británica es que continuamente está en
busca de formas de adelantarse a los acontecimientos y aportar un valor añadido
a su cliente del otro lado del Atlántico, Estados Unidos. Por eso son muy
significativas las declaraciones sobre el conflicto ucraniano del primer
ministro británico, Boris Johnson, en su rueda de prensa del viernes en Nueva
Delhi.
Johnson recordó los evocadores versos del poema de Matthew Arnold, Dover Beach,
sobre el "rugir lleno de tristeza,
largo y en retirada" cuando la fe se desvanece. Johnson se mostró
completamente en desacuerdo con el enfoque de las declaraciones del presidente
de EE. UU., Joe Biden, del día anterior en la Casa Blanca, en las que prometió:
"Responsabilizar a Putin por su brutal y sangrienta guerra".
"Aumentar la capacidad de Ucrania para luchar en el este, en la región
del Donbás".
"Repeler la agresión de Rusia en Ucrania, para rechazar el salvajismo
de Putin".
"Enviar un mensaje inequívoco a Putin: nunca conseguirá dominar y
ocupar toda Ucrania. No lo hará, eso no
sucederá".
"Aumentar la presión sobre Putin y aislar aún más a Rusia en la escena
mundial".
"Seguir negando a Rusia los beneficios del sistema económico
internacional que tanto disfrutó en el pasado".
"Seguir apoyando al valiente y orgulloso pueblo de Ucrania".
Biden se las arregló para empaquetar
toda esta retórica corrosiva en un solo discurso. De hecho, incluso remató
exudando optimismo, afirmando que "todavía no hay pruebas de que Mariupol
haya caído por completo".
Pero Johnson, en marcado contraste, se inclinó por el pronóstico de la
Inteligencia Militar británica de que los rusos podrían ganar en Ucrania. Sin
ninguna acrobacia verbal, fue directamente al grano:
"Creo que lo triste es que eso (la victoria rusa) es una posibilidad
realista. Sí, por supuesto. Putin tiene un ejército enorme, tiene una posición
política muy difícil... la única opción que tiene ahora es seguir tratando de
utilizar su terrible y machacante método, conducido, dirigido por la
artillería, tratando de machacar a los ucranianos. Está a punto de asegurar un
puente terrestre en Mariupol. La situación es, me temo, imprevisible. Tenemos que
ser realistas al respecto".
Durante su reciente visita a Ucrania, Johnson habría aconsejado al
presidente Vladimir Zelensky que ordenara la retirada y formara una nueva línea
de defensa, pero Zelensky no tuvo más remedio que seguir el consejo
estadounidense.
Para el presidente Biden, por supuesto, hay suficientes razones para que la
guerra continúe como una guerra sin fin. La guerra alinea a Europa detrás del
debilitado liderazgo transatlántico de Estados Unidos. Además, Biden tiene
ahora una coartada para explicar la alta inflación de la economía
estadounidense. Está aplacando al complejo militar-industrial en un año
electoral. Biden anunció el jueves un nuevo paquete de 800 millones de dólares
en ayuda militar para artillería pesada, 144 000 cartuchos y aviones no
tripulados, que se enviarán "directamente al frente de la libertad"
en Donbass.
Sin embargo, la gran interrogante sigue siendo: ¿Por cuánto tiempo se
mantendrá la unidad occidental detrás del liderazgo estadounidense si Biden
busca un conflicto prolongado con Rusia? Las sucesivas derrotas en Mariupol y
Donbass no sólo significaría la derrota del ejército ucraniano y mellaría la
credibilidad de Estados Unidos, sino que desacreditaría toda la narrativa
triunfalista occidental.
Aunque las sanciones occidentales han perjudicado a la economía rusa, según
los indicios actuales, Moscú se está adaptando a una "nueva
normalidad". Contario a las expectativas occidentales, las sanciones no
han hecho que la opinión pública rusa se torne en contra del gobierno. El éxito
de las pruebas realizadas el pasado miércoles con el misil balístico
intercontinental de nueva generación Sarmat -que "no tiene análogos en el
mundo y no los tendrá en mucho tiempo" (palabras de Putin)- es sin duda un
mensaje desafiante.
Mientras tanto, los intentos occidentales de "aislar" a Rusia no
han tenido éxito. En la reunión de los ministros de finanzas del G20 en
Washington, el plan de "boicot a Rusia" no tuvo más adeptos que el
bloque occidental. Estados Unidos no logró convencer a Arabia Saudí de que se
desvinculara de su cartel de la OPEP+ con Rusia. Sobre todo, en el ámbito donde
más importa -el petróleo y el gas-, Europa es incapaz de acordar un embargo.
Varios países de la UE amenazan con vetar cualquier medida de este tipo de
parte de la Comisión.
Las economías europeas se encuentran en diferentes fases de colapso, a
medida que las repercusiones a causa de las sanciones empiezan a afectarles. El
Banco Central de Alemania advirtió el viernes que un embargo total de las
compras de energía rusa podría costar 180 000 millones de euros, restaría un 5%
del PIB alemán previsto para este año y haría que la economía vuelva a entrar
en una grave recesión. Advirtió que incluso la necesidad de encontrar otras fuentes
de energía aceleraría la inflación, añadiendo más del 1.5% de puntos
porcentuales al índice de precios al consumo de este año y más del 2% al del
próximo.
El canciller Olaf Scholz declaró el viernes a Spiegel que evitar un embargo
de gas tiene como fin último "evitar una dramática crisis económica, la
pérdida de millones de puestos de trabajo y de fábricas que no volverían a
abrir". Afirmó que dadas las "enormes consecuencias para nuestro
país, para toda Europa,... es mi responsabilidad decir: 'No podemos permitir
eso (el embargo)'".
Los europeos se están dando cuenta más pronto que tarde de que son los grandes
perdedores. Además de las interrupciones en las cadenas de suministro que
obstaculizan la producción industrial, la carga de 5 millones de refugiados (hasta
ahora) y el gran impacto en la seguridad alimentaria debido a la guerra en el
"granero de Europa", combinado con la escasez de fertilizantes que se
utilizan para aumentar el rendimiento de los cultivos, Europa está sintiendo el
impacto de las subidas de precios.
Incluso antes de la guerra en Ucrania, los precios de los fertilizantes
estaban subiendo rápidamente debido al aumento del coste del gas, con el
fertilizante nitrogenado costando casi cinco veces más que el año pasado por
estas fechas. Los expertos advierten que todo esto podría provocar una crisis
alimentaria. Los agricultores descontentos han protagonizado protestas pidiendo
concesiones.
Encuestas de Gallup International han mostrado que las mayores
preocupaciones de los ciudadanos de la UE en este momento son el aumento de los
precios, el temor a que se amplíe la guerra en Ucrania y la posible escasez del
suministro energético. Más de la mitad de los ciudadanos de la UE creen que
Europa ya ha prestado suficiente apoyo a Ucrania.
Aquí es donde la derrota en Donbass se convierte en un acontecimiento
crucial que pone en tela de juicio toda la narrativa estadounidense sobre
Ucrania -la expansión de la OTAN, la seguridad europea y el diálogo con Rusia-
y, por supuesto, la obsesión sobre el liderazgo de Vladimir Putin en Rusia.
Una encuesta publicada el jueves por The Associated Press-NORC Center for
Public Affairs Research muestra que el deseo de los estadounidenses de
involucrarse ha disminuido un poco. Sólo el 32% dice que Estados Unidos debería
tener un papel importante en el conflicto, frente al 40% del mes pasado. Un 49%
adicional estima que Estados Unidos debería jugar un papel menor.
En su intervención en Delhi, Johnson prácticamente descartó la narrativa de
Biden. En su lugar, pidió "proyectar una visión para el futuro de Ucrania
en la arquitectura de seguridad de Europa. ¿Dónde encaja Ucrania ahora?”
Johnson manifestó que en algún momento, Ucrania tiene que ser capaz de
responder a esa interrogante -"lo que los ucranianos quieren finalmente".
Curiosamente, no utilizó la palabra "gobierno ucraniano".
Johnson abundó sobre "una colección de garantías de seguridad de
países afines -compromisos de seguridad sobre lo que podemos hacer para
respaldarlos con armamento, con entrenamiento y con intercambio de
inteligencia". Pero rápidamente añadió que esto no puede ser "como
una garantía del Artículo 5 (de la OTAN)". En su lugar, dijo, Ucrania
debería tener "disuasión por negación".
Según la visión de Johnson, el ingreso de Ucrania en la OTAN es
inconcebible. Gran Bretaña se anticipa a los nuevos hechos sobre el terreno.
Johnson pareció reconocer las realidades políticas emergentes a medida que el
gigante ruso "tritura" implacablemente la maquinaria bélica de Kiev.
Publicado por La Cuna del Sol