jueves, 26 de febrero de 2015

El fascismo: orígenes e ideología

En 1935, el VII Congreso Mundial de la Internacional Comunista estupendamente definió al fascismo, como "la dictadura terrorista descarada de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero". Esta definición, denominada la Formulación Dimitrov (acuñada por Georgi Dimitrov, jefe del Comintern) proporciona una sólida base marxista para comprender la naturaleza del fascismo. Sin embargo, se necesitan más detalles con el fin de distinguir plenamente el fascismo de otras formas de represión burguesa, pues el fascismo es un tipo muy específico de  dictadura burguesa, con sus propias y únicas características.


EL FASCISMO: ORÍGENES E IDEOLOGÍA



El caos de la post-guerra 

La agitación social y política que acompañó el final de la Primera Guerra Mundial fusionó las diversas actitudes (elitismo, racismo,  irracionalismo, anti-modernismo) que caracterizó a la derecha radical de los primeros años del siglo en un movimiento político coherente, el fascismo.

El fascismo se nutrió en el ambiente del caos, la incertidumbre, la desilusión, y la rebelión que se extendió por el mundo en 1919. Soldados desmovilizados volvieron a casa para enfrentar el desempleo, las colas del pan, huelgas y disturbios. La exitosa revolución comunista en Rusia y el crecimiento de un movimiento comunista internacional causaron pánico al orden establecido, especialmente los intereses de las empresas que sentían que sus posiciones sociales, económicas y políticas estaban directamente amenazadas. Muchos pensaron que una fuerza decidida y con capacidad de recurrir a la violencia contrarrevolucionaria sin límites era necesaria para remediar la situación.

Mussolini llega al poder en Italia

Justamente una fuerza así apareció en Italia. Al parecer, saliendo de la nada, grupos paramilitares uniformados de negro conducidos por un ex socialista convertido en ultranacionalista, Benito Mussolini entró en la refriega. Apodados los "Blackshirts", los escuadrones de Mussolini atacaban brutalmente a comunistas, sindicalistas y sus simpatizantes. Pronto, los escuadrones de Mussolini atrajeron la atención de los empresarios italianos que los vieron como su mejor garantía contra la creciente ola revolucionaria. El apoyo y el dinero comenzó a fluir al Fascisti di Combattimento o "Unidades de Combate" de Mussolini. Aprovechando al máximo el ambiente de caos prevaleciente, los fascistas combinaron la violencia extrema, el anticomunismo apasionado y la fuerza bruta para propulsarse al primer plano de la política italiana. Para el año 1921, los socialistas y los comunistas habían sido derrotados; y, apoyado por su ejército privado de los Camisas Negras, Mussolini se convierte en el principal intermediario político de Italia. Aclamado por sus seguidores como Il Duce (el "líder"), Mussolini alienta a los fascistas para marchar sobre Roma el 22 de octubre de 1922; un acto que intimida al rey italiano Víctor Manuel que decide nombrar a Mussolini como primer ministro. Mussolini utilizó a sus Camisas Negras para brutalizar a cualquier tipo de oposición, y, para 1925 su poder se había completado. La dictadura fascista había comenzado.

Mussolini (centro) junto a prominentes fascistas (1922)

El Partido Nacional Fascista, como se hizo llamar después de 1921, estaba regido por un Gran Consejo Fascista encabezado por Mussolini. De hecho, sin embargo, el poder era mucho más difuso en la Italia fascista de lo que parecía en la superficie. La base del movimiento fascista eran los soldados camisas negras de a pie, los “squadristi”. Estos escuadrones fascistas eran controlados por un jefe local o 'Ras' -curiosamente, este término proviene de un término etíope con el que se denominaba a un cacique. Cada barrio, ciudad y provincia tenían un Ras que operaba como un poder independiente en su región. De este modo, a pesar de la propaganda fascista que a gritos reclamaba una unidad monolítica detrás de su Duce, Mussolini nunca tuvo total libertad de acción y siempre tenía que tener en cuenta los deseos y las rivalidades de los jefes fascistas.

Más efectivo en la propaganda que gobernando en realidad, el gobierno fascista muy a menudo operaba más como una estructura de patrocinio mafioso que como un estado funcionando de manera eficiente. Esto a pesar de las afirmaciones fascistas de establecer un sistema ágil, disciplinado y moderno. En cuanto al nombre "fascismo" en sí, hay una cierta controversia en cuanto a su origen. Por un lado, está la palabra italiana fascio, significando una unidad o destacamento; por el otro están las fasces, un símbolo de la autoridad del Estado en la antigua Roma, que consistía de un hacha en un haz de varas. Los fascistas tomaron este antiguo símbolo y lo convirtieron en su emblema. A menudo contradictorio, el pensamiento fascista afirmaba rechazar el liberalismo y el comunismo y abrazar la autoridad, la jerarquía y la acción y movilización permanente. El lema fascista de “Credire! Obbedire! Combattire!” ("¡Creer! ¡Obedecer! ¡Luchar!”) encarnaba este sentido de la militarización como lo hizo el Decálogo Fascista, que todos los niños de la escuela tenía que memorizar:

Saber que el fascista y, en particular, el soldado, no debe creer en la paz perpetua.

Los días en prisión son siempre merecidos.

A la nación se sirve incluso como un centinela cuidando una lata de gasolina.

Un compañero debe ser un hermano, primero, porque mora contigo, y en segundo lugar porque piensa como tú.

El rifle y la canana, y el resto, te son confiados no para que se arruinen en el ocio, sino para conservarlos para la guerra.

Nunca dirás, "el gobierno va a pagar... "porque eres tu quien paga, y el gobierno que tienes es el que has querido tener, y es por quien llevas un uniforme.

La disciplina es el alma de los ejércitos, sin ella no hay soldados, solo confusión y derrota.

Para un voluntario no hay atenuantes cuando el desobedece.

Una cosa debes apreciar por encima de todas las demás: La vida del Duce.

Mussolini nunca se equivoca.

El régimen fascista promocionaba como sus logros la expansión del sistema educativo y de las actividades de tiempo libre, dando bonos monetarios a las familias numerosas y embarcándose en grandes proyectos de construcción. De especial prestigio fue el acuerdo con la Iglesia Católica, que, por primera vez, reconoció como legitimo a un gobierno italiano. En economía, el fascismo promovió la idea de la autosuficiencia nacional y de los grandes sindicatos que fueron fusionados con la gestión empresarial, creando el Estado corporativo. En la realidad, la producción disminuyó, los salarios cayeron y los grandes intereses comerciales e industriales dominaron el Estado fascista.

Bandera del Partido Nacional Fascista 

El fascismo es definido

En 1935, el VII Congreso Mundial de la Internacional Comunista estupendamente definió al fascismo, como "la dictadura terrorista descarada de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero". Esta definición, denominada la Formulación Dimitrov (acuñada por Georgi Dimitrov, jefe del Comintern) proporciona una sólida base marxista para comprender la naturaleza del fascismo. Sin embargo, se necesitan más detalles con el fin de distinguir plenamente el fascismo de otras formas de represión burguesa, pues el fascismo es un tipo muy específico de  dictadura burguesa, con sus propias y únicas características.

Un problema surge aquí porque, a diferencia de otras ideologías, el fascismo no tiene un cuerpo coherente de pensamiento detrás de él. Esto es, tal vez una consecuencia de los orígenes del fascismo en las diversas actitudes que constituían la derecha radical ecléctica del siglo 19. Lo más cerca que el fascismo llega de tener una "Biblia," el libro de Hitler Mein Kampf, es muy específico a los problemas alemanes a principios del siglo 20 y no funciona como un texto unificador. Muchas personas de diferentes orígenes y preocupaciones llegarán al fascismo por diferentes razones. Por lo tanto, habrá lo que se ha denominado "el fascismo con guión": radical-fascismo, clerico-fascismo,  monarco-fascismo, etc. A menudo es más fácil decir contra que está el fascismo que discernir a favor de que está el fascismo. Por otra parte, la imagen que el fascismo proyecta como movimiento está a menudo en desacuerdo con la realidad que el fascismo impone una vez que llega al poder. Habrá dos variantes estrechamente relacionadas, pero distintas del fascismo: el fascismo italiano y el fascismo alemán (el nacional socialismo o nazismo). Sin embargo, es posible esbozar algunas de las cualidades que todos los movimientos fascistas tienen en común:

El fascismo afirma ser antiliberal, anticonservador y anticomunista.

El fascismo afirma ser una “Tercera Vía’ que rechaza por igual al capitalismo y al comunismo.

El fascismo se esfuerza por establecer un régimen autoritario nacionalista.

El fascismo rechaza la idea de la lucha de clases, ofreciendo el nacionalismo en su lugar. La idea de la fusión del trabajo y la gestión en un todo nacionalista se denomina diversamente, en la terminología fascista, Corporativismo Nacional (el Estado Corporativo), Nacional Socialismo, o Sindicalismo Nacional.

El fascismo persigue activamente el imperialismo y la expansión territorial.

El fascismo rechaza la razón y la racionalidad, y abraza el irracionalismo y el romanticismo. Como tal, el fascismo hace un amplio uso de los símbolos, emblemas y uniformes.

El fascismo promueve la militarización total de la sociedad y defiende una filosofía de la “violencia romántica”.

El fascismo crea milicias paramilitares privadas.

El fascismo es extremadamente supremacista masculino, relegando a las mujeres a roles serviles en la sociedad.

El fascismo se ve a sí mismo como un movimiento de los jóvenes, haciendo hincapié en la energía, la salud, la vitalidad y el conflicto generacional.

El fascismo promueve un estilo dictatorial de liderazgo carismático, dictatorial y personalista; con el líder adorado como un Dios.

Aunque la mayor parte de sus primeros seguidores fueron soldados desmovilizados y “matones” callejeros, el fascismo amplio su atractivo -de lo contrario hubiera permanecido como un movimiento marginal. Los industriales se sintieron atraídos por el fascismo debido a su intenso anticomunismo. Grandes segmentos de la pequeña burguesía, empleados de oficina y los propietarios de pequeñas empresas, vieron al fascismo como protector contra  las grandes empresas (note la contradicción con el hecho del apoyo de las grandes empresas al fascismo) y de salvarlos de que caer en la filas de la clase obrera. Muchas de las zonas rurales vieron el fascismo como proveedor de oportunidades para el avance. Por lo tanto, el fascismo se convirtió en un movimiento de masas.

Los movimientos fascistas que imitaban la Italia de Mussolini y, más tarde, la Alemania de Hitler, se repartieron por todo el mundo. El Falangismo en España, Rexismo en Bélgica, el Peronismo en Argentina, la Cruz de Flecha en Hungría, la Guardia de Hierro en Rumania y la Unión Británica de Fascistas del ex miembro del Partido Laborista, Oswald Mosley en el Reino Unido. De las dos variantes del fascismo, el italiano y el alemán, algunos fascistas juraron su lealtad a una, u la otra. La diferencia entre ambos radica en que el racismo y el antisemitismo, aunque no es un componente necesario del fascismo italiano, es fundamental para el fascismo alemán (el nazismo).

La República de Weimar en Alemania

Después de la rendición alemana en la Primera Guerra Mundial, y el exilio del Káiser a Holanda, un nuevo gobierno democrático liberal fue establecido, la República de Weimar. Liderados por los moderados, el nuevo gobierno alemán logró sobrevivir amenazas tanto de la izquierda (la rebelión espartaquista) y la derecha (un intento fallido de establecer una dictadura militar, el “Kapp Putsch”). Sin embargo, la República de Weimar fue desacreditada ante los ojos de muchos por estar de acuerdo con lo dispuesto en la Conferencia de Versalles. Esta conferencia desmanteló el imperio de ultramar de Alemania, tomó parte del territorio alemán y se lo entregó al recién creado Estado de Polonia, puso las tropas francesas en suelo alemán, prohibió la existencia de una flota submarina alemana y de la fuerza aérea, puso estrictas limitaciones al tamaño del ejército alemán, ordenó que Alemania pagara miles de millones de dólares en reparaciones a los británicos y franceses y decretó que Alemania cargara con la culpa por el estallido de la Primera Guerra Mundial. En efecto, muchos se negaron incluso a creer que Alemania había sido derrotada en la guerra; prefiriendo en cambio, afirmar que Alemania había sido "apuñalada por la espalda" por los judíos, los liberales, los políticos y los socialistas.

Esta teoría de la conspiración, que Alemania había sido traicionada durante la guerra, junto con la fallida revolución comunista de 1919 llevó al surgimiento de bandas paramilitares ultranacionalistas, como el Frei Korps. Después de ayudar a destruir el levantamiento comunista y asesinar a sus líderes, grupos como el Frei Korps dirigieron entonces su ira contra la propia República de Weimar. Asesinatos, la violencia política y complots de la derecha para derrocar al gobierno eran moneda corriente en los primeros años de la República. Uno de estos intentos, el “levantamiento” Beer Hall Putsch (el Putsch de la Cervecería) de 1923 se llevó a cabo en una cervecería de Munich, de ahí el nombre, cuando un grupo de conspiradores secuestraron a los principales políticos de la ciudad que efectuaban una reunión pública en la cervecería. El plan de los conspiradores era capturar a los políticos, obligarlos a llamar al ejército, y luego marchar a Berlín y derrocar a la República. La trama fue un estrepitoso fracaso. El ejército se negó a seguir el juego, y la mayoría de los conspiradores fueron capturados o muertos. El líder de la conspiración, un ex cabo de origen austríaco del ejército alemán, fue juzgado por traición y encarcelado. Su nombre era Adolf Hitler.

El Putsch de la Cervecería

Hitler y los orígenes del nazismo

Hijo nacido de un funcionario de aduanas de Austria en 1889, el joven Adolfo Hitler originalmente quería ser un artista. En 1905, cartera en mano viajó a Viena la capital del Imperio Austro-Húngaro para inscribirse en la Academia de Bellas Artes. La solicitud de Hitler fue rechazada dos veces por la Academia, y sin dinero y sin hogar, se vio obligado a ganarse la vida en las calles de Viena.

Muchos historiadores y biógrafos han hecho hincapié en la importancia de los años de Hitler en Viena (1905 - 1913) en la formación de su pensamiento y personalidad. Es en Viena que Hitler encuentra por primera vez literatura racista y antisemita. Solo, amargado, resentido, demasiado orgulloso para trabajar, rodeado de “hordas de razas alienígenas” (eslavos, húngaros, judíos); Hitler va de un albergue para indigentes a otro, apenas ganándose la vida dibujando postales para turistas y gastando el poco dinero que tenía en la literatura racista y asistiendo a presentaciones de óperas medievalistas heroicas alemanas de Richard Wagner. Mudarse a Munich en 1913 para estar entre "los alemanes reales" termina del mismo modo  en fracaso, y Hitler termina en las calles de nuevo. Es aquí, en Munich, que la declaración de guerra lo encuentra en 1914, y Hitler se une al ejército alemán.

En muchos sentidos, el ejército proporciono Hitler con un sentido de pertenencia que no había conocido desde que salió de su casa en 1905. Él es varias veces citado por su valentía en combate, y se le concede la Cruz de Hierro de Primera Clase, la más alta condecoración militar de Alemania. Esto es interesante ya que la Cruz de Hierro de Primera Clase, era una decoración generalmente otorgada sólo a los oficiales; sin embargo, Hitler nunca se eleva más allá del rango de cabo. El hecho ha provocado que algunos biógrafos se pregunten si había algo en el solitario malhumorado,  que prefería permanecer en el cuartel leyendo literatura antisemita y no participar en la juerga habitual de los jóvenes soldados de licencia, que hizo que sus superiores no quisieran promoverlo. En cualquier caso, el fin de la guerra encuentra a Hitler en un hospital militar recuperándose de un ataque con gas mostaza. Como muchos otros, Hitler está conmocionado por la noticia de la rendición de Alemania y cree que Alemania sólo pudo haber sido apuñalada por la espalda por los judíos y socialistas. La época de paz deja a Hitler con pocas opciones, y en lugar de volver a la calle, toma un trabajo como espía de la policía militar alemana.

Cabo Adolfo Hitler

Es en esta capacidad que Hitler es enviado a espiar a un grupo político recién formado en Munich, el Partido Obrero Alemán. En la atmósfera de invernadero de Munich en 1919, las autoridades militares asumieron que un grupo autodenominado "Partido Obrero Alemán" sería otra agrupación comunista. Después de asistir a algunas reuniones, Hitler se complace en informar a sus superiores de que el Partido de los Trabajadores alemán no es una organización comunista; más bien, se trata de un grupo nacionalista ultra-patriótico. El nombre del grupo se explica en su intención de alejar a los trabajadores alemanes del socialismo y orientarlos hacia la derecha política.

Hitler se une al grupo al que fue enviado originalmente a espiar. Mientras asistía a las reuniones del Partido Obrero Alemán, Hitler descubre un talento previamente desconocido, un don para hablar en público y la capacidad de cautivar a una audiencia con la oratoria. Pronto, el que fuera espía se vuelve el más valioso miembro de la organización, y luego su líder ("Fuhrer"). Una vez asumido el liderazgo, Hitler cambia el nombre del grupo por el del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP). Así nace el que llegó a ser conocido como El partido Nazi.

Modelando su partido en los fascistas de Mussolini (de hecho, en este momento Hitler escribió una carta de admiración a Mussolini pidiendo una foto autografiada, el Duce nunca respondió -Hitler más tarde le recordaría a Mussolini de esto), el Partido Nazi recién formado adquirió un símbolo potente en la antigua -hindú/budista- esvástica (a los ojos de algunos teóricos racistas, la raza "Aria" o blanca se originó en el norte de la India), una ideología que combina el fascismo de estilo italiano con el racismo virulento y el antisemitismo y construyó una milicia paramilitar privada. Esta fuerza paramilitar que vestía una camisa marrón, las "Tropas de Asalto" (SA) sería el instrumento de Hitler para acosar a sus oponentes políticos, participando en peleas callejeras con los comunistas. Arribando a la posición de Jefe de Estado Mayor  de las SA estaría uno de los primeros seguidores políticos de Hitler, el ex capitán del ejército Ernst Röhm, un hombre curtido en el campo de batalla.

Desfile de miembros de  las SS

Después de la debacle del Beer Hall Putsch, Hitler es condenado a cinco años de prisión. El tribunal fue indulgente con él, y vale la pena comentar que Hitler sólo fue condenado a cinco años por traición y, en realidad, sólo sirvió ocho meses de la sentencia antes de ser indultado y liberado. Durante su encierro, Hitler es alentado por su secretario personal, Rudolf Hess, a plasmar sus ideas en un documento. Como resultado de ello, Hitler escribe Mein Kampf (Mi lucha), el plan de acción del movimiento nazi. En Mein Kampf, Hitler describe su filosofía de nacionalismo extremo, el antisemitismo, y sus planes para un nuevo imperio alemán a ser establecido en el Este. Hoy en día, los historiadores debaten exactamente cuántas de las acciones posteriores de Hitler pueden ser rastreadas a Mein Kampf, pero el hecho es que gran parte de ellas están allí -desde la invasión de Rusia a la declaración que Alemania habría estado mejor si unos "cien mil judíos hubiesen sido gaseados al comienzo de la Primera Guerra Mundial".

Hitler también utilizó su tiempo libre obligatorio para pensar un poco sobre el futuro de su movimiento. Llega a la conclusión de que los intentos de una toma violenta del poder, como el Beer Hall Putsch, fueron equivocados. En su lugar, ahora insiste en que los nazis debe llegar al poder constitucionalmente, por ganar el apoyo de los dos grupos más importantes de la sociedad alemana: los industriales y los militares. Sin embargo, después de su liberación, se encuentra con que es casi imposible reinar en las revoltosas y belicosas, SA. Hitler, cada vez más descubre que no puede confiar en las SA para moderar sus acciones, y cada vez más las encuentra una vergüenza y un impedimento para ganar el apoyo de la élite alemana. Por lo tanto, Hitler crea una nueva y disciplinada fuerza paramilitar para servirle como su ejército personal. Personalmente leales a él y sólo a él, esta nueva fuerza desde el principio se consideró a sí misma como una guardia imperial de élite -en contraste a las bebedoras de cerveza y pendencieras SA. Luciendo un uniforme todo negro, esta nueva fuerza sería conocida como la "Schutzstaffl" ("guardia de honor"), las SS. Aunque en un principio constituidas sólo como una parte de la mucho más grande SA, las SS, y su nuevo líder Heinrich Himmler jugarían un papel importante en el posterior régimen de Hitler.

Después de salir de la cárcel, Hitler reconstruye su movimiento y corteja activamente al ejército y los grandes negocios. Acólitos como el héroe de guerra Hermann Göring, y el intelectual –y maestro propagandista- Paul Josef Goebbels son instrumentales en conseguir para Hitler el apoyo de los círculos alemanes influyentes. El Partido Nazi crece en tamaño y fuerza, pero sería la crisis de la Gran Depresión la que propulse a Hitler al poder.

Hitler conquista el poder en Alemania

La pobreza, la desesperación y la militancia de la clase trabajadora provocada por la Gran Depresión fueron los factores que llevaron a Hitler al poder. La fortaleza nazi había crecido a lo largo de la década de los años 1920. Sin embargo, muchas de las personas cuyo apoyo necesitaba Hitler, querían mantenerse al margen del "pequeño vulgar cabo austríaco", y desdeñaba su banda de rufianes uniformados. La depresión los acercaría al campamento de Hitler. Las escenas cotidianas de desempleo y la falta de vivienda y el aumento de la militancia del Partido Comunista (KPD) hicieron que muchos miembros de la elite alemana temieran que los acontecimientos de 1919 estuvieran a punto de repetirse.

Enemigo de Hitler: Ernst Thaelman, líder del Partido 
Comunista Alemán 

A finales de 1932, justo cuando la fuerza electoral del partido nazi estaba declinando, un grupo de empresarios y políticos conservadores, encabezados por el líder del partido católico conservador (Zentrum), Franz von Papen, presionó al presidente Paul von Hindenburg para que nombrara a Hitler como canciller (Primer Ministro). De acuerdo con la Constitución de Weimar, la presidencia alemana era un cargo en gran parte ceremonial, pero el presidente tenía un poder crítico, el nombraba al Canciller, el funcionario que efectivamente dirigía el gobierno. El presidente Hindenburg era visto por muchos alemanes de todas las persuasiones políticas como un serio baluarte de los valores alemanes tradicionales -además, era conocido públicamente por detestar a Hitler y los nazis. Pero Papen y los políticos eran convincentes; convencieron a Hindenburg que Hitler era el complemento ideal para usarlo en contra de la creciente popularidad del comunismo. Una vez que Hitler y sus secuaces se hayan deshecho del KPD, Papen argumentó, entonces los conservadores ya no lo necesitarían, y Hitler sería puesto a un lado.

De esta manera, el 30 de enero de 1933, el presidente Hindenburg nombró a Hitler canciller de Alemania. En un periodo de dos meses, los nazis establecerían su dictadura.

En las primeras horas de la mañana del 27 de febrero de 1933, la ciudad de Berlín se sorprendió al descubrir que el parlamento alemán (Reichstag) estaba en llamas. Hitler culpó del incendio del Reichstag a los comunistas, y pidió, y obtuvo, amplios poderes con el fin de hacerle frente a la "emergencia". Al día siguiente, la Constitución fue cancelada, el derecho de habeas corpus fue suspendido y el KPD y el SPD fueron declarados fuera de la ley. A Hitler le fueron concedidos poderes dictatoriales casi de la noche a la mañana. Un reino del terror se desató justo cuando los nazis detenían y reprimían a los comunistas, socialistas, sindicalistas y liberales.

La prensa fue silenciada; y el primer campo de concentración, Dachau, en las afueras de Munich, fue abierto para recibir la oleada de prisioneros políticos. Aunque varios comunistas fueron detenidos y juzgados por el incendio del Reichstag -incluyendo al comunista búlgaro que vivía en Berlín, Georgi Dimitrov, que logró refutar los cargos y más tarde se convirtió en jefe de la Internacional Comunista – pronto se hizo evidente que fueron los propios nazis los autores del incendio. En resumen, una falsa crisis fue creada para justificar la dictadura de Hitler. Con el fin de acelerar el aumento de la represión, Göring formó una nueva organización policial, la Geheime Staatspolizei ("Policía Secreta del Estado"). A la larga pasando a ser parte del imperio de las SS de Himmler, el Geheime Staatspolizei se convirtió en el principal instrumento de terror de Hitler. Cayó sobre algún empleado desconocido en la oficina de correos de Berlín idear un sello postal para la nueva agencia de la policía, e incapaz de adaptar "Geheime Staatspolizei" a un sello, decidió abreviarla. De esta manera, nació uno de las más temibles palabras del siglo 20: "Gestapo".

En el transcurso del siguiente año, Hitler “nazificó” las instituciones alemanas. En un proceso conocido como Gleichschaltung ("coordinación forzada"), la burocracia del gobierno alemán, los militares, y la sociedad civil -incluso los principales elementos de las Iglesias Católica y Luterana- fueron obligados a plegarse a la política nazi.

A principios de 1934, la mayor parte de Alemania había sido puesta de rodillas. Sólo una institución se mantuvo en oposición a Hitler: irónicamente, esta iba a ser su propia organización, las SA. A medida que el régimen nazi extendía su dominio sobre la sociedad alemana; las SA se sentían cada vez más desencantadas. Con su verborrea de "compartir la riqueza", las SA había esperado que una "revolución nacional" rindiera beneficios. Se hizo cada vez más evidente que esto no iba a suceder.

Ver a su Führer rosarse con la élite y vestido de traje y corbata blanca mientras asistía a la ópera en compañía de millonarios enfureció a las violentas y pendencieras Tropas de Asalto. El  jefe del Estado Mayor de las SA, Ernst Röhm, uno de los confidentes más antiguos de Hitler, comenzó a pronunciar discursos ominosos afirmando que "Adolf nos traicionó", llamando a una "segunda revolución", y exigiendo que la SA debería convertirse en un nuevo "Ejército del Pueblo Alemán". Esto definitivamente no era lo que los patrocinadores militares e industriales de Hitler querían oír. Habían echado su suerte con el Führer para evitar precisamente ese tipo de conversación radical. Por otra parte, el conservador ejército alemán se erizó ante la idea de que un homosexual abierto como Röhm y su banda de matones, se atrevieran a desplazarlos. Hitler se arriesgaba a perder el apoyo que con tanto trabajó había conseguido. Las peleas internas entre facciones dentro de la dirigencia nazi también jugaron un papel, ya que Göring codiciaba la posición de "número dos" de Röhm y las SS de Himmler no llegarían a ninguna parte en tanto continuara siendo simplemente un segmento de las SA.

Hitler decide actuar. En la noche del 30 de junio de 1934, mientras el liderazgo de las SA estaba de vacaciones en una pequeña localidad alemana, Hitler ataca. Tropas de las SS cercan los alrededores del hotel donde los líderes de las SA se alojaban. Los hombres de las SA son sacados de sus camas, llevados al patio del hotel y fusilados sumariamente. Muchos, al no tener ni idea de lo que les está sucediendo, van a la muerte gritando “¡Heil Hitler!” Röhm es colocado bajo arresto, llevado a la prisión de Stadelheim fuera de Munich, e invitado a suicidarse. Cuando él se niega, es ejecutado por las SS. El baño de sangre, conocido como la Noche de los Cuchillos Largos (the Night of the Long Knives), continúa hasta el 2 de julio, cuando el liderazgo de las SA es diezmado. No habrá "segunda revolución" en la Alemania de Hitler.

Expansión territorial

Tres consecuencias se derivaron de la Noche de los Cuchillos Largos: Las SS se convierten en un Estado dentro-del-Estado cuando la banda uniformada de negro de Himmler asume todos los deberes policiales y de seguridad (las SS se convertirán en una amenaza mayor para el conservador cuerpo de oficiales alemán de lo que los hooligans de las SA de Röhm jamás podrían ser); el poder de Hitler es ahora absoluto. La muerte del presidente Hindenburg ese mismo año dio a Hitler la posibilidad de abolir el cargo de presidente y concentrar todo el poder en sí mismo como "Canciller y Führer". Hitler es ahora libre para perseguir sus ambiciones territoriales. Los acontecimientos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial pronto seguirán.

Después de que la Segunda Guerra Mundial había terminado, un oficial estadounidense preguntó al pastor luterano Martin Niemöller, un opositor de Hitler recientemente liberado de un campo de concentración, cómo pudo todo esto haber sucedido. "¿Cómo pudo haber sucedido, en Alemania de todos los lugares? Alemania, una de las naciones más cultas y civilizadas de Europa, la tierra de Mozart y Beethoven, en tierra de la ciencia y la filosofía. ¿Cómo pudo esto haber sucedido en Alemania?", preguntó el oficial. La respuesta de Niemöller se ha vuelto legendaria. El pastor dijo:

"Primero vinieron por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.

Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.

Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.


Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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