Esa faceta del presidente Arévalo no la conocía. Sabía de su inconsistencia política, de su ambigüedad, de su dificultad para asumir compromisos francos y decididos con la “democracia real”, no con el tipo de democracia auspiciada por los Estados Unidos y la Unión Europea.
LA VOCACIÓN DE ALFOMBRA DE BERNARDO ARÉVALO,
PRESIDENTE DE GUATEMALA
Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol
Esa faceta del presidente Arévalo no la
conocía. Sabía de su inconsistencia política, de su ambigüedad, de su
dificultad para asumir compromisos francos y decididos con la “democracia
real”, no con el tipo de democracia auspiciada por los Estados Unidos y la
Unión Europea. Lo aprendido es que todo tiene su precio. Que todo se paga. Que
nadie da gratis y que las perspectivas para la democracia en Guatemala, para
mejorar la vida de los sectores populares, es sombría.
Con el triunfo de Maduro en Venezuela,
Bernardo Arévalo se fue envuelto en el paquete despreciable de Argentina ¡cómo
si no!, Ecuador, Costa Rica, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y República
Dominicana. No le bastó con ir en el mismo envoltorio, se posicionó en la
cresta de la ola.
Los señalamientos de la derecha de América
Latina, Estados Unidos y sus títeres europeos era lo esperado. Estos ilusos
fueron inducidos a pensar en un posible triunfo electoral por la propaganda de
los medios masivos de comunicación de Occidente. Y no tanto ilusos, ellos
querían resultados adversos al chavismo. Pero sí hay algo preocupante y que
debiera de analizarlo muy bien el régimen de Maduro: el triunfado no es
arrollador, pues el 51% del chavismo superó apenas por 7 puntos (44%) a las
fuerzas lideradas por Corina Machado, rabiosa anticomunista y que presume de
dos bolas más grandes que un par de cocos.
Hay muchas cosas que no han estado bien en
Venezuela, sin embargo, las condiciones de vida del pueblo venezolano son
incomparables con las de Guatemala. En Venezuela no se vive la miseria de los
guatemaltecos. La vida es dura, nada fácil, en la tierra de Bolívar, pero lo de
Guatemala es terrible. Quizá por ello el presidente Arévalo desde temprano ha
renunciado a sus ideales reformadores ante la imposibilidad de enfrentar a una
derecha delirante y cínica como la guatemalteca (aunque todas las derechas son
iguales).
Arévalo, creo, se está resignando a ser un
simple administrador de la crisis histórica guatemalteca. Administrar lo mejor
que se pueda la crisis de la sociedad guatemalteca en los tres años y medio que
quedan de gobierno (si es que su gobierno no se derrumba antes), porque es
bastante seguro que el tanteo político y la sensatez no le indique otra cosa
que hacer eso: un simple administrador, no un presidente real, con poder, con
decisión, aunque tenga que enfrentarse, ahora sí, a una derecha desembozada en
su totalidad y ya sin disimulos. Yo diría que si quieren pleito frontal habría
que encararlos, no temerles, no dejarse intimidar; pero Arévalo no es de esos.
Se deja pegar una y otra vez, independiente su tamaño, su porte de peso
completo. Y no le darán nunca un golpe de Estado por otra sencilla razón: ya
está sometido.
Su canciller, un viejo burócrata en la esfera
diplomática, no le ayuda sino lo echa a perder o muy seguramente los dos se
echan a perder, porque constitucionalmente quien dirige la política exterior de
nuestro país es el presidente. Parecen que los dos se dan paja ya en la
intimidad de su vieja relación como asalariados y lameculos. Ya no me merece
ningún respeto este presidente ni su régimen mediocre, pues el último clavo de
su ataúd lo puso con la declaración sobre el triunfo de Maduro y la convocatoria
a la OEA ¿para hacer qué? Al final, Venezuela no necesita de la OEA como
Guatemala y el papel histórico del departamento de colonias de la OEA parece
que lo ha olvidado nuestro flamante doctor en sociología.
Arévalo va perdiendo apoyo popular (ya los 48
Cantones le retiraron su apoyo) y ahora con lo de Venezuela aún más. Pero no le
importan sus electores, los que votaron viendo en él una figura democrática. Se
va, peligrosamente, quedando solo, y que no piense que ahora meterán las manos
al fuego por él lo que se movilizaron espontáneamente a mediados de 2023.
Tendrá que defenderse solo, según parece. Subordinarse a las fuerzas oscuras.
El colmo de hace 48 horas es que la Fiscal
General, la señora Porras, presentó ante la Corte de Constitucionalidad un
recurso para retirarle la inmunidad y claro está, meterlo al bote con todo y
sus ministros. Que espera este señor presidente. Solo él sabe a qué atenerse,
pero de lo que sí estoy seguro es que no sabe hacer uso del poder del que está
investido por la voluntad del pueblo de Guatemala. ¡Despertad! dicen los
Testigos de Jehova. Lo mismo le podemos decir al señor Arévalo.
Publicado por La Cuna del Sol
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