domingo, 28 de noviembre de 2021

La colusión chino-rusa sobre Taiwán y Ucrania parece improbable pero no lo es

EE. UU. está adoptando la táctica de divide y vencerás, que es cada vez más provocativa y pone a Pekín y a Moscú bajo fuerte presión. No deja de hostigar sus "líneas rojas" para crear nuevos hechos sobre el terreno.


LA COLUSIÓN CHINO-RUSA SOBRE
TAIWÁN Y UCRANIA PARECE IMPROBABLE
PERO NO LO ES



M. K. Bhadrakumar
Indian Punchline

La "sensación de optimismo" después de la reunión virtual entre el Presidente Joe Biden y el Presidente Xi Jinping brota de la cumbre entre Estados Unidos y Rusia celebrada en Ginebra en junio.

Las conversaciones entre Biden y el Presidente ruso Vladimir Putin aparentemente buscaban crear una relación "estable y predecible" con Rusia, pero hoy se habla de guerra.

Durante una sesión informativa sobre la cumbre, Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden, declaró que EE. UU. y los socios afines redactarían las "reglas para promover sus intereses y valores" y presionarían a China.

El jueves 18 de noviembre, Biden reveló que está considerando un boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín.

Luego, el viernes 19, el Departamento de Estado de EE. UU, anunció que ese día tendría lugar un diálogo de la Asociación para la Prosperidad Económica entre EE. UU. y Taiwán con el fin de reforzar la cooperación comercial y económica, destacando que Taiwán seguirá siendo un serio foco de tensión  en la relación entre EE. UU. y China y que la Administración Biden intensificará la cooperación militar y tecnológica con Taipei.

El sábado, el jefe del Comando del Indo-Pacífico de EE.UU., el almirante John Aquilino, reafirmó el compromiso de EE. UU. con la consecución de una región libre y accesible en el Indo-Pacífico y enfatizó a los aliados la urgencia de hacer frente a las crecientes tensiones con China y a sus acciones militares.

A partir de entonces, altos funcionarios de la Casa Blanca han instado a Pekín a respetar "el reglamento de circulación", o "las normas de tráfico", alternativamente.

El viernes, China devolvió el golpe. Qin Gang, embajador en EE.UU., cuestionó sin tapujos el mandato de EE. UU. al insistir que Pekín debe obedecer las "normas de tráfico" establecidas por la Casa Blanca y acusó a EE. UU. de intentar levantar otro "Muro de Berlín" para contener a China.

En comparación, la cumbre Biden-Putin en Ginebra ha tenido más vida útil. Sin embargo, Estados Unidos esta advirtiendo a sus aliados de que Rusia parece encaminarse a una guerra en Ucrania.

En esencia, en el plano diplomático, el objetivo de la administración Biden es establecer "barreras" para evitar que las tensiones bilaterales se conviertan en un conflicto con China o Rusia. Sin embargo, en realidad, estas "barreras" actuarían como una restricción unilateral sobre China y Rusia con respecto a los intereses de Estados Unidos.

Es una fórmula para la desconfianza y el antagonismo. Sourabh Gupta, investigador principal del Instituto de Estudios China-América en Washington, enmarcó acertadamente el paradigma como un "transaccionalismo a la carta" que elude la verdadera cooperación.

Está claro que ni China ni Rusia se conformarán con una coexistencia de tal naturaleza, de un caos controlado, ya que Taiwán y Ucrania son cuestiones existenciales. En algún momento obligaran a Estados Unidos a que muestre sus cartas. Las actuales tensiones sobre Ucrania son emblemáticas en ese sentido.

EE. UU. está adoptando la táctica de divide y vencerás, que es cada vez más provocativa y pone a Pekín y a Moscú bajo fuerte presión. No deja de hostigar sus "líneas rojas" para crear nuevos hechos sobre el terreno.

El profesor Glenn Diesen, uno de los principales expertos rusos, escribió la semana pasada: "Las líneas rojas tienen que ver con la disuasión. En primer lugar, el propósito de trazarlas es comunicar los intereses de seguridad críticos y las graves consecuencias que se producirían si fueran socavados. En esencia, los ultimátums de Moscú pretenden impedir que Occidente cometa un peligroso error de cálculo".

Poco después de las contundentes declaraciones del presidente Vladimir Putin en Moscú el 18 de noviembre sobre las “líneas rojas en Ucrania”, en una nota escrita para RT el profesor Diesen explicaba:

"La disuasión se basa en las tres C: capacidad, credibilidad y comunicación. Rusia tiene la capacidad militar para actuar si se traspasan sus líneas rojas, ha demostrado su credibilidad en cuanto a su preparación para actuar ante las amenazas, y sabe que los detalles deben comunicarse con claridad para evitar que Occidente dé pasos en falso que requieran una respuesta contundente. Sin embargo, el punto débil de sus líneas rojas es la actual falta de detalles sobre lo que ocurriría si otra nación sobrepasara esos límites".

Lo que Estados Unidos está haciendo en Taiwán es casi lo mismo que en Ucrania. Tanto en Taiwán como en Ucrania, Estados Unidos ha colocado "trampas" en forma de despliegue de fuerzas especiales, ofuscando la "línea roja". Y en ambos casos, Estados Unidos ha recurrido a la lenta táctica del salami, es decir, a la "conquista mediante el corte de finas rebanadas". Ninguna acción es tan escandalosa que constituya el pretexto para la guerra, pero, un día, te das la vuelta y te das cuenta del terreno que has perdido", de acuerdo al profesor Diesen.

La paciencia de Moscú se está agotando. En esencia, Moscú no puede y no aceptará más

  •         el apoyo de Estados Unidos al abandono de los Acuerdos de Minsk por parte de Kiev
  •          el fomento por parte de Occidente de los sentimientos revanchistas en Ucrania
  •          la hoja de ruta de Occidente para transformar a Ucrania en un Estado "antirruso
  •          la intensificación del apoyo militar a Ucrania;
  •          el despliegue de fuerzas estadounidenses en Ucrania y el Mar Negro; y
  •          el compromiso activo de la OTAN con Ucrania y su presencia en el Mar Negro.

Putin esperaba que Biden percibiera las preocupaciones de Rusia, pero no se ha producido ninguna corrección del rumbo y se persiste vigorosamente en el viejo enfoque. Desde el punto de vista ruso, la política de Estados Unidos está imposibilitando que Moscú mantenga lazos normales con Kiev y está conduciendo inexorablemente a la creación de un Estado antirruso justo en su frontera occidental.

Resulta interesante que Putin también haya incluido en sus declaraciones la importancia de la cuasialianza chino-rusa. Putin declaró: "Algunos de nuestros socios occidentales están intentando de manera descarada abrir una brecha entre Moscú y Pekín. Somos muy conscientes de ello. Junto con nuestros amigos chinos, seguiremos respondiendo a esos intentos, ampliando nuestra cooperación política, económica y de otro tipo, y coordinando los pasos en la escena mundial." El Ministerio de Asuntos Exteriores chino saludó las declaraciones de Putin.

El 19 de noviembre, China y Rusia realizaron una patrulla aérea estratégica conjunta en el Mar de Japón y el Mar de China Oriental. Dos bombarderos con capacidad nuclear de la parte rusa y de la china participaron en la patrulla que duró más de diez horas. Tass destacó que Putin se mantuvo informado de la misma.

El comunicado de prensa conjunto especificó, entre otras cosas, que la patrulla tenía como objetivo “elevar el nivel de coordinación estratégica y las capacidades operativas conjuntas de ambas partes, y proteger conjuntamente la estabilidad estratégica global".

Para China y Rusia, Taiwán y Ucrania son cuestiones existenciales. Pekín no puede permitirse la metástasis de Taiwán como componente de un cordón sanitario dirigido por Estados Unidos. Moscú tampoco puede permitirse una contingencia similar en su frontera occidental y meridional. (La semana pasada, el secretario general de la OTAN habló abiertamente sobre el despliegue de armas nucleares en Europa del Este).

Basta con decir que Rusia no se tomará las gravitaciones actuales con estoicismo. ¿Qué pasará entonces? El Kremlin ha advertido de la gravedad de la situación que se está produciendo.

De hecho, nadie habla aquí  sobre alguna "colusión" sino-rusa. Tampoco se trata de que, tanto para Moscú como para Pekín, la cuestión sea simplemente ir a la guerra o no. Tanto China como Rusia podrían adoptar un enfoque proactivo para promover sus objetivos.

Pekín podría disponer de medidas para hacer frente a las provocaciones de las fuerzas independentistas de Taiwán. Para Moscú también hay opciones, excepto una invasión de Ucrania. Basta decir que ambos países tienen opciones en su arsenal de herramientas que aún no han utilizado.

Sin embargo, sería un escenario totalmente nuevo si apareciera una simultaneidad en el síndrome  "acción-reacción" en el Lejano Oriente y Europa Oriental. Hay variables en juego, pero un escenario de simultaneidad no puede tener un resultado favorable para EE.UU., geopolíticamente en el Pacífico occidental y a nivel mundial. De hecho, el mundo puede presentar un aspecto totalmente diferente.

Si Pekín observara con pasividad como Rusia "pierde" en Ucrania, EE.UU. se envalentonaría y la capacidad de China para hacer frente a la hegemonía estadounidense se debilitaría. Del mismo modo, si Estados Unidos sale triunfante en el Lejano Oriente, Washington impondrá a Rusia un restablecimiento de la estabilidad estratégica mundial en sus propios términos, cueste lo que cueste.

De hecho, Taiwán y Ucrania son inseparables y los desafíos no podrían ser mayores para Rusia y China.




Publicado por La Cuna del Sol

miércoles, 24 de noviembre de 2021

La cumbre virtual por la democracia patrocinada por Biden excluye a casi toda Centroamérica

Es un hecho que la capacidad de influencia de Estados Unidos está seriamente afectada. Ya no es la potencia que imperaba e imponía sus sinrazones en cualquier parte del mundo. Ahora, cualquier paisito le rezonga, como el caso de El Salvador en Centro América.

 

LA CUMBRE VIRTUAL POR LA DEMOCRACIA
PATROCINADA POR BIDEN EXCLUYE
A CASI TODA CENTROAMÉRICA



Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

Es un hecho que la capacidad de influencia de Estados Unidos está seriamente afectada. Ya no es la potencia que imperaba e imponía sus sinrazones en cualquier parte del mundo. Ahora, cualquier paisito le rezonga, como el caso de El Salvador en Centro América. O los minúsculos Emiratos Árabes Unidos. El deterioro de su perfil como potencia mundial hegemónica es ahora asunto del pasado. Hay en el escenario mundial dos potencias que crearon el mundo multipolar, contrario al mundo unipolar de hace apenas dos décadas, cuando los Estados Unidos hacían y deshacían a su antojo.

La primera potencia económica ahora es China y, la militar, es Rusia. Con el agravante para Estados Unidos que China y Rusia tienen suscritos acuerdos estratégicos, económicos, políticos y militares. Son dos frentes tan poderosos donde los Estados Unidos llevan las de perder. Esa consciencia e inconsciencia de su pasado hegemónico es la que hace que la dirección del país norteamericano ande dando bandazos aquí, allá y acullá. Propone una Cumbre Mundial Virtual por la Democracia, pero no deja de ser excluyente con los países que disienten de su línea política, es decir, de sus ideas y direcciones políticas.

En Centro América le rezongan los Tres Países de Mierda (como dijera Trump de los países de Centro América, aparentemente subordinados unos como Guatemala y Honduras, pero no hacen lo que se les indica. O como en el caso de El Salvador de Bukele, que luego de barrer con sus planteamientos centristas a la derecha de ARENA y a la izquierda del FMLN; emergió como una fuerza nueva, independiente, no subordinada a intereses foráneos y con un profundo sentido nacionalista. La verdad es que es uno de los gobiernos mejor encaminados para construir una democracia inmejorable en Centro América. 

Nicaragua, alineada con el bloque de Rusia, es alcahueteada o prohijada por Venezuela que le compra todos los frijoles de las cosechas de Nicaragua, eso sí, frijoles rojos, para que sean también un producto ideológico. Ir a unas elecciones con todos los opositores importantes en la cárcel no tiene mérito. No hay manera de justificar semejantes acciones políticas, aunque sí se comprenden: la egolatría de Daniel Ortega cuyas ambiciones ilimitadas de poder ahora no las disimula. Se asegura todo: eliminar a los adversarios en las cárceles y hacer efectivo su cesarismo político heredando a su mujer el poder, porque según parece, le quedan pocos años por vivir y sería mejor para este atontado presidente, que no parece darse cuenta del gran atarantamiento en que lo ha sometido su mujer. Los brujos le llaman “tratamiento del calzón hediondo”, el cual consiste que mientras el susodicho duerme, la mujer la coloca de mascarilla su prenda íntima. Daniel Ortega es, lamentablemente, una pésima caricatura de Tacho Somoza.

Pero yéndonos al Oriente Próximo nos encontramos con otro país que no fue invitado a la Cumbre Virtual, pese a su importancia en la región. Me refiero a Turquía cuya adquisición del sistema de defensa antimisil S-400 rusos hace muy probable traerse abajo a toda la fuerza aérea de la entidad sionista, Israel. Con Arabia Saudita el disgusto es porque se le aplicaron las debidas sanciones al asesino príncipe heredero de la monarquía. Cuba, pues ya sabemos por qué y Bolivia pues no digamos.

Estados Unidos es ahora solo un Tigre de Papel. Ya no asusta a nadie y debiera Biden si fuera responsable ponerse de acuerdo con los banqueros gringos para pagarle lo que le deben a China, que ahora ya son no millones sino billones. Por eso los gringos buscan el pleito con China, para no pagarle lo que le deben. Por esos sus ansias guerreristas. Declarar eventualmente la guerra a China para no hacerse responsable de la deuda. Así está diseñado el Derecho Internacional Público. Y dirán los gringos al final a China: Somos enemigos y por lo tanto, chinos, no les debemos nada, vayan a ver a quien le cobran”.

Por eso China evita y evitará hasta donde pueda el verse involucrada en una guerra con los Estados Unidos, con el asunto ese de no querer pagar a quien deben. La Cumbre Mundial Virtual de Biden no debe tomarse en serio, son parte de las boberías de su cerebro geriátrico.




Publicado por La Cuna del Sol

sábado, 20 de noviembre de 2021

El Malleus Maleficarum, debe usarse en Guatemala sin restricciones

En Guatemala ya nada sirve y son los ciudadanos honrados, que quedan pocos; los que sacan adelante una que otra cosa, de las tantas que hacen falta por hacerse.

 

EL MALLEUS MALEFICARUM
O EL MARTILLO DE LAS BRUJAS,
DEBE USARSE EN GUATEMALA SIN RESTRICCIONES



Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol

En Guatemala ya estamos en plena campaña electoral, sin que sea, por cierto, el tiempo regulado por la Ley Electoral y de Partidos Políticos para las campañas políticas de partidos políticos y Comités Cívicos, estos últimos solo con competencia para elegir autoridades locales, como los alcaldes. El Tribunal Supremo Electoral es un ente institucional al que nadie respeta y menos los partidos políticos, sobre todo los de derecha. Sus magistrados son de duropor de mala calidad, quebradizo y de poco valor por su liviandad. Nadie toma en serio lo que dicen, lo que resuelven; aunque son seres desopilantes, dignos de risa y creo que ni ellos mismos se toman en serio la investidura de “magistrados”, dado que la vida institucional en Guatemala está hecha trizas, llevado al punto de la bancarrota catastrófica.

En Guatemala ya nada sirve y son los ciudadanos honrados, que quedan pocos; los que sacan adelante una que otra cosa, de las tantas que hacen falta por hacerse. Hay una moda actual, con los pocos ciudadanos QUE HACEN, se unen en su contra los QUE NO HACEN. Los que no edifican, solo destruyen.

El individualismo rampante, enfermizo, con que nos educó el capitalismo ya dio la cosecha esperada a lo largo de más de medio siglo, 65 años para ser exacto. Dio sus frutos mezquinos y son los que ahora tras décadas arruinaron al país. Volvieron a los guatemaltecos personas sin ideales. Seres humanos que ven como medida única de éxito la acumulación monetaria para ponerse al día socialmente con las clases poseedoras, los que de veras tienen riqueza y que tanto envidian los resentidos sociales como los narcos, secuestradores y corruptos. A ese punto quisieron llevar a la Nación las bandas de forajidos asociados a los partidos políticos y se acabaron los sueños. Como dice aquella inscripción en la estatua gigantesca de Toro Sentado: “Cuando las leyendas se acaban, se acaban los sueños. Y cuando los sueños terminan, terminan las grandezas.

Eso exactamente ha pasado en Guatemala: ya no hay leyendas, hombres legendarios que como Toro Sentado investían de dignidad a su nación. Aquí en Guatemala se terminaron los sueños y ya no pudo haber grandezas. Guatemala es el reino infame de la mediocridad. Y como los partidos politiqueros son la más legítima expresión de la decadencia de nuestra Nación, ahora que por fin se enteraron que ya nadie cree en ellos, dieron por formar coaliciones de partiduchos de miserable afiliación y simpatizantes y se crearon ya dos alianzas infernales para las próximas elecciones. El partiducho VAMOS de Alejandro Giammattei, la extraviada UNE ahora en manos de Sandra Torres y el partido de Zury Ríos, ambas mujeres muy partidarias del gancho al hígado y la zancadilla.

Todos muy congraciados con el CACIF, aunque la delfina del conglomerado empresarial es la hija de Ríos Monta, Zury, quien tiene todo bajo control gracias al CACIF: Tribunal Supremo Electoral plenamente aceitado para poner en marcha el fraude electoral, Corte Suprema de Justicia totalmente al servicio de la oligarquía, y Congreso de la República subordinado ahora sí, a estas tres personas: la bancada de la UNE, indudablemente la bancada de VAMOS de Giammattei y los todavía aun pocos diputados del partido de Zury Ríos, cuyos hábiles cabildeos les permiten desde ahora alta incidencia política, pese a sus poco número. Hay otros diputados ajenos al partido de Zury que ya la olfatearon y ya ven en ella a la futura Presidenta de Guatemala. Están decantando hacia su lado los muy cabrones. Son diputados que ya se sienten como los grandes cojudos del escenario político nacional, donde de hecho ya no hay opositores de izquierda, borrados totalmente de la contienda por su insignificancia y sus contradicciones en sus pequeñeces.

Así están las cosas y se ve venir la entronización de la derecha por muchos años. A vivir, pues, como se pueda y si ustedes esperan gran pleitazo entre las dos mujeres, se equivocan: Sandra Torres aprendió ya la lección y se dice a sí misma: “Más vale ser cola de león, que cabeza de ratón”. Muy sabia la doña…




Publicado por La Cuna del Sol

sábado, 13 de noviembre de 2021

El precio del petróleo acecha a otra superpotencia

Sin duda, el mercado del petróleo está desafiando a otra superpotencia. La URSS se sumió en una profunda recesión, que supuso el fin de la perestroika, posibilitando a su vez la dura crítica de Boris Yeltsin al sistema soviético en general. Existe una inquietante similitud en este caso, ya que Biden también tiene una perestroika que llevar adelante, la cual también es existencial.

 

EL PRECIO DEL PETRÓLEO
ACECHA A OTRA SUPERPOTENCIA



M. K. Bhadrakumar
Indian Punchline

En el folclore geopolítico, se presume que Afganistán causó el fin de la Unión Soviética, pero en realidad, la guerra no habría sido una "herida sangrante" en 1989 si no hubiera sido por la abrupta caída de los ingresos soviéticos por las exportaciones de petróleo.

La opinión de los expertos hoy en día es que "los costos militares y financieros del conflicto afgano, aunque no son triviales, apenas mermaron las capacidades de una superpotencia", lo anterior ha sido tomado de un documento de 1989 del antiguo analista de políticas y autor de RAND, Tad Daley (Afghanistan And Gorbachev's Global Foreign Policy, Asian Survey, May 1989).    

Tras el golpe mortal que supuso para la economía soviética y la industria energética la catástrofe de Chernóbil de 1986, William Casey, entonces director de la Agencia Central de Inteligencia en la administración Reagan, negoció en secreto con el rey saudí Fahd un acuerdo fáustico por el que los saudíes quintuplicaron la extracción de petróleo y los precios se desplomaron de 32 a 10 dólares el barril. La URSS, que ya tenía un déficit presupuestario, perdió una porción significativa de sus ingresos anuales.

Treinta años después, es el turno de Estados Unidos de batallar contra los precios del petróleo. Su enfado se debe a la enorme subida de los precios del petróleo, ya que al haber más habitantes vacunados saliendo de las cuarentenas a causa del coronavirus, la reactivación de la actividad económica desde Asia hasta Europa y Norteamérica ha ganado impulso.

El pronóstico es que se avecina un invierno excepcionalmente severo que incrementará la demanda de combustible. La continua escasez de la oferta, la recuperación económica en zonas y regiones clave y las consiguientes presiones externas sobre el mercado continúan acumulándose. Los principales bancos de inversión pronostican un precio de 100 dólares por barril. Goldman Sachs indica que un precio de 90 dólares por barril podría ser un pronóstico conservador. El presidente ruso Vladimir Putin cree que 100 dólares por barril es "muy posible".

Para EE.UU., esto es un desastre a punto de ocurrir, ya que el fantasma de la inflación asecha a la economía. El Wall Street Journal informó en octubre que la inflación según el índice de precios al consumidor del Departamento de Trabajo, fue del 5,3% en los 12 meses que finalizaron en agosto, cerca de la más alta en 12 años.

La psicología de la inflación es dudosa. El New York Times informó que "los trabajadores han tomado la delantera en el mercado laboral, consiguiendo los mayores aumentos en décadas y abandonando sus puestos de trabajo a un ritmo récord".

Las presiones inflacionarias ocurren en un momento en el que la Administración de Biden está sometida a una inmensa presión para modificar el sentimiento de los votantes tras los pésimos resultados electorales del martes, y está buscando aprobar un plan de gastos extravagantes. El Penn Wharton Budget Model estima que el plan de gasto social de Biden, de 1,75 billones de dólares, costará en realidad cerca de 3,9 billones, mientras que los aumentos de ingresos que Biden propone para financiar el gasto sólo pueden generar cerca de 1,5 billones.

Los precios del petróleo y los niveles de inflación están correlacionados en una relación de causa y efecto porque el petróleo es un insumo considerable en la economía. Cuando los precios del petróleo suben, la inflación -que es la medida de las tendencias generales de los precios, como el costo de la vida, el costo de hacer negocios, los préstamos, las hipotecas, los rendimientos de los bonos corporativos y gubernamentales, etc.- sigue en la misma tendencia al alza.

Ante la subida de los precios del petróleo, el presidente Biden exigió a la OPEP+ (la sociedad entre Rusia y Arabia Saudta) que aumentara la oferta. La OPEP+ lo ignoró. Posteriormente, un exasperado Biden declaró a los medios de comunicación: "Si echan un vistazo a los precios de la gasolina, y a los precios del petróleo, eso es consecuencia, hasta ahora, de la negativa de Rusia o de las naciones de la OPEP a bombear más petróleo".

Pero la OPEP+ se mantiene indiferente. Tras una reunión virtual el pasado jueves decidió mantener el mecanismo de ajuste mensual de producción aprobado en su reunión de julio. Evidentemente, los productores no están dispuestos a aumentar la producción con demasiada rapidez, por temor a que nuevos brotes de Covid puedan seguir frenando la recuperación económica mundial.

El aumento de los precios de la energía no sólo va a exacerbar la inflación a corto plazo, sino que también debilitará el dólar estadounidense. Por otra parte, tanto Rusia como Arabia Saudita están trabajando a toda prisa para generar el máximo de ingresos a partir de sus enormes reservas de petróleo antes de que la "revolución verde" restablezca las reglas del juego a mediano plazo.

Sin duda, Biden está en una situación similar a la de Gorbachov en aquel entonces. Al igual que el antiguo líder soviético, Biden se encuentra en serios aprietos. Y los republicanos perciben la debilidad del enemigo. El ex secretario de Energía de Trump, Rick Perry, advirtió: "El potencial de desastre es muy real, tanto desde el punto de vista de la seguridad nacional, como de si podemos o no mantener literalmente las luces encendidas". Perry, ex gobernador de Texas, es cercano a las grandes petroleras.

"Las acciones restrictivas de la administración Biden -no a los oleoductos, no a la perforación, no a la financiación de proyectos de petróleo y gas en el extranjero... es un retroceso impresionante de la independencia energética lograda bajo la administración Trump”, declaró Perry a CNBC.

Actualmente, el crudo ronda los 82 dólares por barril. El viernes, Saudi Aramco elevó en 2,70 dólares el precio de venta por barril para el mes de diciembre para Asia de su crudo ligero árabe, lo que supone una subida de 1,40 dólares respecto a este mes. Es una señal de que la demanda sigue siendo fuerte. 

Biden tiene pocas opciones. Quizás, podría ordenar la liberación de petróleo de la reserva estratégica, que tiene suficiente crudo para reemplazar todo el petróleo que EE. UU. ha importado de la OPEP+ durante más de un año; podría prohibir las exportaciones de petróleo de EE. UU.; o, podría tratar de promulgar una legislación para demandar a la OPEP por actuar como un cártel (lo cual es, por supuesto, una posibilidad remota.) Pero ninguna de estas opciones puede realmente reducir los precios de la gasolina a corto plazo.

Por otro lado, existe el riesgo de que si Biden consiguiera una gran caída de los precios, podría ser contraproducente y frenar aún más el repunte de la actividad del petróleo de esquisto y eso, a su vez, llevaría a precios mucho más altos el año que viene, cuando se celebren las elecciones al Congreso de mitad de mandato.

Por supuesto, la mejor opción de Biden puede ser llamar al presidente Putin y al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman y pedirles que bombeen más petróleo. Pero para que eso ocurra, Biden debe bajarse del caballo del excepcionalismo. Es demasiado débil para hacerlo. Trump podría hacerlo.

Sin duda, el mercado del petróleo está desafiando a otra superpotencia. La URSS se sumió en una profunda recesión, que supuso el fin de la perestroika, posibilitando a su vez la dura crítica de Boris Yeltsin al sistema soviético en general. Existe una inquietante similitud en este caso, ya que Biden también tiene una perestroika que llevar adelante y la cual también es existencial.




Publicado por La Cuna del Sol

miércoles, 10 de noviembre de 2021

La inflación en Guatemala está pulverizando los ínfimos salarios pagados por las empresas privadas

Guatemala ya no solo es un Estado Fracasado. Es ahora también una Sociedad Fracasada. Donde instituciones, gobernantes, ilusiones y sueños de una vida próspera, democrática y humana está llegando a su fin de manera acelerada.

 

LA INFLACIÓN EN GUATEMALA
DISPARA LA CANASTA BÁSICA A Q. 7,054.00 QUETZALES,
PULVERIZANDO LOS ÍNFIMOS SALARIOS
PAGADOS POR LAS EMPRESAS PRIVADAS



Luciano Castro Barilla
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

¡Escalofriante para las amas de casa de Guatemala! Un tomate pequeño tiene en este momento el precio de Q.1.50 de quetzal, casi un cuarto de dólar. Una cora, como dicen los migrantes mexicanos en los Estados Unidos. La gasolina, a precios altísimos, ha generado otro hecho inflacionario: las trokas, o pequeños camiones que se mueven por los mercados de Jutiapa, han subido el costo de sus transportes y una “carrerita” de cinco cuadras o seis les cuesta a las señoras que llevan provisiones de verduras y fruta al mercado, no menos de cincuenta quetzales. A esto hay que sumarle el costo que pagan los verduleros por traer sus mercancías de la capital a Jutiapa.

 El galón de aceite diésel está costando 27.99, cercano al precio de las gasolinas que cuesta la más refinada Q.33.00 quetzales, más cara que en los Estados Unidos. La libra de carne sin controles de calidad y de ganado vacuno tísico (las vacas padecen con frecuencia de tuberculosis pulmonar) cuesta Q.35.00 quetzales. Un aguacate pequeño, de tercer corte, casi de desecho; Q.500 quetzales y el gas propano subió de noventa a 142 quetzales, por lo cual ahora se venden dos tortillas delgadas, casi transparentes, por un quetzal. ¿Y las autoridades, el gobierno, qué hacen? Nada. Dejan que las “fuerzas invisibles del mercado”, esotéricas y misteriosas, vayan definiendo los precios. Entretanto esas fuerzas intangibles hacen lo suyo, la desesperación cunde en las amas de casa de las familias trabajadoras que ya no saben qué hacer con el escaso dinero que aporta el esposo, el padre de familiar, para la manutención de la familia.

Las familias tradicionales guatemaltecas tienen todavía como mínimo tres hijos, a los cuales ya no pueden alimentar, ni educar, curar o recrear. Es un desastre total ahora la vida en este país. El fenómeno inmediato que surge es la delincuencia común, donde asaltantes, ladrones de poca monta, extorsionistas y secuestradores exprés merodean por todas partes. La inseguridad es tal que ahora cuando tocan a tu puerta, ésta ya no se debe abrir, como solía acostumbrarse, sino ver por la rejilla o ventanilla, quién toca; porque las vecinas o vecinos se arriesgan que un pillo empuje tu puerta y en tropel sus compinches invadan tu vivienda, te roben y en el peor de los casos, te maten. Las colonias populares son los lugares donde más se sufre y quienes son más vulnerables por la precariedad de sus casas.

Resulta que ahora, asalariados, desempleados y subempleados no saben qué hacer para sobrevivir, en todo caso, para comer. La economía se viene abajo y su gran base de sustentación y crecimiento, los quince millones de pobres, ya no pueden adquirir. Los restaurantes van quedando ahora para las capas medias acomodadas como los profesionales de alta renta. Un maestro o un trabajador de un call center deben conformarse, al pasar por restaurante de fragancias apetitosas, con solo hacer inhalaciones. La vida se ha quedado varada en Guatemala. Se estrelló su quilla en el arrecife de la indiferencia y el abandono. Ahora ya nadie habla de “movimiento popular”, como esperanza de fuerza revulsiva para una Guatemala mejor.

Guatemala ya no solo es un Estado Fracasado. Es ahora también una Sociedad Fracasada. Donde instituciones, gobernantes, ilusiones y sueños de una vida próspera, democrática y humana está llegando a su fin de manera acelerada. A todos los guatemaltecos, o casi todos, la miseria nos está acosando.




Publicado por La Cuna del Sol

domingo, 7 de noviembre de 2021

¡Consejos de un hijo de la gran puta!

Estos no son gobernantes. Son basura que tomaron por asalto al Estado solo para robar. Cruel destino el de esta Patria, querida Patria, Guatemala.

 

¡CONSEJOS DE UN HIJO DE LA GRAN PUTA!



Dagoberto Corado Samayoa
La Cuna del Sol

Usted, lector, ya se imagina de quién se trata. Es un inefable e impresentable sujeto que funge en los tiempos que corren como Presidente de la República de Guatemala. Alta investidura constitucional que para nadita le queda bien a este hijo de sesenta mil putas. Pero es muy grande, inabarcable, este sustantivo y su adjetivo calificador. Dejémosle, en ahorro del tiempo y las buenas maneras, solo como un hijo de puta.

Este homosexual lo tiene todo, pero todo lo malo, claro: es corrupto, ratero, incompetente y abusivo. Dio en los últimos meses por referirse a la prensa que lo cuestiona como decía el otro gran abusivo, amo de este sujeto y que lo puso de carcelero en la Dirección General del Sistema Penitenciario, Oscar Berger; cuyo origen advenedizo belga lo trajo desgraciadamente a esta noble tierra y dio sin respeto alguno por tratar a los guatemaltecos humildes de “muchá”. Claro, este estúpido ex presidente pensaba que su presencia o su familia nos hacía un favor a los guatemaltecos y como no nos hacemos valer, entonces, nos merecemos que nos traten de “muchá”.  

Muchá los coches, diría mi tía… Porque ven con tal desprecio a los guatemaltecos que los llevan a los cargos a través del voto, a los mismos guatemaltecos, que ruegan y suplican cuando andan en campaña electoral; por ser diputados, alcaldes o presidente. Estas personas que de políticos no tienen nada sino de mafiosos, crean cada cuatro años instituciones mafiosas que en los tiempos de la postmodernidad en Guatemala le llaman “partidos políticos”. El recinto de los partidos políticos es el lugar para las personas que no se dan su lugar. Es decir, para personas sin moral, sin principios, sin valores y sin ideales, excepto el de hacer dinero a como dé lugar.

Así está, lamentablemente, nuestra amada Guatemala en los tiempos que corren. Un país regido por el peor capitalismo que se tenga noticia: despiadado, de la misma calaña que la oligarquía colombiana, aunque ahora, pienso, ya estamos parejos porque Guatemala como Colombia son paraísos inequívocos del narcotráfico. Por supuesto, en este suculento negocio no entran los pobres, porque el negocio es de ricos. Los pobres, a lo mucho, llegan a ser mulas de mal herraje. Porque en sus muladas más les espera la muerte que una recompensa.

Guatemala y sus instituciones no dejan de sorprendernos cuando uno cree que ya lo conoce todo. Ayer fue aprehendido por mañoso Yeison Samayoa (que no es mi primo, ni Jason el de la motosierra de la película Viernes 13) en la sede del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología e Hidrología), INSIVUMEH, por el desfalco o robo de 30 millones de quetzales. Cayeron 18 de sus compinches y dos peces gordos como lo son el diputado Jorge García Silva del partiducho Prosperidad Ciudadana, PC, su esposa y la asesora del Congreso fueron cachados con los calzones bajos, unos fueron ya detenidos, pero falta el excelso Padre de la Patria que pasará por largo trámite para desaforarlo como diputado y llevarlo ante la ley.

Es la institución más insospechada INSIVUMEH porque quien diría que se podría cometer actos de corrupción con los asuntos del clima, volcanes y terremotos. Pero en Guatemala todo es posible. Este jefe mafioso del INSIVUMEH, el tal Yeison, pensó en salir de pobre fingiendo la compra de un radar de 30 millones de quetzales, oportunistamente aprovechando la emergencia del Covid. Mire, usted, de qué inteligencias más malignas está llena esta noble tierra. Fue tan escandaloso y descarado el robo que nada pudieron hacer los igualmente mafiosos de la Controlaría General de Cuentas en su auditoria porque, sencillamente, el radar solo estaba en papel. Y así, han de haber dicho, no se les puede echar una manita a los mafiosos.

Hoy nuestro pueblo, sus sectores más humildes como las tortilleras, están siendo muy afectadas en su economía de subsistencia porque el cilindro de 25 libras de gas que valía 90 quetzales pasó a valer 142. Casi como extorsión de marero. Y cuando la prensa le pregunto al homosexual presidente que qué iba a hacer ante esta otra emergencia del gas a precio altísimo, el presidente de pacotilla dijo lo siguiente a los periodistas: “Que busquen otro proveedor, que dé más barato el cilindro”.  Fresca solución ¿no? Como que ignorara este desgraciado que los proveedores rapaces no hacen otra cosa que estandarizar los precios para que el consumidor final no tenga ninguna opción. Estos no son gobernantes. Son basura que tomaron por asalto al Estado solo para robar. Cruel destino el de esta Patria, querida Patria, Guatemala.




Publicado por La Cuna del Sol

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Si Alejandro Giammattei fuera ciudadano chino, no sé cuántas veces lo hubieran fusilado por corrupción

Cuando vemos lo que pasa en Guatemala y lo que hace el presidente Alejandro Giammattei me pregunto: ¿Cuántas veces hubiera sido fusilado este señor si fuera ciudadano chino? No cabe la menor duda que muchas.

 

SI ALEJANDRO GIAMMATTEI FUERA CIUDADANO CHINO,
NO SÉ CUÁNTAS VECES LO HUBIERAN FUSILADO
POR CORRUPCIÓN



Por Manuel Díaz Moncada
La Cuna del Sol

La legislación penal china es severísima en todo lo relacionado con la corrupción de los empleados públicos y el tráfico de estupefacientes. Si la corrupción es mínima y el tráfico de droga mínimo las penas no son tan duras, pero extremadamente duras para los estándares penales occidentales, por eso la razón de que ese tipo de delitos no son tan frecuentes pues, además de la policía con uniforme que se mueve por las calles, no hay sitio donde, ciudadanos comprometidos con la consolidación de la nueva primera potencia mundial; dejen de ser oídos y ojos para hacer del proceso chino una forma correcta de edificación del capitalismo. Es lo que hace actualmente China. Tomar todos los elementos progresistas del viejo régimen capitalista, que todavía los tiene en abundancia; e intenta crear las condiciones a futuro para dar el gran salto dialéctico, colocar las primeras piedras de la edificación socialista. ¿Y cómo pasa esto? ¿Os parece un disparate? Pues no.

Los grandes jerarcas de la edificación del socialismo fueron bastante ingenuos, ilusos. Porque una cosa es la teoría y otra es la práctica. Un asunto es lo que se dice y otro asunto muy distinto lo que ocurre en la vida, en la realidad. No se puede edificar un verdadero proceso socialista en ninguna parte del mundo en tanto no se tomen en cuenta las herencias históricas del capitalismo y las condiciones desfavorables en la escena internacional para las fuerzas del progreso histórico. Todo el siglo XX las fuerzas del progreso social y económico tuvieron una correlación de fuerzas desfavorables en el escenario mundial. Se imponían y ganaban las economías capitalistas o economías de mercado.

China muy inteligentemente ya no luchó contra las fuerzas negativas de la historia, sino que se puso a hacer lo propio, a darles a los capitalistas del mundo occidental cucharadas de su misma medicina. Se puso a competir e intentar con un costo de producción favorable por su alta densidad demográfica -su más grande activo o tesoro- donde más duele: bajar los costos de producción. Esto tuvo un enorme costo social hasta la fecha y creó, transitoriamente, unas clases sociales antagónicas, porque China tiene todavía muchos pobres y a la vez grandes millonarios y amplias capas medias. Pero todos, al final, tienen una pequeña parte del pastel. Esto ocurrió porque los chinos no permitieron el actuar misterioso de las fuerzas invisibles del mercado.

En China esas fuerzas no eran invisibles sino totalmente tangibles porque existía algo donde la extinta Unión Soviética perdió el rumbo: un Partido Comunista firme de que esa ruta es el único camino para crear el deseado socialismo. Que no está tan cerca cómo se imaginaría una persona ingenua. Faltan muchos decenios que situarán a China en su etapa de colocar la primera piedra de un socialismo real. Para eso el Comité Central del Partido Comunista Chino hizo lo impensable para los economistas de la burguesía: dar grandes líneas liberales pero a la vez centralizadas de política económica. Economía en todos los aspectos de la vida social, pensados y dirigidos por las mentes más lúcidas de ese estado que ahora es, con el disgusto de muchos, la Primera Potencia de la Tierra. Pero combatieron dura la corrupción.

Cuando vemos lo que pasa en Guatemala y lo que hace el presidente Alejandro Giammattei me pregunto: ¿Cuántas veces hubiera sido fusilado este señor si fuera ciudadano chino? No cabe la menor duda que muchas. Sin embargo, aquí en Guatemala no pasa nada. En China, la familia del corrupto ejecutado, corre con el pago de la bala que alojaron en la nuca del mañoso. ¡Malos esos comunistas!




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martes, 2 de noviembre de 2021

El juego del calamar: Una pesadilla capitalista de todos contra todos

El fenómeno televisivo global surcoreano de Netflix es inquietante porque muestra cómo el capitalismo sin trabas en su forma más pura significaría una guerra total de todos contra todos.

 

EL JUEGO DEL CALAMAR:
UNA PESADILLA CAPITALISTA
DE TODOS CONTRA TODOS



Ahmed D Dardir
Middle East Eye

El Juego del Calamar de Netflix (Squid Game) se ha convertido en un fenómeno. En un mercado dominado por las producciones euroamericanas, la serie surcoreana se ha convertido en el programa más visto a nivel mundial en Netflix. También ha sido calificada como la más perturbadora.

Los críticos se han apresurado a afirmar lo obvio: que el programa, en el que los concursantes entran en una competición bestial, en forma de una serie de juegos infantiles que acabarán en la muerte o en la obtención de un premio en metálico (cuya suma aumenta a medida que aumenta el número de concursantes "eliminados"), es una metáfora apropiada de la competencia en el capitalismo.

El espectáculo está plagado de referencias y alusiones a la dura realidad socioeconómica de la Corea del Sur moderna, comparando la indigencia y el estancamiento social que sufren sus personajes con la lucha de clases del país.

La serie también admite la difícil situación de los trabajadores inmigrantes y la convergencia del capitalismo con el racismo. Esto lo realiza mostrando al inmigrante moreno, a través del personaje del trabajador migrante pakistaní Ali Abdul, como la víctima preeminente de este sistema, doblemente traicionado por su jefe y por sus compañeros coreanos relativamente privilegiados.

Mientras que los concursantes que se juegan la vida provienen de los sectores más oprimidos, la explotación capitalista global se satiriza a través de una camarilla de "VIPs" ricos (predominantemente aunque no exclusivamente blancos euroamericanos), que pagan por ver los juegos y apuestan por los jugadores.

La teoría de juegos

Una lectura de la serie como una alegoría del capitalismo sería coherente con los comentarios del propio director sobre su obra. Pero, dado que no hay escasez de programas que conviertan en juego las condiciones capitalistas de competencia a muerte por los escasos recursos en escenarios distópicos, esto no explica satisfactoriamente lo que ha hecho que este programa de Netflix sea tan popular y perturbador. Lo que distingue al Juego del Calamar es la manera en que hace que esta distopía sea retratada vívidamente.

"Quería escribir una historia que fuera una alegoría o fábula sobre la sociedad capitalista moderna", dijo el director de la serie, Hwang Dong-hyuk, en una entrevista con Variety. "Algo que representara una competición extrema, algo así como la competición extrema de la vida. Pero quería que utilizara el tipo de personajes que todos hemos conocido en la vida real... Los juegos representados son extremadamente simples y fáciles de entender".

Los juegos en los que compiten los concursantes convierten las complejidades de nuestra confusa realidad en modelos de juego a través de los cuales se puede observar nuestro comportamiento como "jugadores". En otras palabras, realizan lo que la teoría de juegos ha buscado conseguir.

El premio que aumenta a medida que los competidores son eliminados convierte los juegos en una competencia de suma cero. Aunque nunca se dice a los participantes que debe haber un sólo ganador, los juegos alientan a cada uno de ellos a considerar la eliminación de los demás como una ganancia personal. El juego de suma cero que vemos en la pantalla fascina y perturba, no sólo por el comportamiento despiadado y truculento al que induce, sino sobre todo porque la razón que lo sustenta es muy lógica.

Dejando a un lado la exageración cinematográfica y la licencia artística, esta lógica egocéntrica que calcula el beneficio a costa de los demás es una característica familiar de la política internacional, la carrera de locos de las corporaciones, los sistemas de calificación escolar y, evidentemente, los juegos infantiles.

'Leviatán'

A medida que los contendientes se retiran de la competencia del mundo capitalista exterior a una forma más pura de batalla en la que todos ganan o todos pierden, ellos experimentan muchos aspectos de la "guerra de todos los hombres contra todos los hombres", como teorizó el filósofo inglés del siglo XVII Thomas Hobbes en su obra Leviatán.

Al igual que en la teoría de la naturaleza de Hobbes, en el Juego del Calamar la eliminación de las restricciones en la competencia hace que todos sean iguales: el fuerte puede someter al débil, pero el débil puede compensar sus limitaciones físicas mediante el ingenio y la estratagema, o mediante alianzas (desatinadas por las reglas de la guerra a seguir siendo contingentes e inestables) para derrotar al fuerte.

A lo largo del programa, vemos cómo se forman y se rompen alianzas, mostrando la capacidad de los personajes tanto para la compasión como para las puñaladas por la espalda. 

Este es especialmente el caso del episodio irónicamente titulado “A Fair World”, o "Un mundo justo", en el que los personajes se enzarzan en una guerra sin cuartel de todos contra todos; el único mundo justo bajo el capitalismo es un mundo en el que las personas tienen las mismas posibilidades de dañarse unas a otras mientras compiten.

Esta precaria igualdad, que los responsables del juego se empeñan en mantener en todo momento -hasta el punto de ejecutar sumariamente a los guardias y competidores que intentan manipular la competición- no conduce a una sociedad más justa, sino a la perpetuación de la guerra hasta que solo quede un sobreviviente.

Este aspecto del Juego del Calamar lo hace aún más perturbador: cuando los personajes, por voluntad propia, se retiran de la competencia capitalista real a una forma más libre de competencia en igualdad de condiciones, se desatan formas extremas de violencia, traición y brutalidad.

Juegos infantiles

Tal vez el aspecto más desconcertante del Juego del Calamar es que nos muestra algo que sabemos a cerca de nosotros mismos pero que nos esforzamos en negar: que en condiciones de libre competencia, somos capaces de cometer las peores acciones, incluso a expensas de personas a las que de otro modo podríamos compadecer o amar.

Es una reminiscencia de lo "inquietante" sugerido en el ensayo homónimo de Sigmund Freud de 1919: algo que es familiar vuelve a nosotros desprovisto de su familiaridad, representando para nosotros algo que sabíamos todo el tiempo pero que intentamos reprimir. 

También hay algo extraño en el uso que hace el programa de los juegos infantiles, que normalmente evocarían comodidad y nostalgia, y que vuelven en forma de metáforas mortales de un sistema global despiadado. Esto es ejemplificado en el juego con una muñeca gigante como protagonista, que canta una melodía inocente, eliminando a los perdedores.

Muestra cómo la doctrina de la competitividad por encima de la cooperación, la noción de que uno debe progresar a expensas de los demás, incluidos los seres queridos, se ha ritualizado a través de los juegos infantiles y, por tanto, se ha arraigado en la psique de todos nosotros desde nuestros primeros años. Incluso los juegos de grupo adoptan formas competitivas contra otros equipos; hay muy pocos ejemplos de juegos infantiles que premien la cooperación por sus propios méritos, y no simplemente como "ventaja competitiva".

Como nos muestra el Juego del Calamar, desatar el capitalismo hobbesiano, sin regulaciones en su forma más pura tiene el aterrador potencial de despertar en todos nosotros lo que el capitalismo, a través de la ideología y los rituales de la competitividad, nos ha condicionado; que la vida es una guerra sin cuartel de todos contra todos, una lucha a muerte, de cada individuo contra cada individuo.




Publicado por La Cuna del Sol