jueves, 16 de abril de 2015

Obama un hombre honesto y humilde, ¿en serio?

Las negociaciones están en marcha y para que se logre algo tangible se hace necesario crear un clima de distensión apropiado para darle toda la fluidez al proceso, y eso es precisamente lo que hizo Raúl aprovechando el foro de la Cumbre. Con esa acción el líder cubano demostró el nivel de madurez política y de decoro que se necesita en situaciones y momentos como estos, que en definitiva, marcaran el rumbo de la historia que se avecina.


OBAMA UN HOMBRE HONESTO
Y HUMILDE, ¿EN SERIO?



En el ambiente de la diplomacia política por lo general lo que se expresa en público no necesariamente se corresponde con la realidad, muchas veces lo que se dice es lo contrario a lo que se piensa, sin embargo, en el caso que atañe a la referencia de Raúl Castro con respecto a lo honesto y humilde de Obama, puede que suceda que el mandatario cubano sepa más de lo que suponemos la mayoría, y en realidad lo perciba como un hombre con esos atributos, aunque el flamante presidente norteamericano por sus palabras y acciones no se distinga como tal. Pero antes de continuar con esto es necesario referirnos a algunos sucesos previos a la participación de Obama en la VII Cumbre de las Américas en Panamá.

El presidente estadounidense arriba al foro de la OEA investido de una popularidad en Cuba que ni siquiera en su propio país disfruta. Lo anterior como resultado de una encuesta realizada por la encuestadora Bendixen y Amandi International (la misma que falló miserablemente en Nicaragua en 1990) comisionada por la cadena hispana de televisión Univisión en colaboración con el Washington Post. Según los datos de la encuesta realizada en Cuba, Obama goza de un índice de aprobación entre los cubanos de la isla de un 80%, superando a Raúl Castro con 47%, y a Fidel Castro con 44%. Curiosamente los resultados de la encuesta se dieron a conocer dos días antes del inicio de la cumbre y fueron presentados, especialmente por la derechista -pro mafia cubana de Miami- Univisión como una clara evidencia de que los cubanos de la isla están insatisfechos con su situación y anhelan un cambio que los acerque más a los Estados Unidos que es visto favorablemente por un 53 % de los encuestados. El New YorK Times no podía faltar y un día antes de la Cumbre opinó que la mayoría de los cubanos se identifican, no con los objetivos sociopolíticos promovidos por el gobierno del país, sino más bien, con la metas apoyadas por Washington.

Pero volviendo a lo de Obama y los calificativos laudatorios de Raúl, vale decir que el líder cubano es un viejo zorro, más de 50 años de experiencia dirigiendo la revolución al lado de su hermano Fidel son más que suficientes para moverse con audacia y sapiencia en el terreno de la política, sobre todo si de por medio están cuestiones trascendentales en las que se juega el futuro de Cuba y la revolución. Para ambos mandatarios el llegar a un acuerdo que restablezca las relaciones entre los dos países es una meta inaplazable en momentos de vertiginosos cambios en el contexto de la geopolítica mundial y que están incidiendo de manera dramática en la cuestiones de las políticas internas de Estados Unidos y Cuba, que lógicamente los induce a buscar la manera de reducir la ya larga enemistad. Por lo tanto, las calibradas palabras de Raúl Castro, tienen que apreciarse dentro de ese contexto. Las negociaciones están en marcha y para que se logre algo tangible se hace necesario crear un clima de distensión apropiado para darle toda la fluidez al proceso, y eso es precisamente lo que hizo Raúl aprovechando el foro de la Cumbre. Co esa acción el líder cubano demostró el nivel de madurez política y de decoro que se necesita en situaciones y momentos como estos, que en definitiva, marcaran el rumbo de la historia que se avecina.

Por su parte Obama se desempeñó con la típica arrogancia que caracteriza a los voceros del imperio. Su discurso en la plenaria fue una letanía cargada de cínicas aseveraciones y tergiversaciones dirigidas a unos líderes que al presidente norteamericano le parecieron eran unos ignorantes. Y aunque reconoció las imperfecciones de lo Estados Unidos (no obstante su apego al excepcionalismo del que hace gala), desestimó cualquier agravio por acciones del pasado en suelo latinoamericano, lamentando que Estados Unidos sea usado como chivo expiatorio por los problemas que pueden estar ocurriendo domésticamente. Según la retorcida lógica imperialista de Obama, el bloqueo económico contra Cuba, la guerra económica y su último decreto declarando a Venezuela una amenaza a los EE.UU, y toda la historia de agresión, son extraños a las bondades democráticas estadounidenses. Queda en claro entonces, que Obama nunca se dignó en leer el libro, Las venas abiertas de América Latina,  del recientemente fallecido Eduardo Galeano, que el también fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, le obsequió en un enorme gesto pedagógico.  

Para Obama esas discusiones, culpar a Estados Unidos de intervencionismo en América Latina, son inútiles ya que no va han a traer progreso, no va a resolver los problemas de los niños que no pueden leer, que no tienen suficiente que comer, no va a conseguir que nuestros países sean más productivos o más competitivos en una economía global. Borrón y cuenta nueva es la propuesta de Obama, no vivir prisionero del pasado y de las ideologías. Sin embargo, los esfuerzos de consolidación del patio trasero continuaran en momentos en que las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica, como nunca antes se encuentran, de acuerdo a Obama, “en su mejor momento”.  

De acuerdo al New York Times, Obama reconoció que en el caso de la flagrante ausencia de democracia en Cuba, los EE.UU no estaba desechando sus esperanzas de un cambio democrático, únicamente el enfoque, es decir la manera de lograrlo. De esto los cubanos ya sacaron sus conclusiones con la participación y comportamiento de los miembros de la llamada “sociedad civil”, pilares democratizadores de los Estados Unidos.

De su reunión con Raúl Castro, Obama dijo, que aunque tenían opiniones muy diferente en cuanto a cómo debería organizarse la sociedad, él había sido muy directo con Raúl, en el sentido de que los EE.UU no iban a dejar de hablar de temas como democracia y derechos humanos, libertad de prensa y de reunión. Obama que no se considera atrapado por el pasado ni por ideologías, dejo así plasmado que el cambio de régimen sigue estando en la mesa, es la política que guía su estrategia hacia Cuba.

Finalmente el buen Obama cumpliendo con una tradición que solo los representantes del imperio practican, abandonó, muy humildemente, la plenaria de la cumbre antes del discurso del presidente venezolano Nicolás Maduro, para reunirse con uno de los favoritos de Washington en Suramérica, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. Las medidas punitivas de Estados Unidos contra Venezuela continúan, el embargo contra Cuba sigue en pie; en esta nueva era  de excelentes relaciones declarada por Obama y en la que los días en que los EE.UU operaban con impunidad en el hemisferio, son cosa del pasado.


De retorno en Estados Unidos, Obama quizás conmovido por la seriedad y honestidad de Raúl Castro, ha propuesto eliminar a Cuba de la lista de naciones que apoyan el terrorismo, otra de las reliquias del pasado intervencionista y de agresión imperialista en Latinoamérica.






Publicado por La Cuna del Sol
USA. 

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