Moto es realmente un alma perdida en el laberinto de la mediocridad del dinero. Un indígena que se vio, de pronto, seducido por la ostentación y el anhelo de pertenecer a un segmento social bastante escaso en esta Guatemala (85% de los guatemaltecos son pobres); la burguesía nacional.
MYNOR MOTO, EL JUEZ
GUATEMALTECO
DE LAS RESOLUCIONES
ESCANDALOSAS
Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
Es un joven juez, con siete años de impartir
“justicia” en el Juzgado Tercero de Instancia Penal. Su carrera judicial
estuvo, desde siempre, marcada por el escándalo, pues sus resoluciones
judiciales estuvieron marcadas por el entredicho y la fuerte carga dubitativa
en todo lo resuelto, lo cual podría ser todo, menos aplicación de justicia. ¿En
qué momento se extravió en la vida? Muy seguramente en el momento preciso que
la codicia rebasó sus valores morales. En el instante en que el derecho dejó de
ilustrar y fundamentar sus acciones profesionales como juez. O cuando su
voluntad cognitiva patinó al sentirse investido de poder. Dejó sus compromisos,
su alianza de clase y se alió con los oligarcas que, por si no lo sabía,
despectivamente le llaman “El Indio
Moto”. No pudo su resentimiento de clase mantenerlo en el compromiso ético
y su moral se relajó a tal punto que fue más allá del bien y del mal.
Moto es realmente un alma perdida en el
laberinto de la mediocridad del dinero. Un indígena que se vio, de pronto,
seducido por la ostentación y el anhelo de pertenecer a un segmento social
bastante escaso en esta Guatemala (85% de los guatemaltecos son pobres); la
burguesía nacional. Ignora este hábil abogado que para pertenecer a esa clase
privilegiada no basta con el dinero ni los cargos, hay que tener pedigrí, donde
si no es blanco, vale poco.
El Indio, perdón, el juez, ahora se enfrenta a
lo peor: a la animadversión de los Estados Unidos, del Cacif, de la sociedad
civil y solo cuenta con unos ya debilitados compinches sobradamente cobardes:
el Congreso y los ricos que están detenidos. Está solo este señor y ya no
abrirá la boca Ricardo Méndez Ruiz para decir algo a su favor, pues corre el inminente
riesgo de que lo lleven los gringos a pasear a su país por respaldar
abiertamente, descaradamente y sin disimulo las causas antidemocráticas. Tendrá
que responder por eso El Alfarero de Chinautla, por lo tanto, está para
salvarse él, no para salvar a nadie. Ya lo dijo hace apenas veinticuatro horas
Juan González, un colombiano de origen y que ve con gran cariño a Guatemala
porque vivió por muchos años en Huehuetenango, en Los Cuchumatanes exactamente.
Conoce la realidad de este país y ahora en su condición de Asistente Especial
de Biden y en su calidad de Director Principal del Consejo Nacional de
Seguridad para el Hemisferio Oeste puntualizó en lo siguiente: (…) a Moto sólo su inmunidad lo salva de la
cárcel y eso es mala señal.
Biden avanza también en la conformación para
mediados de la otra semana de la Comisión
Regional contra la Corrupción para consolidar el Estado de Derecho en los
países del Triángulo Norte, con acciones totalmente políticas altamente
creíbles porque está colocando en los cargos a personas decentes y que conocen
la realidad de Guatemala de manera especial. Juan González dijo algo muy
alentador y que llena de esperanzas a esta nación: “Soy guatemalteco de corazón”.
A los coches de Guatemala, pues, ya se les
acerca su sábado…Mynor Moto es un abogado competente que bien pudo hacer a lo
largo de la vida y con honradez una brillante carrera profesional. Pero no.
Buscó el camino fácil, las malas amistades, el dinero sucio y ahora su mala
cabeza lo tiene al bordo del abismo. De ir a dar con sus huesos a la cárcel,
pues el ejercicio del derecho, sus códigos y su doctrina no le bastaron para
entender, para comprender completamente la vida. Es un tonto ilustrado que pudo
haber sido ampliamente feliz. Pero ahora, los principales autores del ilícito,
como el Congreso que lo juramentó, lo dejarán solo. Es cuestión de horas para
que el coloso del norte empiece a apretar los tornillos a los mafiosos de
Guatemala como directos responsables de la crisis de la democracia, los
derechos humanos, la economía, la delincuencia y lo inaguantables que se han
vuelto para los ciudadanos tanto sinvergüenza en las altas esferas del poder
político.
Los guatemaltecos están imbecilizados. No
reaccionan. Así lo dijo hace poco don Iván Velásquez: “El nuevo Tata de los guatemaltecos es Mynor Moto”. Recordando,
claro está, el tratamiento que daban los indígenas sometidos o esclavizados a
los dictadores del pasado, cuando los principales de pueblos y aldeas saludaban
postrados y con las manos suplicantes al dictador Ubico o a Manuel Estrada
Cabrera: Buenos días Tata, bienvenido Tata…
Los guatemaltecos, temo, siguen inhibidos por el “pacifismo” de las oenegés y por la necesidad de sobrevivir con el
dinerillo que aportan.
El juez Mynor Moto es un absoluto descarado que
necesita cuanta presión sea posible. Ayer mismo se retiró del edificio de la
Corte de Constitucionalidad, luego de ocho horas de espera para que le dieran
posesión y mire usted, en un coche azul propiedad de un ex asesor del Congreso
y luego se movilizó en un pick up rojo que fue decomisado por las fuerzas de
seguridad años atrás. ¿Qué pasa con este juez? Es obvio de quién recibe
órdenes. Pero estos mañosos de gran habilidad retórica tienen siempre una
respuesta mentirosa en la punta de la lengua para cualquier cosa a la hora de
ser entrevistados por la prensa. Do lo que nunca podrá abstraerse el juez Moto
es de una realidad: ya es un rehén entre los dientes de los Estados Unidos.
Solo es asunto de esperar para ver en que ergástulo queda por la deslealtad a
su país.
Publicado por La Cuna del Sol