martes, 26 de mayo de 2020

Jugando con fuego: detener o no los tanqueros iraníes que van para Venezuela

La pregunta del momento es si las impertinencias e imprudencias de Trump y su equipo fascista impedirán realmente la llegada de los tanqueros iraníes, hecho ante el cual Irán ha sido enfático al advertir a los Estados Unidos que cualquier acción de piratería tendría una respuesta del gobierno islámico.


JUGANDO CON FUEGO: DETENER O NO
LOS TANQUEROS IRANÍES QUE VAN PARA VENEZUELA


Por Luciano Castro Barillas

Afortunadamente ya hay dos tanqueros fondeados en las terminales portuarias venezolanas y descargan en estos momentos diésel, gasolina y suministros para reactivar las máquinas involucradas en la refinación del petróleo, entre refacciones y químicos reactivos adquiridos por siempre en los Estados Unidos, país que durante más de un siglo se dio el lujo de consumir petróleo sin miramientos por ser adquirido a precios irrisorios y totalmente desventajosos para el pueblo de Venezuela, hidrocarburo casi regalado que creó un estilo de vida americano y una cultura del dispendio a costas de los países expoliados donde se saqueaba esta fuente de energía.

Pero los tiempos fueron cambiando muy lentamente y poco a poco conforme se fueron rompiendo los lazos del colonialismo flagrante los precios fueron más soberanos y pensados en beneficio de los auténticos propietarios y surgieron iniciativas institucionales internacionales, como la OPEP (de cuya organización es fundadora Venezuela) que llevaron al capitalismo a la primera Gran Crisis de la Energía en la década de los setenta y ochenta. Ahora, con la importación de gasolina y diésel de parte de Venezuela, con tantas y probadas reservas petroleras, las mayores del mundo; se trata de hacer ver que hay de por medio una flagrante incapacidad, bochornosa y ridícula, del gobierno bolivariano.

Lo que ha sucedido es que los USA y sus corifeos, coludidos para robar (si no el robo descarado de CITGO) y boicotear la producción petrolera y los precios, han llevado al límite a la industria petroquímica de Venezuela, cuya dependencia como primer rubro de exportación e ingreso ha perjudicado de tal manera la vida del pueblo venezolana acostumbrado -al menos sus capas medias- a vivir de una manera confortable. Los sectores populares del campo y la ciudad siempre pasaron grandes penas y no les sorprende mucho las actuales penurias. A la dependencia como primer rubro de exportación hubo después que sumarle la caída internacional de los precios del petróleo, negocio ya poco atractivo para la exportación, a menos que se tuviera, aunque de otro modo, una mentalidad entreguista y no propiamente de rentabilidad económica.

Pues, bien, lo que está en discusión en este momento no es la legalidad o ilegalidad de las acciones confiscatorias del gobierno de Donald Trump, quien a todas luces se ha perfilado y con méritos propios como el adalid de los grandes violadores del derecho internacional. Actúa al mismo nivel que Hitler: mentiras desembozadas y cinismo galopante. Este hombre tiene obvios padecimientos mentales cuya psicopatía pone en riesgo a cada paso la estabilidad y seguridad internacional. La pregunta del momento es si las impertinencias e imprudencias de Trump y su equipo fascista impedirán realmente la llegada de los tanqueros iraníes, hecho ante el cual Irán ha sido enfático al advertir a los Estados Unidos que cualquier acción de piratería tendría una respuesta del gobierno islámico.

Pero ¿cuál serían las acciones de Estados Unidos y las réplicas de Irán? Irán no quiere involucrarse en acciones militares defensivas, que podrían conducir a una guerra, dependiendo de las respuestas del país islámico, donde a la larga llevaría las de perder porque su potencialidad regional no se compara a la potencialidad estratégica de los Estados Unidos. Pero Trump está a las puertas de una elección y no hay mejor manera de mover los ánimos patrioteros de los estadounidenses que ver a su nación esgrimiendo el Gran Garrote y demostrando que contra los americanos nadie puede. Sin embargo, la mala gestión de la pandemia donde hay tantos muertos y contagiados de por medio no tiene contentos a muchos sectores que hace cuatro años favorecieron con su voto al señor Trump.

Está este hombre, pues en un gran dilema: si golpea Irán le dará sus cachetadas, no una guerra; y si no golpea defraudará a todos aquellos que lo consideran el Macho Man de nuestros días. Personalmente creo que cualquier acción de retención de los tanqueros debió haberse hecho con las primeras naves. Ya es una política, a mi entender, de hechos consumados. Los tres tanqueros restantes llegarán a puerto seguro sin ningún problema. Ninguno de estos tres países quiere conflictos pues las guerras son muy caras y ponen peor la economía. Entonces, por el momento, las cosas se irán quedando así, para el bien de todos. Es mejor reactivar la economía del mundo pues los Estados Unidos están ya en recesión y no es poca cosa tener a casi 30 millones de desempleados. Nadie, por muy desbordada que sea su irracionalidad, ve con buenos ojos una guerra en tiempos de hambre y enfermedad. Por muy demagogo que sea un líder político no podrá encontrar apoyo y persuadir a sus seguidores que es mejor el garrote que un plato de comida. Una eventual guerra será más adelante, en aciagos años venideros, con Rusia o China. Con Irán no. Ni con Venezuela, aunque ganas no le faltan al imperio para impedirles transmitir en FM.






Publicado por La Cuna del Sol

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