miércoles, 28 de abril de 2021

Monseñor Gerardi y los beatos de Quiché motivan a seguir denunciando este sistema injusto

Hace 23 años (1988), fue asesinado brutalmente Mons. Gerardi, en la ciudad de Guatemala; dos días después de presentar el informe de la Iglesia “Guatemala nunca más”, sobre la violación de los DDHH y genocidios perpetrados en el conflicto armado en el país (1960-1996). 

 

MONSEÑOR GERARDI Y LOS BEATOS DE
QUICHÉ MOTIVAN A SEGUIR DENUNCIANDO
ESTE SISTEMA INJUSTO


René Arturo Flores, OFM
Prensa Comunitaria

Hace 23 años (1988), fue asesinado brutalmente Mons. Gerardi, en la ciudad de Guatemala; dos días después de presentar el informe de la Iglesia “Guatemala nunca más”, sobre la violación de los DDHH y genocidios perpetrados en el conflicto armado en el país (1960-1996).  Este conflicto que duró unos 35 años, donde el pueblo empobrecido e indígena puso la mayor cuota de víctimas, entre desaparecidos, asesinatos selectivos, secuestros, torturas, exiliados y genocidios. La violencia se dio en lo rural y lo urbano, en el mundo universitario, sindical y profesional; también, afectando directamente a los pueblos indígenas en su cohesión, identidad y tranquilidad como sociedad organizada en sus territorios.

 

Los perseguidos, los asesinados y desaparecidos, no son solo la huella dejada por este conflicto, sino las heridas individuales y la desintegración del tejido social que permanece en la nación. La causa que genero este conflicto, fue como los otros países de América Central, la injusticia, impunidad y despojo realizado por las élites oligárquicas y las transnacionales conquistadoras de los territorios, estas, en alianza con la institución del ejercito militar del país. Por tanto, por razones de justicia, de recuperar la memoria histórica y de restablecer la dignidad a las mayorías afectadas, es que se realizan los trabajos investigativos de la memoria histórica.

 

La memoria martirial de Mons. Gerardi, este año, se da en el contexto de la celebración de los 10 beatos que la Iglesia reconoció, llamados “beatos del Quiché”. El martirio no es un hecho que lo deseamos o lo aplaudimos como algo bueno en sí; el mártir es expresión de un sistema injusto, de estructuras de muerte y estrategias asesinas, es muestra de un Estado fallido en cuanto, que en lugar de proteger a su pueblo soberano, sus instituciones como el Ejército, lo asesinan, sus políticas lo empobrecen y sumergen en la opresión. El mártir, nos muestra que existe una clase política aliada al poder económico de la oligarquía que despoja a las mayorías.

 

Desde nuestro ser cristiano, como discípulos y discípulas de Jesús, que seguimos las bienaventuranzas del maestro, nos viene el cuestionamiento como Iglesia servidora del Reino de Dios en la sociedad y pueblos, sobre algunas prácticas que todavía mantienen de manera oficial. Una de ellas, es que la Iglesia como institución sigue teniendo relación oficial con los ejércitos militares, esto por medio de un clérigo que se denomina “capellán”. No es posible que los clérigos trabajen de manera remunerada o se realice una actividad mediada por un contrato con la institución acusada de violación de los DDHH y genocidios, y que aun en la actualidad siguen impunes, sin que se haga justicia a las víctimas. Mucho menos es aceptable que “un obispo” sea el “obispo castrense”.

 

Mons. Gerardi, los beatos del Quiché, como tantos otros mártires cristianos de este conflicto en Guatemala, son testigos que nos motivan a seguir denunciando este sistema injusto con sus causas que generan muerte, a ser voz con el mismo pueblo organizado y a actuar proféticamente en defensa de las mayorías empobrecidas. Estos días celebramos que el crucificado es el Resucitado, que vive en el Pueblo de Dios. Desde la fe cristiana, no podemos aceptar pasivamente que hayan “crucificados” a causa de los sistemas y estructuras establecidas por la oligarquía, los políticos y los ejércitos represivos en nuestros países, por eso proclamamos en nombre de las víctimas: ¡Guatemala Nunca Más!




Publicado por La Cuna del Sol

domingo, 25 de abril de 2021

Israel y Colombia: una relación cada vez más especial

 La alianza de derecha está llevando su asociación bilateral “a nuevos niveles políticos y económicos”

 

ISRAEL Y COLOMBIA: UNA RELACIÓN
CADA VEZ MÁS ESPECIAL



Belen Fernández
Middle East Eye

En agosto pasado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente colombiano, Ivan Duque, realizaron una videoconferencia conjunta para lanzar un nuevo acuerdo de libre comercio entre sus países.

El comunicado de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel indicó que el acuerdo "crearía oportunidades para la economía israelí en varios campos, incluida la agricultura, la tecnología y la medicina".

Duque también se comprometió a abrir una "oficina de innovación" en la Jerusalén ocupada, que aparentemente fue la solución provisional de Colombia para lamer el trasero de Israel sin desafiar irreparablemente a los palestinos y al derecho internacional al trasladar repentinamente la embajada de Colombia a la autoproclamada capital de Israel.

Credenciales “antiterroristas”

El comunicado de prensa citó a un Netanyahu entusiasmado de que la "plataforma de cooperación" entre Israel y Colombia "llevaría nuestra asociación, nuestra amistad, nuestra hermandad... a nuevos niveles políticos y económicos". El primer ministro elogió a su homólogo: “Iván, tu liderazgo en la lucha contra el terrorismo es un ejemplo para el resto de América Latina”.

Por supuesto, dado que la versión de Netanyahu de la lucha contra el terrorismo incluye cosas como la matanza de palestinos a diestra y siniestra, no es difícil adivinar lo que podrían implicar las credenciales  "antiterroristas" de Duque. Desde que el líder derechista asumió el poder en 2018, se ha producido un aumento de las masacres en Colombia, muchas de las cuales implican al gobierno.

Duque ha sido un acérrimo oponente del llamado proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el movimiento guerrillero de izquierda que surgió en la década de los 60 como respuesta al panorama interno de tiranía de élite e injusticia asfixiante.

Aunque aparentemente un acuerdo de paz fue firmado en 2016 para poner fin a la larga guerra civil del país, la "paz" resultó ser más una continuación de lo mismo de siempre, sirviendo únicamente como una hoja de parra. Los asesinatos de activistas de derechos humanos y otros similares no se han detenido, sin embargo, en opinión de Duque, la mera invocación de la palabra "paz" es aparentemente un anatema, razón por la cual él y Netanyahu disfrutan de esa "hermandad".

Ejecuciones extrajudiciales

Sin duda, la asociación israelí-colombiana no es nada nuevo. Un despacho en el sitio web de la BBC en español recordó la afirmación del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, hace más de una década, de que Colombia era el "Israel de América Latina", una evaluación válida, sin duda, a la luz de hábitos nacionales compartidos, como los asesinatos extrajudiciales y desplazamiento forzado de comunidades indígenas.

Carlos Castaño, un actor importante detrás del surgimiento de las formaciones paramilitares colombianas, cuyas funciones principales incluyen asistir en la violencia de extrema derecha por parte del Estado, admitió haber copiado el concepto paramilitar de los israelíes después de una sesión de entrenamiento en Israel en 1983.

Colombia también ha sido durante mucho tiempo un colaborador privilegiado de la industria de armas israelí, y el ex presidente colombiano Juan Manuel Santos, el predecesor de Duque, protagonizó un video promocional de 2011 para una empresa de seguridad privada israelí. Este mismo Santos dio una animada respuesta  a la crítica de Chávez: “Incluso nos han acusado de ser los israelitas [sic] de América Latina, lo que personalmente me hace sentir muy orgulloso”.

A la mitad del artículo de la BBC, Santos aparece riéndose en una fotografía con Netanyahu -el pie de foto en el que se especifica que, tanto como presidente como durante su anterior puesto como ministro de Defensa bajo Álvaro Uribe, Santos fue "uno de los principales proponentes de la relación especial", en parte debido a su "amistad" con el primer ministro israelí.

Unos párrafos más arriba, el propio Uribe aparece sonriendo en el asiento del pasajero de un vehículo conducido por el ex presidente de Estados Unidos, George W. Bush. La leyenda destaca que la alianza de Estados Unidos con Colombia en la lucha contra el "terrorismo" también constituyó un "punto de inflexión" positivo en las relaciones entre Israel y Colombia, lo que resultó en un belicoso menage a trois, por así decirlo.

Límites extremos de la ironía

De hecho, toda la "guerra contra el terror" ha sido una tomadura de pelo. Como corresponde a la contralógica de la guerra, el trío en cuestión en este caso -Estados Unidos, Israel y Colombia- se ha dedicado a aterrorizar diligentemente a las poblaciones en nombre de la lucha contra el terrorismo.

Uribe, por ejemplo, presidió el escándalo de los "falsos positivos" en el que supuestamente el ejército colombiano mató a más de 10 000 civiles y luego disfrazó los cadáveres como guerrilleros "terroristas", lo que facilitó el pago de bonificaciones y otros beneficios para cada uno de los soldados, y validó el ingreso de la gigantesca ayuda militar estadounidense.

Santos, quien durante su mandato como ministro de Defensa fue cómplice natural del asunto, posteriormente ganaría un Premio Nobel de la Paz por sus “decididos esfuerzos” para poner fin al conflicto colombiano, poniendo así a prueba aún más los límites extremos de la ironía.

También se han arrojado enormes sumas de dinero al ejército israelí, que disfruta de la dudosa ventaja de operar bajo la suposición efectiva de que todos los palestinos son terroristas por naturaleza, lo que significa que ni siquiera es realmente un "escándalo" cuando las masacres de civiles ocurren regularmente.

Y más cosas buenas pueden estar reservadas debido a un reciente impulso en la cooperación militar entre Israel y Colombia. Una publicación en septiembre pasado en el sitio web del Comando General de las Fuerzas Militares de Colombia anunció que instructores del ejército israelí habían estado trabajando con las fuerzas especiales colombianas para reforzar el "entrenamiento en técnicas antiterroristas y de combate".

Supuestamente, la experiencia israelí fomentará "la tecnificación [sic] y la profesionalización del Ejército Nacional", aunque esto puede significar simplemente que la matanza de civiles se volverá más, ya saben, tecnificada.

Esperando milagros

Por supuesto, también hay formas no militares de hacer la guerra. Como ha dicho el profesor emérito de la Facultad de Derecho de Harvard Alan Dershowitz -entusiasta promotor de la opinión jurídica de que está bastante bien que Israel mate a civiles árabes-  con respecto al movimiento de boicot, desinversión y sanciones por los derechos de los palestinos: “Para Israel no hay más arma más poderosa en la lucha contra el BDS que el desarrollo de tecnologías sin las cuales el mundo no puede vivir".

Dershowitz hizo este pronunciamiento en la conferencia de política anual de 2017 del Comité de Asuntos Públicos de Israel y Estados Unidos, donde, como informó el Times of Israel, subió al escenario para "mostrar una nueva tecnología israelí que aparentemente puede crear agua de la nada". Nada como un poco de agua espontánea para blanquear la imagen de Israel.

Dershowitz hizo este pronunciamiento en la conferencia de política anual de 2017 del Comité de Asuntos Públicos de Israel y Estados Unidos, donde, como informó el Times of Israel, subió al escenario para "mostrar una nueva tecnología israelí que aparentemente puede crear agua de la nada". Nada como un poco de agua espontánea para blanquear la imagen de Israel.

A principios de este año, la misma tecnología, cortesía de la firma israelí Watergen, se materializó en la Franja de Gaza, un ardid humanitario de relaciones públicas que no hizo nada para resolver el hecho de que Israel priva de agua de manera criminal y sistemática a los palestinos. El propio Netanyahu ha realizado relaciones públicas para Watergen, y el ex embajador de Israel en la ONU equiparó la tecnología de la empresa con un milagro bíblico.

Y sabían que: un artículo del Jerusalem Post del 12 de marzo anuncia la noticia de que una “empresa israelí que fabrica agua de la nada” ha venido al rescate del departamento colombiano de La Guajira. Es de suponer que se pueden esperar muchos más milagros de este tipo.                                                                                      

En 2015, Erez Zaionce, jefe de la misión económica y comercial de Israel en Colombia, declaró que "el mercado local de Colombia está desarrollado y 'sediento' de innovación israelí". Ahora, a medida que avanza la "hermandad" israelí-colombiana y la relación bilateral se vuelve cada vez más especial, es crucial recordar que la opresión de la extrema derecha difícilmente apaga la sed.




Publicado por La Cuna del Sol

jueves, 22 de abril de 2021

La conspiración del oro venezolano secuestrado en el banco de Inglaterra

El 26 de enero de 2019 fue masivo en muchos medios de comunicación el hecho de que el Banco de Inglaterra se negara a entregar el oro propiedad del Estado de la República Bolivariana de Venezuela, luego de que Estados Unidos apoyara ante el mundo que reconocía a Juan Guaidó como "presidente interino" de nuestro país.

 

LA CONSPIRACIÓN DEL ORO VENEZOLANO
SECUESTRADO EN EL BANCO DE INGLATERRA



Misión Verdad

El 26 de enero de 2019 fue masivo en muchos medios de comunicación el hecho de que el Banco de Inglaterra se negara a entregar el oro propiedad del Estado de la República Bolivariana de Venezuela, luego de que Estados Unidos apoyara ante el mundo que reconocía a Juan Guaidó como "presidente interino" de nuestro país.

Todo indica que esta medida de bloqueo financiero contra Venezuela fue planificada de antemano, como lo muestra una información publicada por el periodista de Bloomberg Javier Blas.

Este había publicado una parte de su último libro, coescrito con Jack Farchy en redes sociales, en el que reseña una entrevista que tuvo con el entonces ministro de Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores británico, Alan Duncan.

El exdiplomático relata una conversación telefónica que tuvo en 2019 con el exgobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, donde este último le consulta por la solicitud que el gobierno del presidente Nicolás Maduro había hecho de retirar los lingotes de oro venezolano depositados en el banco. Carney le dice que el banco está dudando en aceptar su solicitud y Duncan le responde que le escribirá "la carta más contundentes que pueda conseguir a través de los abogados del Ministerio de Exteriores, y que expondrá las crecientes dudas sobre la legitimidad de Maduro y explicará que muchos países ya no lo consideran presidente del país".

Como comentario adicional a la conspiración confesada al periodista de Bloomberg, Duncan alude a los antecedentes corporativos de Carney y él: "Un comerciante petrolero de Marc Rich (Glencore) sabe cómo hacer negocios con un banquero de Golmand Sachs".

Esta revelación reafirma la teoría de que la decisión de quitarle el oro a Venezuela había sido tomada por el Reino Unido mucho antes de que surgiera la excusa del falso gobierno del exdiputado venezolano. Desde 2018 se estaban saboteando las gestiones de las autoridades del Banco Central de Venezuela (BCV) para retomar el control de los recursos del país.

"Quizás tengamos que apretar el tornillo económico sobre Venezuela", respondió el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Boris Johnson (actual primer ministro británico) a las acciones de Venezuela. Financial Times reportó que el Banco de Inglaterra rechazó varias veces la solicitud del BCV.

Una vez que el proyecto Guaidó salió al ruedo, en enero de 2019, el Ministro de Asuntos Exteriores de Reino Unido de aquel momento, Jeremy Hunt, cedió a las presiones del entonces jefe del Departamento de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton. La información fue confirmada al año siguiente en el libro de Bolton.

Como sabemos, el Banco de Inglaterra se unió a la campaña de "cambio de régimen" congelando el oro venezolano, basándose en el desconocimiento del gobierno británico al gobierno legítimo de Venezuela, y el respaldo a la autoproclamación de Guaidó.

Desde entonces, la parte venezolana ha recorrido un trayecto judicial en tribunales del Reino Unido para recuperar los activos secuestrados:

  • La primera acción del BCV fue demandar al Banco de Inglaterra por la retención de las 31 toneladas de oro. Pidió liberar esas reservas, valoradas en 1 mil millones de dólares, para comprar suministros de alimentos y de salud, en el contexto de la pandemia.
  • En julio de 2020, la justicia británica falló en contra de la demanda. El juez Nigel Teare se basó en la premisa de que el diputado Juan Guaidó era el "auténtico presidente de Venezuela", reconocido así por el gobierno de Reino Unido y una decena de países subordinados a Estados Unidos.
  • El equipo jurídico del BCV apela la decisión en el Tribunal de Apelación de Londres.
  • En octubre de 2020, el Tribunal de Apelación anula la sentencia del juez Nigel Teare, argumentando que "las declaraciones del gobierno (británico) sobre Guaidó pueden no haber reflejado la realidad sobre el terreno" y pidiendo al "Ministerio de Relaciones Exteriores que aclare si acepta que Maduro ejerza el poder en el terreno como presidente", debido a que el gobierno de Nicolás Maduro mantiene una representación diplomática reconocida por el gobierno británico, cosa que no ocurre con el equipo enviado por Guaidó para usurpar estas funciones.
  • En noviembre de 2020, la jueza del tribunal comercial británico Sara Cockerill envió al equipo legal de Juan Guaidó una advertencia por el retraso del pago de 529 mil dólares al BCV por los costos del juicio de apelación que perdieron en octubre. La firma de abogados respondió que no podía pagar "debido a las sanciones financieras y económicas impuestas por el Tesoro de Estados Unidos". La jueza Cockerill les respondió que para la próxima audiencia debían presentar "una excusa mejor" o si no se enfrentarían a "problemas muy serios".
  • Los abogados de Guaidó apelaron el fallo y en diciembre de 2020 el Tribunal Supremo del Reino Unido confirmó que aceptó la petición.

En varias ocasiones, periodistas de Declassified UK, han expuesto la trama conspirativa que sostiene el gobierno británico en Venezuela, en concordancia con la estrategia estadounidense de cerco y asfixia.

Desde reclutar a medios y ONG venezolanas para imponer una narrativa en contra del gobierno de Venezuela hasta financiar operaciones de "cambio de régimen", pasando por la influencia que ejercen las corporaciones de energía en la interferencia del gobierno del Reino Unido en la controversia territorial del Esequibo, correspondiente exclusivamente al Estado venezolano y el Estado guyanés.

SE NIEGAN A LIBERAR RECURSOS QUE PODRÍAN SALVAR VIDAS

Con el advenimiento de la pandemia, al gobierno de Venezuela se le ha hecho prioridad el uso de todos los canales diplomáticos internacionales para liberar los fondos secuestrados en el Banco de Inglaterra y así comprar vacunas, medicamentos e insumos médicos para atender a pacientes de covid-19 y de otras enfermedades que requieren acción urgente.

En esa línea, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha unido al reclamo de la nación contra la institución financiera británica. En su informe preliminar sobre el impacto de las medidas coercitivas unilaterales impuestas a Venezuela, la relatora especial, Alena Douhan, solicitó, entre otras recomendaciones, que el Reino Unido y Portugal descongelara los activos del Banco Central de Venezuela.

Planteó que a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y otros organismos de la ONU se podía llegar a acuerdos para que el dinero liberado fuese destinado a la adquisición de medicamentos, vacunas, alimentos, equipos médicos y de otro tipo, repuestos y otros bienes esenciales para garantizar las necesidades humanitarias del pueblo de Venezuela.

A pesar de la celeridad que amerita el caso, el Reino Unido no ha hecho ninguna insinuación de querer colaborar para evitar un desenlace trágico en la salud de la población venezolana, lo que desacredita cualquier "preocupación" que simule por Venezuela. En cambio, las propias fuentes oficiales británicas dejan ver las evidencias de su participación en el plan de "cambio de régimen" de marca estadounidense, con los subsiguientes efectos negativos en la vida económica, social y política de nuestro país.




Publicado por La Cuna del Sol

lunes, 19 de abril de 2021

China y las lecciones del asedio a Rusia

La actitud maliciosa de Estados Unidos hacia Rusia permite vislumbrar la brutalidad de la competencia entre las grandes potencias y ayuda a la gente a ver más allá de las medidas de manipulación geopolítica de Washington.

 

CHINA Y LAS LECCIONES
DEL ASEDIO A RUSIA



Global Times

Estados Unidos ha reunido a sus aliados europeos para lanzar una nueva campaña de expulsión diplomática y de represión de la opinión pública en contra de Rusia. Además de la situación en el este de Ucrania, la huelga de hambre del líder de la oposición rusa Alexei Navalny, y los informes de que está "muriendo" en la prisión, se ha convertido en el último foco de presión sobre Rusia por parte de Estados Unidos y sus aliados.

Es de destacar que países como la República Checa, Polonia, Ucrania y Bulgaria se han unido a Estados Unidos para expulsar a diplomáticos rusos, en su mayoría alegando que estos diplomáticos rusos han llevado a cabo "actividades incompatibles con su estatus". Ésta es una razón muy ambigua para la expulsión. Antiguamente miembros del Pacto de Varsovia o parte de la Unión Soviética, estos países ahora están a menudo en la primera línea de respuesta al llamado de Estados Unidos para enfrentar a Rusia.

Existen complejas razones históricas por las que los países de Europa Central y Oriental se inclinan hacia los Estados Unidos y se vuelven "anti-Rusia", lo cual es difícil de comentar para los foráneos. Es una lástima que la desintegración interna en lugar de la coerción por parte de los Estados Unidos haya conducidodo directamente al colapso de la Unión Soviética. La Federación de Rusia fue uno de los principales impulsores de la desintegración, y Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron el acuerdo original para reemplazar a la Unión Soviética por la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Los líderes rusos que habían destruido la Unión Soviética no tenían idea de lo que le pasaría después a su país.

El colapso de la Unión Soviética ha provocado cambios geopolíticos a nivel mundial, y la evaluación del evento está destinado a variar de un país a otro y a intervalos regulares. Pero se ha vuelto cada vez más claro que Rusia ha sido el gran perdedor de ese colapso.

Muchos rusos alguna vez creyeron que cuando el Partido Comunista dimitiera y la Unión Soviética colapsara, Estados Unidos y Occidente abrazarían a Rusia y respetarían a quienes habían tomado la iniciativa de poner fin a la Guerra Fría. La realidad, sin embargo, es dura. Moscú no ha recibido gratitud ni bondad de Occidente. Desde el momento en que se derrumbó la Unión Soviética, Estados Unidos arrogantemente ha tratado a Rusia como un país derrotado en la Guerra Fría, participando en todas las acciones posibles para reprimir a Rusia a voluntad.

El colapso de la Unión Soviética fue un desastre geopolítico para Rusia. Como potencia dominante en la Unión Soviética, si al principio hubiera optado por apoyar reformas para resolver los problemas, Rusia podría haber pagado un precio mucho menor que el precio geopolítico que pagaría en los siguientes 30 años. En aquel entonces, Moscú tenía una amplia esfera de influencia y una poderosa capacidad de control que le permitía actuar de forma independiente y desafiante contra Washington. Pero ha cedido esos recursos geopolíticos, renunciando a sus ventajas.

La actitud maliciosa de Estados Unidos hacia Rusia permite vislumbrar la brutalidad de la competencia entre las grandes potencias y ayuda a la gente a ver más allá de las medidas de manipulación geopolítica de Washington. Estados Unidos caracterizó su Guerra Fría con la Unión Soviética como una confrontación ideológica para ocultar su intención de dominar el mundo a solas. Muchas personas, incluidos los rusos, creían que un cambio político, por supuesto, cambiaría fundamentalmente su relación con los EE.UU, y que, por lo tanto, Rusia podría integrarse a Occidente y convertirse en un miembro digno del Grupo de los Ocho.

Sin embargo, Rusia es demasiado grande, con un arsenal nuclear a la par con el de Estados Unidos. Rusia se extiende por el continente euroasiático y aboga por la multipolarización, sin posibilidad de convertirse en un nuevo miembro de Occidente que sea sumiso a Washington. Luego, Estados Unidos aprovechó su "victoria", promovió la expansión hacia el este de la OTAN, apretó el espacio estratégico de Rusia a rápida velocidad y abandonó por completo su compromiso verbal de que después de que Alemania se unificara y siguiera siendo miembro de la OTAN, el bloque no reclutaría a ningún país que haya pertenecido al Pacto de Varsovia y a exrepúblicas soviéticas como nuevos miembros.

Estados Unidos es muy poco confiable. Su forma de competencia entre las grandes potencias es la movilización en su totalidad de los recursos ideológicos propios y de occidente, y es muy bueno para infiltrarse en otros países, lo que lo hace muy insidioso. Desde el colapso de la Unión Soviética, el mundo ha sido testigo de tantas "revoluciones de colores" apoyadas por Estados Unidos. Los destinos de los países que habían experimentado la subversión del poder estatal son trágicos, ya que Estados Unidos no tiene ni la intención ni la capacidad de brindar asistencia sustancial a esos países.

China, como un nuevo "competidor estratégico" de Estados Unidos, tiene la suerte de que hemos sido testigos de todas las revoluciones de colores en el mundo en los últimos 30 años. Esto equivale a haberse vacunado políticamente y haber recibido una inyección de refuerzo para mejorar la efectividad. El pueblo chino debe proteger los fructíferos logros de la República Popular China y permanecer sobrio ante el repetido y engañoso clamor de Estados Unidos de que el juego estratégico entre Estados Unidos y China es una batalla entre "democracias y autocracias".

China debe seguir aumentando su fortaleza nacional y debilitar la capacidad de Estados Unidos para presionarla "desde una posición de fuerza". China solo puede ser un amigo con el que Estados Unidos tiene que convivir porque no puede aplastarlo. No debemos hacernos ilusiones de que Estados Unidos aceptaría a China debido a sus transformaciones. China es tan grande que no podemos intentar deshacernos de la carga natural que ello implica. Dado que China es grande, debería vivir con gran bravura y ventajas competitivas.




Publicado por La Cuna del Sol

miércoles, 14 de abril de 2021

Una panorámica luego de las elecciones en Bolivia, Ecuador y Perú

Los resultados de las elecciones bolivianas, ecuatorianas y peruanas tendrán repercusiones en el corto, mediano y largo plazo en lo local y lo regional, teniendo en cuenta que las realidades de dichas naciones se enmarcan en momentos de alta tensión política y social producto de las mencionadas crisis.

 

UNA PANORÁMICA LUEGO
DE LAS ELECCIONES EN
BOLIVIA, ECUADOR Y PERÚ


Misión Verdad

Se acaban de llevar a cabo elecciones de distinto tipo en tres países sudamericanos, todos conforma parte del cinturón andino al lado del Pacífico: Bolivia, Ecuador y Perú.

Cada uno bajo diversas circunstancias pero todos trazados por una crisis institucional (atravesada por debacles económicas y sociales, políticas estatales neoliberales y la pandemia del covid-19) o atravesando sus reflujos en momentos de alto impacto para sus sociedades.

Los resultados de las elecciones bolivianas, ecuatorianas y peruanas tendrán repercusiones en el corto, mediano y largo plazo en lo local y lo regional, teniendo en cuenta que las realidades de dichas naciones se enmarcan en momentos de alta tensión política y social producto de las mencionadas crisis.

Veamos brevemente qué está sucediendo en esa cordillera geográfica de la región, vital para comprender la dinámica de los movimientos geopolíticos por venir, claves en un continente que está siendo reclamado por Estados Unidos como su "patio trasero" personalísimo.

RECONSTRUCCIÓN DEL MAS EN BOLIVIA

Luego de la victoria de Luis Arce en octubre de 2020 y con su investidura como presidente de Bolivia un mes después, el partido Movimiento Al Socialismo (MAS) ha venido trabajando en un proceso de recomposición a lo interno y en su despliegue en los ámbitos local, regional y nacional.

Con Evo Morales, líder histórico del partido, fuera de la presidencia desde que se concretara el golpe de Estado en su contra a finales de 2019, ha tocado al MAS reconstruir algunos liderazgos que venían perdiendo fuerza y conexión con las bases bolivianas, además de pasar por la aplanadora persecutoria de la administración de facto de Jeanine Áñez, que logró desanudar la capacidad unitaria del partido a través de la persecución y lawfare contra miembros masistas.

De esta manera, en el marco de esta reconstrucción partidista, el MAS perdió efectividad de su maquinaria en algunas regiones clave y además se ha reproducido, como reflujo del golpe en 2019, un brote de liderazgos anti-MAS que han ido captando atención de ciertos sectores sociales que exigen mayor conexión con una dirigencia que luce desgastada luego de tantos años en el trajinar del proyecto de Evo Morales.

Ello se puede verse claramente en los resultados de las elecciones regionales de segunda vuelta que se dieron este domingo 11 de abril, correspondientes a los departamentos de Tarija, Chuquisaca, Pando y La Paz.

Mientras que Chuquisaca siempre fue un fuerte opositor (donde ganó Chuquisaca Somos Todos con casi 60% de los votos), Pando, históricamente a favor del MAS, cayó a manos del Movimiento Tercer Sistema con el 55%.

Pero la mayor decepción para el MAS se lo lleva con La Paz, siendo la agrupación política Jallalla el ganador con más del 56%.

De todos estos resultados existen explicaciones: una sedición importante en las filas del MAS se produjo en las candidaturas para La Paz y El Alto, con Eva Copa liderando la coalición Jallalla como una clara división del partido liderado por Morales.

Desde que Eva Copa asumiera la presidencia del Senado tras el golpe de 2019, sucediendo a Áñez, los componentes que conforman Jallalla comenzaron a aprobar decretos del gobierno de facto y con ello una colaboración política que dio frutos electorales, siendo expresivo el resultado del domingo para La Paz y Pando.

Copa, luego de ser expulsada del MAS, arrastró a otros líderes del partido de La Paz y El Alto hacia un escenario raro e inédito para el liderazgo masista, pues se empezaron a formar distintos partidos regionales con el objeto de capitalizar las crisis locales de liderazgo del MAS y las consecuencias políticas de la dictadura añista.

Además, los partidos menores en diversas regiones se fueron conformando con alianzas que ha venido haciendo Comunidad Ciudadana, partido del excandidato presidencial Carlos Mesa, y que capitalizaron justamente en Pando.

A pesar de que el inevitable proceso de recambio en el MAS se estuvo dando justamente en unas elecciones, y de ahí los resultados, los desafíos colman el escenario político actual de Bolivia.

De allí se debería derivar una nueva dinámica de gestión de la vida pública del país, una transición que empezó con Luis Arce en la presidencia y que seguirá con Evo Morales en otro papel, aún no consolidado, que consiste en fortalecer los liderazgos regionales. Los desafíos del liderazgo boliviano son existenciales, teniendo en cuenta que viene de un golpe y va hacia un gobierno central confrontado con poderes regionales antimasistas con prontuarios desestabilizadores.

El juego político apenas comienza en Bolivia.

CONTINUIDAD NEOLIBERAL EN ECUADOR

El banquero Guillermo Lasso terminó triunfando en las elecciones de 2021 en Ecuador, y será el nuevo presidente hasta el año 2025. Ganó en 17 de las 24 provincias de Ecuador y con el 52,48% de la votación.

Cabe destacar que el voto nulo tuvo su grito de presencia electoral con más de 1 millón 660 mil y asimismo el voto blanco con 163 mil 913, sobre un total de 10 millones 211 mil 652 votantes. Es decir, que más del 10% de la población ecuatoriana que votó no reconocía en ningún candidato una opción legítima para darle vuelco a la realidad ecuatoriana.

Lasso logró candidatearse a pesar de haber infringido una ley que impedía a inversores en paraísos fiscales asumir cargos públicos, sancionada en 2018. Andrés Arauz iba en la delantera en las encuestas, sin embargo el giro de 180 grados en los comicios del domingo 11 de abril pusieron a un banquero que disputaba la presidencia por tercera vez en vías a profundizar el viraje a la derecha neoliberal y el desmantelamiento estatal que comenzó con la presidencia de Lenín Moreno desde 2017.

Aunque Arauz enfatizó que se trata de un "traspié electoral, pero no de una derrota política ni moral", lo cierto es que muy probablemente se agudice la persecución política emprendida por el actual mandatario contra la oposición correísta y las medidas neoliberales, como una al parecer pronta privatización del Banco Central que podría llegarse a hacerse efectiva incluso con la actual administración, lo que denota una continuidad en las políticas económicas esenciales.

¿En qué consistió ese viraje electoral, que resultó en la victoria de Lasso? Las limitaciones de la campaña de Arauz, en medio de una persecusión política y electoral de parte de las instituciones ecuatorianas (con mecanismos de lawfare y degradación estatal), claramente absorbidas por la lógica de la admnistración Moreno, jugaron un factor importante, al igual que las campañas mediáticas anticorrea que incluyó propaganda sucia.

Pero además, y sobre todo, pasó factura la polarización propalada por la derecha ecuatoriana en la que hubo aglutinamiento de votos contra el correísmo y, al mismo tiempo, la migración de votantes de Yaku Pérez y Xavier Hervas -tercero y cuarto en la primera vuelta- a favor de Lasso jugaron un rol importante el domingo pasado, permitiendo que Lasso revirtiera una distancia de más de 12 puntos que lo habían separado de Arauz en la primera vuelta con ayuda incluso de grupos indígenas.

En Ecuador, también, muy probablemente continuará la catástrofe sanitaria producto de la pésima gestión de la pandemia por parte del gobierno de Moreno, que ha decidido poner de primero los intereses neoliberales por sobre los de la población, lo que no ha impedido que suban las tasas de desigualdad sino todo lo contrario. Lasso ha anunciado de manera pública que quiere bajar los impuestos a las empresas, atraer mayor inversión extranjera, dar aún más rienda suelta a los banqueros, consolidar la política de apertura comercial entrando en la Alianza del Pacífico y es muy probable que intente integrar a dirigentes vinculados a Pachakutik (de Yaku Pérez) y a la CONAIE de una u otra manera a su gobierno con el objetivo de dividir aún más esas organizaciones con fuerte influencia en la política sindical y étnica-gremial en Ecuador.Se profundiza en Ecuador un modelo que no ha terminado de dar buenos frutos a su población.

PERÚ EN LA ENCRUCIJADA

Siendo uno de los países históricamente más conservadores del continente, parece sorprender a los ojos extranjeros que Perú esté cada vez más cerca de ser presidido por Pedro Castillo, sindicalista perteneciente al gremio magisterial y candidato del partido Perú Libre, quien muy probablemente se enfrentará en segunda vuelta a Keiko Fujimori de Fuerza Popular.

Aún no se conocen los resultados definitivos del domingo 11 de abril, pero según datos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) de ese país, con actas contabilizadas al 95,853%, Castillo cuenta con el 19,09% de los votos, seguido de Fujimori con 13,35%; le siguen otros dos candidatos con poco más de 11% y otro con 9,10%.

De esta manera, con poca votación para muchos partidos, se expresa la crisis política peruana, un país que ha contado con cuatro presidentes desde 2016 y en el que todos sus primeros mandatarios, desde Alberto Fujimori hasta Manuel Merino, han sido procesados o investigados por corrupción, con excepción de Valentín Paniagua (2000-2001).

La historia reciente de Perú cuenta con varios terremotos políticos, incluidos los de la era Fujimori y el conflicto armado que se prolongó por unas dos décadas a finales del siglo XX. Pero desde que Pedro Pablo Kuczynski renunció en 2018, luego de poco menos de dos años de mandato, el tobogán de la deslegitimación de la clase política peruana estuvo sostenida por su propia gravedad.

Ni Martín Vizcarra (2018-2020) ni Merino (del 10 al 15 de noviembre de 2020) ni Francisco Sagasti (del 17 de noviembre hasta la actualidad) han podido contener la crisis social que se ha venido acumulando a lo largo de estos años, a pesar del llamado "milagro económico peruano" que no alcanzó para encoger la brecha de desigualdad en los últimos años sino más bien todo lo contrario.

El politólogo Mauricio Zavaleta opina que la gestión neoliberal de la economía en Perú "implicaba no invertir mucho en gasto público, priorizar el control del déficit fiscal y que la inflación y la deuda pública no sean altas. Desde las regiones existe la percepción de que todo se juega en Lima y que las regiones están relegadas. Son los excluidos de las ganancias que da el sistema", lo que el candidato Pedro Castillo ha sabido capitalizar electoralmente país adentro de manera silenciosa.

De hecho, el candidato de Perú Libre ha podido llegar a los electores de las zonas rurales debido a su recordado papel como líder de la huelga de 2017 en el sector de la educación. El mencionado académico Zavaleta agrega que son "los profesores (…) los más escuchados por las familias. Son los docentes de esas zonas los que le han hecho propaganda familia por familia".

Castillo en su campaña prometió activar los mecanismos para convocar una Asamblea Constituyente con el fin de dar término a la Constitución de 1993, surgida a merced de Alberto Fujimori, y crear otra que pudiera arropar a todas los sectores del país. Asimismo, también dijo que aprobaría la conformación de un nuevo Tribunal Constitucional elegido en consulta popular, ya que los magistrados elegidos por el Congreso, dice, "están defendiendo a una Constitución que ha terminado con todos los derechos y con el saqueo del país".

A su candidatura se enfrenta Keiko Fujimori, hija de Alberto, quien es la abanderada del legado de su padre de manera tanto simbólica como fáctica. Ella misma representará, en el balotaje, a toda la derecha peruana, en sus variadas expresiones, que seguramente "cerrará filas" con la candidata de Fuerza Popular por la defensa del modelo económico neoliberal.

Si sumamos los porcentajes electorales de la derecha en estas elecciones, los partidos Fuerza Popular, Avanza País, Renovación Popular, Partido Popular Cristiano y Perú Patria Segura, de acuerdo al ONPE, este espectro político lleva las de ganar con casi 40% en total, número significativo para Keiko Fujimori tomando en cuenta que habrá una avalancha política y mediática derechista y neoliberal que intentará perpetuar el actual sistema de desigualdad peruano.

La izquierda, por otro lado, lleva las de perder si sumamos los votos hasta ahora confirmados para Perú Libre, Juntos por el Perú (cuya candidata Verónika Mendoza no logró llenar las expectativas electorales de la izquierda más tradicional) y Frente Amplio, lo que totaliza poco más de 28%, lo que numéricamente no da para que Castillo avance hacia la presidencia peruana. A menos que la estrategia electoral dé un vuelco de 180 grados, como sucedió en Ecuador.

Perú se encuentra en una encrucijada en la que se pondrá en vilo el legado neoliberal fujimorista. Queda del pueblo peruano elegir si continuar con lo que le ha causado las mayores de las desgracias sociales o cambiar hacia otro paradigma, aun cuando las dificultades sean múltiples de cara a un nuevo ciclo parlamentario donde ningún partido tiene clara mayoría. 




Publicado por La Cuna del Sol

sábado, 10 de abril de 2021

Elites depredadoras y la cuenta regresiva

El pánico tiene su chanfle, pues las elites depredadoras intuyen que los gringos saben que el sistema político, económico y social de Guatemala ya colapsó, y que hace falta introducir cambios, o se alguien prefiere, cambiarlo de raíz.

 

ELITES DEPREDADORAS Y LA
CUENTA REGRESIVA



Miguel Ángel Sandoval
Prensa Comunitaria

Ni modo, hay que rendirse a la evidencia. Ahora resulta que los EEUU tienen clara la película de lo que pasa en nuestro país desde hace muchas décadas y de manera acentuada, desde la intervención y derrocamiento de Árbenz en 1954. Es lo que Juan González, director del consejo de seguridad nacional de EEUU, dice con toda la claridad y contundencia. Los vientos del norte vienen cargados de material inflamable para el regocijo de los que queremos construir una Guatemala diferente. De donde menos se esperaba nos dicen que el país está en medio de la crisis por causa de las elites depredadoras.

Ojo, estas elites depredadoras (oligarquía conservadora) lo que sabíamos desde hace mucho tiempo, son las mismas amamantadas por los gringos al menos desde el 54. No hay que perderse. Han sido sus aliados y por eso, ahora estos depredadores se sienten traicionados, perdidos, sin padre ni madre. Lo que hemos dicho desde este espacio durante años, ahora es dicho por varios funcionarios de EEUU y la elite se asusta, se paniquea, pues no esperaba eso de su socio principal. Pero lo que ocurre es que lo que hacen es insostenible aquí o en la cochinchina.

Que lo dijimos hasta el cansancio no les provoco el menor escalofrió, pero ahora son sus tatas que les dicen que son depredadores y que por su responsabilidad hay los flujos migratorios que ya tienen a 4 millones de paisanos en ese país y que mejor no sigan llegando y que hay que hacer algo para que se queden en su país. Y aquí es donde la puerca tuerce el rabo. 

El pánico tiene su chanfle, pues las elites depredadoras intuyen que los gringos saben que el sistema político, económico y social de Guatemala ya colapsó, y que hace falta introducir cambios, o se alguien prefiere, cambiarlo de raíz. Es este el tema de debate. ¿Qué se puede hacer para parar la migración? ¿Qué se puede hacer para impedir el narcotráfico? ¿Qué se debe hacer para terminar con la corrupción? Son las tres preguntas que debemos responder con realismo y actuar en consecuencia. De lo contrario el país es inviable y que el ultimo apague la luz.

Y hay la gran pregunta: ¿Cómo se puede mantener por parte de los EEUU a los mismos aliados?, si son los corruptos, los narcos, vividores de una alianza producto del clima de guerra fría y no de proyectos de desarrollo sino de luchas ideológicas planetarias entre comunistas y anticomunistas. Pero eso que tenía algún sentido en los años del lio este-oeste, es ahora retrogrado, desfasado. Los tiempos cambiaron para los gringos, pero sus aliados siguen siendo los mismos. Y ello es una enorme contradicción. Lo mismos de hace unos años con el Plan para la Prosperidad. Unos cuantos millones, mucho bla, bla, bla, y el encargado de todo ese plan en nuestro país, está ahora libre bajo fianza en EEUU y con orden captura aquí, por corrupto. 

Claro que con esto hay posibilidad de acuerdos suficientemente amplios en varios sectores de la sociedad guatemalteca. Menos migración si y solo si, se crean fuentes de trabajo dignas en nuestro país. Con el narcotráfico pues hay medidas concretas que se pueden tomar, como terminar con todas las complicidades y la impunidad que existe y que medio mundo sabe en dónde y una clave: un control irrestricto del sistema financiero que impida el lavado. Con la corrupción pues ya se planteó la fuerza de tarea regional para los países del Trifinio (triangulo norte) que no es más que una Cicig con esteroides. Ahora los gringos deben actuar sin anestesia para terminar con la corrupción, en tanto que las elites tendrán que guardar un silencio de antología. Y ello es parte de sus intereses de seguridad nacional. Menos migración, menos narco y menos corrupción que lo permite, es la clave de esa estrategia. No es porque les preocupen los desamparados de Guatemala, lo que no quieren es recibir a los migrantes producto de la corrupción, el narcotráfico y el mal gobierno. 

En este tema anticorrupción, se debe dar inicio con la publicación de la lista Engels que ahora viene con unas cuantas recomendaciones, dentro de las cuales, el fortalecimiento de la fiscalía contra la corrupción, la suspensión de visas al país de los sueños, junto con medidas concretas más directas, como puede ser la captura de prófugos que han gozado del dejar hacer y dejar pasar de la administración norteamericana de Trump. Ahora los vientos soplan en otra dirección. 

Pero también, se espera medidas financieras más estrictas. Una de ellas, ya anunciada por varios senadores y particularmente Norma Torres, es la suspensión de toda forma de ayuda directa a los gobiernos por corruptos. Esto es duro, realmente duro. Y la principal, sería congelar las cuentas en el sistema bancario de los EEUU en su territorio y fuera de él. Igualito a las medidas que por más de 60 años tomaron con Cuba y que las elites depredadoras han aplaudido a rabiar. Ahora tu vera como se baila el son…. 

Adicionalmente, se ve en perspectiva una limitación de las importaciones de productos guatemaltecos. Aquí es muy sencillo: se puede apelar a la regla de origen, lo cual está perfectamente claro en los términos firmados en el TLC. ¿Lo entienden las elites? pues a estas alturas no importa mucho. Es lo mismo con los derechos laborales. Ahora se tienen que impulsar acciones que sean parecidas a las que funcionan en EEUU y Canadá o México, para decir lo menos.  Las medidas vienen lo quieran o no, pidan perdón o no, paguen empresas lobistas, o lo que sea. Pero de que vienen, vienen.

Señalo esto pues sería la última oportunidad de introducir cambios en un modelo agotado en Guatemala. Un país volcado a la exportación y ahora a la corrupción aprovechando las finanzas públicas, sin voltear a ver la urgencia de abrir el mercado interno, es sencillamente insostenible. La corrupción y la ceguera de las elites depredadoras no se dieron cuenta, voraces como son, de que exprimir al país tenía un tope, un límite. En ese límite nos encontramos. 

Mientras tanto el gobierno que como sabemos es efímero, al menos no debería asumir una postura de decir que no es responsable, o inventar cualquier mentira, en lo que es experto si nos a tenemos a las evidencias. Pandemia aparte, el futuro del país está seriamente comprometido por el actual gobierno que le guste o no, es el principal responsable de lo que se hace o deja de hacer en nuestro país. 

Ante esto que se expone, solo queda ver cuál es la actitud, la propuesta de las fuerzas progresistas, democráticas o revolucionarias. Desde mi observatorio y con todas mis relaciones sociales o políticas, discuto mientras pienso y lo expreso, que es una oportunidad que se puede perder y dejar pasar por esa lentitud y tortuguismo, que nos ha carcomido la iniciativa política en los últimos años. Es momento de sacudirnos la polilla y la modorra. 




Publicado por La Cuna del Sol

lunes, 5 de abril de 2021

¿El plan de Biden para Centroamérica disminuirá la migración (o la acelerará)?

El plan de Biden en realidad promueve un antiguo modelo de desarrollo económico que durante mucho tiempo ha beneficiado a las corporaciones estadounidenses. También tiene como objetivo imponer una versión claramente militarizada de la "seguridad" a los pueblos de esa región. Además, se enfoca en involucrar a los gobiernos centroamericanos y, en particular, a sus ejércitos para contener la migración mediante el uso de la represión.

 

¿EL PLAN DE BIDEN PARA CENTROAMÉRICA
DISMINUIRÁ LA MIGRACIÓN (O LA ACELERARÁ)?



Aviva Chomsky
Counter Punch

Joe Biden llegó a la Casa Blanca con algunas inspiradoras a la vez que contradictorias posiciones sobre la inmigración y Centroamérica. A través de su "Plan para Fortalecer la Seguridad y Prosperidad en Colaboracion con los Pueblos de Centroamérica", Biden prometió revertir las draconianas políticas antiinmigrantes de Donald Trump y restaurar el liderazgo de "Estados Unidos" en la región” que, según él, Trump había abandonado. Para los centroamericanos, sin embargo, ese "liderazgo" suena siniestro.

Aunque la segunda parte del nombre de su plan, de hecho, se hace eco de la de organizaciones de base de izquierda como el Comité de Solidaridad con el Pueblo de El Salvador (CISPES), su contenido destaca una versión de seguridad y prosperidad en esa región que es más parecido a la Guerra Fría que a CISPES. En lugar de solidaridad (o incluso colaboración) con Centroamérica, el plan de Biden en realidad promueve un antiguo modelo de desarrollo económico que durante mucho tiempo ha beneficiado a las corporaciones estadounidenses. También tiene como objetivo imponer una versión claramente militarizada de la "seguridad" a los pueblos de esa región. Además, se enfoca en involucrar a los gobiernos centroamericanos y, en particular, a sus ejércitos para contener la migración mediante el uso de la represión.

Vincular la inmigración y la política exterior

La declaración más clara de los objetivos del presidente en Centroamérica aparece en su “U.S. Citizenship Act of 2021" (Ley de Ciudadanía de 2021), enviada al Congreso el 20 de enero. Esa propuesta ofrece una amplia gama de cambios destinados a eliminar las exclusiones racistas del presidente Trump, restaurar los derechos de asilo y establecer una senda hacia el estatus legal y la ciudadanía para la población inmigrante. Después de la arremetida antiinmigrante de los últimos cuatro años, parece que vale la pena celebrar esa propuesta que continua la ruta  de los compromisos "integrales" bipartidistas anteriores, como la Ley de Reforma y Control de Inmigración de 1986, y un proyecto de ley de inmigración fallido de 2013, los cuales incluían una senda hacia la ciudadanía para muchas personas indocumentadas, al tiempo que dedicaban importantes recursos a la "seguridad" fronteriza.

Si se lee con atención, una porción significante de la propuesta de inmigración de Biden se centra en la premisa de que al abordar las causas fundamentales de los problemas de América Central, se reducirá el flujo de inmigrantes a la frontera de Estados Unidos. En sus propias palabras, el plan Biden promete promover “el Estado de derecho, la seguridad y el desarrollo económico en Centroamérica” con el fin de “abordar los factores clave” que contribuyen a la emigración. Enterrados en su lenguaje difuso, sin embargo, se encuentran los objetivos bipartidistas de Washington de larga data que deberían sonar familiares a quienes han estado prestando atención en estos años.

Su esencia: que millones de dólares en dinero de “ayuda” se destinen a mejorar las fuerzas militares y policiales locales para proteger un modelo económico basado en la inversión privada y la exportación de ganancias. Sobre todo, los privilegios de los inversores extranjeros no deben verse amenazados. Sin ir muy lejos, este es el mismo modelo que Washington impuso a los países de Centroamérica durante el siglo pasado, que dejó sus territorios llenos de corrupción, violentos y empobrecidos, y de esta manera ha continuado desarraigando a los centroamericanos y obligándolos a huir hacia Estados Unidos.

Crucial para el plan de Biden, como para los de sus predecesores, es otro elemento clave: coaccionar a México y Guatemala para que sirvan como apoderados del muro construido solo parcialmente en la frontera sur de los Estados Unidos y promovido con orgullo por presidentes desde Bill Clinton hasta Donald Trump.

Si bien el modelo económico oculto detrás del plan de Biden puede ser en efecto antiguo, el intento de subcontratar la aplicación de la ley de inmigración estadounidense a las fuerzas militares y policiales mexicanas y centroamericanas ha demostrado ser un giro marcadamente del siglo XXI en la política fronteriza.

Subcontratación de la frontera (de Bush a Biden)

La idea de que la política de inmigración podría subcontratarse comenzó mucho antes de que Donald Trump infamemente amenazara, a mediados de 2019, con imponer aranceles a los productos mexicanos para presionar al nuevo presidente de ese país a que aceptara su demanda de colaborar con la agenda antiinmigrante de Washington. Eso incluyó, por supuesto, la controversial política de Trump de "permanecer en México" que ha dejado varados a decenas de miles de solicitantes de asilo.

Mientras tanto, durante casi dos décadas, Estados Unidos ha estado intimidando (y financiando) a las fuerzas militares y policiales al sur de su frontera para hacer cumplir sus prioridades de inmigración, convirtiendo efectivamente las fronteras de otros países en extensiones de la estadounidense. Como resultado, las fuerzas de México han sido desplegadas regularmente en la frontera sur de ese país, y las de Guatemala en su frontera con Honduras, todo para hacer cumplir, de manera violenta, las políticas de inmigración de Washington.

Dicha subcontratación fue, en parte, una respuesta a los éxitos del movimiento por los derechos de los inmigrantes en este país. Los líderes estadounidenses esperaban evadir el escrutinio legal y las protestas en casa, haciendo que México y Centroamérica implementaran los aspectos más desagradables de sus políticas.

Todo comenzó con la Iniciativa Mérida en 2007, un plan iniciado por George W. Bush que destinaría miles de millones de dólares en equipo militar, asistencia, e infraestructura en México (con cantidades más pequeñas destinadas a Centroamérica). Uno de sus cuatro pilares fue la creación de “una frontera del siglo XXI” al obligar a México a militarizar su frontera sur. Para 2013, Washington había financiado 12 nuevas bases militares a lo largo de esa frontera con Guatemala y un "cordón de seguridad" de 100 millas al norte de la misma.

En respuesta a lo que se consideró una crisis de niños migrantes en el verano de 2014 (¿suena familiar?), el presidente Barack Obama presionó aún más a México para que iniciara un nuevo Programa de la Frontera Sur. Desde entonces, decenas de millones de dólares al año se han destinado a la militarización de esa frontera y enseguida decenas de miles de migrantes estaban siendo detenidos mensualmente en Mexico. No es de extrañar que las deportaciones y las violaciones de derechos humanos contra los migrantes centroamericanos se dispararan de forma espectacular. "Nuestra frontera hoy es, en efecto, la frontera de México con Honduras y Guatemala", expresó exultante el ex zar fronterizo de Obama, Alan Bersin, en 2019. Un activista local fue menos optimista y protestó porque el programa "convirtió la región fronteriza en una zona de guerra".

El presidente Trump vociferó e intimidó a México y a varios países centroamericanos de manera mucho más abierta que los dos presidentes anteriores, al tiempo que llevó esas políticas a nuevos niveles. Bajo sus órdenes, México formó una nueva Guardia Nacional militarizada y desplegó a 12,000 de sus miembros en la frontera con Guatemala, incluso cuando los fondos de Washington ayudaron a crear una infraestructura de alta tecnología a lo largo de la frontera sur de México, rivalizando con la frontera de Estados Unidos.

Trump pidió reducir la ayuda a Centroamérica. Sin embargo, bajo su supervisión, la mayor parte de los   3 600 millones de dólares asignados por el Congreso continuaron fluyendo, aproximadamente la mitad de ese dinero fue destinado a fortalecer las unidades militares y policiales locales. Sin embargo, Trump retuvo temporalmente los fondos de ayuda civil para obligar a Guatemala, Honduras y El Salvador a firmar acuerdos de "tercer país seguro" que permitirían a Estados Unidos deportar a las personas con solicitudes de asilo válidas a esos mismos países.

Trump también exigió que Guatemala aumentara la seguridad a lo largo de su frontera sur "para detener el flujo de la migración irregular" y "desplegar funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU y del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU para asesorar y orientar a la policía de la nación anfitriona, seguridad fronteriza, inmigración y contrapartes aduaneras". Una vez que los países centroamericanos cedieron a las demandas de Trump, se restableció la ayuda.

En febrero de este año, el presidente Biden suspendió esos acuerdos de terceros países seguros, pero está claramente dispuesto a continuar subcontratando el control fronterizo a México y América Central.

El otro aspecto de la militarización: "desarrollo económico"

Así como las administraciones demócratas y republicanas subcontrataron por igual una respuesta militarizada a la inmigración, también buscaron vender sus agendas con promesas de ayuda para el desarrollo económico de Centroamérica. Sin embargo, promovieron constantemente el mismo tipo de asistencia que históricamente trajo violencia y pobreza a la región y, por lo tanto, condujo directamente a la crisis migratoria actual.

El modelo que Washington continúa promoviendo se basa en la idea de que, si los gobiernos centroamericanos pueden atraer a los inversionistas extranjeros con una mejor infraestructura, exenciones fiscales y leyes ambientales y laborales débiles, el "mercado libre" generará inversiones, empleos y crecimiento económico, eso (en teoría) evitará que la gente quiera migrar en primer lugar. Sin embargo, en la atormentada historia de Centroamérica, una y otra vez ha sucedido exactamente lo contrario. La inversión extranjera fluyó, ansiosa por aprovechar las fértiles tierras, los recursos naturales y la mano de obra barata de la región. Esta forma de desarrollo, ya sea en apoyo de las plantaciones de banano y café en el siglo XIX o de las operaciones de azúcar, algodón y ganado después de la Segunda Guerra Mundial, llevó a las revoluciones en América Central en la década de los 80 y la migración masiva hacia el norte de hoy en día.

Como modelo, se basa en gobiernos militarizados para despojar a los campesinos, liberando la tierra para los inversores extranjeros. De manera similar, la fuerza y el terror se utilizan para mantener una clase trabajadora barata e impotente, lo que permite a los inversores pagar poco y obtener ganancias fantásticas. Tales operaciones, a su vez, han conducido a la deforestación del campo, mientras que sus exportaciones baratas a los Estados Unidos y otros lugares han ayudado a fomentar los estilos de vida de alto consumo que solo han acelerado el cambio climático, ocasionando un clima cada vez más inclemente, incluido el aumento del nivel del mar, tormentas más intensas, sequías e inundaciones que han socavado aún más los medios de vida de los pobres de Centroamérica.

Comenzando en la década de los 70, muchos de esos trabajadores y campesinos pobres empujaron por la reforma agraria y la inversión en derechos básicos como la alimentación, la salud y la educación en lugar de simplemente enriquecer aún más a las élites extranjeras y locales. Cuando la protesta pacífica se encontró con la violencia, vino la revolución, aunque solo triunfó en Nicaragua.

Washington pasó la década de los 80 intentando aplastar la exitosa revolución de Nicaragua y los movimientos revolucionarios contra los gobiernos militares de derecha de El Salvador y Guatemala. Los tratados de paz de la década de 1990 pusieron fin a los conflictos armados, pero nunca abordaron las divisiones sociales y económicas fundamentales que los subyacen. De hecho, el fin de esos conflictos solo abrió las compuertas regionales para nuevas y masivas inversiones extranjeras y el auge de las exportaciones. Estas involucraron, entre otras cosas, la expansión de las plantas maquiladoras de productos procesados para la exportación y el crecimiento de nuevas exportaciones de frutas y hortalizas "no tradicionales", así como el auge de las industrias extractivas como el oro, el níquel y el petróleo,  no digamos la creación de nueva infraestructura para el turismo de masas.

En la década de los 80, desgarrados por la guerra, la represión y la violencia de los paramilitares locales y los escuadrones de la muerte, los refugiados comenzaron a huir hacia el norte, especialmente de El Salvador y Guatemala. La apariencia de paz en la década de los 90 de ninguna manera puso fin a la pobreza, la represión y la violencia. Tanto las fuerzas armadas públicas como las privadas proporcionaron “seguridad”, pero solo a las élites y los nuevos megaproyectos urbanos y rurales que patrocinaban.

Si un gobierno amenazaba las ganancias de los inversionistas de alguna manera, como cuando El Salvador declaró una moratoria sobre las licencias mineras, el Tratado de Libre Comercio de América Central patrocinado por Estados Unidos hizo posible que las corporaciones extranjeras lo demandaran y lo obligaran a someterse a un arbitraje vinculante por parte de un organismo del Banco Mundial. En los años de Obama, cuando el presidente electo de Honduras trató de promulgar mejoras laborales y ambientales, Washington dio el visto bueno a un golpe contra el presidente reformista, y celebró cuando el nuevo presidente declaró con orgullo que el país estaba “abierto a los negocios” con un paquete de leyes que favorecían inversores extranjeros.

El periodista David Bacon, calificó la nueva dirección de ese país como un "modelo económico de salarios de pobreza" que solo fomentó el aumento de las pandillas, el tráfico de drogas y la violencia. Las protestas fueron reprimidas violentamente, incluso cuando la ayuda militar estadounidense estaba llegando al país. Antes del golpe, los hondureños apenas figuraban entre los migrantes centroamericanos a los Estados Unidos. Desde 2009, sus ciudadanos predominan entre quienes se ven obligados a huir de sus hogares y dirigirse al norte.

La Alianza para la Prosperidad, de 2014, del presidente Obama ofreció una nueva ronda de ayuda para el desarrollo económico impulsado por los inversores. La periodista Dawn Paley, caracterizó esa Alianza como "en gran parte, un plan para construir nueva infraestructura que beneficiará a las corporaciones transnacionales", incluyendo "exenciones fiscales para inversionistas corporativos y nuevos oleoductos, carreteras y líneas eléctricas para acelerar la extracción de recursos y agilizar el proceso de importación, ensamblaje y exportación en maquilas de bajos salarios”. Un proyecto importante fue un nuevo gasoducto para facilitar las exportaciones de gas natural estadounidense a América Central.

Fue Obama quien se encargó del reconocimiento del golpe de Estado en Honduras por parte de Washington. Fue Trump quien se hizo de la vista gorda cuando Guatemala en 2019 y Honduras en 2020 expulsaron a las comisiones internacionales anticorrupción. Y fue Trump quien acordó minimizar los crecientes cargos de corrupción y tráfico de drogas contra su amigo, el presidente hondureño Juan Orlando Hernández, siempre y cuando promoviera una economía favorable a los inversores y aceptara colaborar con la agenda antiinmigrante del presidente de Estados Unidos.

La caravana de enero de 2021 marca la llegada de los años Biden

Todas apunta a que los años de Biden serán la continuación de lo que se ha convertido en la norma de Washington en Centroamérica: subcontratar la política de inmigración, militarizar la seguridad y promover un modelo de desarrollo que pretende disuadir la migración cuando en realidad lo que hará es intensificarla. De hecho, la propuesta del presidente Biden designa $ 4 mil millones durante cuatro años para que el Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional los distribuyan. Sin embargo, dicho desembolso estaría condicionado al progreso con relación a las metas aprobadas por Washington, como "mejorar la seguridad fronteriza", "informar a... los ciudadanos de los peligros de viajar a la frontera suroeste de los Estados Unidos", y "resolver disputas relacionadas con la confiscación de bienes inmuebles de entidades de los Estados Unidos". Además se destinarían importantes recursos para desarrollo de la tecnología fronteriza “inteligente” en esa región, y a las operaciones de la Patrulla Fronteriza en Centroamérica.

Una anticipo de cómo es probable que esto funcione se produjo justo cuando Biden asumió el cargo en enero de 2021.

Un resultado predecible de la subcontratación del control de inmigración por parte de Washington es que el viaje de los migrantes desde Centroamérica se ha vuelto cada vez más costoso y peligroso. Como resultado, algunos migrantes han comenzado a agruparse en grandes “caravanas” públicas en busca de protección. Su objetivo: llegar a la frontera de Estados Unidos de forma segura, entregarse a la patrulla fronteriza y solicitar asilo. A fines de enero de 2021, una caravana de unos 7,500 hondureños llegó a la frontera con Guatemala con la esperanza de que el nuevo presidente en Washington, como se había prometido, revertiría la controvertida política de Trump de permanecer en México, de internamiento aparentemente interminable en campamentos abarrotados e inadecuados a poca distancia de los Estados Unidos

No se habían enterado que, de hecho, Biden continuaría subcontratando la política de inmigración de sus predecesores a México y América Central. Da la casualidad que 2000 policías y soldados guatemaltecos (armados, entrenados y apoyados por Estados Unidos) esgrimiendo gases lacrimógenos y porras se concentraron en la frontera entre Guatemala y Honduras para hacerlos retroceder.

Un exfuncionario de Trump (contratado por el presidente Biden) tuiteó que Guatemala había "cumplido con sus responsabilidades de manera apropiada y legal". El gobierno mexicano también elogió a Guatemala mientras desplegaba miles de sus tropas en su propia frontera sur. Y Juan González, nombrado por Biden como director del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental, elogió la "gestión del flujo migratorio" por parte de Guatemala.

A mediados de marzo, el presidente Biden pareció vincular una respuesta positiva a la solicitud de México de obtener algunas de las vacunas contra la Covid-19 del excedente de Washington, con nuevos compromisos para tomar medidas enérgicas contra los migrantes. Una de las exigencias es que México suspenda sus propias leyes que garantizan condiciones de detención humanas para familias con niños pequeños. Ninguno de los dos países tenía la capacidad de brindar tales condiciones para la gran cantidad de familias detenidas en la frontera a principios de 2021, pero el gobierno de Biden prefirió presionar a México para que ignorara sus propias leyes, para poder deportar a más de esas familias y mantener el problema fuera de la vista del público estadounidense.

A finales de enero de 2021, CISPES se unió a una gran coalición de organizaciones pacifistas, solidarias y laborales que pidieron al gobierno de Biden que reconsiderara sus planes para Centroamérica. “Las crisis cruzadas que enfrentan millones en Centroamérica son el resultado de décadas de brutal represión estatal de los movimientos democráticos por parte de regímenes de derecha y la implementación de modelos económicos diseñados para beneficiar a los oligarcas locales y las corporaciones transnacionales”, escribió CISPES. "Con demasiada frecuencia, Estados Unidos ha sido la principal fuerza  detrás de estas políticas, que han empobrecido a la mayoría de la población y devastado el medio ambiente".

La coalición hizo un llamado a Biden para que rechace el compromiso de larga data de Washington con la seguridad militarizada vinculada a la creación y el fortalecimiento de economías extractivas favorables a los inversores en Centroamérica. “Enfrentar el desplazamiento exige un replanteamiento total de la política exterior de Estados Unidos”, instó CISPES. Hasta mediados de marzo, el presidente todavía no había respondido a la petición. Mi consejo: no se ilusionen esperando tal respuesta.




Publicado por La Cuna del Sol