Miguel Ydígoras
Fuentes, general e ingeniero militar, se hizo famoso en la década de los años
60, cuando era presidente de Guatemala, por sus acciones estrafalarias y
corruptas. Malbarató las tierras nacionales nuevamente con la United Fruit
Company con su política de Estado regresiva y antinacional.
¡COBARDONES!
EL CASO DEL GENERAL
PAYASO
Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
Fue un personaje altamente pernicioso para la
vida nacional. Miguel Ydígoras Fuentes fungió como Gobernador tiránico en el
departamento del Retalhuleu y también como infame Jefe de Caminos, cuando era
tan de moda el trabajo esclavo de los campesinos guatemaltecos que tenía lugar
con la apertura de caminos, durante el régimen del dictador Jorge Ubico. Nadie
mejor que este sujeto cuyo origen vasco no reflejaba a un militar de porte
gallardo, sino a un chaparro bandido, de tipo canuto, como lo fuera su
conmilitón el general Francisco Franco, gallego, que Hitler hubiera querido
cargarlo de reloj de bolsillo con eso de no apoyarlo en la Segunda Guerra
Mundial de la manera debida. Viene a cuento este odioso, mafioso y cobarde
sujeto con lo que hace unos días sucedió en la zona de adyacencia entre
Guatemala y Belice y que fuera denunciado por la Asociación de Campesinos de la Zona de Adyacencia, de la aldea
Santa Cruz, municipio de San Luis Petén.
Este general e ingeniero militar se hizo famoso
en la década de los años 60, cuando era presidente de Guatemala, por sus
acciones estrafalarias y corruptas. Malbarató las tierras nacionales nuevamente
con la United Fruit Company con su política de Estado regresiva y antinacional,
rompió relaciones con Cuba inmediatamente después del triunfo de la revolución,
dio lugar para que mercenarios cubanos organizados, financiados y entrenados
por Estados Unidos invadieran Cuba, acción que tuvo lugar en la finca Helvetia
situada en El Palmar, Quezaltenango, como principal campo de entrenamiento y
propiedad de Roberto Alejos Arzú, ascendiente de clan de políticos corruptos de
Guatemala como Roberto Alejos y Gustavo Alejos, este último preso por múltiples
cargos de corrupción y, aunque parezca increíble, todavía con enorme capacidad
de decisión en las diferentes esferas del Estado y tan pletórico de mañas y
argucias como Alí Babá, pese a su condición de tartamudo, que no le hace atraso
a la hora de ponerle el ojo a los billetes mal habidos, ni se le traba la
lengua.
Pues, bien, dentro las baladronadas de este
general de bolsillo tuvo el caso de visitar un punto fronterizo entre Belice y
Guatemala, Benque Viejo, y allí hizo una declaratoria de guerra (puras pajas,
claro) contra Belice y contra la reina de Inglaterra, lo cual originó gran
tensión y se temía que las aguerridas tropas guatemaltecas invadieran el
territorio beliceño para recuperar lo nuestro, Belice, según el ministerio de
propaganda de esos años del gobierno ydigorista. Nada pasó y no hubo ni
siquiera un par de tiros para hacer ver que Guatemala estaba dispuesta a dar la
batalla contra las tropas de ocupación de la reina británica.
Hechos de ese tipo se fueron sucediendo a lo
larga de las cuatro décadas restantes del siglo XX y comentarios más,
comentarios menos, el ejército de Guatemala, por fin, instaló un mínimo
destacamento militar en el tramo más conflictivo de la zona de adyacencia donde
los soldados beliceños campeaban a su sabor y antojo trasponiendo la línea de
demarcación fronteriza o la zona de adyacencia, en todo caso, porque no hay
definida aún una línea divisoria entre las dos naciones. Campesinos
guatemaltecos que se equivocaban unos tramos en esa zona eran apresados por los
prestos soldados beliceño y llevados presos. A unos los mataron, a otros los
corrieron, y a otros, a los que mejor les fue, pasaron un año comiendo plátanos,
pues los beliceños como afrodescendientes no comen tortillas de maíz sino
plátanos rescoldados, verdes, a las brasas. No vaya a creer usted que los
pobres campesinos guatemaltecos comían platanitos fritos con su respectiva taza
de café como acostumbran los chapines comer en los restaurantes.
Y pese a las continuas violaciones del
territorio nacional, creo yo, siempre los guatemaltecos después de tantos
maltratos y humillaciones de parte de las tropas beliceñas, esperamos siempre
una breve escaramuza, para reivindicar la soberanía nacional tantas veces
violada. El ejército guatemalteco sí fue bueno para volver las armas y
derrochar valentía contra poblaciones indefensas de aldeanos acusados muchas
veces injustamente de ser la base social de la guerrilla. No hubo piedad con
niños, mujeres y ancianos. Allí sí. Pero contra los violadores de la soberanía
nacional: allí no. En fin, no podemos decir otra cosa de nuestra fuerza armada:
¡cobardones! Al final, este payaso
general, que quiso derrocar a Arbenz, murió de diarrea cerebral, perdón, quería
escribir derrame cerebral, en 1982, en la ciudad de Guatemala.
Publicado por La Cuna del Sol
Saludos estimado Lic. Excelente análisis,felicitaciones
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