No olvidemos que en este
marco nauseabundo de imposición del supuesto fin del neoliberalismo, fin de la
globalización y la supuesta ascensión del proteccionismo, la coyuntura es
especial e histórica que a partir de finales de 2016 y comienzos de 2017
precisamente los posicionamientos geoestratégicos, es decir, concreción de
alianzas y frentes, se han convertido en muy importantes. Consecuentemente este
seudo proteccionismo es solo una pose ideológica que sirve de sustento, como en
su momento fue la globalización para el neoliberalismo, a los nuevos
posicionamientos geoestratégico que el grupo de poder de Washington quiere
imponer con su nuevo régimen que ha instalado en la Casa Blanca el 20 de enero
de 2017.
“PROTECCIONISMO” SOPORTE
IDEOLÓGICO DEL NUEVO
POSICIONAMIENTO
GEOESTRATÉGICO DE EEUU
Por: Enrique Muñoz Gamarra (*)
Fueron sorprendentes las palabras de Donald Trump en su discurso de toma de
mando el 20 de enero de 2017 aceptando la bancarrota económica de Estados
Unidos. Realmente asombrosas.
Aquí algo sobre esto (según “Washington Post”):
“Durante décadas, hemos enriquecido la industria extranjera a expensas de
la industria americana; hemos subsidiado los ejércitos de otros países mientras
permitíamos el triste agotamiento de nuestros militares. Hemos defendido las
fronteras de otras naciones y rechazado defender las nuestras. Hemos gastado
trillones de dólares en el extranjero mientras la infraestructura americana
caía en la degradación. Hemos hecho ricos a otros países mientras la riqueza,
la fortaleza y la confianza de nuestro país se ha disipado en el horizonte. Una
tras otra, las fábricas han cerrado y se han ido al extranjero, sin dedicar un
pensamiento a los millones y millones de trabajadores americanos a los que
dejaban detrás. La riqueza de nuestra clase media se ha quitado de sus hogares
y redistribuido a lo largo de todo el mundo” (“1).
Luego confirmando aquella sombría situación, el 24 de enero de 2017 el
ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, ha declarado al diario,
The Independent, que la presidencia de Donald Trump significaba: “el fin del
antiguo orden mundial surgido después de la Segunda Guerra Mundial”. Agregando
además: “La elección de Donald Trump significa que el viejo orden del s. XX ha
terminado” (2).
Entonces, agobiado por sus fracasos y por esta caótica situación, el grupo
de poder de Washington decidió el retorno a casa de sus alicaídas empresas y
monopolios quebrados que deambulan por el mundo, sin tener en cuenta los nuevos
entresijos económicos mundiales que han emergido, sobre todo, la nueva
estructura económica del sistema capitalista mundial irrumpida tras la gran
crisis económica del 2008.
Para sustentar esta decisión, que sus centros de adoctrinamiento
anticomunista empiezan a llamar “proteccionismo”, ha anunciado en primer lugar
la defunción del neoliberalismo y la globalización. Así este “proteccionismo”
devino en una simple postura ideológica que sirve de soporte a su nueva
orientación geoestratégica al haberle estallado las anteriores en medio de los
fenomenales cambios que agitan el mundo.
Por supuesto sus apologistas, como fieles cajas de resonancia de los
laboratorios del Pentágono, inmediatamente llamaron, primero, “fin del
neoliberalismo”, “fin de la globalización” y, luego, dieron un saludo a la
nueva Era del “proteccionismo”. Una situación que me hizo recordar lo sucedido
en los años ochenta del siglo pasado cuando impusieron, primero, el
neoliberalismo, por cierto como una teoría económica que causó millones de
infortunios a los pueblos del mundo entero y, segundo, ese espectro que se
llamaba globalización y, en el que los hechos se sucedían entre las sombras
siniestras de la Escuela de Chicago, Margaret Thatcher y Ronald Reagan.
Pero en la actualidad, con un sistema capitalista agotado y sin visos de un
nuevo ciclo económico largo de avance y desarrollo, el neoliberalismo observado
como política económica, rapiña como ninguna otra, no puede ser reemplazado por
ninguna otra política (teoría) económica, menos por el proteccionismo, por lo
menos hasta traspasar el periodo del ciclo económico largo de contracción y
crisis iniciado en 1973, esto es si habrá ese traspaso, pues sin ella toda la
actual estructura económica-financiera imperialista (incluido el sistema
financiero de China) entraría en caos y colapso que terminaría hundiendo aún
más el ya vapuleado sistema. No existe en este momento otra política económica
que reemplace el neoliberalismo y oriente aún más sanguinariamente el proceso
de esquilmamiento de los pueblos, pues, se trata de eso precisamente, de
esquilmar a los pueblos con más saña para salir del gran atolladero.
¿Y la globalización? ¿Por qué fue una ofensiva ideológica, un instrumento
que encubría la internacionalización de los capitales y la mundialización de
los monopolios? Para empezar debemos recordar que históricamente el capitalismo
significó en lo fundamental la ruptura con el régimen autárquico del sistema
feudal. Desde un principio se impuso rompiendo los mercados nacionales. Esto
fue aún más claro cuando pasó a su segunda fase, la fase imperialista, allá a
finales del siglo XIX. Este proceso a partir de los años cincuenta del siglo
pasado se hizo aún más latente. Por supuesto, cuando en los años ochenta del
siglo pasado el Pentágono inicio su ofensiva anticomunista, en una coyuntura
muy propicia para esto (cuestión que ahora no existe) y acuño el concepto de
globalización, existía un gran proceso de mundialización en el mundo, pero, era
una mundialización de los monopolios e internacionalización de los capitales.
Es esto lo que el Pentágono no quería decir y escondía de mil formas, que luego
a través de sus monopolios de la información y sus apologistas apabullaron la
conciencia de los hombres. Consecuentemente los ensanchamientos y las
mundializaciones son procesos constantes y obligatorios en el proceso de
desarrollo capitalista.
En lo central, vuelvo a repetir, que en las actuales condiciones de
desarrollo del sistema capitalista, esta mundialización no significa otra cosa,
sino, mundialización de los monopolios e internacionalización de los capitales.
Acentuar esto es muy importante. Sin olvidar que todo esto avanza en medio de
un desarrollo desigual del capitalismo, una ley económica absolutamente vigente
en la actualidad.
Ahora bien, volviendo a los años ochenta del siglo pasado: lo primero que
hizo el Pentágono fue aprovecharse de este criterio que se tenía del proceso de
mundialización en el desarrollo capitalista e incluso yendo más allá, la
contrapuso contra la teoría científica del imperialismo esbozado por Lenin y,
entonces la llamó globalización.. Estaba asustado de las graves consecuencias
que se cernían del ciclo económico largo de crisis y contracción que se había
inaugurado en 1973 y, además, trataba de ahogar el marxismo, su máximo enemigo,
aprovechando la quiebra de la ex URSS en
1991.
En efecto cuando se impuso (década del ochenta del siglo pasado) el
Pentágono ya había visualizado la implosión de la ex URSS. Entonces necesitaba
una herramienta para acometer aquello. En este caso la globalización sirvió al
neoliberalismo como soporte ideológico en la exigencia estadounidense a la
apertura de mercados, cuando había terminado siendo la única superpotencia
mundial. Además, y esto es muy importante, fue puntal de la teoría del fin de
las ideologías.
En esto no podemos olvidar que esto corrió bajo complicidad de las
corrientes oportunistas de la seudo-izquierda que dieron ejemplos de los más
vergonzosos de capitulación con el cuento de nuevas épocas y supuestos desfases
del marxismo. Era una seudo-izquierda que se arrastraba. Llamaban
globalización, globalización a todas las rapiñas del capital cuidándose de no
mencionar para nada la mundialización de los monopolios. Eran esas
suedo-izquierdas rastreras y expertas en amoldarse al status quo vigente por
sus comodidades en el sistema (parlamentos, concejalías, o cuando menos,
cátedras, entrevistas, viajes y publicación de escritos, etc.) y contrapuesta
radicalmente a las sacrificadas luchas que en las peores condiciones
desarrollaban las verdaderas organizaciones comunistas. Por esto la teoría de
la globalización es una ofensiva anticomunista que solo existió en la cabeza de
los imperialistas.
Pero entonces, ¿Cómo sobrevino este “proteccionismo” que hoy blande el
Pentágono para reorientar su posicionamiento geoestratégico? Muy simple. En
primer lugar ocurre en una coyuntura histórica y especial, cuando el
imperialismo estadounidense ha perdido la hegemonía mundial, y más aún, cuando
la arquitectura del dominio imperialista occidental ha implosionado, cuyo fondo
es el ahondamiento de la gran crisis económica con fenomenales cambios que
azotan el planeta, los mismos que acentúan aún más su bancarrota económica y su
desplazamiento en la nueva estructura económica del sistema capitalista mundial
emergida después del año 2008, que han hecho estallar todos sus
posicionamientos geoestratégicos en medio de rotundos fracasos militares en que
estaba comprometida, por la imposición en el esquema internacional de la
paridad de fuerzas nucleares entre las tres principales potencias militares del
momento: Estados Unidos, Rusia y China.
En este marco sobrevino el gran acuerdo de estas tres potencias militares
entre octubre y noviembre de 2016. Entonces estaban entre el gran acuerdo o la
guerra nuclear. Eligieron el gran acuerdo. Y la coyuntura histórica iniciada en
2008 paso a una nueva fase ya incluso con una nueva estructura económica del capitalismo
mundial con China como primera potencia capitalista. Para los apologistas del
sistema, como soportes de los nuevos planes del Pentágono, se habría abierto la
época del proteccionismo.
El grupo de poder de Washington tuvo que armar todo un enorme show (campaña
electoral en Estados Unidos, 8 de noviembre de 2016, con Trump como personaje
central) para presentar su nueva orientación geoestratégica que el 20 de enero
de 2017 se hizo público, expuesto por Trump en su discurso de ascensión de
mando, con el reconocimiento de la bancarrota económica de Estados Unidos y su
decisión de marchar hacia la política proteccionista con el retorno a casa de
sus empresas y monopolios.
Sobre esto hay que acentuar lo siguiente:
Primero, que la coyuntura en que se produce este nuevo posicionamiento
geoestratégico no es nada favorable a este país (Estados Unidos). Como sabemos
está en un proceso muy fuerte de derrotas y fracasos. Por lo menos es histórica
su pérdida de la hegemonía mundial y la implosión de la arquitectura del
dominio imperialista occidental.
Segundo, ante esto el proteccionismo deviene en una simple conjetura
ideológica que sirve de soporte al nuevo posicionamiento geoestratégico
estadounidense ante el estallido de sus posicionamientos anteriores en una situación
que hemos descrito arriba.
Tercero, este nuevo posicionamiento geoestratégico debe significar algunos
retrocesos en los frentes de guerra en que está implicado este país (Estados
Unidos), los mismos, en parte, habrían sido resueltos en el marco del gran
acuerdo efectuado entre octubre y noviembre de 2916 con Rusia y China.
Cuarto, consecuentemente esto indica la prosecución de la vieja
geoestrategia estadounidense de provocaciones y más provocaciones que a partir
de 2010 lo han conducido a resonantes derrotas militares. Y que quede bien
claro, esta vez también ocurrirá igual. En esto la equiparación de fuerzas, es
muy importante.
Por otra parte es bueno tener en cuenta que por el momento este nuevo
posicionamiento empieza a discurrir, como en los años ochenta, bajo una fuerte
campaña propagandística desde las transnacionales informativas, en este caso,
con el objeto de encubrir la caída del poderío estadounidense. Sin olvidar que
esta caída del poderío estadounidense no sobrevino de la noche a la mañana,
sino, tras un largo proceso de incubación, sistemáticamente negados por estos
apologistas, en el que están incluidos los oportunismos de izquierda.
Finalmente es necesario recalcar que en lo central el fin del poderío
mundial estadounidense e implosión de la arquitectura del dominio imperialista
occidental, además, los duros impasses militares con derrotas ya muy claras,
sobre todo, el límite máximo al que había llegado el uso del armamento
convencional en el conflicto sirio y, el cada vez mayor protagonismo de China
hasta convertirse en la primera potencia capitalista del mundo, han sido
gravitantes en esta nueva decisión de nuevo posicionamiento geoestratégico bajo
soporte ideológico del proteccionismo, tomado por el grupo de poder de
Washington.
No olvidemos que en este marco nauseabundo de imposición del supuesto fin
del neoliberalismo, fin de la globalización y la supuesta ascensión del
proteccionismo, la coyuntura es especial e histórica que a partir de finales de
2016 y comienzos de 2017 precisamente los posicionamientos geoestratégicos, es
decir, concreción de alianzas y frentes, se han convertido en muy importantes.
Consecuentemente este seudo proteccionismo es solo una pose ideológica que
sirve de sustento, como en su momento fue la globalización para el
neoliberalismo, a los nuevos posicionamientos geoestratégico que el grupo de
poder de Washington quiere imponer con su nuevo régimen que ha instalado en la
Casa Blanca el 20 de enero de 2017.
NOTAS:
1.- Lee aquí el discurso íntegro de Trump en su investidura”. Nota
publicada el 20 de enero de 2017, en: http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/lee-aqui-discurso-integro-trump-investidura-5756144
2.- ”Se deterioran las relaciones entre Europa y EEUU tras la llegada de
Trump”. Nota publicada el 24 de enero de 2017, en: Al Manar.
(*) Enrique Muñoz Gamarra: Sociólogo peruano, especialista en
geopolítica y análisis internacional. Autor
del libro: “CoyunturaHistórica. Estructura Multipolar y Ascenso del Fascismo en
Estados Unidos”. Su Página web es: www.enriquemunozgamarra.org
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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