Trump tiene la idea que
trabaja sobre las ruinas de una gran nación y que es él, el líder mesiánico que
la llevará a la redención y a su manera de ver la felicidad. Todo un loco
peligroso, de atar, el cual resulta imprevisible con cada paso que da o
simplemente sea, un Gran Baladrón, un gran fanfarrón acostumbrado a los
exabruptos y que la realidad de la presión social y el rechazo lo hagan volver
a la realidad.
MISTER DONALD TRUMP
Y LA RESTAURACIÓN FASCISTA
DE LA POSMODERNIDAD
Por Luciano Castro Barillas
El fascismo o extremismo de derecha, tuvo, tiene y tendrá siempre un
excelente caldo de cultivo en las crisis económicas, en la defensa a ultranza
de los intereses nacionales, en el
surgimiento de un líder, generalmente un idiota narcisista como Hitler, Hirohito
o Mussolini; el desarrollo del militarismo, la subordinación total al Estado de
la sociedad y el individuo a través del control exasperante de los servicios de
inteligencia y la negación de las libertades civiles y políticas, sin ser menos
importante el reclamo a la lealtad incondicional al líder, todopoderoso,
dictatorial y cruel.
El régimen de Donald Trump tiene esas características y el origen profundo
de las ideas del fascismo siguen siendo funcionales, tal como el racismo. Un
fascismo no puede ser tal sin el racismo, porque allí están localizadas sus
raíces ideológicas. Por ejemplo, el fascismo italiano tuvo grandes ideólogos en
literatos y filósofos, como el poeta Gabriele D´Annunzio o del filósofo francés
George Sorel, padre ideológico de Mussolini,
quien con un pensamiento caótico y contradictorio intentó conciliar los
intereses del sindicalismo, del anarquismo y el bolchevismo. Maurice Barres y
Joseph de Gibaneau lo introdujeron al antisemitismo y a las ideas de una raza
superior, filosofía tergiversada del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, quien
proclamaba las ideas de un Super Hombre que estuviera más allá del bien y del
mal, dominador de la historia, filósofo del mundo; de un gran espíritu, no de
músculos.
Todos estos disparates ideológicos encontraron reificación o concreción en
las acciones políticas del desajustado cerebro de Mussolini. Entre 1919 y 1930
surgió el fascismo en Italia, Alemania, España y Japón. Pero este gran pecado
político e insania mental no solo lo practicó el conservadurismo político,
también el liberalismo francés e inglés, los cuales se echaron su cana al aire,
pues el resbalón inglés sobre todo, tuvo su expresión con el Hitler Inglés,
Oswald Mosley, quien en su mejor momento desfiló en las calles de Londres con uniformes
parecidos a los camisas pardas de Hitler y con un bigote cuadrado. El fascismo
es, pues, un rechazo a la Ilustración y a sus ideas sobre el individualismo, la
democracia y el racionalismo. Esas doctrinas conservadoras se emparentan con el
pensamiento anacrónico y oscuro de la religión, porque son ideas de veneración
a la fuerza, a la heroica voluntad de un Gran Lider, la mística por los
uniformes y formaciones militares y sobre todo, un misticismo arcano,
misterioso e inevitable que guía sus vidas. Electos de la nada y machos alfas,
todos sin excepción, teniendo en términos de total subordinación a la mujer.
La instauración de los regímenes fascistas siempre pasan también por la
subestimación de los ciudadanos más ilustrados, de los intelectuales; del tonto
que de un momento a otro se hizo con el poder. Lenin y Trotsky subestimaron a
Stalin, la intelectualidad alemana antes de la asunción al poder de Hitler,
sencillamente lo veían como un vago divertido que despotricaba por todos lados
frases carente de profundidad, a Donald Trump no lo tomaron en serio los
intelectuales liberales insertos en el Partido Demócrata. Yo opino que lo
sucedido en los Estados Unidos no es un simple cambio de partidos, es el
fascismo que se intenta restaurar con una dictadura unipersonal, que podría en
los tiempos atómicos desencadenar el infierno nuclear y que proveerá de trabajo
a muchas personas con el fin de afianzar el poderío nacional. Se está
instaurando lo contrario a la globalización, lo contrario a la última gran variante
del capitalismo.
Trump tiene la idea que trabaja sobre las ruinas de una gran nación y que
es él, el líder mesiánico que la llevará a la redención y a su manera de ver la
felicidad. Todo un loco peligroso, de atar, el cual resulta imprevisible con cada
paso que da o simplemente sea, un Gran Baladrón, un gran fanfarrón acostumbrado
a los exabruptos y que la realidad de la presión social y el rechazo lo hagan
volver a la realidad.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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