jueves, 28 de febrero de 2019

El pavor chapín al chavismo

La «nueva estrategia» de la derecha guatemalteca no es sino una nueva edición de la receta utilizada para estimular el odio y justificar las acciones gringas contra Guatemala, en 1954; Chile, en 1973, y Cuba, de 1959 a la fecha. «El socialismo crea pobreza»; «Venezuela se está muriendo de hambre» o «Guatemala corre el peligro de ser otra Venezuela».


EL PAVOR CHAPÍN AL CHAVISMO


Por Edgar Rosales

A nadie que recuerde los crudos episodios de la Guerra Fría puede extrañar las reacciones descalificadoras de los ultraconservadores chapines hacia el socialismo del siglo XXI en Venezuela. Ante la incapacidad manifiesta de construir un argumentario racional y analítico, lo que proliferan son las falsedades, la magnificación de los problemas de aquel país y las cada vez más descaradas genuflexiones hacia el imperialismo norteamericano.

Y es que, tal como ocurrió en esa etapa histórica mencionada, la «nueva estrategia» de la derecha guatemalteca no es sino una nueva edición de la receta utilizada para estimular el odio y justificar las acciones gringas contra Guatemala, en 1954; Chile, en 1973, y Cuba, de 1959 a la fecha. «El socialismo crea pobreza»; «Venezuela se está muriendo de hambre» o «Guatemala corre el peligro de ser otra Venezuela».

Con tan deplorable pobreza conceptual, es imposible que alguna vez se mencione las realidades que oculta CNN, como la inversión social de 74.1 % en el 2018, los dos millones de familias que han adquirido vivienda y los más de siete millones de estudiantes matriculados. Y jamás dirán que Venezuela es uno de los cinco países de la región con las cifras más bajas de desnutrición infantil en menores de cinco años.

Sin embargo, lo impresionante no es que la élite de la derecha desempolve sus viejos fantasmas. Tampoco es novedoso que la mayoría de medios de comunicación nacionales –ante la evidente falta de recursos intelectuales– se suban a ese barco a repetir cerrilmente el mismo discursillo, como lo hicieron también durante la guerra interna. Así se trate de Prensa LibreelPeriódicoRepública Gt o Guatevisión, la monótona, superficial e irreflexiva pieza se repite ad nauseam, para recalar en la psiquis de las masas urbanas iletradas como verdades incuestionables.

Precisamente, elPeriódico –un diario que se ha decantado sin rubor hacia el neoliberalismo– publicó hace unos días, por quinta o sexta vez, una gema editorial titulada Guatemala se salvó del chavismo, la cual ilustra la estulticia de sus autores, porque en dicha pieza no se encuentra argumento alguno que respalde tan peregrina hipótesis.

Como es sabido, el editorial recoge la posición oficial del medio frente a un determinado tema o problema. En este caso, el editorialista (probablemente Mario Fuentes Destarac) señala con peculiar extravagancia que «el chavismo pretendió implantarse en Guatemala bajo el régimen de Álvaro Colom (2008-12), de corte populista autoritario (¿?) (…) intentó, con ahínco, incorporar a nuestro país al programa Petrocaribe, que es la alianza petrolera con el Bolivarianismo Venezolano (sic)».

elPeriódico omite que jamás se impuso la condición de que Guatemala formara parte del ALBA. Petrocaribe era una ayuda social del régimen de Chávez. Parece que también se ha olvidado la crisis económica mundial del 2008, que en Guatemala empezó a manifestarse con un alza desmedida de precios de los combustibles, debido a que el barril de crudo rebasó los USD 150 y ello condujo a pensar en Petrocaribe.

No obstante, tal ayuda no fue necesaria, porque esta solo entraba en vigor en caso de que los precios internacionales mantuvieran su conducta alcista, lo cual finalmente no ocurrió. ¿Dónde, entonces, el «peligro» del chavismo?

Ante lo flojo del planteamiento, al editorialista no le quedó sino hacer una lista de temas intrascendentes o manipulados, que supuestamente «explicarían» las intenciones socializantes del gobierno de Colom, siendo algunas de estas:

«Se duplicó el endeudamiento público»

La oligarquía alegó la caída de ingresos a causa de la mencionada crisis del 2008, como argumento para negarse a pagar tributos y fue necesario equilibrar las finanzas públicas.

«Se despilfarró a manos llenas en “clientelismo político”»

Esta opinión revela el carácter clasista del autor. Sería imposible esperar que señalase, por ejemplo, cuántas personas lograron ir a la escuela, gracias a la ayuda directa del Estado y cuántas más salvaron la vida, gracias a la intensa acción en salud. Y quizá si el hambre de los sectores urbano marginales –a causa de la inflación que se venía–, les hubiese orillado a saquear comercios como ha ocurrido en otros países, se tendría una justa valoración de las políticas de protección social… aunque lo más seguro es que jamás lo reconocerían.

«Se cooptó el Poder Judicial»

Curiosamente, en la misma pieza se contradice el editorialista cuando afirma: «Colom pretendió perpetuarse en el ejercicio del poder público, al igual que el chavismo en Venezuela, a través de la postulación como presidenciable oficialista de su entonces esposa, Sandra Torres (…). No obstante, la “estrategia chavista” en Guatemala fue frustrada por la decisión mayoritaria de los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, de la Corte Suprema de Justicia y de la Quinta Magistratura de la Corte de Constitucionalidad». Huelgan comentarios.

«Se reprimió brutal y cobardemente a la prensa independiente»

En ese período se estrenó la Ley de Acceso a la Información, que facilitó la labor de la prensa. Además, no se recuerda otra época de la historia (excepto la actual, de Jimmy Morales) en que los medios hayan utilizado sus espacios con más amplitud para investigar y fiscalizar, pero también para insultar y difamar hasta la ignominia a las autoridades de entonces.

«Se recurrió a las “turbas clientelares” como mecanismo de terror de Estado»

La realidad es que los beneficiarios de los programas sociales salieron a las calles en actitud pacífica como respuesta al Plan Rosemberg. Fueron los «camisas blancas» quienes provocaron y ofendieron de manera grosera a los representantes de dichos sectores.

«Se atacó mediante intimidación y violencia a críticos, disidentes y opositores»

Parece que el editorialista se confundió de etapa histórica. Esto ocurría en tiempos de Lucas García. Exponerlos como representantes de intereses oscuros y oligárquicos, de ninguna manera califica como «intimidación o violencia».

«Se echó mano del “terrorismo fiscal” para debilitar la resistencia contra la opresión»

Vaya una falacia ad misericordiam. Se refiere a la exigencia de la SAT para que elPeriódico pagase ciertas declaraciones fiscales omitidas o poco transparentes.

Obviamente, nada de lo anterior tiene relación alguna con el socialismo del siglo XXI. No obstante, José Rubén Zamora y Dionisio Gutiérrez han adoptado dicho discurso como pretexto para desahogar el odio visceral hacia la UNE, un partido que, por cierto, nada en absoluto tiene de socialista ni de izquierda chavista.

Prueba de lo anterior es que los programas sociales instalados en ese período, recibieron apoyo técnico del neoliberal colombiano Álvaro Uribe –incluso, mucho más que de Lula da Silva, de Brasil– en virtud de los resultados exitosos que el programa «Familias en Acción» –equivalente a Mi Familia Progresa– había alcanzado en Colombia.

Conclusión: si con sandeces tan miserables esos medios de comunicación pretenden erigirse en voceros de la ultraderecha, ello explica la pobreza del debate que existe en el país en torno al caso de Venezuela. No cabe duda que la Glow, Méndez Ruíz o Polo Polo tienen razones abundantes para sentirse tuertos en este país de ciegos, donde el pavor al chavismo alcanza niveles de ridiculez imperdonable.





Publicado por La Cuna del Sol
USA.

domingo, 24 de febrero de 2019

Venezuela y el problema para la Casa Blanca de Trump

Mientras estaba en un campo de golf en agosto de 2017, Trump les dijo a los periodistas: “Tenemos muchas opciones para Venezuela, este es nuestro vecino. Estamos en todo el mundo y tenemos tropas en todo el mundo en lugares que están muy, muy lejos. Venezuela no está muy lejos y la gente está sufriendo y muriendo. Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluida una posible opción militar, si es necesario”.


VENEZUELA Y EL PROBLEMA PARA
LA CASA BLANCA DE TRUMP


Por Maximilian C. Forte

En todo caso, el problema es que la estrategia del "golpe lento" parece estar aumentando la frustración en las filas tanto de la oposición venezolana como de la Casa Blanca. ¿Durante cuánto tiempo puede el gobierno de EE.UU tolerar que se ignoren y “desafíen” sus órdenes? Cuanto más tiempo continúe, mayor será la posibilidad de que Trump pierda credibilidad, en un momento político delicado de las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos y cuando ya ha perdido bastante credibilidad. Esta es una persona que durante mucho tiempo se jactó de que su administración estaría "ganando" asiduamente, ganando tanto que sus partidarios se cansarían de tanto ganar. ¿Qué es lo que ha ganado Trump con Venezuela? Si Trump, simplemente deja que las cosas sigan como hasta ahora, Venezuela podría aprender a sobrevivir a las sanciones de la misma manera que otros Estados también han aprendido a sobrevivir con ellas. Venezuela todavía tiene algunos amigos poderosos: China, India y Rusia principalmente. Venezuela no está bajo un régimen de sanciones internacionales aprobado por la ONU, como Irak, Corea del Norte e Irán. Venezuela aún tiene espacio para maniobrar, e incluso un IOU (documento de deuda) puede cargar mucho peso si se basa en la posesión de las reservas probadas de petróleo más grandes del mundo. Además, las fuerzas armadas de Venezuela han declarado su lealtad al presidente Maduro. La oposición llevo a cabo débiles esfuerzos legalistas para ganarse el apoyo militar (básicamente prometiendo, únicamente, no "procesar" a los militares por apoyar al gobierno legítimo), pero esto fue un fracaso desde el principio. Mientras tanto, los militares realizaron importantes ejercicios bajo la dirección del gobierno de Maduro. Los militares continuaron realizando extensos ejercicios del 10 al 15 de febrero, preparándose para una contra-invasión. A este ritmo, Trump podría entrar en la campaña electoral de 2020 con Maduro aún en el poder en Venezuela, y los oponentes de Trump ridiculizándolo por su fracaso: mucho ruido y pocas nueces, y nada más que promesas vacías.

La otra opción, por supuesto, la que Trump repite con frecuencia que está siempre "en discusión", es la intervención militar de los EE.UU en Venezuela. Esta sería la primera guerra de Trump que se agrega a la lista de las guerras actuales de los Estados Unidos. Ahora parece que hay una línea recta, una continuidad que va desde George W. Bush a Barack Obama y ahora Donald Trump, especialmente en lo que respecta al cambio de régimen en Venezuela. Trump, quien a veces finge una gran molestia por el "legado de Obama", y el cual pretende querer destruir, está muy ansioso por apuntalarlo en Venezuela. La única "emergencia nacional" acerca de la cual nadie amenaza con demandar a la Casa Blanca, una "emergencia nacional" decretada por Obama y aún vigente, es la que clasifica a Venezuela como una "amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos”. A su salida, Obama renovó y extendió esa misma "emergencia nacional", y Trump fielmente recogió la batuta. Sin embargo, Venezuela nunca ha amenazado a los Estados Unidos y el Congreso de los Estados Unidos no ha autorizado ninguna acción militar en Venezuela. ¿Se mostrará Trump renuente con respecto a la usurpación de la autoridad al continuar expandiendo el poder ejecutivo de la presidencia imperial? Si lo hace, otra acusación se añadirá durante la campaña de 2020: que él es autoritario. No solo autoritario, sino también responsable de iniciar una nueva guerra, impopular y costosa, una guerra ilegal. Lejos de terminar con los "enredos en el extranjero"  y las cruzadas de "construcción de naciones", Trump les habrá sumado. Esto significaría entonces que la presidencia de Trump tiene la última palabra.

Arrastrando una larga racha de fracasos y promesas incumplidas, Trump estaría entrando en la campaña presidencial de 2020 (si su administración puede sobrevivir todo ese tiempo), con una nueva guerra en los hombros de los estadounidenses. ¿Cansados ya de tanto "ganar"?

En cierta medida, Trump se ha creado esta situación. Si él deja de hacer algo más, y Maduro sobrevive, Trump queda en entredicho. Además, Trump ya ha causado la perdida de petróleo venezolano para una amplia gama de refinerías de petróleo con sede en Estados Unidos y empresas navieras transnacionales, amén de los miles de millones de dólares que evaden el sistema financiero estadounidense, y ya se está hablando de abrir el grifo de la reserva nacional de petróleo. Sería una situación en la que Trump termine con menos de lo esperado que si no hubiera dicho nada sobre la presidencia de Maduro –una derrota incuestionable. Por otro lado, si Trump elige la opción militar, aparte de que Estados Unidos enfrenta una posible derrota, como ha sucedido regularmente desde Vietnam, la reacción política en el país sería devastadora. Entonces, ¿cuál es la salida para Trump?

El siguiente paso de Trump

Hay dos pistas importantes que sugieren que Trump elegirá ir a la guerra contra Venezuela. Una es una pista exterior, y la otra es doméstica. La primera pista es que es probable que el 23 de febrero sea el punto de inflexión. Los Estados Unidos y sus instrumentos venezolanos están construyendo una situación que podría ser utilizada para provocar la intervención armada de los Estados Unidos: un inocente convoy de ayuda humanitaria, acogido por civiles inocentes amantes de la democracia en Venezuela, masacrados sin piedad por las fuerzas de la "brutal dictadura". No solo EE.UU está listo para sacrificar vidas venezolanas, es probable que también esté dispuesto a sacrificar la vida del personal de USAID que se encuentra actualmente en Cúcuta, Colombia (pobres tontos, es mejor que pongan en orden sus pólizas de seguro de vida). Tiene que ser el tipo de evento que provoque que la mayoría de los estadounidenses horrorizados exijan justicia inmediata. No sé si esto puede funcionar, o si sucederá, especialmente porque el gobierno venezolano hasta el momento se ha destacado por actuar calmadamente y por ser más astuto que la oposición.

La segunda pista, de carácter doméstico, es que Trump, con la ayuda de Fox News, Breitbart y varios medios alternativos de derecha, recientemente decidió declarar la guerra al socialismo en su propio territorio. La única manera de que Trump venda su guerra en Venezuela es vinculándola simultáneamente a una guerra en su propio país. De esa manera, Trump puede mostrarse ante los disminuidos grupos de simpatizantes y pretender que su política en Venezuela es lo que ellos quieren y necesitan: un mundo libre de socialismo.

De esta manera, la imagen de "Venezuela" está siendo instrumentalizada para ser usada contra los "enemigos domésticos", sugiriendo la existencia de un vínculo entre los dos, y la evidencia de eso viene directamente del propio Trump. En su discurso sobre el "Estado de la Unión" del 5 de febrero de 2019, Trump dijo lo siguiente sobre Venezuela justo antes de volver su atención en los Estados Unidos:

“Hace dos semanas, los Estados Unidos reconocieron oficialmente al gobierno legítimo de Venezuela (aplausos) y a su nuevo presidente, Juan Guaidó. (Aplausos.) Estamos con el pueblo venezolano en su noble búsqueda de libertad, y condenamos la brutalidad del régimen de Maduro, cuyas políticas socialistas han llevado a la nación más rica de Sudamérica a un estado de pobreza y desesperación abyectas. (Aplausos.)

Aquí en los Estados Unidos, estamos alarmados por los  llamados a adoptar el socialismo en nuestro país..."

Después de escuchar el discurso, la progresión de Venezuela al socialismo en los Estados Unidos fue  rápida y sin complicaciones: era inconfundible que el vínculo sugerido entre los dos se planeó de manera deliberada. Para mayor aplauso, incluso de algunos demócratas, Trump añadió: "Esta noche, renovamos nuestra determinación de que Estados Unidos nunca será un país socialista". Lo que no escucharon, y que deberían haberlo hecho, si realmente escucharon con atención, fue la declaración de guerra de Trump contra Venezuela.

Venezuela:  Trump tiene la última palabra

Al revisar las posiciones de Trump en política exterior durante las últimas tres décadas, hubo una pieza de evidencia vital que pasé por alto o de cuya importancia simplemente no me di cuenta (y como no he visto los análisis al respecto en ninguna otra parte, parece que todos también lo pasaron por alto). Si bien Trump puede parecer que está en contra de las "guerras sin fin", los "enredos en el extranjero", la "construcción de la nación" y el derrocamiento de los regímenes extranjeros que involucra a los Estados Unidos en asuntos que no le conciernen, y mientras predica el respeto por la "soberanía" y promete no imponer "valores estadounidenses" en otras naciones –todas posiciones aparentemente excepcionales para un presidente estadounidense, lo suficiente como para que lo califiquen de "aislacionista"– todo esto está condicionado por un factor clave: distancia / proximidad.

Si una nación, como potencial objetivo, está "muy lejos", por ejemplo, Afganistán y Siria, entonces es incorrecto que Estados Unidos se involucre. Sin embargo, si la nación está "cerca" de los EE. UU, es decir, de todas las naciones del hemisferio occidental, entonces es correcto que EE.UU intervenga, porque en áreas cercanas a su territorio, los EE.UU, tiene una "responsabilidad especial". Es un reclamo de propiedad y es un retorno a la geopolítica neocolonial clásica de la Doctrina Monroe (y Trump citó formalmente a Monroe en su discurso de 2018 ante la Asamblea General de la ONU).

La evidencia de esta noción de una "responsabilidad especial" vinculada a la proximidad, proviene del propio Trump. Mientras estaba en un campo de golf en agosto de 2017, Trump les dijo a los periodistas:

“Tenemos muchas opciones para Venezuela, este es nuestro vecino. Estamos en todo el mundo y tenemos tropas en todo el mundo en lugares que están muy, muy lejos. Venezuela no está muy lejos y la gente está sufriendo y muriendo. Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluida una posible opción militar, si es necesario”.

El vicepresidente Mike Pence reiteró esta explicación a Fox News, respondiendo a una pregunta sobre por qué Trump está retirando tropas de Siria y Afganistán mientras interviene en Venezuela.

“El presidente Trump siempre ha tenido una opinión muy diferente sobre nuestro hemisferio…hace rato que entendió que los Estados Unidos tiene una responsabilidad especial a la hora de apoyar y promover la democracia y la libertad en este hemisferio lo cual es una tradición de larga data”.

Hablando sin discreciones (para variar), el asesor de seguridad nacional, John Bolton, ofreció una confirmación adicional: “El hecho es que Venezuela está en nuestro hemisferio. Creo que en este caso tenemos una responsabilidad especial, y creo que el presidente está muy convencido al respecto”.

Trump considera a América Latina como el "patio trasero" de los Estados Unidos, por consiguiente la soberanía no se aplica a los Estados del Hemisferio Occidental. Pero si Trump no respeta la soberanía de los latinoamericanos, entonces ¿por qué deberían ellos, a su vez, respetar las fronteras soberanas de los Estados Unidos? Si la soberanía no se aplica a las relaciones entre los Estados de las Américas, entonces los latinoamericanos deberían descartar la soberanía de los EE.UU y libremente transitar a través de la frontera sur de los EE.UU. Donde no haya igualdad y reciprocidad, entonces la invasión y la contra invasión tendrán que ser lo correcto.

Si la distancia/proximidad es un factor que limita, incluso contrarresta el alcance del supuesto anti intervencionismo de Trump, la civilización es otro. En un viaje a Polonia en julio de 2017, Trump pronunció un controvertido discurso que muchos entendieron, con razón, como una defensa clásica de la "Civilización Blanca, Occidental, Cristiana":

"... nunca olvidaremos quiénes somos... los estadounidenses nunca lo olvidarán. Las naciones de Europa nunca lo olvidarán. Somos la comunidad más avanzada y la más grande. No hay nada como nuestra comunidad de naciones. El mundo nunca ha conocido algo semejante a nuestra comunidad de naciones. Escribimos sinfonías. Buscamos la innovación. Celebramos a nuestros antiguos héroes, abrazamos nuestras tradiciones y costumbres eternas, y siempre buscamos explorar y descubrir nuevas fronteras. Premiamos la brillantez. Nos esforzamos por alcanzar la excelencia y apreciamos obras de arte inspiradoras que honran a Dios. Valoramos el Estado de derecho y protegemos el derecho a la libertad de opinión y la libre expresión... Eso es lo que somos. Esos son los lazos invaluables que nos unen como naciones, como aliados y como civilización”.

Reflexionando sobre esto, argumenté en otra parte que, "Trump respeta la soberanía solo para aquellos calificados para poseerla: Las naciones cristianas occidentales blancas, en términos generales". Observé que Trump mostraba el mayor respeto por las naciones que están vinculadas a los EE.UU a través de la herencia cultural, "pero donde falta la afinidad cultural, Trump elige, el “dinero en abundancia”, como sustituto materialista favorito de los estadounidenses. Trump, por lo tanto, tiene respeto por las naciones europeas más Israel (es decir, Euro-América en Oriente Medio), pero también por China, Japón y Arabia Saudita –ese el mapa del mundo de Estados soberanos de Trump. El resto del mundo está habitado por lo que él, sin reservas, llama "animales" y "monstruos", naciones de mierda, generalmente gobernadas por "dictadores brutales" –esta es la frontera neocolonial salvaje: es el mundo más allá de la civilización.

Es fuera del dominio de la lógica de Trump donde encontramos que la supuesta postura anti intervencionista de Trump sobre Siria y Afganistán, choca directamente con sus acciones contra Venezuela e Irán, un hecho que muchos otros, además de mí, han señalado. (Excepto que Irán no encaja dentro de la lógica de Trump, tal y como se ha descrito arriba, lo que demuestra que no es una lógica en absoluto). En el mundo de lo críticamente racional, donde la gente lucha por entender la realidad y no  negarla, donde es necesario explicar las contradicciones, incluso si no se pueden reconciliar, Venezuela, en virtud de lo anterior, será la decisión final de Trump, especialmente si ocurre una guerra. Lee cada oración a la izquierda, y luego interponer la palabra a la derecha como un correctivo:

La posición explícita de Donald Trump (Mito)
La Palabra Final (Realidad)
"Buscaremos amistad y buena voluntad con las naciones del mundo" ...
Venezuela
"No buscamos imponer nuestro modo de vida sobre nadie" ...
Venezuela
"Cada nación del mundo debe decidir por sí misma qué tipo de futuro quiere construir para su gente" ...
Venezuela
"Estados Unidos siempre elegirá la independencia y la cooperación sobre la gobernanza global, el control y la dominación" ...
Venezuela
“Honro el derecho de cada nación en esta sala de perseverar en sus propias costumbres, creencias y tradiciones. Los Estados Unidos no le dirán cómo vivir, trabajar o adorar "...
Venezuela
“En todo el mundo, las naciones responsables deben defenderse contra las amenazas a la soberanía, no solo de la gobernanza global, sino también desde otras nuevas formas de coerción y dominación” ...
Venezuela
"Aquí, en el hemisferio occidental, estamos comprometidos a mantener nuestra independencia frente a la intrusión de las potencias extranjeras expansionistas" ...
Venezuela
“Las naciones soberanas e independientes son el único vehículo donde la libertad ha sobrevivido, la democracia ha resistido o la paz ha prosperado. Y por eso debemos proteger nuestra soberanía y nuestra preciada independencia sobre todo "...
Venezuela
“Las naciones fuertes y soberanas permiten que diversos países con diferentes valores, diferentes culturas y diferentes sueños no solo coexistan, sino que trabajen lado a lado sobre la base del respeto mutuo” ...
Venezuela
"... ustedes, como los líderes de sus países pondrán, y deberían poner siempre a sus países primero" ...
Venezuela
"Los Estados Unidos de América han estado entre ... los más grandes defensores de la soberanía" ...
Venezuela
"Vamos a tener que dejar de ser los policías del mundo" ...
Venezuela
“Los Estados Unidos no pueden seguir siendo el policía del mundo. No queremos hacer eso "...
Venezuela
“Ahora es el momento de traer a nuestras tropas de regreso a casa. ¡Detener las guerras sin fin! ”…
Venezuela

Antes de ser elegido presidente, Trump habló específicamente sobre Venezuela y Hugo Chávez en breves comentarios al Miami Herald, diciendo: “Sus líderes no son muy amigables con nuestros líderes. Pero, por supuesto, nuestros líderes no se llevan bien con mucha gente... ". Sobre Chávez, dijo:" Tenía algunas opiniones, algunos opiniones muy fuertes, y representaba a mucha gente, a muchos personas que habían sido olvidadas”. Sin embargo, incluso entonces, Trump hizo comentarios que sugerían que quería involucrarse en los asuntos de Venezuela. Su deseo se ha hecho realidad, pero es Venezuela la que tendrá la última palabra.


Traducción parcial de la versión original en inglés publicada en el portal Zero Anthropology






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

viernes, 22 de febrero de 2019

Paisaje político para entender el 23 de febrero

A sabiendas de que su papel es efímero y circunstancial mientras el gabinete de la guerra de Washington sigue madurando las condiciones de una acción militar, la denominada "promesa de la juventud venezolana" del 23 de enero, a un mes de su ascenso en el mercado como producto electoral, ve peligrar su liderazgo 2.0 en un nuevo "Día D" donde el antichavismo pone todas las apuestas.


PAISAJE POLÍTICO PARA
ENTENDER EL 23 DE FEBRER



BALANCE NEGATIVO

A casi un mes de la autoproclamación de Juan Guaidó como "presidente encargado", el balance con respecto a los objetivos iniciales en los frentes institucional y militar es negativo.

Sin generales de la FANB que acompañen el intento de Washington de sacar a Maduro del poder a la fuerza, y con un "Estatuto de la transición" emitido por la Asamblea Nacional con pocos efectos prácticos en la realidad política del país, su figura se desgasta entre llamados a la rebelión militar y dar por sentado el ingreso de "ayuda humanitaria" para el 23 de febrero.

A sabiendas de que su papel es efímero y circunstancial mientras el gabinete de la guerra de Washington sigue madurando las condiciones de una acción militar, la denominada "promesa de la juventud venezolana" del 23 de enero, a un mes de su ascenso en el mercado como producto electoral, ve peligrar su liderazgo 2.0 en un nuevo "Día D" donde el antichavismo pone todas las apuestas.

Pero quizá la imagen que refleja con mayor nitidez el balance negativo en sumar apoyos militares contra Maduro, fue la urgencia de quemar el cartucho del ex jefe de contrainteligencia, Hugo Carvajal, quien ya en 2017 había marcado una postura contra el gobierno venezolano responsabilizando a Maduro por las protestas violentas y marcando distancia con la propuesta de una Constituyente para catalizar el conflicto.

Una defección presentada como "novedosa" y de última hora, cuando desde hace dos años es conocida su postura antigobierno, surtió efecto por unos minutos y ahora parece que suma un nuevo problema a la gestión del golpe: administrar los costos de integrar en el relato de la "libertad" a una figura detestada por la base opositora.

Lo de Carvajal los deja en el mismo sitio: un pronunciamiento militar sin capacidad visible de movilizar tropas a favor de Guaidó y la "ayuda humanitaria".

INYECCIÓN DE AUTORIDAD Y RUSOFOBIA

En cierto punto, la sensación de vértigo bajo la cual operan, con total improvisación y pisando en falso, refleja también los problemas en la cadena de mando que los subordina a Washington.

El salto atrás de Elliot Abrams la semana pasada afirmando que no se puede predecir si Maduro caerá, la negativa del Congreso de autorizar el uso de la fuerza militar, el permanente discurso belicoso de John Bolton y el pragmático consenso por la paz en Venezuela a escala internacional, escenifican a su modo la guerra interna entre el ala oeste de la Casa Blanca y el Partido Demócrata, que está devorando a Guaidó.

La "ayuda humanitaria" presentada como un punto de inflexión y como un relato para derribar el "Muro de Berlín en el puente Tienditas", representa la inyección de autoridad que necesitan imprimirle a su "presidente interino" para mantenerlo en agenda, pero también cómo el discurso de la Guerra Fría y la rusofobia se vuelve una declaración de propósitos de la intervención contra Venezuela.

MARCO RUBIO EN CÚCUTA Y OPERACIONES PSICOLÓGICAS QUE DELATAN EL PLAN

El fin de semana la industria de medios trasladó toda su atención hacia la frontera. Una de las razones era la visita del senador Marco Rubio y su dream team. Su despliegue por los galpones que gestiona la USAID con el gobierno colombiano, se acercaba al de un mítin político con el cual le daba rostro político y "dirigencial" a la llegada de tres aviones del Comando Sur y a la presencia del jefe de la USAID.

A modo de mensaje para el Congreso por una resolución que al no contemplar el uso de la fuerza militar significaba una derrota política para Rubio, el senador republicano intentó demostrar autoridad para erigirse en responsable político directo de la operación de la "ayuda humanitaria". Las imágenes de los aviones aterrizando en Colombia simbolizaban ese momento de ofensiva personal del office boy de ExxonMobil.

Esto se reforzó con el intento de capitalizar mediáticamente la salida de algunos manifestantes con la cual se buscaba otorgar una sensación de supuesto apoyo generalizado a la "caravana" de diputados de la Asamblea Nacional, que se dirigen a Cúcuta para buscar la "ayuda humanitaria". El senador no perdió tiempo en utilizar un escarceo entre un efectivo de la GNB y un conductor tras la detención de la "caravana" en el puente La Cabrera, que conecta al estado Aragua con el de Carabobo, para sugerir el linchamiento del uniformado.

Más tarde, compartió un video en Twitter de grabación lo bastante confusa para colar el mensaje de "que el régimen dispara a manifestantes" en Barinas, sin molestarse en indagar de dónde procedían las detonaciones. Así, delató la operación de bandera falsa que se podría venir en las próximas horas para clamar dramáticamente por una acción militar contra Venezuela, bajo el paraguas de que el gobierno atenta contra "manifestaciones pacíficas".

EL LABORATORIO DEL COMANDO SUR Y LA POSTURA DE BRASIL

Pero la presencia exprés de Rubio, con el objetivo de mantener oxigenada la sensación de triunfo que intentan imprimirle a la audiencia, sirvió también como paso institucional previo para movilizar al aparataje del Comando Sur.

Escindido del mando presidencial estadounidense, su jefe Craig Faller se desplazó por Brasil, Colombia y Curazao, donde busca insertar al Comando Sur de arma preventiva de la operación. Un papel de retaguardia donde actuaría como recurso de última instancia de acuerdo a las variables que se desarrollen el fin de semana.

En 2018, el Comando Sur realizó tres ejercicios militares bajo el esquema de "socorro humanitario", junto a Brasil, Colombia y otros países latinoamericanos articulados en el Grupo de Lima. Visto en retrospectiva, el 23 de febrero es el hecho que consume la agenda modelada por el Pentágono, en voz de John Kelly, cuando en 2016 vislumbraba que Estados Unidos iba a tener que responder ante la "crisis humanitaria venezolana" preocupante al ex jefe del Comando Sur.

La declaración conjunta de Craig Faller con el general de la armada colombiana Luis Navarro Jiménez, a lo que se suman las gestiones previas con Brasil, Curazao (Holanda) y Puerto Rico, sugiere que el próximo paso es que el Comando Sur asuma la "ayuda humanitaria" como una tarea burocrática en nombre del "gobierno paralelo".

La postura distante del gobierno brasileño colocando la "ayuda humanitaria" en Roraima, a la espera de que Guaidó resuelva su ingreso, elevará el papel de Cúcuta y de la isla caribeña holandesa como líneas de presión geoestratégica hacia territorio venezolano, apuntando hacia el Golfo de Venezuela en tanto arteria crítica del comercio energético venezolano. Esto implicaría llevar al territorio la estrategia de estrangulamiento de la economía venezolana.

DESAPARECEN LAS ELECCIONES

En el panorama de medios y en el lenguaje común que emplean los voceros de la guerra contra Venezuela, la demanda de elecciones ha quedado totalmente desplazada. El discurso que más ejerce peso para delimitar el curso de su acción política en estas horas es uno de orientación militar, de acoso y hostigamiento, representado por el jefe del Comando Sur, a su vez retroalimentado por las operaciones psicológicas que John Bolton y Mike Pompeo dirigen contra la FANB.

El 23 de febrero, siguiendo el accidentado relato jurídico de la oposición, debería ser el gran día para la celebración de elecciones, por las cuales el diputado Juan Guaidó, estirando cual chicle varios artículos de la Constitución, se vio "obligado" a asumir como "presidente encargado" hace un mes.

El cambio de prioridades hacia la generación de un "casus bellis" desde la frontera que dé un giro a la situación y coloque la opción militar como única opción posible, deja ver que la reivindicación electoral, siguiendo el manual de Gene Sharp, son recursos para escalar en la operación de fondo: garantizar la permanencia en el tiempo de un gobierno paralelo tutelado por las grandes corporaciones transnacionales.

LA LECCIÓN DE IRAK Y LIBIA Y EL DESMONTAJE DE UN GOLPE DE LA CIA

El reciente desmantelamiento de un golpe orquestado por la CIA y gestionado a nivel operativo por el ex coronel Oswaldo García Palomo, Julio Borges y el gobierno colombiano para el primer trimestre de este año, representó un freno para el desarrollo de la "opción militar" que siempre está sobre la mesa para Trump.

Neutralizar esta operación, que buscaba favorecer un alzamiento interno que se encadenara con una acción militar externa en algún momento de su desarrollo, tuvo como mensaje político inmediato la cohesión de la FANB y la capacidad práctica de proteger la seguridad del Estado y del país. El hecho contrastó con la falsa imagen de "Estado fallido" impuesta desde los medios corporativos y frenó la maduración de dos precondiciones claves para una aventura militar, según las lecciones que exponen las cruentas intervenciones contra Irak y Libia.

Esas precondiciones están dadas por el quiebre del aparato militar para configurar un conflicto armado y la precipitación de una guerra civil de baja intensidad que desconfigure al país, ambas siguen sin desarrollarse en Venezuela por la acción preventiva de la inteligencia venezolana y el hueso duro de roer que implica la unión cívico-militar. Sin estas precondiciones, los altos costos políticos reducen la eficacia de una intervención.

LAS "TROPAS HUMANITARIAS": PROYECCIÓN DE UNA BANDERA FALSA

Recientemente el secretario de Estado Mike Pompeo agradeció a ONGs y al sector privado por la "ayuda humanitaria" entregada a Venezuela. Este discurso de gestión empresarial fue el cierre de un proceso que se venía adelantando la semana pasada con la conformación de una estructura de voluntariado, articulado en la "Coalición de Ayuda y Libertad" y "Rescate Venezuela", que actúan como el brazo de movilización social de la USAID.

La ensamblaje del movimiento desembocó en una "tropa de combatientes humanitarios" vestidos de blanco, encargados de movilizar la ayuda desde la frontera y servir como la primera línea de choque con el objetivo de provocar a la FANB. En tanto construcción artificial, este "movimiento" representa una cobertura para encubrir acciones de caos o de violencia técnicamente organizada, pero también persigue el objetivo de abrumar e inhibir la acción de las fuerzas de seguridad del Estado.

A diferencia del golpe blando de 2017, el planteamiento a partir de esta "tropa humanitaria" es en apariencia defensivo y apunta a responsabilizar automáticamente a la FANB de cualquier escarceo. El uso homologado de color blanco como indumentaria y prenda de identificación, más allá de darle una estatura de Cruz Roja privada al proyecto empresarial de la USAID con Voluntad Popular, es también un recurso útil para, al momento de una "matanza" como las tantas veces planificadas por Estados Unidos, haga resaltar la imagen de derramamiento de sangre. La instrumentalización dependerá de ello.

La operación de bandera falsa que se podría estar fraguando mide su impacto entre más pasiva y humanitaria sea la acción de provocación. Y el gancho publicitario es que, supuestamente, el chavismo impide una "ayuda humanitaria", la cual, según los datos presentados por Guaidó, no arropa ni al 1% de la población. El símil con los "Cascos Blancos" sirios es a propósito, pero su empleo criollo en la frontera como anillo de protección civil a grupos armados dependerá de la capacidad de movilizar paramilitares. Una carta siempre latente y que desde Óscar Pérez indicó el nuevo método a seguir. Por algo Trump lo hizo una figura central de su acto de campaña en Florida.

La advertencia rusa de que Estados Unidos ha movilizado fuerzas de operaciones especiales a la frontera, en el marco de una agenda de provocación o para armar a la oposición, puede venir por aquí.

Premeditadamente, Estados Unidos abre el juego, estimula y financia por canales poco visibles la emergencia del "Rambo venezolano" que, en su trastornada doctrina de política exterior, expulsará a los rusos de Venezuela y hará retornar la libertad. Libia y Kosovo, por reducir una lista macabra en exceso, son los ejemplos palmarios de lo mal que termina un país cuando Washington emplea lógicas pandilleras y criminales (todo el tiempo), en complicidad con élites desnacionalizadas, para tomar el poder.

CONCIERTO AID LIVE Y LABORATORIO NEOLIBERAL

En tanto recurso asimétrico y arma política para remodelar sociedades, la guerra cultural atraviesa el conflicto venezolano. El concierto "Live Aid", impulsado por el multimillonario Richard Branson, recogiendo a lo más granado de la industria pop para el mercado latino, ha elevado a discurso político y doctrinal la palabrería aburrida de varios empleados del lobby musical de la Florida, al mismo nivel que Sebastián Piñera, Iván Duque y Luis Almagro.

La orientación comercial del evento y su instrumentalización para simular que la base de apoyo a la intervención humanitaria es masiva, es tan evidente que no requiere mayor análisis. Sin embargo, la intención de realizarlo un día antes del 23 de febrero, así como su cobertura global, forma parte de una operación cultural que busca diluir la frontera y hacer de la guerra en Venezuela una extensión de la cultura pop.

El preludio de la "libertad en Venezuela" es acompañado por canciones de Paulina Rubio y Maluma, una muestra evidente de que la atmósfera sociocultural gestionada intenta rellenar con productos frívolos un proceso de socavamiento profundo de la sociedad venezolana, mediante sanciones y bloqueo financiero.

Y este parece ser el proyecto ideológico (neoliberal) que delinea los rasgos profundos del cambio de régimen contra Venezuela, una maniobra que apuntala la destrucción de su pacto político y social, junto al robo de sus recursos naturales, ante lo cual la "ayuda humanitaria" viene a cerrar el expendiente de la intervención con el intento de retornar a Venezuela a su condición de semicolonia anterior a Hugo Chávez.

Un laboratorio que busca remodelar a la sociedad venezolana con base a la dependencia alimentaria de la USAID, planteando una economía tutelada por las transnacionales, con un sistema político y social monitoreado por Estados Unidos, previa destrucción planificada de su vocación colectiva y patriótica.

Al cierre de esta nota, los medios opositores dieron por sentado ya que la GNB, sin verificar o contrastar fuentes, asesinaron a un indígena pemón, e hiriendo a otros, tras una situación irregular en los límites con el estado brasileño de Roraima. Acto seguido, los voceros de la guerra contra Venezuela amplificaron la intoxicación del hecho, usándolo como testimonio de que debe utilizarse el recurso de la fuerza para garantizar la entrada de la "ayuda humanitaria".

Un movimiento complementado con la "orden" de Juan Guaidó de que las fronteras siguen abiertas según él, y que cualquier acción extrapolítica contra la soberanía venezolana tendrá el beneplácito del "gobierno paralelo". Por eso han planteado el 23 de febrero como un punto de inflexión ante la imposibilidad de lograr el cambio de régimen.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

miércoles, 20 de febrero de 2019

El levantamiento popular en Haití es consecuencia de la agresión imperialista contra Venzuela

Es irónico que quizás sea la solidaridad de Venezuela la que ha pospuesto el huracán político que ahora sacude a Haití durante diez años. También es justo que la agresión norteamericana contra la revolución bolivariana en Venezuela haya creado una avalancha de consecuencias imprevistas y una reacción violenta, alimentada por la profunda gratitud del pueblo haitiano por la ayuda prestada por Venezuela; cabe recordar que Hugo Chávez y Nicolás Maduro han repetido a menudo que Petrocaribe se creó “para pagar la deuda histórica de Venezuela con el pueblo haitiano”.


EL LEVANTAMIENTO POPULAR EN HAITÍ ES
CONSECUENCIA DE LA AGRESIÓN IMPERIALISTA
CONTRA VENZUELA


Por Kim Ives

Por séptimo día consecutivo, reina el caos en Haití, mientras que las masas continúan levantándose por todo el país para derrocar al presidente Jovenel Moise por su corrupción, arrogancia, falsas promesas y mentiras descaradas.

Pero la crisis no se resolverá sólo con la marcha de Moises, que parece inminente. La revolución actual muestra todos los signos de un movimiento tan profundo e irresistible como el de hace 33 años, contra el dictador playboy Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier, cuyo vuelo el 7 de febrero de 1986 a un exilio dorado en Francia a bordo de un avión de carga C-130 de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, después de dos meses de rebelión, marcó el comienzo de cinco años de disturbios populares.

A pesar de la represión salvaje, las masacres, las elecciones amañadas y los tres golpes de Estado, el levantamiento condujo a la notable revolución política del 16 de diciembre de 1990, cuando el teólogo de la liberación y antiimperialista Jean-Bertrand Aristide fue elegido presidente masivamente y luego declaró la “segunda independencia” de Haití en su juramento del 7 de febrero de 1991.

En un momento en que los sandinistas nicaragüenses y la Unión Soviética acababan de ser derrotados, el pueblo haitiano derrotó las maniobras electorales de Washington por primera vez en América Latina desde la victoria de Salvador Allende en Chile dos décadas antes. El ejemplo de Haití inspiró a un joven oficial del ejército venezolano, Hugo Chávez, a adoptar la misma táctica, inaugurando una “marea roja” de revoluciones políticas a través de elecciones en toda Sudamérica.

De la misma manera que Washington había fomentado un golpe de Estado contra Aristide el 30 de septiembre de 1991, se organizó otro golpe de Estado similar contra Chávez el 11 de abril de 2002, pero este último fue frustrado dos días después por el pueblo venezolano y las tropas del ejército.

A pesar de esta victoria, Chávez comprendió que la revolución política de 1998 en Venezuela que lo llevó al poder no podía sobrevivir por sí sola, que Washington usaría sus vastos mecanismos de subversión y poder económico para agotar su plan. Comprendió que su revolución tenía que tender puentes y dar ejemplo a sus vecinos latinoamericanos, que también estaban bajo el yugo del Tío Sam.

Así, al utilizar la inmensa riqueza petrolera de Venezuela, Chávez inició un experimento de solidaridad sin precedentes al traer capital a otros países. Se trata de la Alianza Petrocaribe, que fue lanzada en 2005 y que finalmente se expandió a 17 países del Caribe y América Central. Esta alianza proporcionó productos petroleros a bajo costo y fabulosas condiciones de crédito a sus países miembros, lanzándoles una cuerda de salvamento económico, ya que el petróleo se vendía a 100 dólares el barril.

Entre 1990 y 2006 Washington castigó al pueblo haitiano con dos golpes de Estado (1991, 2004) y dos ocupaciones militares extranjeras -gestionadas por la ONU- por haber elegido a Aristide dos veces (en 1990 y 2000). En 2006 el pueblo haitiano había logrado alcanzar una especie de empate, al elegir como presidente a René Préval (un aliado de Aristide en sus inicios).

En su primer día en el cargo, el 14 de mayo de 2006, Préval firmó el acuerdo de Petrocaribe, lo que molestó mucho a Washington. Después de dos años de lucha, Préval finalmente logró acceder al petróleo y al crédito venezolano, pero Washington hizo lo necesario para castigarlo también. Después del terremoto del 12 de enero de 2010, el Pentágono, el Departamento de Estado y Bill Clinton, junto con algunos subalternos de la élite haitiana, prácticamente tomaron el control del gobierno haitiano, y durante el proceso electoral que tuvo lugar entre noviembre de 2010 y marzo de 2011, destituyeron al candidato presidencial de Préval, Jude Célestin, y presentaron al suyo, Michel Martelly.

Entre 2011 y 2016, el grupo Martelly siguió desviando, despilfarrando y perdiendo la mayor parte del capital, conocida como el “Fondo del Petróleo”, que había mantenido a Haití a flote desde su creación en 2008.

Martelly también utilizó el dinero para ayudar a su protegido, Jovenel Moise, a hacerse con el poder el 7 de febrero de 2017. Desafortunadamente para Moise (que llegó al poder justo después de Trump), pronto se convertiría en uno de los daños colaterales de la escalada de la guerra de Washington contra Venezuela.

Trump intensificó inmediatamente las hostilidades contra la República Bolivariana, imponiendo severas sanciones económicas contra el gobierno de Nicolás Maduro. Haití ya estaba atrasado en sus pagos a Venezuela, pero las sanciones de Estados Unidos hicieron imposible (o les dieron una excusa de oro para no hacerlo) cumplir con sus facturas de petróleo en Patrocaribe, y el acuerdo de Petrocaribe con Haití realmente terminó en octubre de 2017.

La vida en Haití, que ya era extremadamente difícil, se volvió insostenible. Ahora que se cerró el grifo del crudo venezolano, el Fondo Monetario Internacional (FMI) -agente del trabajo sucio de Washington- le dijo a Jovenel que tenía que subir el precio del gas, lo que intentó hacer el 6 de julio de 2018. El resultado fue una explosión popular que duró 3 días y anunció la revuelta de hoy.

Más o menos al mismo tiempo, un movimiento de masas comenzó a plantear la pregunta de qué había pasado con los 4.000 millones de dólares en ingresos petroleros venezolanos que Haití había recibido en la década anterior. Una multitud cada vez mayor de manifestantes preguntó: “¿Dónde está el dinero de PetroCaribe?” El Fondo PetroCaribe debía financiar hospitales, escuelas, carreteras y otros proyectos sociales, pero la población no ha visto casi nada. Dos investigaciones del Senado en 2017 confirmaron que la mayoría de los fondos habían sido despilfarrados.

La gota que colmó el vaso fue la traición de Jovenel Moise contra los venezolanos cuando su solidaridad había sido ejemplar. El 10 de enero de 2019, durante una votación de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Haití votó a favor de una moción apoyada por Washington para declarar a Nicolás Maduro “ilegítimo”, a pesar de haber obtenido más de dos tercios de los votos en las elecciones de mayo de 2018.

Los haitianos ya estaban furiosos por la corrupción generalizada, hambrientos a causa del aumento de la inflación y el desempleo, y frustrados por años de falsas promesas, violencia y humillación militar extranjera. Pero esta traición espectacularmente cínica de Jovenel y sus amigos, que intentaban obtener la ayuda de Washington para salvarlos de una situación que los ponía cada vez más en peligro, fue la gota que colmó el vaso.

Sorprendido y aturdido por la falta de perspectivas (y sus propias disputas internas), Washington está ahora horrorizado por el previsible colapso del pútrido edificio político y económico que ha construido en Haití en los últimos 28 años, desde el primer Golpe de Estado contra Aristide en 1991 hasta el último “golpe electoral” que llevó a Jovenel al poder en 2017.

La embajada de Estados Unidos está tratando febrilmente de desarrollar una solución de último recurso, con la ayuda de la ONU, la OEA, Brasil, Colombia y la élite haitiana. Pero los resultados no serán más sostenibles que a finales de los años ochenta.

Es irónico que quizás sea la solidaridad de Venezuela la que ha pospuesto el huracán político que ahora sacude a Haití durante diez años. También es justo que la agresión norteamericana contra la revolución bolivariana en Venezuela haya creado una avalancha de consecuencias imprevistas y una reacción violenta, alimentada por la profunda gratitud del pueblo haitiano por la ayuda prestada por Venezuela; cabe recordar que Hugo Chávez y Nicolás Maduro han repetido a menudo que Petrocaribe se creó “para pagar la deuda histórica de Venezuela con el pueblo haitiano”.






Publicado por La Cuna del Sol
USA