Teniendo ante si las pruebas
contundentes de que el régimen de Obama, con un pie fuera de la Casa Blanca,
carecía de la voluntad y fortaleza que se necesitaba para cumplir con la parte
del acuerdo que le correspondía y ante su debilidad para ejercer su poder sobre
la facción neoconservadora en el Pentágono que le había arrebatado el poder de
decisión sobre la guerra en Siria, saboteando lo acordado con Moscú, el
presidente ruso Vladimir Putin llegó a la conclusión que no había nada más que
negociar con sus “socios” del régimen estadounidense. El cese al fuego estaba
muerto, era el momento de subir la apuesta de manera decisiva.
ENFRENTADOS CARA A CARA EN
SIRIA
Después del fracasado intento del cese al fuego acordado por Estados Unidos
y Rusia para lograr una solución negociada a la guerra imperialista impuesta
sobre la Republica Árabe Siria, la situación militar ha escalado a niveles sin
precedentes en el conflicto de casi 6 años de duración y destrucción del pueblo
sirio. Estados Unidos y Rusia están ambos en el umbral de una confrontación
abierta de grandes proporciones como nunca antes en lo que va del conflicto
sirio y de la etapa de la post Guerra Fría. Muy pocos quizás eran los
optimistas que esperaban o aún esperan que un conflicto militar de las
características y la implicaciones geopolíticas inherentes a la guerra en Siria
pueda ser solucionado por la vía de las negociaciones políticas, cuando desde
un principio ha sido evidente que los principales promotores de este acto
criminal, es decir, los EE.UU y sus aliados nunca aceptaran tal solución y solo
les interesa la prolongación de la guerra como medio para la eliminación de Al
Assad, la aniquilación del Estado sirio y el posterior rediseño del Oriente
Medio de acuerdo a planes previamente elaborados por estrategas militares en
Washington e Israel.
Sin embargo, estos planes criminales, violatorios de la integridad
territorial consagrados en el derecho internacional, han sufrido un serio revés
al entrar Rusia directa y legalmente en el terreno de las hostilidades en apoyo
del legítimo gobierno sirio. Rusia supo todo el tiempo que su intervención en
Siria, contrario a lo que oficialmente se ha dicho, sería por un tiempo muy
prolongado, que la derrota del terrorismo, irónicamente apoyado por la
coalición contra el terrorismo liderada por los EE.UU, significaba la
posibilidad muy grande de un enfrentamiento militar directo entre las dos
superpotencias, y aunque siempre estuvo dispuesta al dialogo con sus “socios”,
como lo demostró en varias ocasiones en que se prestó para buscarle una
solución política al conflicto, incluso antes de su intervención ayudando a
Obama a salir de la crisis que su Línea Roja sobre las armas químicas le había
generado, en realidad nunca creyó en la sinceridad de los EE.UU que siempre
respondió, como retribución a la buena disposición rusa, de manera truculenta y
agresiva buscando la prolongación del conflicto, el empantanamiento y posterior
derrota militar de Rusia en Siria.
A pesar de la mala voluntad exhibida por sus “socios” estadounidenses, Moscú
siempre ha estado dispuesto al dialogo, como quedó demostrado en las intensas
negociaciones que culminaron con el último acuerdo de cese al fuego que como
los anteriores resulto en un fracaso total, al no tener la administración Obama
la voluntad política, o no poder por cuestiones de su propia debilidad, cumplir
con la parte que le correspondía de los acuerdos. El fracaso se veía venir, la
farsa de la existencia de los rebeldes moderados quedo al descubierto, por lo
tanto no había manera de separarlos de las fuerzas del ex Frente Nusra
(al-Qaeda en Siria), la principal fuerza de mercenarios yihadistas que buscan
derrocar a Al Assad y que el Pentágono y la CIA, fuera del control de Obama, no
estaban dispuestos a servirle en bandeja de plata a la aviación rusa. En efecto
fue el Pentágono bajo el mando del belicoso neoconservador Ashton Carter,
secretario de Defensa de los EE.UU, quien saboteó el compromiso de Obama y
Kerry con el acuerdo de cese al fuego al decidir bombardear al EAS en Deir ez
Zor. Según algunos analistas, Carter con esta acción esencialmente ejecutó un
golpe del “estado profundo” al arrebatar el control del aparato militar más
grande del mundo de las manos del elegido Comandante en Jefe de los EE.UU.
El ataque aéreo de los EE.UU en Deir ez Zor que causó decenas de bajas
militares al ejército sirio que defendía esa posición estratégica que ha estado
bajo el ataque de EIIL, aniquiló el tambaleante cese al fuego. Siria de inmediato,
con el respaldo tácito de Rusia, declaró nulo el acuerdo y acusó a los EE.UU de
actuar en defensa del EIIL. Estados Unidos con el pretexto del “error” intentó
maquillar sus maquiavélicas intenciones, pero todas las circunstancias que
rodearon los ataques (por más de una hora) apuntaban al intento deliberado de
atacar directamente el ejército sirio. Con esto Estados Unidos a través del
Pentágono dejó en claro quiénes son sus verdaderos enemigos y que los ataques
en si constituían una declaración de guerra (no declarada) contra Siria y Rusia
con el objetivo de impedir la derrota de su ejército de mercenarios yihadistas.
Rusia comprendió la intención y el significado de ese acto de agresión, los
EE.UU habían atacado una posición militar del ejército sirio en el que se
presume habría muerto personal militar ruso, de ahí que Rusia tenía que
responder. Según el portal ruso Fort Russ, el 20 de septiembre, tres días
después del ataque estadounidense sobre posiciones sirias, nuestros “Kalibers”
destruyeron el puesto de mando de la coalición de Occidente en Deir ez-Zor,
eliminando a 30 oficiales -empleados de los servicios de inteligencia
estadounidense, israelí, británico, turco, saudí y qatarí. De esto muy poco se
ha comentado, por obvias razones estadounidenses y rusos se han mantenido en
silencio, sin embargo, lo que podría ser un ataque deliberado contra las tropas
de la OTAN y sus aliados podría tener una sola explicación lógica, según Fort
Russ, soldados rusos murieron en el traicionero bombardeo de la coalición sobre
posiciones sirias el 17 de septiembre. La muerte de 30 espías occidentales fue
un acto de represalia el cual los EE.UU se vieron obligado a injerir, sin
respuesta alguna.
Teniendo ante si las pruebas contundentes de que el régimen de Obama, con
un pie fuera de la Casa Blanca, carecía de la voluntad y fortaleza que se
necesitaba para cumplir con la parte del acuerdo que le correspondía y ante su
debilidad para ejercer su poder sobre la facción neoconservadora en el Pentágono
que le había arrebatado el poder de decisión sobre la guerra en Siria,
saboteando lo acordado con Moscú, el presidente ruso Vladimir Putin llegó a la
conclusión que no había nada más que negociar con sus “socios” del régimen
estadounidense. El cese al fuego estaba muerto, era el momento de subir la
apuesta de manera decisiva. La ofensiva militar contra los terroristas “moderados”
del Pentágono en el este de la ciudad de Alepo que se había mantenido en
suspenso durante el cese de hostilidades, se reanudó con más fuerza y violencia
que antes, Rusia y Siria ajenos a la histeria, las acusaciones infundadas y las
amenazas de Washington y sus vasallos europeos, están procediendo con todo el
ímpetu con el objetivo de eliminar a los grupos de yihadistas mercenarios y
recuperar totalmente la ciudad de Alepo lo que significaría un duro golpe a los
planes imperialistas del cambio de régimen y la consiguiente destrucción de la República
Árabe Siria.
El gobierno de Obama, impotente ante el fracaso y sin capacidad de
respuesta para contrarrestar la dinámica que Rusia está imponiendo en el campo
de batalla en Siria, no tuvo más recursos que adoptar la retórica agresiva de
las facciones más belicosas dentro de su administración sedientas de un
conflicto directo con Rusia sin reparar en las terribles consecuencias que esto
podría acarrear para toda la humanidad que incrédula ha estado observando como
los EE.UU descaradamente intenta tergiversar los hechos con una falsa narrativa
de los acontecimientos propia de su arrogancia imperialista. De esta manera en lugar de admitir cándidamente su
responsabilidad por el deterioro de la situación en Siria y de sus relaciones
con Rusia, cínicamente procede a acusar a ambos de ser los culpables del
fracaso de las negociaciones, de atacar indiscriminadamente a la población y a
la oposición “moderada” en el este de Alepo y de provocar una enorme crisis
humanitaria, buscando con ello desacreditarlos ante la llamada comunidad
internacional -tal el caso de la embajadora estadounidense ante la ONU acusando
a Rusia de acciones de barbarismo, como si la criminal guerra que el
imperialismo y sus aliados le han impuesto a Siria fuera un acto lleno de
nobles intenciones.
La eventual derrota de las fuerzas terroristas mercenarias apoyadas por los
EE.UU en Alepo a manos del eje antiterrorista formado por Siria, Rusia, Iran y Hezbolá tiene a
Washington en estado de pánico pues significaría la derrota total de toda su estrategia
del cambio de régimen y la balcanización de Siria, de ahí que se esté
desarrollando por todos los medios una enorme campaña de amenazas, como la
implementación de una zona de exclusión aérea, contra Rusia y Siria con el fin
de detener su ofensiva militar e impedir la derrota de sus bandas de
mercenarios islamistas. A este respecto Fars News en artículo del miércoles 12
de octubre, comenta lo siguiente:
“Los funcionarios estadounidenses están aterrorizados ante la idea de ver
Alepo caer en manos de las fuerzas armadas de Siria. Están furiosos con las
fuerzas aliadas de Irán, Siria, Rusia y Hezbolá
que están golpeando a sus llamados “rebeldes moderados”, fuertemente
armados y apoyados por el Pentágono –los mismos llamados moderados como Jeish
Al-Fatah y Jund Al-Aqsa que por mucho tiempo han estado colaborando con Al-Nusra y el EIIL, compartiendo con estos
grupos el armamento que occidente les ha proporcionado y ejecutando operaciones
militares conjuntas con ellos por todo Alepo y todos los días uno de ellos
declara alianza formal ya sea con Al-Nusra o el EIIL, el último fue Jund
Al-Aqsa la mitad del cual se unió a Al-Nusra el domingo y el resto llegó a
Raqqa el miércoles para unirse al EIIL. Para Washington la única manera de
detener la aplastante derrota de sus terroristas a manos del ejército sirio y
sus aliados es el establecimiento de una zona de exclusión aérea, que les
resulta imposible”.
Ante la descarada y provocadora propuesta de la creación de una zona de
exclusión aérea hecha por los EE.UU poco después del cobarde ataque contra el
ejército sirio, Moscú, percibiendo el peligro de esas declaraciones actuó de inmediato desplegando sistemas de
armas de última tecnología (S-300 y S-400) para proteger el espacio aéreo sirio.
Cerciorándose que Washington había entendido completamente el mensaje, el ministerio
de Defensa de Rusia reiteró lo que ya se había anunciado públicamente, es
decir, que cualquier objeto no identificado seria derribado inmediatamente ya
que los operadores rusos no tendrían el tiempo suficiente para verificar la
procedencia, trayectoria y el objetivo final de cualquier objeto detectado.
Esto es una clara advertencia a los EE.UU y su reconocida estrategia que
requiere el uso de grandes cantidades de misiles crucero para destruir los
sistemas de defensa antiaéreos para poder allanar el camino para una zona de exclusión
aérea como sucedió en Libia, experiencia que Rusia no quiere ve repetida. Refiriéndose
a un provocativo artículo en el Washington Post, el portavoz del ministerio de
Defensa de Rusia, Igor Konashenko añadió: “Le recomendaría a nuestros colegas
en Washington sopesar cuidadosamente las posibles consecuencias sobre la
implementacion de tales planes”.
Con esta muestra de determinación Rusia ha retado la credibilidad de
Washington como nadie lo ha hecho en años. La Casa Blanca, prácticamente sin
opciones para revertir la derrota de su estrategia en Siria, entendió la seriedad de la advertencia de
Moscú y enseguida procedió a rechazar los planes de ataques aéreos contra
Siria. Según un artículo de Mike Whiney en Counter Punch, el portavoz de la
Casa Blanca, Josh Earnest, confirmó ante reporteros de prensa el 6 de Octubre
2016, que “el presidente ha discutido detalladamente el por qué la acción
militar en contra del régimen de Assad para tratar de abordar la situación en Alepo
es improbable que logre las metas que muchos han imaginado en este momento en
términos de reducir la violencia allí. Es mucho más probable que conduzca a una
serie de consecuencias no previstas que claramente van en contra de nuestros
intereses nacionales”.
Ante la determinación y la fortaleza exhibida por Rusia, a Washington y sus
vasallos europeos no les ha quedado otra alternativa que recurrir a las
amenazas y acusaciones de todo tipo que los medios de comunicación occidentales
se encargan de repetir hasta el cansancio con el solo objetivo de crear ante la
opinión pública mundial la más malévola imagen de Rusia y su presidente
Vladimir Putin, sin embargo, toda esta propaganda demonizadora no es más que la
cortina que oculta la impotencia de los Estados Unidos ante la nueva realidad que
Rusia está imponiendo en una región que hasta hace poco tiempo fue del dominio
exclusivo de los EE.UU. Obama, ya en sus últimos días en la Casa Blanca y quizás
recuperando un poco su poder de decisión tras el golpe del Pentágono, ha
llegado a la conclusión que Alepo es una causa perdida y no querrá evitar el
colapso arriesgándose a una gran confrontación con Rusia que podría desembocar
en el temido apocalipsis nuclear. Sin embargo, la facción de la guerra en
Washington no está lista para admitir lo que para muchos significa la derrota
de los EE.UU en Siria, y en lugar de planear su salida del embrollo sirio, le
apuesta a la intensificación del caos en la región, como lo atestiguan los
esfuerzos en curso para la toma de Mosul, la capital del EIIL en Iraq y
posteriormente la captura de Raqqa, la capital del EIIL en Siria.
La batalla en Mosul en la que intervienen unas 5,000 tropas y la fuerza
aérea de los EE.UU desplegadas en Iraq, aparte de la supuesta liberación de la
estratégica ciudad iraquí fronteriza con Siria, tiene como objetivo central,
según los entendidos, no la aniquilación de los terroristas sino más bien
facilitar o forzar su salida hacia territorio sirio como ya viene sucediendo.
Según Fort Russ, lo que está pasando ahora mismo en Siria e Irak demuestra que
los EE.UU se encuentran en una situación desesperada y está recurriendo a los
métodos más radicales para negarle una victoria decisiva a Rusia en Siria. Solo
en apariencia luce que el asalto sobre Mosul, la llamada “capital del EIIL” en
Irak, constituye un gran éxito en la lucha contra la banda de terroristas. En
realidad no es otra cosa más que una maniobra artera planeada para forzar al
EIIL a realizar un último y desesperado intento en la batalla por el control de
Siria.
El canciller ruso, Sergey Lavrov, al tanto de los planes de los EE.UU en
Mosul, ha indicado que el influjo de militantes de Irak a Siria tendría que ser
resuelto por métodos militares. Según informa una nota reciente de Fars News,
la Fuerza Aérea de Rusia ha construido una nueva pista de aterrizaje en la base
aérea T-4 en el este de Homs que servirá a los aviones de combate sirios y
rusos para atacar los convoyes del EIIL que huyen de Mosul en el norte de Irak
con rumbo al este de Siria.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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