Las reacciones a los
sangrientos sucesos de enero 7 en París, nos trae a la memoria una vez más la
teoría del Choque de Civilizaciones, expuesta por el historiador
británico-estadounidense Bernard Lewis en su trabajo The Roots of Muslim Rage
de 1990. En dicho trabajo Bernard Lewis presentó al Islam como una religión
reaccionaria inmune a los cambios y llena de odio contra el Occidente y sus
valores. Según él una “oleada de odio” se está levantando en el mundo islámico
para rechazar a la civilización occidental fundamentada en el Judaísmo y
Cristianismo.
LOS ATENTADOS DE PARÍS Y EL
AUMENTO DE LA ISLAMOFOBIA
En estos momentos resulta muy difícil hablar sobre la real motivación de
los perpetadores del brutal ataque contra la publicación satírica francesa,
Charlie Hebdo, el que según la mayoría de las informaciones, fue ejecutado por
terroristas islamistas conectados de alguna manera a la organización de Al
Qaeda. Excluyendo el manoseado argumento del ataque contra la libertad de
expresión, no hay nada concreto que indique el verdadero motivo detrás de esa violenta y sangrienta acción terrorista. Pero si el propósito era provocar una amplia
reacción de rechazo y condena contra el islam y sus adherentes, como algunos
hasta aquí han sugerido, entonces y en
vista del tamaño de la respuesta, el objetivo se ha logrado. Lo que augura un
peligroso aumento de la hostilidad de las comunidades no islámicas hacia las
islámicas, no solo en Francia sino en los demás países europeos.
Dado el clima antiinmigrante y de islamofobia que impera en la actualidad
en muchas capitales europeas, la respuesta ante el sangriento atentado que
costó la vida a 12 personas era predecible. Sin embargo, no deja de llamar la
atención que la reacción inmediata -sincronizada- haya sido caracterizar el
ataque terrorista como uno íntimamente ligado al odio o intolerancia intrínseca
que existe en el islam hacia los valores de la civilización occidental. Varios
de los líderes occidentales, entre ellos Merkel, Cameron y Ban Ki Moon
expresándose casi en los mismos términos, han declarado que el atentado contra
Charlie Hebdo equivale a un asalto directo contra la libertad, la prensa y los
valores centrales de la cultura democrática occidental. Con esto se asume
incontrovertiblemente que el objetivo principal de los supuestos yihadistas era
coartar violentamente uno de los valores fundamentales de las democracias
occidentales; el derecho a la libre expresión.
Las reacciones a lo sucedido en enero 7 en París, nos trae a la memoria una
vez más la teoría del Choque de Civilizaciones, expuesta por el historiador
británico-estadounidense Bernard Lewis en su trabajo The Roots of Muslim Rage
de 1990. En dicho trabajo Bernard Lewis presentó al Islam como una religión
reaccionaria inmune a los cambios y llena de odio contra el Occidente y sus
valores. Según él una “oleada de odio” se está levantando en el mundo islámico
para rechazar a la civilización occidental fundamentada en el Judaísmo y
Cristianismo.
Ahora bien, es la libertad de expresión simbolizada en la sátira antiislamica
de la publicación francesa Charlie Hebdo, la causa real del odio islámico que
desembocó en los horribles sucesos de Paris, o es la excusa conveniente que
encubre algo más siniestro. En los actuales momentos resulta muy difícil tratar
de llegar al fondo o al origen de una acción terrorista que, como esta y otras
tantas, incluida el 11-9 en New York, permanecen siendo del dominio de la
narrativa oficial antiterrorista creada y propagada desde los centros de poder
en occidente y que invariablemente reduce todo al carácter malvado del islam -de
ellos “odian nuestros valores” como lo dijera G.W Bush tras los atentados en el
WTC, que luego significó el inicio de la llamada guerra contra el terrorismo,
que como ya sabemos, ha resultado en campañas de agresión militar contra varios
países declarados como incubadores del terrorismo islámico.
En 2010, Charlie Hebdo apoyó la polémica ley francesa que prohibía a las mujeres
llevar el burqa en público con el titular: "Sí al uso del burqa ... !en el
interior!"
Ante la ausencia de una investigación minuciosa e imparcial de los hechos,
obviamente las conjeturas de todo tipo abundan y en este sentido el proceder e
historial de los atacantes, todos ciudadanos franceses, su relación con grupos
yihadistas islámicos que combaten en guerras instigadas y financiadas por
occidente en el Medio Oriente, o el hecho de que algunos de ellos hayan estado
bajo vigilancia de las agencias de inteligencia francesa y estadounidense, ha
llevado a algunos analistas a sugerir que se trata de una conjura muy bien
orquestada, una bandera falsa, tendiente no solo a amedrentar al público y
alimentar el sentimiento anti musulmán, sino chantajear al gobierno de Francia
para que, en este caso, modifique su reciente postura en relación al
enfrentamiento de la UE con Rusia.
En enero 4 a tan solo 3 días de la masacre el presidente Hollande dio
una entrevista de dos horas y media de duración a la radio francesa France
Inter, en la que dijo que “si hay una crisis en Rusia, esta no es
necesariamente buena para Europa, no comparto la política de obtener metas
haciendo que las cosas se pongan peor, pienso que las sanciones deben ser
detenidas ya… el Sr. Putin no desea anexar el este de Ucrania, él me ha dicho
eso. Lo que él quiere es permanecer influyente, quiere que Ucrania no pase a
ser parte del campo de la OTAN”. Es este gran cambio en la estrategia de
Hollande sobre la necesidad de poner un fin a las sanciones contra Rusia y lanzar
una nueva era de cooperación entre la UE en Rusia, lo que aparentemente ha
incomodado a ciertos sectores interesados en escalar la confrontación entre la
UE y Rusia. Una operación de bandera falsa utilizando a supuestos terroristas
islámicos cumpliría con el objetivo deseado; sabotear un posible acuerdo.
Proximamente, el 15 de enero, se realizara una reunión en Kazakstán a la
que asistirán el primer ministro de Ucrania, Petro Poroshenko, Vladimir Putin,
Angela Merkel y Hollande en la que se buscara ponerle un fin a la crisis
ucraniana instigada por el imperialismo anglo-estadounidense. Hollande ha
manifestado estar muy optimista de que se logrará un acuerdo y asistiría a la reunión
de Astana el 15 de enero, con una condición, de que tiene que existir la
posibilidad de que se logren nuevos avances, algo que él cree se logrará. La
interrogante que flota en el aire ahora es si después de los atentados
terroristas en París tendrá lugar la conferencia y en todo caso si se obtendrá
algún resultado positivo.
De lo que estamos seguros es que habrá un mayor incremento del racismo y
xenofobia contra toda la comunidad musulmana en Francia y en otras partes de
Europa, como ya se viene manifestando con llamados vía Twitter para “matar a
todos los musulmanes a quienes se ha tolerado por mucho tiempo”. Este tipo de
incendiarias declaraciones equivalen prácticamente a una declaración de guerra
no solo contra una religión, sino contra todo aquello asociado a ella,
incluidos los musulmanes.
El clima de odio hacia el islam viene siendo potenciado a niveles que
sobrepasan cualquier intento de enfocar racionalmente la situación. Nadie se
detiene por un momento para reflexionar sobre la historia de despojos,
imposiciones, humillaciones, invasiones y destrucción que marca hasta nuestros
días las relaciones del occidente imperialista y los países del orbe musulmán. En
esta demencial ola de islamofobia, el islam es el enemigo, nos ha declarado la
guerra, nuestros valores democráticos están en peligro, hay que defenderlos
contra el barbarismo y la irracionalidad del fanatismo musulmán. El primer
ministro de Canadá, Stephen Harper ha dicho que “el movimiento internacional
yihadista ha declarado la guerra, han declarado la guerra contra todos aquellos
que no piensan y actúan como ellos. Han declarado la guerra sobre aquellos
países que como el nuestro valoran la libertad, la amplitud y tolerancia”.
Las declaraciones de Harper expresan sin ambigüedades el punto de vista
supremacista occidental que considera todas sus campañas deshumanizadoras y violentas
contra las poblaciones de musulmanes como nobles emprendimientos civilizadores,
mientras que las repuestas a esos innumerables actos de barbarie de parte de
las poblaciones agredidas, son simple y llanamente etiquetados como guerras
guiadas por el fanatismo religioso y el odio irracional musulmán.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
https://cronicasdeunainquilina.wordpress.com/2015/01/20/escribir-con-arrestos/
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