El Gobierno de Nicolás
Maduro ha frustrado el tercer intento de golpe de Estado en Venezuela en los
últimos cuatro meses.
LA OEA Y EL PENTÁGONO, TRAS
EL
FRACASADO GOLPE EN VENEZUELA
Por Vicky Peláez
Estamos en las horas de los chacales y las hienas. Los chacales vienen por
nuestras riquezas, las hienas por lo que sobre del festín. (Julio Cortázar,
1914-1984)
Esta vez, el intento de golpe de Estado venía promovido por las
corporaciones mediáticas, la coalición opositora Mesa de Unidad Democrática, y
articulado y puesto en marcha por el Pentágono en alianza con la Organización
de Estados Americanos (OEA). Ahora utilizaron dos pretextos: primero, el choque
de dos poderes representados por el Tribunal Supremo de Justicia y la Asamblea
Nacional; y segundo, el otorgamiento de los contratos petroleros a la
corporación estatal rusa Rosneft en vez de las corporaciones norteamericanas.
Los tres intentos de golpe: el primero, el juicio político contra el
presidente legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro, se inició el 25 de octubre de
2016; el segundo, el acuerdo de abandono del cargo por parte del presidente fue
puesto en marcha el 9 de enero de 2017; y el reciente golpe, la aplicación de
la Carta Democrática de la OEA contra Venezuela fue lanzada el 21 de marzo
pasado. Todos fueron orquestados por el Departamento de Defensa norteamericano,
de acuerdo al plan 'Operación Venezuela Freedom-2'. Este plan fue firmado por
el jefe del Comando Sur, el almirante Kurt W. Tidd, el 25 de febrero de 2016.
Lo nuevo de esta operación consiste en la participación del secretario
general de la OEA, Luis Almagro, en el 'Desarrollo de la Fase 2' (Párafo H). El
documento asegura que, "en el plano internacional, hay que insistir en la
aplicación de la Carta Democrática, tal y como lo hemos convenido con Luis
Almagro Lemes, secretario general de la OEA y los expresidentes, encabezado por
el exsecretario de la OEA, César Gaviria Trujillo, pudiendo contar con algunos
nexos con la Alianza Parlamentaria Democrática de América a quienes hemos
sumado a la campaña en desarrollo".
Resulta que el Pentágono está justificando el desmantelamiento del chavismo
usando pretextos absolutamente absurdos, como "defender nuestro
territorio" (norteamericano), "defender el bien común mundial (…)
frente a las amenazas, como las que presenta el régimen opresivo de Venezuela,
y proteger nuestros intereses". Para todo esto, el Comando Sur ha
planificado para la segunda fase (Tenaza) de la operación entrenamientos con la
Fuerza de Tarea Conjunta Bravo en la base de Palmerola (Honduras). Y también
prevé la activación de la Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial Sur-Jiafts
para poder actuar rápidamente usando las bases militares de Aruba (Reina
Beatriz) y Curazao (Hato Rey). También para la región central de Venezuela,
"donde se concentra el poderío político-militar", el Pentágono está
proyectando usar sus bases militares en Colombia en Arauca, Larandia, Tres
Esquinas, Puerto Leguizamo, Florencia y Leticia. Es decir, en la fase 2 de la
operación, el Departamento de Defensa no descarta el uso de sus FFAA.
Mientras tanto, en el actual período inicial de la fase 2, el Pentágono
está coordinando "con los factores políticos de la MUD una agenda común,
que incluye un escenario abrupto que puede combinar acciones callejeras y el
empleo dosificado de la violencia armada". Los opositores han sido
instruidos en utilizar como pretexto para desatar actos de violencia los
artículos 333 al 350 de la Constitución, que legitiman la rebelión. Todas estas
acciones están coordinándolas "el enlace en Venezuela Tenney Smith, de la
Agencia de Inteligencia Militar (DIA), y Rita Buck Rico, de la sección de
asuntos políticos, que tienen una tapadera en la Embajada de Caracas y deben ser
apoyados con un contingente de la inteligencia mayor".
Los actos de violencia tienen que ser combinados, según el documento, con
las acciones coordinadas de servicios de inteligencia, Organizaciones No
Gubernamentales (ONG), diversos medios privados de comunicación, como la SIP,
prensa, radio, televisión y redes y circuitos sociales para debilitar el
Gobierno bolivariano. A la vez, tratar de inaugurar un Estado paralelo
encabezado por la Asamblea Nacional (AN) en manos de la oposición. Para hacer
todo esto, el Comando Sur aconseja a la MUD tensionar el Poder Judicial,
desacreditar sus resoluciones, obligar al Gobierno a tomar medidas
excepcionales para poder usarlas para justificar la intervención.
A nivel internacional, además del Pentágono, están participando activamente
en la Operación Venezuela Freedom-2, aportando finanzas a la oposición
venezolana, los partidos españoles PSOE, PP, Ciudadanos, PNV, Convergencia de
Cataluña y muchos otros. También la oposición recibe constantemente el apoyo
propagandístico de los expresidentes José María Aznar, Felipe González, César
Gaviria, Álvaro Uribe, Ricardo Lagos. A la vez, los gobernantes de Argentina,
México, Colombia, Brasil y Perú están cumpliendo al pie de la letra todas las
instrucciones del Gobierno de EEUU para dar un apoyo incondicional al
secretario general de la OEA, Luis Almagro, para hacer caer al Gobierno
bolivariano.
Para los auspiciadores de los intentos de golpe de Estado en Venezuela,
cualquier pretexto es válido. Así, en la última intentona, se valieron de la
decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), usando la Constitución, de
suspender temporalmente la AN, debido al desacato desde el 5 de enero de 2016,
luego de juramentar a tres diputados del estado Amazonas impugnados por la
Justicia por las irregularidades en su elección. A pesar de que el presidente
Maduro no tuvo nada que ver en esta decisión del TSJ, esta medida fue
calificada por la oposición como un "golpe de Estado" o el
"autogolpe", afirmando que "Maduro disolvió el Congreso".
Los medios de comunicación globalizados, tanto nacionales como internacionales,
y las redes sociales a su disposición, llamaron al pueblo venezolano a salir a
la calle a protestar.
Frente a esto, el presidente bolivariano convocó el Consejo de Defensa de
la Nación de Venezuela (CDNV) a la que no asistió la oposición. El CDNV
resolvió el conflicto devolviendo el poder legislativo a la Asamblea Nacional y
llamó a la oposición al diálogo, exhortando a la vez al Parlamento a terminar
con el proceso de sabotaje político e institucional contra el Gobierno, que la
prensa globalizada ha ocultado y empezar a trabajar para el bien del país.
Resulta que en 183 días después de estar instalada, la AN aprobó solamente
siete leyes, dirigidas a crear trabas al Gobierno del país. Aunque es mucho
pedir a la oposición, que tiene el apoyo de Washington, tanto moral como
financiero, y la decisión de la derecha internacional unida de seguir el
bloqueo económico y el asfixio financiero de la República de Venezuela.
El presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, reconoció que el
problema principal del fracaso de la oposición, a pesar de un generoso apoyo
internacional, es la ausencia de la calle en las protestas. "Sin calle, el
apoyo internacional no funciona. Y la calle no atendió el llamado a las
marchas", dijo. "El golpe de Estado de Maduro" resultó ser un
magnífico montaje desinformativo de la prensa globalizada, siguiendo las pautas
del manual 'El arte de la Inteligencia', del fundador y primer director de la
CIA, Allen W. Dulles (1893-1969). Decía aquel siniestro director que, para
deshacerse de los Gobiernos que no están de acuerdo con EEUU, hay que
"calumniar y desacreditar a los líderes de estos países y señalarlos como
desechos de la sociedad, y así crear caos y confusión, y, paralelamente,
encontrar aliados y correligionarios en cada país".
Así lo intentaron en Venezuela, creyendo en sus correligionarios de la MUD
y hasta apoyados indirectamente por los falsos chavistas de la Marea Socialista
y la Plataforma de Defensa de la Constitución. Por tercera vez, los
globalizadores norteamericanos fracasaron rotundamente y una veintena de los
jefes de sus "correligionarios" venezolanos ya empezó una salida
masiva del país, convocando desde el aeropuerto protestas callejeras. Entre los
migrantes se encuentran Enrique Capriles, quien se dirigió a Bogotá para
encontrarse con su patrocinador, Álvaro Uribe. Otros migrantes opositores se dirigieron
a EEUU, Panamá, Perú, República Dominicana y Francia para recibir consejos y
ayuda financiera contra la Revolución bolivariana.
El que no pierde tiempo es el secretario general de la OEA, Luis Almagro,
que prometió al Pentágono aplicar la Carta Democrática "como sea" a
Venezuela, suspender el país de la OEA para empezar el bloqueo económico y
financiero de la República bolivariana. Para activar este documento se
necesitan dos tercios de los votos (23 votos) de la Asamblea General, compuesta
por 35 países. Hasta ahora Almagro logró obtener 20 partidarios, que no son
suficientes. Lo extraño fue que, entre estos 20 países que se pronunciaron
contra Venezuela, están algunas naciones que reciben petróleo subsidiado de
Venezuela a través de Petrocaribe, entre ellos Bahamas, Belice, Jamaica y Santa
Lucía. Tampoco fue muy solidario el otro beneficiario, Antigua y Barbados, que
se abstuvo durante la votación.
Pero Luis Almagro sigue con su agenda para justificar su puesto de
secretario de la manera que Evo Morales llama el "Ministerio de
Colonias". Por algo EEUU asegura el 59,4% del presupuesto de la OEA y
Canadá es responsable del 12,4%. Lo que es difícil de entender es la
contribución de Venezuela, de 2,1%, mientras que 28 países no llegan a aportar
el 1% a la OEA. Actualmente, Almagro está movilizando a sus más serviles
partidarios del plan Venezuela Freedom-2, que son México, Brasil, Argentina,
Paraguay y Perú, organizando sesiones ilegales sin encontrar hasta ahora la
posibilidad de activar la Carta Interamericana.
Tiene toda la razón el embajador venezolano Samuel Moncada, quien dijo:
"Venezuela necesita tanto la OEA como México el muro".
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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