Guatemala es el gran escaparate del éxito del neoliberalismo y la destrucción de un pueblo y sus instituciones.
EL GRAN ESCAPARATE DEL
NEOLIBERALISMO
NO ES CHILE, ES
GUATEMALA
Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
Ese escaparate iluminado, con reflectores,
rutilante y fantástico del neoliberalismo no es Chile, sino Guatemala. Se ha
dicho mucho sobre Chile. Que fue el modelo a seguir del gran éxito del
neoliberalismo, donde los Chicos Malos de la Escuela de Chicago hicieron
realidad, reificaron, sus defecaciones mentales y, de paso, destrozaron la vida
social de las naciones que tomaron como animalitos de laboratorio. Entronizaron
en el poder una elite altamente conservadora y reaccionaria, opuesta a todo
mejoramiento socioeconómico, y el crecimiento económico que fue siempre
exponencial, el macro; era incongruente con las condiciones reales, cotidianas,
de la gran mayoría de chilenos y guatemaltecos.
Las elites dominantes nunca dejaron de crecer
en el proceso de acumulación monetaria y si bien los chilenos poseedores
enviaban los dólares a rentabilizarse mejor en bancos del extranjero, una
importante proporción de esa masa monetaria se quedaba en Chile. En Guatemala
no. Todos los rendimientos del dinero, resultado de la actividad productiva,
siempre ha cogido el camino de los Estados Unidos y los “empresarios-pillos”
guatemaltecos, desde siempre, hacen funcionar sus empresas con dinero prestado
al Estado. ¡Qué tal! “Papá Estado”,
afirman, es muy malo para los pobres, pero “Papá
Estado”, es muy bueno, muy recomendable para los oligarcas y sus negocios.
La propuesta de reducción del Estado para
disminuir el gasto solo se enfoca para los sectores populares y las capas
medias de la sociedad. Para los oligarcas, sin decirlo, ese Estado debe seguir
siempre bien aceitadito para beneficiarse y diseñar, de paso, sus políticas
financieras, monetarias y crediticias. Para los pobres deben reducirse las
escuelas públicas. Solo debe haber servicios de salud privados para que médicos
voraces, inescrupulosos, medren, es decir, hagan fortuna, atendiendo en sus
clínicas privadas, servicios sobrevalorados y mediocres, la mayoría de veces,
en el entendido y de embobamiento para los pobres de que, “lo privado funciona mejor”. Que los servicios de salud públicos
son despreciables, generalmente atendidos por médicos de limitada formación
especializada.
Y resulta, como en Jutiapa, que un médico de
orígenes humildísimos de apellido Castro (no es mi familia, por cierto) ha
llegado a proponer a las personas poco ilustradas hasta “una cirugía de callo”. Risible y trágico al mismo tiempo por el
carácter inescrupuloso de estos matasanos enloquecidos por amor al dinero. Y
otro aún peor, en Asunción Mita. De orígenes modestísimos, al joven su tío
Octavio logró conseguirle, a partir de sus nexos políticos, una beca para
estudiar en Cuba. Cuando retornó, ya graduado, se le olvidó así,
automáticamente, sin el menor atisbo de compromiso y vergüenza, su compromiso
con los pobres de Mita y se dedicó, como todo un granuja, a lucrar. De nada
sirvieron los años en Cuba, donde tuvo la oportunidad de educarse y ser mejor
persona por las ideas humanitarias del socialismo. Ese es el gran problema con
los resentidos, que funcionan a las mil maravillas para el neoliberalismo.
¿Y con las oportunidades de la educación para
la niñez y la juventud? En Guatemala como en Chile la enseñanza pública tiene
grandes dificultades de financiamiento en el presupuesto anual del Estado.
Guatemala invierte todavía en educación de manera real, el 2.5% de su producto
interno bruto, no el falso 3% que anuncian desde hace algunos años. Los
edificios escolares, el mobiliario escolar, la tecnología; con años de atraso.
Chile, pese a las limitaciones, está un poco mejor, al menos con profesorado
más preparado y no tan brutos como los maestros de Guatemala que no leen ni un
solo libro al año. ¿Y la vivienda? Bueno, aquí desde hace cuarenta años, los
oligarcas desmantelaron el Banco Nacional de la Vivienda, BANVI, que, mal que
bien, hacía casitas casi habitables para las personas de las capas medias, no
los sectores populares. También el neoliberalismo les echó candela y ahora es
tal el déficit de carencia de vivienda, que ha traído prosperidad a la sarta de
casatenientes, que todas las ciudades de Guatemala abundan los mesones y los
tugurios, que antes solo se veían en abundancia en San Salvador.
Guatemala tiene el 85% de su población en la
pobreza, andan los guatemaltecos, si mucho, con el sexto año de primaria y por
cierto promovidos con el más bajo nivel de rendimiento escolar. Todo en
Guatemala es un fracaso, eso sí, es el Reino
de los Microempresarios. Pero hay una escala menor en todavía en ese tipo
de Microempresarios inventados por el neoliberalismo internacional y muy
celebrado en Guatemala por el CACIF: Los
Emprendedores, quienes, un peldaño abajo, solo pueden lograr como
microempresarios, hacer recovas cada mes
o quincena, para agenciarse unos ingresos.
Guatemala, pues, está delante de Chile en su sistema social, con la diferencia que en Chile las personas sí, de veras, se han roto la madre protestando en las calles. Aquí en Guatemala, George Soros y los países escandinavos, como donantes, les tienen prohibido las protestas violentas. Guatemala es el gran escaparate del éxito del neoliberalismo y la destrucción de un pueblo y sus instituciones.
Publicado por La Cuna del Sol