sábado, 23 de mayo de 2020

Entre bobos anda el juego: Guaidó y sus chicos malos son un fracaso

Quebrados, desencantados y rotos, pero sobre todo enormemente disgustados porque don Lucas del Cigarral (Guaidó) zafó bulto y les dijo que miraran como salían del asunto, porque al final, él ni los conocía.


ENTRE BOBOS ANDA EL JUEGO:
GUAIDÓ Y SUS CHICOS MALOS SON UN FRACASO


Por Luciano Castro Barillas

Este ridículo personaje venezolano, propio de la comedia del figurón del Siglo de Oro de las letras españolas, lo embobaron los halagos de los distintos presidentes europeos y latinoamericanos de derecha que le rendían pleitesía, por órdenes gringas, dándole la bienvenida con el protocolo debido en diversas capitales occidentales al nombre de: SEÑOR PRESIDENTE. Y realmente se lo llegó a creer, aunque inicialmente no era más que una burda maniobra política y un juego de los extremistas de la derecha parlamentaria.

De pocos sesos el hombre, pero de gran picardía y maña, dio por torpedear los ingentes esfuerzos de las autoridades venezolanas para sacar adelante a los 30 millones de ciudadanos que no pocas penas han pasado. Se confabuló a los pocos días descaradamente con los yanquis y los rasgos negativos de su personalidad, como don Lucas del Cigarral, afloraron espontáneos y nada sorprendentes: fealdad, avaricia, necedad, orgullo; pero sobre todo, tontera. Y hoy, ya muy cerca del bote donde indudablemente pasará varios años y a su vez bien debilitada su aparente invulnerabilidad pues los gringos le dijeron que contra ellos nadie puede, pasó este negro renegado, de la euforia a la depresión.

Los gringos ya no le confían nada porque todos sus compinches, empezando por El Chucky Iván Duque, varios paramilitares cuyos ideólogos siguen siendo Castaño y Uribe, unos narcotraficantes y unos gringos que han visto mucha tele de superhéroes y ahora metidos a la politiquería, los capturaron en las costas pedregosas de Venezuela, porque, navegando en costanera para no perderse en alta mar pues las brújulas que llevaban no marcaban bien el norte magnético, resulta que la propela de los motores fuera de borda empujaba las lanchas en retroceso y por eso fueron a encallar en esos pedreros. De veras, que Entre bobos anda el juego.

Hicieron la tirazón a tontas y locas y al advertir que les disparaba los soldados venezolanos con ametralladoras 60 y 50, verdaderamente, la vieron muy fea y cayeron en la cuenta que no es lo mismo ver al Soldado Rayan en la tele que oír los trancazos de verdad en esta tierra de Chávez y Padrino. Se rindieron y en calzones y sin zapatos se los llevaron muy amablemente a interrogarlos hasta sentir los ojos como huevos estrellados por días y días de no dejarlos dormir por tanto entrevista para ver en qué punto de su humanidad tenían el cerebro. Quebrados, desencantados y rotos, pero sobre todo enormemente disgustados porque don Lucas del Cigarral (Guaidó) zafó bulto y les dijo que miraran como salían del asunto, porque al final, él ni los conocía.

De los 200 mil dólares ofrecidos no pudieron cobrar ni uno solo y más bien salieron perdiendo porque los gastos iniciales los hizo su jefe de Silver Corporation con dinero propio y volvieron a abrir los ojos con gran esfuerzo de tanto no dormir y volvieron a concluir: ¡Entre bobos anda el juego! En fin, con este ameno y divertido relatar, espere la segunda entrega que se llamará: TRUMP JUGANDO CON FUEGO.





Publicado por La Cuna del Sol

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