El no va más ya hace días que tuvo lugar en Guatemala. Los crímenes contra las mujeres, sean éstas ancianas, adultas o niñas, va desde hace algunos años en un crecimiento escalofriante. Los crímenes contra las mujeres empiezan por el secuestro, les sigue la violación y terminan en el asesinato.
LOS CRÍMENES
CRECIENTES CONTRA LAS MUJERES
NO SON MÁS QUE
EXPRESIÓN DE UN ESTADO Y UNA
SOCIEDAD EN TOTAL
DESCOMPOSICIÓN
Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
El no va más ya hace días que tuvo lugar en
Guatemala. Los crímenes contra las mujeres, sean éstas ancianas, adultas o
niñas, va desde hace algunos años en un crecimiento escalofriante. Los crímenes
contra las mujeres empiezan por el secuestro, les sigue la violación y terminan
en el asesinato. Unas con tiros en la cabeza, otras con cortes profundos en el
cuello del típico degollamiento y lo peor, es la mutilación. Descuartizamiento
en piezas y lanzados a las calles en bolsas de basura. No quisiera pensar que
esto lo realizan los psicópatas estando vivas las personas, pero es lo más
seguro que así sea, porque ellos disfrutan de la crueldad.
La mayoría de los casos se trata de humildes
mujeres que luchan en su calidad de madres solteras por sacar adelante a sus
hijos. Se da el caso menos frecuente de las rencillas de amor. O porque no
encontrando un verdadero trabajo que las provea del mínimo vital se dedican a delinquir
vendiendo droga al menudeo y, cuando las cuentas no salen, pues sencillamente
las matan los operadores de los narcotraficantes mayores. Los verdaderos macizos pocas veces son identificados y
capturados pues trabajan de la mano con las fuerzas civiles y militares. Esta
aseveración no es un secreto para nadie.
Todo el mundo lo sabe en Guatemala como se
mueven las cosas en este país. Son los oligarcas los propietarios de los
grandes contingentes de droga. Ningún pobre o poquitero puede comprar una avioneta
o un jet para transportar droga a nivel internacional. Aquí hay muchos Señores de los Cielos que nunca o casi
nunca son detectados por los radares y cuando las autoridades civiles o
militares llegan al punto del aterrizaje no encuentran nada del alijo. Solo la
aeronave incendiada para borrar evidencias. Dentro de ese contexto es que se
produce el mayor número de crímenes contra las mujeres. Los menos son los de la
prostitución y los mayores los de la extorsión. Hace unas 72 horas asesinaron a
una vendedora de fruta en el mercado de la zona 4 de la ciudad capital y
resulta muy conmovedor ver a la joven señora inerte sobre los sacos.
Desangrándose por los impactos de bala. Y todo queda en la impunidad porque
son tantos los crímenes diarios que
rebasan estos hechos horrendos las capacidades de investigación y aprehensión
de la policía.
El guatemalteco, la juventud, la niñez ya
perdieron con estos hechos diarios su capacidad de asombro. Estos criminales
les han robado la inocencia y la fe en el futuro. Esa es también la razón de
las migraciones irregulares hacia los Estados Unidos. No dejan los bandidos
trabajar a las personas. Los extorsionistas, que en esencia son también grandes
holgazanes, quieren vivir sin trabajar. Comer, vestir bien, habitar y desplazarse
en autos de lujo robados. Y ese mal ejemplo lo siguen los jóvenes a quienes les
atrae esa vida fácil.
Los antiguos carteristas desaparecieron, esos
ladrones con estilo que no lastimaban a nadie. Los ladrones de ahora son de
baja estofa. Gachos de una vez. Te dan un tiro entre palabras groseras sin
pedirte previamente tus bienes. Así está Guatemala, hecha un desastre y sin
esperanza. Y la peor parte la llevan en estos tiempos las mujeres, esas dignas
representantes de la vida que en este país pareciera que no valen nada.
Publicado por La Cuna del Sol
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