EL REPLIEGUE DE LAS OLIGARQUÍAS INTERNACIONALES
EMPEZÓ EN FRANCIA, IGUAL QUE EL REPUBLICANISMO
Por Luciano Castro Barillas
El significado profundo de los eventos de París que empezaron los Chalecos Amarillos hace cuatro semanas y que ahora se extendió a un sector muy poderoso en Francia que son los estudiantes, seguirá, más que arrancando pequeñas concesiones al régimen postneoliberal de Emmanuel Macron y a las clases detentadoras del poder político y económico tradicionales; avanzando en la línea del profundo cuestionamiento del sistema y la exigencia por la modernización de las estructuras sociales.
En Francia, un país que se luce por sus altas tasas impositivas prácticamente a todo (incluso las ínfimas pensiones de los jubilados), desbordó la paciencia de los sectores menos favorecidos, entre otros, los estudiantes, quienes perdieron la oportunidad histórica de ser ellos como sector más consciente de la sociedad de ser los abanderados, es decir, los que vanguardizaran las luchas populares, quizá temerosos e inseguros que ese movimiento espontáneo tenía tras de sí las manos oscuras del imperialismo norteamericano. No obstante, su decisión de sumarse a la lucha, aunque sea a la zaga, les permite dar todavía un aporte significativo a la inconformidad, pues tienen un legado histórico e intelectual muy importante como movimiento estudiantil, además de beligerante, que se concretizó con las revueltas de París de 1968 cuando calles y avenidas fueron convertidas en barricadas edificadas con los venerables adoquines de sus centenarios boulevard.
Pero la lucha estudiantil francesa pecó también de originalidad: todo les venía del norte, de Alemania. Pues fue el movimiento estudiantil alemán de 1960 de Rudi Dutschke, sociólogo marxista, quien de muchas maneras enseñó cómo debe lucharse por las reivindicaciones sociales y políticas, posición que le valió a este brillante joven ser tiroteado en la calle y cuyas lesiones cerebrales le provocaron epilepsia al paso de los años que terminaron matándolo al ahogarse en la tina de su apartamento. La oligarquía francesa ni tampoco la alemana con su alianza de diez y ocho años del CDU (Unión Demócrata Cristiana que es una alianza de conservadores, liberales y cristianos) esperaban estos resultados ni tanta fragilidad de sus estructuras sociales, ni tanta capacidad de respuesta de los sectores subordinados de la sociedad.
La ola derechista disimulada de esos dos países empezó a tocar su fin en Francia, luego será Alemania, independiente de que ganarán los ultraderechistas en las próximas elecciones. La locomotora ideológica y política de esas ideítas es Estados Unidos y ya con Donald Trump a la defensiva, su poder abusivo de dos años, empezó a perder incidencia y las derechas tirarán, irremediablemente, para atrás.
El mundo ya no puede marchar como ellos siempre quisieron que se enrumbara. Y por su plan “B” de las guerras injustas, aventureristas y de saqueo. Eso ya no se puede hacer tan fácilmente como en el pasado. Hay otros poderes en la palestra internacional: la amenaza de Rusia de atacar a los países que tienen apostados misiles de mediano alcance como Polonia y Rumanía y el disuasivo más que evidente de respaldo a Venezuela con el envío de dos bombarderos estratégicos Tupolev contra los que nada podría hacer el ejército colombiano, solo salir huyendo. La derecha está tocando retirada y se configura un mundo mejor, no nos equivoquemos. Van camino a la bancarrota económica, política y social. Así esperamos todos los que amamos la paz y rechazamos los pacifismos extremos.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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