Entonces cuando hablamos del
fascismo de los años 30 y 40 del siglo pasado claramente nos estamos refiriendo
a los fascismos que se instalaron en Alemania, Italia y España. El caso alemán
es muy emblemático. Claro, allí apareció como nazismo, pero, en esencia, en
este nazismo alemán se resumía más claramente la característica principal del
fascismo: ante todo y sobre todo, como pudrición del sistema imperialista. Una
herramienta de poder de las burguesías financieras basadas sobre todo en el
anticomunismo e impuestas en una situación de grave crisis del sistema
imperialista (Gran Depresión del 29), con una ideología construida sobre la
base de la defensa de la propiedad privada y, por supuesto, la denigración de
la propiedad colectiva, el anticomunismo más descarado, la supuesta
superioridad de una determinada raza (aria) absolutamente anti-científica, en
el más rancio racismo, además, de un ultra nacionalismo, la belicosidad militar
y la supravaloración del caudillo (fuhrer). En sí, una ideología rampante y
vulgar que en los hechos se concretaba en la persecución de gitanos, judíos y
homosexuales, es decir, una ideología sin visión histórica ni sentido
científico. Todo ello combinado con su anhelo de la búsqueda del espacio vital,
que en el fondo no era otra cosa, sino, la búsqueda de la hegemonía mundial.
Sus desesperaciones por construir organizaciones reaccionarias y la
confrontación armada que perseguía, fueron descarada y abiertamente declaradas
e impuestas.
BREVES NOTAS DEL FASCISMO
Por: Enrique Muñoz Gamarra (*)
La historia es muy importante. Sin ella todo es penumbra. Absolutamente.
¡Cuánto quisieran los centros de adoctrinamiento anticomunistas del pentágono
que la historia no existiera! Sus discípulos hicieron todo en ese sentido.
Tofler, Fukuyama, etc. Este último (Fukuyama) incluso se atrevió a sostener el
fin de la historia. Pero, la historia es
insustituible en cualquier análisis de la realidad mundial. Y, de acuerdo a
esto, necesitamos de la historia para iniciar esta nota.
Antes la orientación
estratégica del sistema capitalista en su segunda fase denominada monopolista o
imperialista:
Como bien sabemos a finales del
siglo XIX el sistema capitalista estaba ingresando a su segunda fase. Esta
segunda fase tiene cuatro ciclos económicos largos: dos de expansión o avance y
dos de contracción o crisis:
Primero, de 1880 a 1913 de expansión o avance.
Segundo, de 1913 a 1945 de contracción o crisis.
Tercero, de 1945 a 1973 de expansión o avance.
Cuarto, de 1973 hasta la actualidad de contracción o crisis.
Por supuesto en todo este periodo hubo varios ciclos económicos cortos de
expansión o avance y de contracción o crisis pero circunscritos al ciclo
económico largo en que se desenvolvían..
Además, y esto es aun más importante, hay que observar que en los ciclos
económicos largos de contracción o crisis el capitalismo, como es previsible,
se ve envuelto en graves apuros, ejemplo, en el primero, es decir, en el que
discurre entre 1913 y 1945 hay la gran depresión económica de 1929, las dos
guerras mundiales y entre ellas el fascismo alemán e italiano. En el segundo,
es decir, en el que discurre entre 1973 hasta la actualidad también hay la gran
depresión económica de 2008, grave enfrentamiento ruso-estadounidense y el
ascenso del fascismo en Estados Unidos. Pero lo sorprendente es que en ambos
ciclos está el fascismo.
Continuemos con el análisis (Aquí solo vamos hablar del primer caso).
Inicio con una breve cronología (para una mayor aproximación desde 1920):
En 1920 se crea la Liga o Sociedad de las Naciones (antecesora de la ONU),
previa firma y ratificación del Tratado de Versalles en 1919 después del fin de
la Primera Guerra Mundial. Como se recordará Estados Unidos ingresa a esta
guerra en 1917 cuando el conflicto había comenzado en 1914. Esta es una nota
muy importante.
En 1921 Irlanda se independiza de Inglaterra. El Ejército Republicano
Irlandés (IRA) guió la independencia en una lucha de guerra de guerrillas
contra el ejército de ocupación británico, además, contra sus subsidiarios
denominados como Black and Tans (Negros y Quemados). La independencia se selló
con el Tratado Anglo-Irlandés firmado en diciembre de 1921. Y bajo liderazgo de
Michael Collins se estableció el Estado libre e Irlanda.
En 1922 se da la marcha de los fascistas italianos sobre Roma. Son los
llamados “Camisas Negras”, dirigida y organizadas por el “Partido Nacional
Fascista” de Benito Mussoline.
En 1924 muere Lenin. Antes, el 30 de agosto de 1918, había sufrido un
atentado contra su vida ejecutada por la anarquista Fanni Yefímovna Kaplán.
Ocurre en un momento de dura resistencia y asedio criminal de los países
imperialistas contra la gran URSS. Tras esto Stalin continúa, de forma
magistral, la dirección comunista.
En 1926 (25 de diciembre) Hirohito se hace emperador en Japón tras la
muerte de su padre Yoshihito. Son los tiempos de la trascendencia indiscutible
de Japón en la región asiática como potencia imperialista, incluso, por encima
de Rusia y China (un aparte: al final de la Gran Guerra, Hirohito fue protegido
por los estadounidenses que se negaron a llevar a Hirohito como criminal de
guerra al Tribunal de Nuremberg).
En 1929 la población mundial estaba acercándose a los dos mil millones de
habitantes (El 1 de enero del año 2014 la población del planeta alcanzó los
siete mil doscientos millones de personas, según el informe del Fondo Alemán de
la Población de la Tierra).
En este marco ocurre la Gran Depresión de 1929. Se inicia en Estados Unidos
(igual que en 2008). Sus momentos cruciales fueron el 24 de octubre llamado como
el “Jueves Negro” y el 29 de ese mismo mes (octubre) llamado también el “Martes
Negro”. El pánico es tremendo. Wall Street se estremece. Se dice que en pocas
horas dieciséis millones y medio de acciones fueron vendidas con el 40-50 % de
pérdidas. Todos los indicadores económicos estaban en picado (caída libre).
Tres años después (1932) el PBN estadounidense había disminuido un 27 %, la
producción industrial un 50 % y el desempleo era del 25 % (algo parecido sucede
entre 2008 y 2015). En sí estaba afectada la producción de bienes de consumo,
la producción pesada y también la agricultura. Hubo hundimiento del comercio
internacional en dos tercios del valor utilizado antes de la gran crisis. Fue
una gran crisis económica que demolió de raíz el sistema imperialista de
aquellos años.
En 1931 hay debacle de la Libra Esterlina que había sido Moneda de Reserva
Internacional, es decir, base de las operaciones financieras en el mundo. En
efecto el 21 de septiembre la Libra Esterlina abandonó el Patrón Oro y se devaluó
en un 25 % (es similar a 1971 en el caso
del dólar estadounidense). Y desde entonces el dólar estadounidense empieza su
gran ascensión.
Luego vienen los siguientes hechos:
En 1933, Adolf Hitler toma el control del Estado Alemán junto a su “Partido
nacionalsocialista Obrero Alemán” (en alemán: Nationalsozialistische Deutsche
Arbeiter Partei, abreviado como NSDAP).
Ese mismo año (1933), en octubre, Alemania abandona la Sociedad de
Naciones.
En 1934 la revolución China da un giro muy importante: se inicia la “Gran
Marcha”. Pero, en 1937 Japón llega hasta Shanghái y Pekín.
En 1936 triunfa en España el Frente Popular. La respuesta
contrarrevolucionaria es inmediata, Francisco Franco, arremete contra la
República. Hitler lo apoya incondicionalmente, envía tropas terrestres y
aviación que hacen añicos Guernica en abril de 1937. Es el preludio de la gran
guerra.
En 1936 (25 de octubre) se firma la alianza Alemania-Italia.
El 25 de noviembre de 1936 también se firma la alianza Alemania-Japón,
denominada “Pacto Anti-Comintern”, es decir, la alianza anticomunista contra la
URSS.
Y, finalmente, el 27 de septiembre de 1940 se firma el “Pacto Tripartito”
entre estos tres países (Alemania, Italia y Japón) dando origen así a la
mortífera alianza fascista denominada “Eje”.
…y así fueron los hechos.
Pero, una lectura de lo
anterior nos permite visualizar las condiciones en que madura el fascismo
alemán:
Primero, agudización de las contradicciones
interimperialistas, presionadas por la Gran Depresión Económica de 1929 (algo
parecido a lo que ocurre desde 2008 hasta la actualidad).
Segundo, exasperación de las principales
burguesías financieras, como consecuencia de lo anterior, los mismos que
exigían un nuevo reparto de mercados y zonas de influencia, sobre todo, la
alemana que necesitaba expandirse acicateada por el gran desarrollo de sus
industrias tras el desmontaje de sus grilletes impuestos por el Tratado de
Versalles en 1919 (final de la Primera Guerra Mundial).
Tercero, la existencia de la URSS, al que estas
burguesías temían enormemente, la misma que se alzaba como un seguro baluarte
de las luchas antiimperialistas en el mundo.
Y, cuarto, agudización de la lucha de clases, entre
el proletariado y las burguesías en los distintos países de aquella época. Por
supuesto, esto fue gravitante después del triunfo de la revolución bolchevique
en 1917.
Esencia del fascismo: lo más
pútrido del sistema capitalista.
Si profundizamos nuestra abstracción respecto a la causa y origen del
fascismo encontraremos lo siguiente: las relaciones de producción absolutamente
injustas, en esta segunda fase son aún peores y trabas muy fuertes para el
libre desarrollo de las fuerzas productivas. Este es el basamento natural sobre
el cual descansan las agudas confrontaciones sociales que ocurren en todo este
periodo. Las relaciones de producción, que en su primera fase (fase pre
monopolista) estuvieran asentadas en algo de armonía, en esta segunda fase
(monopolista o imperialista) se convierten en relaciones absolutamente
discordantes con la misma producción que dan lugar a un proceso de
estancamiento y retroceso y, que en última instancia, lo conducen a los
periodos de crisis muy violentos. La ideología burguesa que corresponde a ella,
consecuentemente, también es aquella que lleva a mayores fricciones con el
proletariado. Este es el fascismo. Es la respuesta de la burguesía financiera
en este periodo donde su misión más importante es salvaguardar el sistema
capitalista.
En concreto la segunda fase del sistema capitalista significó su ascensión
a un periodo de duras confrontaciones sociales y en el que el carácter
reaccionario de la burguesía financiera empezaba a acentuarse cada vez más. En
segundo lugar el arrasamiento y demolición de las instituciones demoliberales.
El fascismo es consecuencia de este proceso. Es la concreción de todo lo
reaccionario y putrefacto habido hasta esos momentos en el sistema capitalista.
Emerge en un momento de grave riesgo de este sistema y viene a ser la última
arma que tiene la burguesía financiera para mantener su sistema, rebasada, a
partir de esos momentos, por las revoluciones proletarias.
El fascismo, por lo tanto, potencia al máximo las contradicciones de
clases, particularmente, entre el proletariado y la burguesía. Por ello, la
afirmación “el imperialismo es la antesala de las revoluciones proletarias”, no
es de ninguna manera una afirmación gratuita, menos una especulación o una
suposición, sino, una afirmación científica. Lo demostraron los triunfos de las
revoluciones, bolchevique en 1917 y china en 1949.
Esto estaba debidamente sustentada en la magistral tesis de Marx: “Al
llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales
de las sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción
existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las
relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De
formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten
en trabas suyas. Y se abren así una época de revolución social.” (1).
Históricamente la reacción de las clases dominantes por defender sus
posiciones en grave riesgo ha sido una constante. Así fue con las clases
esclavistas, feudales, también, con la burguesía.
En efecto, en este caso, se trata de las burguesías financieras, alemana,
italiana, japonesa, estadounidense, inglesa y francesa que estuvieron
aterrorizados cuando sintieron que sus estados entraban en grave peligro por el
ascenso de las luchas de masas y la grave crisis económica que los afectaba y
enfrentaba muy fuertemente. Y aún mayor cuando vieron los éxitos que iba
alcanzando la URSS en el que, por cierto, no hubo crisis económica entre 1929 y
1940.
Por lo tanto, esto explica mejor que cualquier otra, el hecho de que las
clases dominantes recrudezcan su carácter reaccionario en las fases de
declinación de las sociedades. Por eso para contener el proceso natural de
cambios y transformaciones sus políticas se orientaron por el militarismo y la
más descarada dictadura que ideológicamente los lleva a sustentarse casi con
desesperación, en los vicios, traumas y prejuicios, sobre todo, en el
individualismo, el egoísmo y todas las taras y mendicidades ideológicas
expectoradas por el ser humano a lo largo de su historia. Esto es, para
retroalimentar sus concepciones de ética y moral erosionadas en el fragor de la
lucha de clases y, cuya consecuencia inmediata fue, indudablemente, la
degeneración y la corrupción del ser humano.
Entonces cuando hablamos del fascismo de los años 30 y 40 del siglo pasado
claramente nos estamos refiriendo a los fascismos que se instalaron en
Alemania, Italia y España. El caso alemán es muy emblemático. Claro, allí
apareció como nazismo, pero, en esencia, en este nazismo alemán se resumía más
claramente la característica principal del fascismo: ante todo y sobre todo,
como pudrición del sistema imperialista. Una herramienta de poder de las
burguesías financieras basadas sobre todo en el anticomunismo e impuestas en
una situación de grave crisis del sistema imperialista (Gran Depresión del 29),
con una ideología construida sobre la base de la defensa de la propiedad
privada y, por supuesto, la denigración de la propiedad colectiva, el
anticomunismo más descarado, la supuesta superioridad de una determinada raza
(aria) absolutamente anti-científica, en el más rancio racismo, además, de un
ultra nacionalismo, la belicosidad militar y la supravaloración del caudillo
(fuhrer). En sí, una ideología rampante y vulgar que en los hechos se
concretaba en la persecución de gitanos, judíos y homosexuales, es decir, una
ideología sin visión histórica ni sentido científico. Todo ello combinado con
su anhelo de la búsqueda del espacio vital, que en el fondo no era otra cosa,
sino, la búsqueda de la hegemonía mundial. Sus desesperaciones por construir
organizaciones reaccionarias y la confrontación armada que perseguía, fueron
descarada y abiertamente declaradas e impuestas.
La corporativización vista como la creación de organizaciones verticales en
todos los sectores de la población (obreros, estudiantes e intelectuales) y en
todas las zonas (fábricas, centros de estudios, barrios, etc.), no fue sino,
una muestra real de la implantación del fascismo. Las organizaciones corporativas
cedieron a la burguesía, a diario, nuevas fuerzas de choque contra la clase
obrera en estas naciones.
El corporativismo visto en profundidad, no es sino, una estructura
organizativa, un armazón orgánico tendido por completo a lo largo de estas
sociedades (esto en los años recientes
2010-2015 la encontramos en los movimientos paramilitares desarrollados como
engranajes del viejo ejército estadounidense y bajo sustento de las barras
bravas, pandillas juveniles y atroces movimientos religiosos que sacuden el
planeta desde el Oriente Medio, Asia Central, Europa, África y América).
Por lo tanto el fascismo viene a ser, para la burguesía, la última tabla de
salvación del sistema capitalista.
Es este fascismo
(hitleriano) que en los años cuarenta del siglo pasado (XX) llevó a la Segunda
Guerra Mundial, sobre todo, para descuartizar a la URSS:
Desde mediados de los años 30 ya existían fortísimas maquinaciones contra
la URSS del conjunto de los países imperialistas (Estados Unidos y Alemania,
Inglaterra e Italia, Francia y Japón, etc.). La belicosidad estaba dirigida
contra la URSS. Pero también estaban muy maduras las contradicciones
interimperialistas por mercados y zonas de influencia. Alemania y Estados
Unidos principalmente coludidos y en pugna querían el control del mundo. Stalin
observa esto y para dividirlos y enfrentarlos firma el 23 de agosto de 1939 el
tratado de no Agresión con Alemania conocido como Pacto Ribbentrop-Mólotov.
Y, de hecho, entre ambiciones y torpezas el 1 de septiembre de 1939 se
inicia la gran guerra con la invasión de Polonia. Las víctimas fueron más de 70
millones de personas. El primer ambicioso y torpe fue el fascismo alemán (como
ahora es el fascismo estadounidense).
Pero, en general, como hemos dicho más arriba, la orientación final del
fascismo es la contención de la revolución socialista.
Hitler fue claro en esto. El 31 de marzo de 1941 (ya en pleno proceso de
Segunda Guerra Mundial y en pleno auge de su macabro objetivo de arrasar a
cualquier precio a la URSS), reunido con lo mejor de sus generales, dijo, así:
“El comunismo no ha sido ni nunca será para nosotros un camarada. La lucha que
va entablarse es una lucha de exterminio”.
Alemania inició sus operaciones militares contra la URSS el 22 de junio de
1941. La guerra Nazi-Soviética (1941-1945) que se dio en el contexto de esta
Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más cruento de la historia humana. La
batalla de Stalingrado (ahora Volgogrodo) es la batalla más sangrienta de esta
guerra e, incluso, de la historia humana, con dos millones de muertos y
efectuada entre el 23 de agosto de 1942 y febrero de 1943.
El 18 de febrero de 1943, cuando la Gran Guerra (Segunda Guerra Mundial) ya
estaba balanceándose a favor de los heroicos bolcheviques, Joseph Goebbels,
Ministro de Propaganda del régimen Nazi, pronunció un discurso, se dice, el más
importante de su vida y, lo hacía desde el Palacio de los Deportes de Berlín,
una instalación deportiva de esta ciudad de aquellos años: La oratoria corría
en los términos siguientes: “¿Quieren ustedes la guerra total?” (Clamor: “Si,
si, si-aplausos).” Si fuera necesario, ¿quieren ustedes una guerra más total y
más radical que lo que hoy no podríamos ni siquiera imaginar?” (Clamor: “Si”.
Aplausos). “Yo les pregunto…”. Yo les pregunto ¿Es la confianza de ustedes en
el Fuhrer más grande, más fiel e inquebrantable que nunca. Están ustedes
completa y absolutamente listos para seguirlo donde quiera que él vaya y hacer
todo lo que sea necesario para llevar la guerra a un victorioso final? Yo les
pregunto: ¿Están ustedes listos para de ahora en adelante hacer todo el esfuerzo necesario para
proporcionar al Frente de Este todos los hombres y municiones para darle a los
bolcheviques el golpe mortal?” (Siguen los gritos: ¡Fuhrer ordena te seguiremos!)”. Esa fue la consigna contra
la URSS en esos años de cruenta guerra y en la que Estados Unidos de
Norteamérica en comparsa con las burguesías financieras de Inglaterra e incluso
con la de Alemania (se dice que hubo tratos con el mismo Fuhrer) se negaba
abrir el nuevo frente previamente acordado con los aliados sólo para ver
quebrada a la URSS.
Pero el 10 de abril de 1945 ejército rojo comienza el asalto final de
Berlín.
El 24 de abril queda completamente sitiada.
El 28 de abril las fuerzas soviéticas avanzan cerca del Reichstag y consiguientemente cerca donde
estaba escondido Hitler (Bunker de la Cancillería).
Entonces Hitler había entrado en un duro proceso de crisis nervioso.
Y, en la tarde del 30 de abril de 1945, ya los valientes combatientes del
Ejército Rojo se abrían paso hacia el edificio Reichstag y en la noche de ese
mismo día (30 de abril de 1945) los soldados Abdulchakin Izmailov, Vladimir
Dubrosky (nombre del republicano español Francisco Ripoll) y el fotógrafo
Yevgeny Jaldei, que inmortalizo la imagen, logran izar sobre el Reichstag la
Bandera roja con la Hoz y el Martillo de la gloriosa URSS de Stalin.
Hitler ese mismo día, 30 de abril de 1945, se habría suicidado junto a Eva
Braun. Así fue suscrito por sus historiadores, sus prensas y sus áulicos. Lo
mismo le habría sucedido, según las mismas fuentes, a Joseph Gobbeles y su
esposa, el 01 de mayo de 1945.
Y, la parte más infame de la guerra la dio Estados Unidos para chantajear a
la gloriosa URSS, al ordenar el bombardeo con armamento nuclear las ciudades
civiles de Hiroshima (140,000 personas asesinadas) y Nagazaki (70,000 personas
asesinadas) el 6 y 8 de agosto de 1945, respectivamente, cuando la Gran Guerra,
prácticamente, estaba concluida.
NOTAS:
1.- Carlos Marx: Prólogo de la contribución a la crítica de la economía
política. En: Obras Escogidas. Tres tomos.
Editorial Progreso. Moscú. 1973. Primer tomo. Pág. 518.
(*) Enrique Muñoz Gamarra:
Sociólogo peruano, especialista en geopolítica y análisis internacional.
Autor del libro: “Coyuntura Histórica. Estructura Multipolar y Ascenso del
Fascismo en Estados Unidos”.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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