La política es una
cochinada. Y es una cochinada porque así les conviene a los políticos.
ESA COCHINADA DE LA POLÍTICA
(De la serie “Diario de un Escribiente)
Por Manuel José Arce
“La política es una porquería tan sucia que lo mejor es no meterse en ella
para no embarrarse”. Esta expresión resume un criterio generalizado en muchos
sectores de nuestro medio. La verdad es que la frase escéptica tiene una
cantidad tremenda de verdad.
La política es una cochinada. Y es una cochinada porque así les conviene a
los políticos. Ellos mismos, voluntariamente, premeditadamente, se han dedicado
a hacer de la política un carnaval de porquería, mercado de traiciones, en
donde lo que menos interesa es el bienestar de los paisanos, el progreso de la
patria, la solución de los problemas sociales. Nada de eso. El idioma es otro:
conservación de posiciones de poder, influencia determinante, captación de
apoyo, etc., etc. Es decir, medios para utilizar al pueblo, medios para
consolidar intereses de camarilla, escalamiento de posiciones económicas, etc.,
etc.
Y, como a pesar de todo, aún queda gente honesta en Guatemala, de lo que se
trata es de que esa gente no se meta en política, de que esa gente se mantenga
fuera. Y el objetivo es mayoritariamente logrado.
Ahora sucede que la gente honesta, la gente inteligente, la gente de
ideales, ni a palos quiere mezclarse en la arrebatiña. Y el resultado es grave, puesto que la
primera meta de la politiquería nuestra es la de conseguir el control del
gobierno, es decir el manejo íntegro del país, de sus recursos, de sus
instrumentos de poder, de sus leyes, de todo. La cantidad de poder que se
acumula en el equipo, que “hace” gobierno es muy grande y muy amplia.
Me pregunto -por qué yo no sé nada
de política, mi pregunta resultará tremendamente tonta a los que sí que
saben- ¿cómo romper este procedimiento
inveterado, esta brújula mal orientada, esta irrisoria versión de la palabra
“democracia”? Se intentó una solución en 1944. Juventudes puras, llenas de
ideales, tomaron el poder y crearon una mística en la que el patriotismo y
espíritu de justicia social fueron el sístole y el diástole de aquella
juventud. Pero, por desgracia, a muy corto plazo, la política retornó a su
viejo carril de politiquería, los enjuagues, las traiciones, los manipuleos y
los juegos de camarilla volvieron a aparecer en la escena y enturbiaron la
lucha impecable de quienes batallaban por un ideal, de quienes se identificaron
con su pueblo y, finalmente, minaron las defensas del régimen revolucionario y
facilitaron su caída. Es mi muy humilde opinión la de que ya va siendo hora de
que la gente joven, la gente honesta se abroquele y plantee una nueva
alternativa, una nueva manera de hacer las cosas, algo que reivindique la
palabra “política” y le devuelva su verdadero significado, con el respaldo del
pueblo, fuera de los “pactos”, las manipulaciones, las demagogias y los
inveterados vicios que nos tienen como nos tienen.-
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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