Es casi seguro que la revelación de Washington sobre la presencia de tropas estadounidenses en Ucrania, no ha tomado a Moscú por sorpresa. Es muy poco probable que Rusia reaccione de manera impulsiva.
¿QUIÉN TEME A LAS TROPAS
ESTADOUNIDENSES EN UCRANIA?
M. K. Bhadrakumar
Indian Punchline
La Administración Biden, de manera inocua, le ha "notificado" a
la opinión mundial que las tropas estadounidenses están efectivamente presentes
en suelo ucraniano, en la vecindad inmediata de Rusia. Washington ha realizado
un "suave aterrizaje", un alto funcionario del Pentágono, no
identificado, hizo la revelación a la Associated
Press y al Washington Post.
El funcionario ofreció la ingeniosa explicación de que las tropas
estadounidenses "han comenzado a realizar inspecciones in situ para
asegurarse" que Ucrania está "rindiendo cuentas adecuadamente"
de las armas occidentales que ha recibido. Afirmó que esto formaba parte de una
campaña más amplia de Estados Unidos, anunciada la semana pasada por el
Departamento de Estado, "destinada a garantizar que las armas
suministradas a Ucrania no acaben en manos de las tropas rusas, sus mercenarios
u otros grupos extremistas".
En realidad, el presidente Biden, al haber declarado que no desplegaría
"tropas" en el territorio de Ucrania bajo ninguna circunstancia, se
está tragando sus propias palabras.
Siempre existe el peligro real de que el grupo de estadounidenses de
viaje por Ucrania se vea sometido al fuego de las fuerzas rusas. De hecho, el
despliegue estadounidense se produce en el contexto de los intensos ataques
rusos con misiles y aeronaves no tripuladas que se están produciendo sobre las
infraestructuras críticas de Ucrania.
En pocas palabras, consciente o inconscientemente, Estados Unidos está escalando el conflicto. Hasta ahora, la
intervención de Estados Unidos ha consistido en el despliegue de asesores
militares en el mando militar ucraniano, el suministro de información de
inteligencia en tiempo real, la planificación y ejecución de operaciones contra
las fuerzas rusas y la autorización para que mercenarios estadounidenses lleven
a cabo los combates, además del suministro constante de armamento por valor de
decenas de miles de millones de dólares.
La diferencia cualitativa ahora es que la guerra por delegación puede convertirse
en una guerra candente entre la OTAN y Rusia. El ministro de Defensa ruso, Serguéi
Shoigu, ha declarado recientemente, en una reunión conjunta de los ministerios
de Defensa de Rusia y Bielorrusia, que el número de fuerzas de la OTAN en
Europa Oriental y Central se ha multiplicado por dos y medio desde febrero y
podría aumentar aún más en un futuro próximo.
Shoigu subrayó que Moscú entiende perfectamente que Occidente está llevando
a cabo una estrategia concertada para destruir la economía y el potencial
militar de Rusia, haciendo imposible que el país lleve a cabo una política
exterior independiente.
Señaló que el nuevo concepto estratégico de la OTAN sugería pasar de la
contención de Rusia "mediante la presencia permanente" a la creación
de "un sistema de defensa colectiva a gran escala en el flanco
oriental", con el despliegue de tropas de los miembros no regionales del
bloque en los países bálticos y en Europa Oriental y Central, y la formación de
nuevos grupos tácticos de batallones multinacionales en Bulgaria, Hungría,
Rumanía y Eslovaquia.
Puede que no sea una coincidencia que Washington haya reconocido la
presencia de su personal militar en Ucrania, en un momento en el que los rusos
han alegado la participación de la inteligencia británica en el reciente acto
de sabotaje de los oleoductos Nord Stream, y en los recientes ataques con
drones en la base de la Flota rusa del Mar Negro en Sebastopol.
Hay zonas grises, históricamente hablando, en la llamada "relación
especial" entre Estados Unidos y el Reino Unido. La crónica de esa
relación está repleta de casos en los que el perro pasea al amo en momentos
críticos. La cuestión es que, curiosamente, sobre el ataque a Sebastopol, Moscú
está señalando con el dedo a los agentes del MI6 más que a Kiev.
Originalmente, el cálculo de EE UU. y el Reino Unido fue empantanar a los
rusos en Ucrania, e incitar una insurrección dentro de Rusia que se opusiera a
la "guerra de Putin". Pero ha fracasado. EE UU. ve ahora como más de
300 000 exmilitares entrenados de Rusia están siendo desplegados en Ucrania
para lanzar una gran ofensiva que ponga fin a la guerra en los próximos 3-4
meses.
Es decir, se está derrumbando el techo de todo el edificio de mentiras y
propaganda engañosa que formaba la narrativa occidental sobre Ucrania. La
derrota en Ucrania podría tener consecuencias desastrosas para la imagen y la
credibilidad de Estados Unidos como superpotencia, no sólo en Europa sino en la
escena mundial, podría socavar su liderazgo de la alianza transatlántica e
incluso desactivar la OTAN.
Por extraño que parezca, sin embargo, Washington no puede pasar por alto que,
incluso en esta coyuntura, Moscú está presionando a Kiev para que reanude el proceso
de negociación. Por cierto, en un hecho significativo el martes, Ucrania dio
garantías por escrito al centro de coordinación conjunto de Estambul (formado
por Turquía, Rusia y la ONU) de que el corredor humanitario y los puertos
ucranianos designados para la exportación de productos agrícolas, no serán
utilizados para operaciones militares en lo sucesivo contra la Federación Rusa.
Kiev aseguró que "el corredor humanitario marítimo sólo se utilizará de
acuerdo con las disposiciones de la Iniciativa del Mar Negro y el reglamento
correspondiente del CCC".
En retrospectiva, la Administración Biden cometió un terrible error al
estimar que la guerra conduciría a un cambio de régimen en Rusia tras el
colapso de la economía rusa bajo el peso de las sanciones occidentales. Por el
contrario, incluso el FMI admite que la economía rusa se ha estabilizado.
Se espera que la economía rusa registre un crecimiento para el próximo año.
La comparación con las economías occidentales, que se hunden en la alta
inflación y la recesión, es demasiado evidente como para que el público mundial
no la vea.
Basta con decir que Estados Unidos y sus aliados han agotado las sanciones
para golpear a Rusia. La dirigencia rusa, por otra parte, se está afianzando al
impulsar el cambio hacia un orden mundial multipolar que desafía el dominio
mundial ejercido por Estados Unidos.
En esencia, es el propio sistema capitalista el responsable de esta crisis.
Actualmente estamos sufriendo los efectos de la crisis más larga y profunda que
el sistema ha conocido desde la repartición del mundo que tuvo lugar en la
Segunda Guerra Mundial. Las potencias imperialistas se preparan una vez más
para la guerra con el fin de repartir el mundo con la esperanza de salir de su
crisis, al igual que se prepararon antes de la Segunda Guerra Mundial.
La gran interrogante es cuál va a ser la respuesta de Rusia. Es casi seguro
que la revelación de Washington sobre la presencia de tropas estadounidenses en
Ucrania, no ha tomado a Moscú por sorpresa. Es muy poco probable que Rusia
reaccione de manera impulsiva.
La llamada "contraofensiva" de Ucrania se ha desvanecido. No ha
logrado ganancias territoriales ni ningún avance significativo. Sin embargo,
los militares ucranianos han sufrido miles de bajas y enormes pérdidas de
material militar. Rusia ha logrado el control de la situación y es consciente
de ello. A lo largo de toda la línea del frente, es evidente que las fuerzas
rusas están tomando la iniciativa.
Ni Estados Unidos ni sus aliados de la OTAN están en condiciones de librar
una guerra continental. Por lo tanto, dependerá enteramente de las tropas
estadounidenses que se mueven en las estepas de Ucrania, auditando el armamento
de fabricación estadounidense, no meterse en problemas y poder sobrevivir.
Quién sabe, el Pentágono puede incluso decidir elaborar un mecanismo de
"reducción de riesgos" con Moscú, ¡como en Siria!
Dicho esto, para ser exactos, desde la perspectiva rusa, la fiscalización
del armamento estadounidense en suelo ucraniano puede no ser algo malo en sí.
Existe un peligro real de que las armas suministradas por EE UU. lleguen a
Europa y, como en la despampanante metáfora utilizada recientemente por Josep
Borrell, jefe de la política exterior de la UE., conviertan ese hermoso y muy cuidado jardín
en una jungla (como Ucrania o Estados Unidos).
Publicado por La Cuna del Sol
No hay comentarios.:
Publicar un comentario