Las reglas son por definición cosas que se aplican universalmente, por lo que es difícil convencer al mundo de que las respete si uno las viola.
LO QUE NOS DICE LA
INCAUTACIÓN DE SITIOS WEB
POR PARTE DE ESTADOS UNIDOS SOBRE
EL ORDEN “BASADO EN REGLAS”
Robert Wright and Connor Echols
Responsible
Statecraft
Hace unos días, Peter Beinart, escribiendo en el New York Times, criticó
con dureza uno de los términos favoritos del Blob: el "orden basado en
reglas" o “rules-based order”. El gobierno de Biden invoca con frecuencia
el término, por lo regular en referencia a la amenaza que supuestamente supone
China para ese orden. El problema, señala Beinart, es que nadie se molesta en
explicar qué reglas constituyen dicho orden, qué reglas supuestamente cumple Estados
Unidos mientras sus adversarios las violan. "En vista que el 'orden basado
en reglas' nunca ha sido definido adecuadamente, la pretensión estadounidense de
mantener ese orden nunca ha podido ser refutada", escribe Beinart.
Esta suerte de escepticismo sobre la acostumbrada retórica del "orden
basado en reglas" ha ido creciendo últimamente, y eso es un avance
bienvenido en el discurso de la política exterior, tal vez incluso una señal de
que los días de hegemonía del Blob están contados. La tendencia se remonta a la
administración de Trump, cuando los observadores señalaban que algunos de los
miembros del Blob que más se quejaban sobre el fracaso de Trump en defender el
"orden basado en reglas" habían defendido cosas como invadir y
bombardear países en violación del derecho internacional. Cuando Biden asumió
el cargo, y conformó su equipo de política exterior con exactamente este tipo
de gruñones del orden basado en reglas,
fue una invitación abierta para que Beinart y otros críticos del Blob
aumentaran la intensidad de su crítica.
Y, sin embargo, ¡se necesita mucha más presión! El miembro promedio del
establishment de la política exterior, por no hablar del votante promedio estadounidense,
no tiene ni idea de lo hipócritas que resultan en el extranjero los sermones de
Estados Unidos sobre el cumplimiento de las reglas. Resulta que el mismo día en
que se publicó el artículo de Beinart, el Departamento de Justicia de Estados Unidos
anunció que había inhabilitado 36 sitios web relacionados con Irán, en ese
momento se daba una lección autentica de esta hipocresía. Echemos un vistazo a
este ejercicio de aplicación de las reglas estadounidenses y tratemos de
imaginar cómo podría verse desde otras perspectivas distintas a la de Estados
Unidos. Tres tipos de reglas, en particular, están implicadas en el
desmantelamiento de sitios web por parte del Departamento de Justicia:
1. Reglas contra la interferencia electoral. Como señala Joshua Keating en
Slate, la base legal para incautar 30 de esos sitios web fue una orden
ejecutiva de la era Trump que autoriza sanciones contra actores extranjeros que
hayan interferido en las elecciones estadounidenses. Entonces, ¿una de las
reglas del "orden basado en reglas" es que influir en una elección foránea
-con propaganda, desinformación, lo que sea- está prohibido? Si es así, Estados
Unidos se merece una reprimenda. El politólogo Lindsey O'Rourke escribe en su
libro Covert Regime Change (Cambio de régimen encubierto): "A lo largo de
la Guerra Fría, Estados Unidos trató recurrentemente de influir en elecciones foráneas
proporcionando de forma encubierta
financiación, asistencia de asesoramiento y propaganda para ayudar a sus
candidatos preferidos a ganar sus elecciones... En total, los partidos apoyados
por Estados Unidos ganaron sus elecciones en doce de las dieciséis campañas
encubiertas".
Y, por supuesto, si el candidato "equivocado" gana unas
elecciones, Estados Unidos siempre puede intervenir a posteriori. Como cuando
ayudó a deponer al líder electo de Irán en 1953, sustituyéndolo por un brutal
dictador que gobernó hasta la revolución iraní de 1979, que dio paso a un
régimen islamista que, como no es de extrañar, ha podido sacar provecho
político de la retórica antiamericana desde entonces. Tampoco es de extrañar
que este régimen se sienta justificado para utilizar sus sitios web para
influir -incluso "interferir"- en las elecciones estadounidenses.
Durante el gobierno de Obama, el propio Biden apoyó algo que se parecía, en
cierto modo, a un golpe de estado contra un líder elegido democráticamente.
Funcionarios estadounidenses fueron a Ucrania, incitaron a los manifestantes
que querían derrocar a su presidente prorruso y, mientras tanto, maniobraron
entre bastidores para seleccionar un nuevo jefe de gobierno, que tomó las
riendas después de que el presidente elegido del país, con opositores armados
rondando por las calles, huyera del país para asegurar su supervivencia. Al
parecer, el equipo de política exterior de Biden (que incluye, en particular, a
la subsecretaria de Estado Victoria Nuland, que tuvo una participación
predominante en el asunto de Ucrania) no considera que deponer a los
presidentes elegidos sea un ataque tan grave a la democracia como difundir
propaganda durante unas elecciones.
2. Reglas contra el terrorismo. Tres de los sitios web fueron desmantelados
por pertenecer a Kata'ib Hezbollah, un grupo respaldado por Irán que en 2009
fue considerado Organización Terrorista Extranjera por el Departamento de
Estado.
¿Por qué la designación de terrorista? Porque la milicia Katai'ib Hezbollah
formaba parte de la insurgencia iraquí y mató a tropas estadounidenses. Por
supuesto, las tropas estaban allí porque Estados Unidos había violado la madre
de todas las reglas: la de no atacar a países que no te han atacado, la regla
sobre la que, más que ninguna otra, se fundaron las Naciones Unidas. Pero
dejemos de lado este hecho y analicemos por qué Irán puede considerar irónico
que Estados Unidos considere terroristas a los letales insurgentes.
¿Acaso Estados Unidos, durante la administración Obama, no armó a los
insurgentes en Siria que mataron a mucha gente, incluyendo, sin duda, a
civiles? ¿Y muy posiblemente incluyendo tropas iraníes (que, a diferencia de las
tropas estadounidenses en Irak, estaban en Siria a instancias del gobierno, un
hecho que, por muy brutal que sea el régimen sirio, constituye una gran
diferencia según el derecho internacional)?
Además: Cuando Israel organiza el asesinato de científicos nucleares
iraníes, ¿no es eso una especie de terrorismo? Entonces, ¿no debería Estados
Unidos sancionar a Israel -o, al menos, señalar que no aprueba tales actos
terroristas, sólo para aclarar que su amplia colaboración con Israel en las
medidas en contra de Irán no significa que apoye la violación de las reglas?
Oh, ¡un momento! Eso sería embarazoso, ya que su colaboración con Israel en
las medidas antiraníes significa que
apoya la violación de las reglas. Durante el gobierno de Obama, Estados Unidos
e Israel lanzaron juntos un ciberataque que hizo que las centrifugadoras
iraníes giraran fuera de control, lo que presumiblemente viola alguna regla. (A
menos que EE.UU quiera declarar que está bien si Irán lanza un ciberataque que
hace que las centrifugadoras de EE.UU giren fuera de control).
Y una pregunta técnica: Cuando en enero de 2020 Estados Unidos asesinó al
líder militar más importante de Irán, ¿fue terrorismo o fue más bien un acto de
guerra? En cualquier caso, dado que no tenía ninguna justificación plausible
según el derecho internacional, ¿no debería el candidato presidencial Biden
haber hecho algo más que preocuparse de que el asesinato conduciría a una
"escalada"? ¿No debería haber dicho que eso amenaza el "orden
basado en reglas"?
3. Supresión de la libertad de expresión. La cuestión de si la libertad de
expresión es una de las "reglas" del "orden basado en reglas"
destapa una caja de pandora -cuestiones sobre si con el "orden basado en
reglas" uno se refiere al "orden internacional liberal" y, si es
así, qué significado específico de "orden internacional liberal" se tiene
en mente. Pero para los fines actuales es suficiente decir que los miembros del
equipo de Biden se han quejado de la censura en lugares como Rusia y China.
Así que vale la pena preguntarse: ¿Qué credibilidad se le puede atribuir a estos
sermones cuando desmantelamos un montón de sitios web de origen extranjero por
su contenido? Keating, en Slate, hace un buen trabajo al evaluar esta cuestión.
Tras reconocer que algunos de estos sitios web transmitían desinformación y
hacían otras cosas objetables, concluye: "La desinformación y la
interferencia electoral son problemas graves, pero un mundo en el que todos los
gobiernos se reservan el derecho a controlar estrictamente la información que
puede llegar a sus ciudadanos desde fuera de sus fronteras es exactamente el
tipo de mundo que gobiernos como Rusia, China e Irán quieren crear".
Obsérvese el supuesto oculto de Keating: que promulgar efectivamente las
reglas internacionales significa acatarlas. Las reglas, después de todo, son
por definición cosas que se aplican universalmente, por lo que es difícil
convencer al mundo de que las respete si uno las viola. En otras palabras:
Keating se toma en serio la palabra "reglas". Ninguna figura de alto
nivel del equipo de política exterior de Biden -desde luego, ni el asesor de
seguridad nacional Jake Sullivan ni el secretario de Estado Antony Blinken, a quienes
les encanta hablar con entusiasmo sobre el "orden basado en reglas"-
ha mostrado ninguna inclinación a hacerlo.
Publicado por La Cuna del Sol
No hay comentarios.:
Publicar un comentario