Todos los políticos gringos son una mentira y un desparpajo de abusos. Nunca hubo debate político porque los dos están a la misma altura.
DOS POLITICASTROS
GRINGOS
LANZÁNDOSE LAS TORTAS
A LA CARA
Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
Antes de que se viera contagiado de coronavirus
Donald Trump se pavoneaba con su invariable y atropellante arrogancia. Verdad o
mentira el asunto del contagio, lo cierto es que ni enfermo, ni vivo, ni muerto
ese señor genera alguna simpatía. Todo en él es falsedad, impostación, fraude,
canallada y odio visceral a todo lo que sea tímidamente progresista, como los
escasos sectores del Partido Demócrata que intentan desmarcarse de los
controles férreos de ese partido de derecha recalcitrante. La derecha
civilizada de los Estados Unidos está representada por Bernie Sanders y como
siempre, esa formación política no decide nada, excepto terminar dándole el
respaldo con su caudal de votos al candidato, cualquiera que sea, que competirá
con el Partido Republicano.
Hasta hace algunos años, los politiqueros
gringos fingían ser hombres de Estado y los debates presidenciales siempre se
movieron entre el crecimiento económico y el mejoramiento social, no pasando
por alto el apartado de la hegemonía
imperial de la que tanto se alimenta la ideología de los dos partidos. Y
pese a la posición supuestamente más beligerante de Trump, con Rusia ha sabido
llevar más tranquilamente las cosas, es decir, las relaciones políticas han
sido de menos tirantez. Pero sucede que el señor Biden, el supuestamente
moderado y más civilizado que el salvaje Trump, viene sin ningún tino, respeto
y ponderación política y ofende de sopetón a Putin, gratuitamente, al decir que él, Joe Biden, no tolerará las tonterías de Putin. ¿De qué
tonterías de Putin habla? Si hay un hombre de Estado de total seriedad como
estadista es el señor Vladímir Putin. Su capacidad política e intelectual le ha
permitido llevar de la postración política, económica y política de Rusia a
finales del siglo XX a ocupar en 15 o 20 años la posición que como primera
potencia mundial le ha correspondido siempre.
¿De qué manera con el mensaje político en las
redes sociales puede persuadirse o disuadirse una decisión electoral por
determinado candidato? Se necesita que el receptor del mensaje sea un total
descerebrado para que eso tenga lugar. Eso jamás ha ocurrido ni ocurrirá. Lo
que sí es factible es un fraude cibernético por la rapidez con que podría
efectuarse, dada la vulnerabilidad de los sistemas informáticos. Biden, pues,
es de la misma contextura que todos politiqueros gringos, muy emparentados con
la basura y no debieran los ciudadanos estadounidenses escandalizarse tanto por
los continuos desaguisados de Trump. ¿Acaso no hizo lo mismo Hillary
Clinton con los sangrientos hechos de
Libia y Medio Oriente?
Entre todas estas cosas hay un hecho
irrefutable: la decadencia de los Estados Unidos. Todas las grandes naciones en
decadencia eligen a los peores gobernantes y la vida ciudadana se va
desdibujando paso a paso. Cunde la pobreza y la inestabilidad. Estados Unidos
ya no es la primera potencia del mundo y en esa caída, en su bancarrota, se
corre el riesgo de incendiar el mundo. Así como dijera Hitler, el perdedor:
perderemos la guerra pero el mundo entero se irá con nosotros en un baño de
sangre. Eso dejó el encuentro entre Trump y Biden: todo un desastre.
Publicado por La Cuna del Sol
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