Las negociaciones están en
marcha y para que se logre algo tangible se hace necesario crear un clima de
distensión apropiado para darle toda la fluidez al proceso, y eso es
precisamente lo que hizo Raúl aprovechando el foro de la Cumbre. Con esa acción el
líder cubano demostró el nivel de madurez política y de decoro que se necesita
en situaciones y momentos como estos, que en definitiva, marcaran el rumbo de la
historia que se avecina.
OBAMA UN HOMBRE HONESTO
Y HUMILDE, ¿EN SERIO?
En el ambiente de la diplomacia política por lo general lo que se expresa
en público no necesariamente se corresponde con la realidad, muchas veces lo
que se dice es lo contrario a lo que se piensa, sin embargo, en el caso que
atañe a la referencia de Raúl Castro con respecto a lo honesto y humilde de
Obama, puede que suceda que el mandatario cubano sepa más de lo que suponemos
la mayoría, y en realidad lo perciba como un hombre con esos atributos, aunque
el flamante presidente norteamericano por sus palabras y acciones no se
distinga como tal. Pero antes de continuar con esto es necesario referirnos a
algunos sucesos previos a la participación de Obama en la VII Cumbre de las
Américas en Panamá.
El presidente estadounidense arriba al foro de la OEA investido de una
popularidad en Cuba que ni siquiera en su propio país disfruta. Lo anterior
como resultado de una encuesta realizada por la encuestadora Bendixen y Amandi
International (la misma que falló miserablemente en Nicaragua en 1990) comisionada
por la cadena hispana de televisión Univisión en colaboración con el Washington
Post. Según los datos de la encuesta realizada en Cuba, Obama goza de un índice
de aprobación entre los cubanos de la isla de un 80%, superando a Raúl Castro
con 47%, y a Fidel Castro con 44%. Curiosamente los resultados de la encuesta
se dieron a conocer dos días antes del inicio de la cumbre y fueron presentados,
especialmente por la derechista -pro mafia cubana de Miami- Univisión como una
clara evidencia de que los cubanos de la isla están insatisfechos con su
situación y anhelan un cambio que los acerque más a los Estados Unidos que es
visto favorablemente por un 53 % de los encuestados. El New YorK Times no podía
faltar y un día antes de la Cumbre opinó que la mayoría de los cubanos se
identifican, no con los objetivos sociopolíticos promovidos por el gobierno del
país, sino más bien, con la metas apoyadas por Washington.
Pero volviendo a lo de Obama y los calificativos laudatorios de Raúl, vale
decir que el líder cubano es un viejo zorro, más de 50 años de experiencia
dirigiendo la revolución al lado de su hermano Fidel son más que suficientes
para moverse con audacia y sapiencia en el terreno de la política, sobre todo
si de por medio están cuestiones trascendentales en las que se juega el futuro
de Cuba y la revolución. Para ambos mandatarios el llegar a un acuerdo que
restablezca las relaciones entre los dos países es una meta inaplazable en
momentos de vertiginosos cambios en el contexto de la geopolítica mundial y que
están incidiendo de manera dramática en la cuestiones de las políticas internas
de Estados Unidos y Cuba, que lógicamente los induce a buscar la manera de
reducir la ya larga enemistad. Por lo tanto, las calibradas palabras de Raúl Castro,
tienen que apreciarse dentro de ese contexto. Las negociaciones están en marcha
y para que se logre algo tangible se hace necesario crear un clima de
distensión apropiado para darle toda la fluidez al proceso, y eso es
precisamente lo que hizo Raúl aprovechando el foro de la Cumbre. Co esa acción
el líder cubano demostró el nivel de madurez política y de decoro que se
necesita en situaciones y momentos como estos, que en definitiva, marcaran el
rumbo de la historia que se avecina.
Por su parte Obama se desempeñó con la típica arrogancia que caracteriza a
los voceros del imperio. Su discurso en la plenaria fue una letanía cargada de
cínicas aseveraciones y tergiversaciones dirigidas a unos líderes que al
presidente norteamericano le parecieron eran unos ignorantes. Y aunque
reconoció las imperfecciones de lo Estados Unidos (no obstante su apego al excepcionalismo
del que hace gala), desestimó cualquier agravio por acciones del pasado en
suelo latinoamericano, lamentando que Estados Unidos sea usado como chivo
expiatorio por los problemas que pueden estar ocurriendo domésticamente. Según
la retorcida lógica imperialista de Obama, el bloqueo económico contra Cuba, la
guerra económica y su último decreto declarando a Venezuela una amenaza a los EE.UU,
y toda la historia de agresión, son extraños a las bondades democráticas
estadounidenses. Queda en claro entonces, que Obama nunca se dignó en leer el
libro, Las venas abiertas de América Latina, del recientemente fallecido Eduardo Galeano,
que el también fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, le obsequió en un
enorme gesto pedagógico.
Para Obama esas discusiones, culpar a Estados Unidos de intervencionismo en
América Latina, son inútiles ya que no va han a traer progreso, no va a
resolver los problemas de los niños que no pueden leer, que no tienen
suficiente que comer, no va a conseguir que nuestros países sean más
productivos o más competitivos en una economía global. Borrón y cuenta nueva es
la propuesta de Obama, no vivir prisionero del pasado y de las ideologías. Sin
embargo, los esfuerzos de consolidación del patio trasero continuaran en
momentos en que las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica, como nunca
antes se encuentran, de acuerdo a Obama, “en su mejor momento”.
De acuerdo al New York Times, Obama reconoció que en el caso de la
flagrante ausencia de democracia en Cuba, los EE.UU no estaba desechando sus
esperanzas de un cambio democrático, únicamente el enfoque, es decir la manera
de lograrlo. De esto los cubanos ya sacaron sus conclusiones con la
participación y comportamiento de los miembros de la llamada “sociedad civil”,
pilares democratizadores de los Estados Unidos.
De su reunión con Raúl Castro, Obama dijo, que aunque tenían opiniones muy
diferente en cuanto a cómo debería organizarse la sociedad, él había sido muy directo
con Raúl, en el sentido de que los EE.UU no iban a dejar de hablar de temas
como democracia y derechos humanos, libertad de prensa y de reunión. Obama que
no se considera atrapado por el pasado ni por ideologías, dejo así plasmado que
el cambio de régimen sigue estando en la mesa, es la política que guía su
estrategia hacia Cuba.
Finalmente el buen Obama cumpliendo con una tradición que solo los representantes
del imperio practican, abandonó, muy humildemente, la plenaria de la cumbre
antes del discurso del presidente venezolano Nicolás Maduro, para reunirse con
uno de los favoritos de Washington en Suramérica, el presidente de Colombia,
Juan Manuel Santos. Las medidas punitivas de Estados Unidos contra Venezuela continúan,
el embargo contra Cuba sigue en pie; en esta nueva era de excelentes relaciones declarada por Obama
y en la que los días en que los EE.UU operaban con impunidad en el hemisferio,
son cosa del pasado.
De retorno en Estados Unidos, Obama quizás conmovido por la seriedad y honestidad
de Raúl Castro, ha propuesto eliminar a Cuba de la lista de naciones que apoyan
el terrorismo, otra de las reliquias del pasado intervencionista y de agresión imperialista
en Latinoamérica.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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