La historia del Día de
Acción de Gracias es una absolución de los peregrinos, cuya brutal lucha por el
poder absoluto en el Nuevo Mundo se ha fabricado para parecer religiosamente
motivado y eminentemente humano. Más importante aún, los peregrinos son
representados como víctimas -de las inclemencias del tiempo y de sus ingenuas,
y sin embargo, sanas visiones de un nuevo comienzo.
EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS:
REGOCIJANDOSE
EN EL GENOCIDIO Y LA
SUPREMACÍA BLANCA
|
Pintura del colonialismo americano |
Por Glen Ford
"El Día de Acción de
Gracias tal y como se celebra actualmente es una afrenta a la
civilización".
Nadie más que los estadounidenses celebran el Día de Acción de Gracias.
Está reservado por la historia y la intención de "los fundadores",
como la fiesta estadounidense suprema de la raza blanca, el evento más macabro en
el calendario nacional. Ningun Halloween de la imaginación puede rivalizar con
la realidad exterminista que fue la génesis, y sigue siendo la herencia, del
Día de Acción de Gracias estadounidense. Es el día más repugnante, el día más
insultante del año para la humanidad -una glorificación pura de la
barbarie racista.
Todos deberíamos estar agradecidos de que se aproxima el tiempo cuando una abominación de casi
cuatro siglos de antigüedad será privada de su razón de ser: la supremacía
blanca. Entonces todos podremos comer y beber en paz y gratitud por las
bendiciones de la liberación de la humanidad del dominio de los malos.
El Día de Acción de Gracias es mucho más que una mentira -si fuera así de
simple, una corrección histórica del registro de los eventos en los años 1600
en Massachusetts, sería suficiente para purgar el "defecto" en la
mitología nacional. Pero el Día de Acción de Gracias no es sólo una fábula
retorcida, y la mitología que nutre es en sí misma un mal inherente. Los
acontecimientos de la vida real -posteriormente revisados- estaban
perfectamente entendidos en su momento como los primeros, los triunfos
definitivos del proyecto europeo genocida en Nueva Inglaterra. La casi total
desaparición de los nativos americanos en Massachusetts y, poco después, del
resto de la mayoría de la costa norte colonial inglesa fue la verdadera misión de la empresa de los Pilgrims
–El primer acto del Sueño Americano. La esclavitud africana comenzó
simultáneamente -una superposición y en última instancia un inseparable Segundo Acto.
El último acto del drama americano debe ser la erradicación de "raíz y
rama" de todo vestigio de los actos Uno y Dos -los crímenes seminales y
proyectos formativos de Estados Unidos. El Día de Acción de Gracias como se
celebra actualmente -es decir, como un evento político nacional- es una afrenta
a la civilización.
Celebrando lo indecible
La mayoría blanca de EEUU abrazó el Día de Acción de Gracias, porque la
mayoría de esa población se glorifica en los frutos, si no los detalles
desagradables, del genocidio y la esclavitud y se siente, en general , bien
sobre su herencia: una cornucopia de privilegios y de poder nacional. A los
niños se les enseña a identificarse con la buena fortuna de los peregrinos. No
importa mucho que el holocausto de los nativos americanos y de los africanos
que fluían de la fiesta en Plymouth se halla ocultado de la versión infantil de
la historia que se les enseña, ellos aprenden muy pronto que los
indios se hicieron escasos y los africanos se convirtieron en esclavos. Pero tampoco
nunca olvidaran el mensaje central de la celebración: que los peregrinos eran
buenas personas, que no podrían haber deliberadamente puesto en marcha tan
maligno plan. Así como los primeros Días de Acción de Gracias marcaron la consolidación
del punto de apoyo inglés en lo que llegó a ser los Estados Unidos, el
contenido ideológico central de la celebración sirve para validar todo lo que ya
ha ocurrido en estas costas -una consagración nacional de lo indecible, un bálsamo
y bendición para los vencedores, una bendición de los frutos del asesinato y
secuestro, y una obligación implícita para continuar con el proyecto histórico
sin fisuras en la actualidad.
La historia del Día de Acción de Gracias es una absolución de los
peregrinos, cuya brutal lucha por el poder absoluto en el Nuevo Mundo se ha fabricado
para parecer religiosamente motivado y eminentemente humano. Más importante aún,
los peregrinos son representados como víctimas -de las inclemencias del tiempo
y de sus ingenuas, y sin embargo, sanas visiones de un nuevo comienzo. A la luz
de esta fábula cuidadosamente alimentada, lo qué pasó con los indios, desde
Plymouth a California y más allá, lo que
siguió a la cena de 1621 debe ser considerado un error, el resultado de
malentendidos -en el peor de los casos, una serie de tragedias lamentables. La
historia proporciona el primer marco esencial de la saga americana. Es pura
propaganda racista, una historia que perdura ya que sirvió a los efectos de una
sucesión de herederos políticos de los peregrinos, de la misma manera que la
acentuada mitología de los nazis de un pasado glorioso Ario / Germano fue la avanzada de otra asesina y expansionista
misión.
El Día Acción de Gracias es muy peligroso -como lo eran los peregrinos.
Regocijo en un cementerio
Los colonos ingleses, su empresa supuestamente religiosa respaldada por una
empresa comercial, se alegraron al descubrir que habían aterrizado en un
cementerio virtual en 1620. El maíz seguía brotando en los campos abandonados de
los Wampanoag, pero sólo un remanente de la población local se mantuvo en torno
a la legendaria Roca. En una carta a Inglaterra, el fundador de la colonia de
Massachusetts Bay, John Winthrop escribió: "Pero en cuanto a los indígenas
en estas partes, Dios los ha perseguido, en un espacio de 300 millas la mayor
parte de ellos han sido barridos por la viruela que todavía continúa afectándolos.
Así como Dios ha dejado libres estos territorios para nuestra posesión, los que
permanecen en estas partes, siendo en total no más de 50, se han puesto bajo
nuestra protección".
Siempre diligentes para reclamar sus propias ventajas como la voluntad de
Dios, los peregrinos le agradecieron a su deidad por haber
"perseguido" a los indios a la muerte en masa. Sin embargo, no fue la
intervención divina que acabó con la mayoría de los indígenas de todo el pueblo
de Patuxet, sino, muy probablemente, las mantas infectadas con viruela
plantadas durante alguna visita de los ingleses o una incursión en busca de
esclavos. Seis años antes del desembarco de los peregrinos, un barco entró en
el puerto de Patuxet, capitaneado por nada menos que el famoso marinero y soldado
mercenario John Smith, el ex líder de la primera colonia inglésa exitosa en el
Nuevo Mundo, en Jamestown, Virginia. Epidemias y esclavitud siguieron a su paso,
como lo describe Debra Glidden en IMDiversity.com:
En 1614 la Compañía de Plymouth de Inglaterra, una compañía de acciones
compartidas, contrató al capitán John Smith para explorar la tierra en su
nombre. A lo largo de lo que hoy es la costa de Massachusetts, en el territorio
de los Wampanoag, Smith visitó la ciudad de Patuxet, según "The Colonial
Horizon", un libro editado 1969 por William Goetzinan. Smith cambió el
nombre de la ciudad por el de Plymouth en honor a sus patronos, pero los
Wampanoag que habitaban la ciudad continuaron llamandolo Patuxet.
Al año siguiente, el capitán Hunt, un comerciante de esclavos inglés, llegó
a Patuxet. Era una práctica común para los exploradores capturar indios, los
llevaban a Europa y los vendían como esclavos por 220 chelines cada uno. Esa
práctica fue descrita en un relato de 1622 que llevaba como título, "Una Declaración
del Estado de la Colonia y Asuntos de Virginia", escrita por Edward
Waterhouse. Fiel a la tradición exploradora, Hunt secuestró a un número de
Wampanoags para venderlos como esclavos.
Otra práctica común entre los exploradores europeos era dar "mantas
con viruela" a los indios. Dado que la viruela era desconocida en este
continente antes de la llegada de los europeos, los americanos nativos no
tenían ninguna inmunidad natural a la enfermedad por lo que la viruela
eliminaría efectivamente pueblos enteros con muy poco esfuerzo requerido por
los europeos. William Fenton describe cómo los europeos diezmaron a los pueblos
nativos americanos en su obra de 1957, "Las relaciones de los indios
americanos y los blancos en 1830". De 1615 a 1619 la viruela era rampante entre los Wampanoag y sus vecinos del norte.
Los Wampanoag perdieron el 70 por ciento de su población a la epidemia y los
Massachusetts perdieron el 90 por ciento.
La mayoría de los Wampanoag habían muerto a causa de la epidemia de viruela
por lo que cuando los peregrinos llegaron se encontraron con campos
completamente desocupados de los cuales se apropiaron. Un colono puritano,
citado por Perry Miller de la Universidad de Harvard, elogió la plaga que había
acabado con los indios porque era "la maravillosa preparación del Señor
Jesucristo, por su providencia para que su pueblo morara en el mundo occidental".
Los historiadores han especulado interminablemente acerca de por qué los
bosques de la región se parecían a un parque para los peregrinos al desembarcar
en 1620. La razón debería haber sido obvia: cientos, si no miles, de personas
habían vivido allí sólo cinco años antes
En menos de tres generaciones, los colonos volverían toda Nueva Inglaterra
en un osario para los nativos americanos, y encenderían los motores económicos
de la esclavitud en la América de habla inglesa. Plymouth Rock es el lugar
donde comenzó realmente la pesadilla.
¿El no invitado?
No es del todo claro lo que sucedió en la primera -y única- fiesta “integrada”
del Día Acción de Gracias. Sólo existen dos relatos escritos de este evento de
tres días, y uno de ellos, por el gobernador William Bradford fue escrito 20
años después de los hechos. ¿Fue el jefe Massasoit invitado para que trajera a
90 indios con él a cenar con 52 colonos, en su mayoría mujeres y niños? Esto
parece poco probable. Una buena cosecha había proporcionado a los colonos con
abundante comida, según sus relatos, por lo que los blancos no necesitaban
realmente la oferta de los Wampanoag de cinco ciervos. Lo que sí sabemos es que
había habido mucha tensión entre los dos grupos en el otoño. John Two-Hawks,
que dirige el sitio web Nativo Circle,
da un esbozo de los hechos:
El “Día Acción de Gracias" no comenzó como una gran relación amorosa
entre los peregrinos y los pueblos Wampanoag, Pequot y Narragansett. De hecho,
en octubre de 1621, cuando los peregrinos sobrevivientes de su primer invierno
en Turtle Island se sentaron a compartir la primera comida no oficial del "Día
Acción de Gracias", ¡los indios que estaban allí no fueron ni siquiera invitados! No hubo pavo,
calabaza, salsa de arándanos o el pastel de calabaza. Unos días antes de que
esta supuesta fiesta se llevara a cabo, una compañía de 'peregrinos' liderada
por Miles Standish anduvo activamente tras la cabeza de un jefe indio local, y
un muro de 11 pies de altura fue erigido alrededor de todo el asentamiento de
Plymouth con el único propósito de mantener ¡alejados a los indios!".
Es mucho más probable que el jefe Massasoit se haya colado a la fiesta, o
trajo hombres suficientes para asegurar que no fuera secuestrado ni dañado por
los peregrinos. Dr. Tingba Apidta, en “Black Folks’ Guide to Understanding
Thanksgiving", conjetura que los colonos al principio "blandían sus
armas" y se emborracharon poco después. Él señala que "cada peregrino
bebía por lo menos medio galón de cerveza al día, la que preferían incluso al
agua. Esta embriaguez diaria llevó a su gobernador, William Bradford a comentar
sobre el ‘pecado notorio', de su pueblo, que incluía sus ‘borracheras y
suciedad’ y 'sodomía' rampante".
Poco después de la fiesta el brutal Miles Standish "consiguió su sangriento
premio", Dr. Apidta escribe:
"Fue a donde estaban los indios, se hizo pasar por un comerciante,
luego decapitó a un hombre indio llamado Wituwamat. Él trajo la
cabeza a Plymouth, donde fue exhibida en una pica de madera durante muchos años,
de acuerdo con Gary B. Nash, ‘como un símbolo del poder blanco’. Standish como
medida de seguridad, hizo colgar al hermano menor del hombre indio de las vigas. A partir de entonces, los
blancos fueron conocidos por los indios de Massachusetts con el nombre
'Wotowquenange', que en su lengua significaba asesinos y acuchilladores”.
Lo que es seguro es que la primera fiesta no fue llamada de "Acción de
Gracias" en ese momento; no más ocasiones con cenas integradas fueron
programadas, y el primer “Día de Accion de Gracias” oficial de todos los
Pilgrim tuvo que esperar hasta 1637, cuando los blancos de Nueva Inglaterra
celebraron la masacre de los vecinos meridionales de los Wampanoag, los Pequots.
La masacre del verdadero Día
de Acción de Gracias
Los Pequots hoy en día son dueños del Casino y el Hotel Foxwood, en
Ledyard, Connecticut, con unos ingresos brutos producto del juego de más de $ 9
mil millones en el 2000. Esto es realmente un (muy tardía) milagro, ya que la
verdadera intención del primer Día de Acción de Gracias de los peregrinos
pretendía era ser el epitafio de los Pequot. Dieciséis años después de la problemática
fiesta de Plymouth, los ingkeses intentaron denodadamente borrar a los Pequots
de la faz de la tierra, y dieron las gracias a Dios por la bendición.
Habiendo sometido, intimidados o hecho mercenarios a la mayor parte de las
tribus de Massachusetts, los ingleses dirigieron su creciente fuerza hacia el
sur, hacia el rico valle de Connecticut, la esfera de influencia de la Pequot.
En el punto donde el río Mystic se encuentra con el mar, la fuerza combinada de
ingleses e indios aliados bordearon el fuerte Pequot para atacar y prenderle
fuego a un pueblo lleno de mujeres, niños y ancianos.
William Bradford, el ex gobernador de Plymouth y uno de los cronistas de la
fiesta de 1621, estuvo también a mano para la gran masacre de 1637:
"Aquellos que escaparon al fuego fueron muertos con la espada, algunos
cortados en pedazos, otros corrieron con sus estocadas, por lo que fueron rápidamente
despachados y muy pocos escaparon. Se
concibió que de esa manera habían destruido cerca de 400 en ese momento. Era
una visión terrible verlos freír así en el fuego... era horrible, el olor y el
aroma que emanaba, pero la victoria pareció un dulce sacrificio, y allí mismo le
oraron a Dios, que había obrado tan maravillosamente por ellos, por haber
puesto a sus enemigos en sus manos, dándoles de manera rápida una victoria
sobre tan orgulloso e insultante a enemigo”.
El resto de la gente blanca pensaba lo mismo. "De hoy en adelante este
día será un día de celebración y Acción de Gracias por someter a los
Pequots", rezaba la proclama del gobernador John Winthrop. El auténtico
Día de Acción de Gracias había nacido.
La mayoría de los historiadores creen que alrededor de 700 Pequots
fueron sacrificados en el río Mystic. Muchos prisioneros fueron ejecutados,
y las mujeres y niños sobrevivientes vendidos como esclavos en las Indias
Occidentales. Los prisioneros Pequot que escaparon la ejecución fueron
distribuidos a las tribus indígenas aliadas con los ingleses. Se pensó que los
Pequot habían sido extinguidos como
pueblo. Según Indymedia, "La tribu Pequot alcanzaba los 8000 miebros,
cuando los peregrinos llegaron, pero para 1637, la enfermedad había disminuido
su número hasta 1,500. La ‘Guerra’ Pequot mató casi a todos menos a un puñado
de los restantes miembros de la tribu”.
Pero aún habían demasiados indios alrededor para adaptarse a los blancos de
Nueva Inglaterra, que esperaron su momento, mientras que sus números alcanzaban
una masa crítica, asesina.
La cabeza del Invitado en un
poste
Por la década de 1670 los colonos, con 8.000 hombres en armas, se sintieron
lo suficientemente fuertes como para exigir que los antiguos huéspedes de la
cena de los peregrinos, los Wampanoag, se desarmaran y se sometieran a la
autoridad de la Corona. Después de una serie de provocaciones de los colonos en
1675, los Wampanoag contraatacaron bajo
la dirección del Jefe Metacomet, hijo de Massasoit, llamado el rey Felipe por
los ingleses. Metacomet / Felipe, cuya esposa e hijo fueron capturados y
vendidos como esclavos en las Indias Occidentales, acabó con 13 asentamientos y
mató a 600 hombres blancos adultos antes de que la marea de la batalla se
volviera en su contra. Una edición de A1996 del Obrero Revolucionario brinda una
excelente narrativa.
En su victoria, los colonos lanzaron una campaña de genocidio total
contra los pueblos nativos que quedaron. El gobierno de Massachusetts ofreció
20 chelines de recompensas por cada cuero cabelludo indígena, y 40 chelines por
cada prisionero que pudiera ser vendido como esclavo. A los soldados les fue
permitido esclavizar a cualquier mujer o niño indio de 14 años que pudieran
capturar. Los "Indios Rezadores" que se habían convertido al
cristianismo y luchado en las filas de las tropas europeas fueron acusados de
disparar a las copas de los árboles durante las batallas con los
"hostiles". Fueron esclavizados o asesinados. Otros indios
"pacíficos" de Dartmouth y Dover fueron invitados a negociar o a
buscar refugio en los puestos de comercio -y fueron vendidos a los barcos de
esclavos.
No se sabe cuántos indios fueron vendidos como esclavos, pero en esta
campaña, 500 indios esclavizados fueron enviados desde Plymouth solmente. De
los 12.000 indígenas de las tribus circundantes, probablemente cerca de la
mitad murió como resultado de las batallas, masacres e inanición.
Después de la Guerra del Rey Felipe, casi ningún indio había sido dejado libre en las colonias británicas
del norte. Un colono escribió desde la colonia de Manhattan de Nueva York:
"Ahora hay un puñado de indios en la isla y esos pocos no son un
peligro. Es de admirar la forma extraña en que se han reducido por la mano de
Dios, desde que los ingleses se asentaron en estas tierras”. En Massachusetts,
los colonos declararon un "día público de acción de gracias" en 1676,
diciendo, "ahora queda un escaso nombre o familiares de ellos [los
indios], pero están, ya sea muertos, cautivos o huyeron".
Cincuenta y cinco años después del original Día de Acción de Gracias, los
puritanos habían destruido a los generosos Wampanoag y a todas las demás tribus
vecinas. El jefe Wampanoag rey Felipe fue decapitado. Su cabeza fue pegada a un
poste en Plymouth, donde 24 años más
tarde el cráneo aún colgaba en exhibición.
Esto no está pensado para que sea un cuento del Día de Acción de Gracias
apropiado para los niños de hoy en día, pero es la historia real, bien conocida
por los hijos de los colonos de Nueva Inglaterra en esa época -los niños
blancos que vieron la cabeza del Wampanoag en el poste, año tras año y tuvieron
la certeza de que Dios los amaba, y que cada atrocidad que alguna vez pudieran cometer contra un pagano,
no blanco, era bendecida.
Hay un buen término para el proceso así puesto en marcha: construcción de la
nación.
Traducido del inglés por Marvin
Najarro