Washington y Moscú han
logrado mantener su acuerdo sobre Siria luego de que John Kerry garantizara a
su homólogo ruso que la entrega de armas del Pentágono al Emirato Islámico y
al-Qaeda, en abril, fue resultado de un viejo programa que ha sido cancelado.
Nos dirigimos ahora hacia el fin de las negociaciones de Ginebra y la
reanudación de las discusiones intersirias sin los pro-sauditas y con la
incorporación de los kurdos.
HACIA EL FIN DE LAS
NEGOCIACIONES DE GINEBRA
Por Thierry Meyssan
Reunión del Grupo Internacional de apoyo a Siria, en Viena, el 17 de mayo
de 2016.
Sigue siendo confusa la implicación estadounidense en Siria.
A pesar de que John Kerry había negociado un cese de hostilidades y
de que Rusia había retirado sus bombarderos, Turquía –país miembro de
la OTAN– prosiguió sus acciones de respaldo al Emirato Islámico
(Daesh).
El 8 de marzo, Rusia presentaba al Consejo de Seguridad de la ONU
un informe que acusaba a Ankara de controlar el tráfico
de antigüedades en beneficio del Emirato Islámico [1].
El 18 de marzo, Rusia presentaba un nuevo informe que acusaba al gobierno
turco de entregar armamento y municiones al Emirato Islámico [2].
En ambos casos, Turquía «refutaba totalmente» las acusaciones
y acusaba a Rusia de organizar una maniobra para «desviar la atención de la
comunidad internacional de las bajas civiles, el caos y la destrucción
considerables causadas por el régimen sirio y las operaciones militares rusas
en Siria». Pero el estado mayor ruso persistía, revelando que Ankara
acababa de permitir la entrada de 9 000 yihadistas más en territorio
sirio. En aquel momento se podía pensar que Turquía estaba actuando por
cuenta propia, sin informar a Estados Unidos.
Pero el 7 de abril, el Departamento de Estado entregaba 2 000 toneladas
de armas a los «grupos armados moderados». De esas
2 000 toneladas de armamento entregado por Estados Unidos,
500 toneladas fueron transferidas de inmediato al Frente al-Nusra
(al-Qaeda) y otras 500 toneladas fueron redistribuidas al Emirato Islámico [3].
En todo caso, el apoyo de Turquía al Emirato Islámico parece haber
disminuido bruscamente durante los últimos días.
Parece que, fuera de las miradas públicas, Moscú protestó airadamente y con
tanta fuerza que, el 9 de mayo, John Kerry y Serguei Lavrov publicaban una
declaración común [4], donde exhortan a «todos los Estados a que
apliquen la resolución 2253 (2015) del Consejo de Seguridad impidiendo que se
preste apoyo material o financiero de ningún tipo al Estado Islámico en Irak y
el Levante (Daesh) y al Frente al-Nusra, o a cualquiera de los demás grupos
designados como organizaciones terroristas por el Consejo de Seguridad, y
a que impidan los intentos de esos grupos por cruzar la frontera con Siria».
Se había acordado principalmente que Washington fijaba a sus aliados
una fecha límite, principios de julio, para alcanzar un acuerdo negociado
en Ginebra. Más allá de esa fecha, Washington retiraría todas sus
fuerzas armadas, mientras que Rusia desplegaría el portaviones Almirante
Kutznesov frente a la costa de Siria para retomar,
a menor escala, su campaña de bombardeos contra las organizaciones
terroristas (ahora rearmadas) [5].
A pesar de lo anterior, no todo estaba definitivamente aclarado. En
la ONU, rusos y estadounidenses se enfrentaron durante
un violento incidente relacionado con los grupos yihadistas que
se identifican como Yesh al-Islam (Ejército del Islam) y Ahrar
al-Sham (Movimiento Islámico de los Hombres Libres del Levante).
Moscú quería inscribirlos en la lista de «organizaciones terroristas»,
mientras que Washington quiere seguir considerándolos como «grupo armados
moderados».
El Ejército del Islam o Yesh al-Islam es una formación pagada por Arabia
Saudita y dirigida por miembros del SAS (Special Air Service, fuerzas
especiales británicas). Bajo la dirección de Zahran Aluche, ese grupo armado
sembró el terror en las afueras de Damasco y amenazó la capital siria
durante 3 años. Su jefe, ardiente partidario de Osama ben Laden,
se caracterizó por su crueldad, ordenando la decapitación de numerosos
habitantes y utilizando a otros, encerrados en jaulas, como escudos humanos.
Finalmente, las bombas de alto poder de penetración de la aviación rusa
destruyeron el bunker subterráneo construido para proteger el estado mayor de
Yesh al-Islam, causando la muerte de su jefe. Después de un periodo
de indecisión, Issam el-Buaydani, uno de los 17 colaboradores cercanos
a Aluche, lo reemplazó temporalmente. Pero fue rápidamente apartado
para favorecer a un religioso wahabita, el jeque Abu Abdarrahman Kaaké.
Este último favoreció la nominación de Mohamed Aluche, un primo
de Zahran Aluche, para dirigir la delegación de la oposición
pro-saudita a las negociaciones de paz inter-sirias de Ginebra.
Mohamed Aluche se había dado a conocer lanzando desde los techos a sirios
acusados de ser homosexuales –vale la pena recordar que la República Árabe
Siria es el único Estado árabe que respeta la vida privada y que
no penaliza a los homosexuales.
El otro grupo armado supuestamente moderado, el que se identifica como
Ahrar al-Sham (Movimiento Islámico de los Hombres Libres del Levante) también
responde a las órdenes de oficiales británicos. Al igual que el ya
mencionado Yesh al-Islam, la propaganda de Ahrar al-Sham está
en manos de InCoStrat [6]. El «ministro de Relaciones
Exteriores» de Ahrar al-Sham, Labib al-Nahhas, viaja libremente por los
países occidentales. En realidad, este individuo es británico… y
miembro del MI6. El año pasado publicó una tribuna libre en el Washington Post [7]
y viajó secretamente a Nueva York en diciembre de 2015
para presentar su informe directamente al estadounidense Jeffrey
Feltman.
El 17 de mayo, el Grupo Internacional de Apoyo a Siria se reunía en Viena.
En su declaración final [8], este Grupo cuestiona la continuación, por el
Ejército Árabe Sirio, de la estrategia consistente en cercar poblados
controlados por los yihadistas de «la
oposición moderada». Pero lo más importante es que el Grupo valida
nuevamente el conjunto de decisiones ruso-estadounidenses adoptadas durante los
últimos meses, que consisten en:
- crear un mecanismo de transición común entre el gobierno sirio y todo el
abanico de la oposición durante la etapa de transición;
- elaborar una nueva Constitución;
- y organizar después, sobre esa base, nuevas elecciones presidenciales y
parlamentarias.
Sin embargo, aunque Arabia Saudita es miembro del Grupo Internacional de
Apoyo a Siria, la oposición moderada sigue rechazando esos
tres puntos. Y se obstina en exigir la partida del
presidente Assad y de gran parte de los altos funcionarios cristianos,
chiitas y alauitas antes de la formación del mecanismo de transición. Además,
esta oposición no quiere tener que enfrentarse a los actuales dirigentes
sirios en el marco de elecciones democráticas.
No deja de llamar la atención el hecho que, durante la reunión
de Viena, un diplomático haya declarado que su país estaba
dispuesto a luchar contra al-Qaeda pero que se interrogaba sobre quién
ocuparía entonces el terreno. El ministro ruso de Exteriores, Serguei
Lavrov, puso de relieve lo que él mismo calificó como un «lapsus»:
aquel diplomático admitía de hecho que su país prefería una victoria
de al-Qaeda antes que el triunfo de la República Árabe Siria. Y
con ello ese país se alejaba de la decisión del Consejo de Seguridad
de la ONU que es convertir la lucha contra el terrorismo en el objetivo
número 1.
Ese mismo día, el 17 de mayo, Terje Rod-Larsen, el representante
especial del secretario general de la ONU, presentaba su último informe
sobre la aplicación de la resolución 1559 y anunciaba su renuncia. Esta
resolución fue redactada en 2004 –por iniciativa de
Estados Unidos, Francia y Arabia Saudita– para exigir el desarme del
Hezbollah libanés, que no se recondujera el mandato del presidente
libanés Emile Lahoud y la retirada de la fuerza siria de paz entonces
presente en el Líbano. Aunque Siria retiró sus soldados,
en respuesta al clamor de la calle libanesa durante la «revolución
del cedro», la resolución nunca fue aplicada. El secretario
general de la ONU, Ban Ki-moon, encargó ahora a su adjunto para Asuntos
Políticos, el estadounidense Jeffrey Feltman, de asumir las funciones del
señor Terje Rod-Larsen hasta finales de año. Pero numerosos observadores
consideran que Jeffrey Feltman, ex embajador de Estados Unidos en Beirut,
fue el verdadero redactor de la resolución 1559 y que actualmente dirige, desde
Nueva York y por debajo de la mesa, la coalición militar
contra Siria.
El 19 de mayo, Jeffrey Feltman participaba en una ceremonia, en París,
junto a varios miembros de la oposición siria en el exterior, Burhan Ghaliun,
Michel Kilo, Bassma Kodmani y Samar Yazbeck.
También en Francia, el general Benoit Puga anunció su dimisión como
jefe del estado mayor particular del presidente francés Francois Hollande para
pasar a la Cancillería de la Legión de Honor. Cristiano integrista, nostálgico
de la monarquía y de la colonización, el general Puga es el único militar que
ha sido jefe del estado mayor del presidente de Francia bajo
dos presidentes sucesivos –Nicolas Sarkozy y Francois Hollande. Y dirigió
personalmente las operaciones secretas de Francia en Siria
–a veces yendo en contra de la opinión del estado mayor de
las fuerzas armadas francesas–, utilizando en ellas oficiales de la
Legión Extranjera asignados a la presidencia de la República.
Nos dirigimos inexorablemente hacia una interrupción de las negociaciones
de Ginebra. Si surgiera un acuerdo entre las partes sirias presentes,
dicho acuerdo no sería válido a la luz de las decisiones internacionales
tomadas anteriormente, dado que el principal partido kurdo fue excluido de esas
conversaciones –por iniciativa de Turquía. Es por eso que al fracaso
de Ginebra debería seguir una reactivación de las negociaciones inter-sirias
con las partes que sí quieren negociar –o sea, sin pro-sauditas
y con la participación de los kurdos. Vendría después la formación de un
mecanismo de transición con la participación de esos nuevos participantes. En
el plano militar, el Ejército Árabe Sirio podría recuperar
las principales ciudades del país, pero se mantendrían los combates
en la frontera sirio-iraquí.
[1] «Informe de inteligencia
de Rusia sobre el tráfico de antigüedades de Daesh», Red Voltaire , 8 de marzo de
2016.
[2] «Segundo informe de la
inteligencia rusa sobre actual apoyo de Turquía al Emirato Islámico», Red Voltaire, 18 de
marzo de 2016.
[3] «Estados Unidos viola el
cese de hostilidades y arma a al-Qaeda»,Red Voltaire, 25 de abril de 2016.
[4] «Declaración Conjunta de
los Estados Unidos de América y la Federación Rusa sobre Siria», Red Voltaire, 9 de
mayo de 2016.
[5] «Regreso inminente de los
aviones rusos a Siria», por Valentin Vasilescu, Red Voltaire, 14 de mayo de
2016.
[7] “The deadly consequences of mislabeling Syria’s
revolutionaries”, Labib Al Nahhas, Washington Post,
10 de julio de 2015.
[8] “Statement
of the International Syria Support Group”, Voltaire Network,
17 de mayo de 2016.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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