Hay
un proverbio chino que dice que cuando se cruza un río hay que sentir las
piedras debajo de los pies, es decir, que no se puede ir a lo tonto porque te
puedes hundir.
CRUZAR EL RÍO SINTIENDO LAS PIEDRAS
El tema de la digitalización de la moneda china, el renminbi (moneda del
pueblo, literalmente) o yuan es muy importante y no parece que se haya
entendido muy bien. No es fácil, desde luego. Pero cuando un país, y no
cualquiera, da este paso hay que poner toda la atención porque ya se ha abierto
la puerta del futuro y no se va a cerrar.
China ha estado trabajando en la digitalización de su moneda desde hace
mucho tiempo, desde 2014, cuando se amenazó a Rusia con impedir sus
transacciones financieras a través del sistema SWIFT (transacciones financieras
internacionales) -que funciona casi totalmente en dólares- como consecuencia
del referédum de autodeterminación de Crimea y la posterior anexión a Rusia.
Estas acciones matonescas del gran matón, EEUU (y está a punto de hacer lo
mismo con Siria, pues en breve aprobará una ley para ello), no pasan
desapercibidas para países como China.
Entonces, en 2014, China no hizo ningún movimiento público ni crítica
pública. Pero comenzó a moverse para no estar bajo el yugo del dólar. Todo eso se concretó en 2016 con dos movimientos, el Banco
Asiático de Inversión en Infraestucturas y la creación de la Bolsa de Oro
de Shanghai. Dos años más tarde, dio el impulso al petro-yuan. Y ahora se digitaliza la moneda, en el
momento oportuno dada la debilidad manifiesta (política, social, económica y
militar) de EEUU. Son varias las ciudades en las que se está probando su uso a
nivel interno, pero sobre todo hay que tener en cuenta el factor externo.
Una de las razones, si no la principal, es la lucha contra el crimen
financiero, el lavado de dinero y la corrupción. Las tres cosas son elevadas en
China, especialmente en Hong Kong. Ya
os comenté al inicio de las protestas en Hong Kong que la ley de extradición que se pretendía,
y que se abolió tras las protestas, tenía como principal objetivo controlar y
combatir a la mafia económica y empresarial de Hong Kong porque China venía
advirtiendo al mundo, sin que se hiciese el menor caso, del aumento vertiginoso
de delitos económicos y transacciones financieras sospechosas que se habían
triplicado en cuatro años.
Con la digitalización de la moneda, que está controlada y subordinada al
Banco Central, o sea, al Estado (en contra de las criptomonedas clásicas), se
pueden rastrear las transacciones financieras para localizar más fácilmente de
dónde sale o llega el dinero. Eso va a reducir sustancialmente el crimen
financiero, el lavado de dinero y la corrupción. Ni qué decir tiene que se
engarza perfectamente en la campaña anti-corrupción que lanzó China a gran
escala el año pasado.
Además se va a controlar la fuga de capitales. En unos momentos en los que
la guerra económica lanzada por EEUU va a ir a más y donde Trump está
promoviendo el retorno de empresas y capitales a EEUU desde China, la
digitalización del yuan lo dificulta de todas todas. Porque se endurece el
control de exportación de divisas, tanto para empresas como para particulares,
por supuesto, aunque eso no supone que lo parará del todo aunque sí lo reducirá
notablemente. Como digo, al contrario que otras monedas digitales, como el
bitcoin, por ejemplo, el que el Banco Central esté detrás es una garantía de
ello y de que las empresas que quieran defraudar o retirar sus capitales no
tendrán tanta libertad para hacerlo. Es, por lo tanto, mucho más segura y garantizada
por el Banco Central de China por lo que será mucho más estable y no dará pie a
la especulación como el bitcoin, por ejemplo.
Y por si eso fuese poco, está el tema del SWIFT. Con la digitalización se
refuerza de manera significativa la alternativa china al mismo, el Sistema de
Pagos Interbancarios de China, que mitigará de manera clara el impacto de las
sanciones (ilegales según el derecho internacional) que impone EEUU a países y
empresas. Y ya hay bancos rusos e iraníes, por ejemplo, asociados al SPIC con
lo que cuando esté plenamente operativa, que se estima sea en 2022, el canal de
elusión de sanciones se habrá ensanchado. De ahí el interés de EEUU en Irán, o
en Venezuela, o en Siria. O en Corea del Norte. Si estos países resisten hasta
2022 ya sí se podrá decir con toda rotundidad que el imperialismo
estadounidense es historia.
A nivel interno, ningún comerciante podrá rechazar el pago con la moneda
digital.
Se puede argumentar que la digitalización de la moneda es una forma de
control de la población. Pudiera ser, pero mirad ahora lo que está pasando en
nuestros países y lo que hace Hacienda con nosotros, sin ir más lejos.
Pero no me cabe duda alguna que la principal razón es el deseo de salir del
sistema dólar porque si se generaliza su uso fuera de China estaremos ante el
fin del dólar como moneda hegemónica. Y tampoco tengo ninguna duda que no falta
mucho para que EEUU ponga en marcha una medida similar porque es mucho lo que
se está jugando.
Tanto la pandemia como las revueltas están mostrando la verdadera cara de
EEUU. Es como el retrato de Dorian Gray, aparentemente joven pero podrido por
dentro. El famoso «excepcionalismo» está por los suelos. Eso hace que también
lo esté el dólar porque si no recuerdo mal, en la facultad te enseñaban que las
monedas establecen el equilibrio entre los fundamentos económicos internos y
las percepciones extranjeras de fortaleza o debilidad de una nación.
El dólar es la principal moneda de reserva del mundo, todavía, aunque estos
20 años del siglo XXI ha bajado de representar el 71’90% de todo el comercio
mundial al 61’63% actual. Y sigue bajando aunque se dé la paradoja de que haya
habido un aumento coyuntural de su cotización como consecuencia del «refugio
seguro» al que recurren las burguesías de todo el mundo el momentos de crisis.
Pero, como digo, es coyuntural y ya hay quien vaticina que se va a debilitar
hasta el 35% como EEUU no controle la pandemia (a medio plazo) ni las revueltas
(a corto plazo) sobre todo porque EEUU está ya, de forma oficial, en recesión.
En el primer caso, está a punto de llegar a los dos millones de contagiados
por el coronavirus y supera los 112.000 muertos, casi el 30% de todos los
muertos a nivel mundial. En el segundo, son ya 12 días de revuelta y aunque hay
de todo en ciertas zonas se está trascendiendo del racismo y yendo a más,
contra los políticos corporativos (sean demócratas o republicanos), la
corrupción y con tímidos planteamientos de clase.
Por eso es importante el movimiento chino, porque se ha hecho en el momento
oportuno aunque todavía quedan un par de años para ver su efecto. Hay un
proverbio chino que dice que cuando se cruza un río hay que sentir las piedras
debajo de los pies, es decir, que no se puede ir a lo tonto porque te puedes
hundir. Traduciéndolo a la situación actual: hay que experimentar el camino,
pero basándose en el paso que se ha dado y que es firme para ver si el
siguiente también lo es, y el otro, y así, de piedra en piedra, se pasa sin
problemas el río. ¿Que se tarda más? Cierto, pero el paso es seguro.
Y ese proverbio, por cierto, era la consigna de cabecera de uno de los
fundadores del Partido Comunista chino, Chen Yun, participante en
la Larga Marcha y economista sin formación universitaria pero sagaz como pocos
en este ámbito y en el laboral, donde fue un destacado dirigente hasta el
triunfo revolucionario de 1949. Cosas del destino, o no, el caso es que su hijo
es quien preside hoy el Banco de Desarrollo de China (dependiente del Consejo
de Estado), uno de los tres grandes bancos del país y el que impulsa las
políticas de desarrollo del gobierno.
Publicado por La Cuna del Sol
No hay comentarios.:
Publicar un comentario