miércoles, 27 de febrero de 2013

NUEVOS TEMAS “TABÚ”



Y es que el nuevo (viejo) catálogo de “temas tabú” que el neoliberalismo ha histerizado con sofocos y desmayos reaccionarios, tiene como sus nervios más sensibles el problema de la “propiedad privada”, el problema del latifundismo, el saqueo de los recursos naturales, la explotación demencial de la clase trabajadora, los privilegios represivos de los tres poderes amafiados y la negación sistemática de nuevas formas del poder emanadas de la voluntad social y del ejercicio socialista de los nuevos derechos humanos y sociales.



¿ES PECADO CUESTIONAR LAS
CONSTITUCIONES POLÍTICAS?

Por Fernando Buen Abad Domínguez

Nuevos temas “tabú” en la geopolítica latinoamericana

Ha costado, incluso golpes de estado y erupciones des-estabilizadoras, la sola idea de convocar a debatir, y re-diseñar, los cuerpos constitucionales de algunos países. Especialmente en aquellos Estados en los que las Constituciones Políticas han sido deformadas para arrodillarlas a los caprichos más turbios del neoliberalismo. Simplemente no se toca.

Y es que el nuevo (viejo) catálogo de “temas tabú” que el neoliberalismo ha histerizado con sofocos y desmayos reaccionarios, tiene como sus nervios más sensibles el problema de la “propiedad privada”, el problema del latifundismo, el saqueo de los recursos naturales, la explotación demencial de la clase trabajadora, los privilegios represivos de los tres poderes amafiados y la negación sistemática de nuevas formas del poder emanadas de la voluntad social y del ejercicio socialista de los nuevos derechos humanos y sociales. Por mencionar sólo lo obvio.

Pero a la burguesía le irrita que los pueblos interroguen y debatan su constitucionalismo. A la burguesa le irrita que los pueblos sean capaces de identificar los veneros ideológicos, y sus baratijas conceptuales, que se deslizan para traficar “falsa conciencia” bajo las “sacrosantas” leyes que los oligarcas imponen. Para un burgués se trata de temas “técnicos” reservados a especialistas y los pueblos están ahí sólo para agradecer algunas migajas filantrópicas que inventan los jurisconsultos para hacer pasar por “Justo” lo que en verdad es una mascarada para legalizar todos los hurtos, saqueos e injusticias del capitalismo. No hay atenuantes. Para la lógica burguesa la idea de “sanción” no es otra cosa que la impartición de una moral hipócrita ideada para arrodillarnos, resignados a su “autoridad” imperecedera y omnipotente. No van a silenciarnos con chicanas de eruditos ni retruécanos de leguleyos. No van a silenciarnos con sus parrafadas tóxicas, herederas de tránsitos abrumadores al reino de toneladas de papeles “teóricos” que son tan infernales como inútiles y falaces cuando uno mira desnudo el estado real de la Justicia social.

La lógica suprema de una Constitución Política debería ser subordinarse como herramienta para la Justicia Social al servicio del desarrollo sin amos, de la convivencia armónica y de la igualdad incondicional de las personas. De la felicidad objetiva, concreta y en avance permanente. ¿Es eso posible en una sociedad dividida en clases?. La Constitución política de la Justicia Social, debiera garantizar que nadie se encarame en el trabajo de otros para explotarlos, saquearlos o humillarlos. Debería garantizar, por todos los medios, que se respete y realice la voluntad democrática de los pueblos. Línea por línea, reglamento por reglamento, código por código, ley por ley. Eso implica expropiarle a la burguesía su poder “superestructural” de inmediato.

Una Constitución de nuevo género debe ser una herramienta para defender a los pueblos de todo abuso del poder y de toda forma de concentración del poder y el capital para esclavizar a los pueblos. Sólo esto ya insinúa la tipificación de nuevos (viejos) modelos delictivos, por ejemplo, el delito implícito en atentar contra el poder soberano de los pueblos, el delito implícito en obstaculizar la voluntad democrática de los pueblos, el delito implícito en usar violencia para someter a los pueblos a los intereses de alguna secta, mafia o pandilla de vivales. Locales o globales.

Incluso esa idea del “monopolio” de las armas –y la violencia- que los Estados Burgueses se auto-asignan, es un delito si se piensa que no debe haber ejército, fuerza policíaca ni otras formulas de “seguridad” que no dependan de la voluntad del interés y de la soberanía popular. Cualquier iniciativa superpuesta a semejantes condiciones es una usurpación contraria a la lógica de las relaciones sociales igualitarias. En el súmmum de la situación ha de estar la democratización socialista de las herramientas de producción, palanca del crecimiento y el bienestar colectivo, en las que se garantice justicia del trabajo, calidad y cantidad de la vida laboral, y extensivamente, protección a la fuente de trabajo para libérala de su carácter alienado y alienante bajo el capitalismo. Como bien lo explicó Marx.

Sin el tejido de intereses de clase, subyacentes en el cuerpo ideológico de la mayoría de las leyes y reglamentos burgueses, la idea de “Justicia”, que financia el capitalismo, no es más que un circo demagógico, burocrático, tramposo y corrupto, padre de muchas de las peores injusticias perpetradas contra la humanidad. Hablar de Justicia no es asunto exclusivo de jueces, abogados o de “especialistas”. Tampoco es asunto sólo de instituciones gubernamentales. Es asunto de un pueblo entero y de su revolución social en específico. Hablar de “Justicia” es parte de la lucha.

Es verdad irrefutable que los pueblos claman por mejor y más expedita “Justicia”, pero no claman por la “Justicia” de los amos, no claman por la “Justicia” de los latifundistas, de los banqueros, de los empresarios y de los clérigos que, por ejemplo, han instalado su “derecho” a la usura como un principio universal de privilegios para esquilmar a los pobres y convertirlos, además de víctimas del capitalismo, en “criminales”. Defender semejante aberración es necesariamente un delito.

A espaldas de los pueblos, las oligarquías imperialistas se reparten el botín producto de explotar a los pueblos, a sus trabajadores y a sus recursos naturales. Banqueros, empresarios, terratenientes e iglesias con ayuda de no pocos gobiernos serviles, mueven inmisericordes sumas de “ganancias” delincuenciales, mientras hunden en la miseria, el desamparo, el desempleo y la desesperación a pueblos enteros. Eso es un delito. La suma de desocupados a nivel mundial es hoy monstruosa, el hambre es una amenaza a todo galope, la ignorancia arrasa generaciones enteras y ya sufrimos un impasse de tristeza desgarradora que mezclada con desolación y desesperanza configuran un delito universal incalculable contra la humanidad. Eso es un crimen. ¿Qué “Justicia” toma cartas en este asunto? Sólo la nueva Justicia socialista que los pueblos deben impulsar para su salvación plena. Todo lo demás es, ahora mismo, palabrería y engaño. No alcanza con buenas voluntades filantrópicas.

Que, durante el esclavismo, la esclavitud no fuese considerada delito no implica que se acepte, mansamente, una campaña burguesa exculpadora de todo atropello contra el género humano. Que el capitalismo no considere a la explotación como un delito, en los hechos punible, no implica que debamos entonces celebralo como un triunfo de la legalidad burguesa ni como un ejemplo de “fortaleza moral” jurídica. Por lo demás no podemos ser tan ingenuos como para seguir confundiendo a la Justicia con las instituciones que se suponen salvaguarda y activadores de aquella, y que bajo el capitalismo sólo la degradan confunden y postergan. Hay que combatir a todas las instituciones y todas las condiciones en las que el ser humano vive como un ser miserable, explotado, oprimido, alienado… mutilado en suma e incapacitado para desarrollar todas sus cualidades actuales y futuras. No permitamos que una aristocracia sustituya a otra por más disfraz revolucionario que se invente. El problema de la Justicia no es un problema “moral”, todo lo contrario, es un problema material y concreto vinculado a la distribución de la riqueza física e intelectual, sus condiciones objetivas de igualdad y acceso a las herramientas propias de la dialéctica del desarrollo, indisolublemente individual y colectivo.

No importa qué tan ingeniosos sean los enredos “lógicos” o procedimentales que inventen los leguleyos burgueses para hacernos creer que la Justicia es una utopía ya realizada por el “Derecho” capitalista, la realidad es contundente, ofensiva, degradante y desafiante. Entre otras cosas porque el “Derecho” en manos de la burguesía ha sido incapaz de hacer Justicia, su rezago monstruoso, los millones de expedientes arrumbados en las oficinas de los jueces… y los millones de inocentes en las cárceles y en la humillación (por dar un ejemplo parcial) son prueba de su derrota. Es impensable la Justicia, hoy, sin tocar radicalmente al capital ni a la ganancia, sin pasar por el debate capital-trabajo.










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA. 

lunes, 25 de febrero de 2013

GATES & SLIM:…



Este show mediático de los super-ricos “preocupados” por los pobres, se vuelve más cínico cuando está en juego, en este mismo momento, la contaminación del centro de origen del maíz, por la amenaza de liberación comercial de maíz transgénico en México y otros países mesoamericanos, situación que enfrenta una decidida y amplia oposición desde los pueblos que crearon el maíz.




GATES & SLIM: SOMBRAS DE
LA REVOLUCIÓN VERDE DÓLAR



Por Silvia Ribeiro


Bill Gates y Carlos Slim, los dos individuos más ricos del mundo, inauguraron el 13 de febrero un nuevo complejo de biociencias (transgénicos y otras biotecnologías) en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) en Texcoco, financiado por la Fundación Slim con 25 millones de dólares.

La Fundación Bill y Melinda Gates ya era financiadora del Cimmyt y ahora se suma a esta iniciativa, en pos de que los agricultores del tercer mundo siembren transgénicos u otras semillas de alta tecnología, y usen teléfonos celulares y computadoras “para saber el estado del tiempo y la variación de los mercados”.

Anunciaron que así van a “liderar el desarrollo agrícola mundial” desde México, con una nueva “revolución verde”, refiriendo a la cruzada para introducir semillas híbridas, uso de maquinarias y agrotóxicos, que comenzó el Cimmyt hace más de 50 años y que posibilitó el asalto de la agricultura por parte de las corporaciones de tóxicos y agronegocios. Olvidaron mencionar que esa primera revolución verde, aunque aumentó el volumen de producción de algunos granos en terrenos planos e irrigados, nos legó un panorama devastador de contaminación de aguas, tierras exhaustas, enorme erosión de suelos, millones de niños malformados y con residuos de agrotóxicos en la sangre desde la cuna, más expulsión de gente del campo. Tampoco resolvió el hambre en el mundo, ya que el hambre no es un problema tecnológico, sino de justicia social y económica. Hoy en día, gracias a la toma corporativa del sistema agro-alimentario global, cuya llave fue esa “revolución verde”, la mitad de la población del mundo está mal alimentada: o sufre hambre o malnutrición u obesidad. Cerca de la mitad de las emisiones de gases que provocan el cambio climático, se deben a ese modelo alimentario agroindustrial que quieren expandir, paradójicamente alegando que harán semillas para resistir el cambio climático.

Este show mediático de los super-ricos “preocupados” por los pobres, se vuelve más cínico cuando está en juego, en este mismo momento, la contaminación del centro de origen del maíz, por la amenaza de liberación comercial de maíz transgénico en México y otros países mesoamericanos, situación que enfrenta una decidida y amplia oposición desde los pueblos que crearon el maíz.

Muy lejos de su retórica de enfrentar el hambre en el mundo, de lo que se trata es de justificar la manipulación genética de maíz y trigo, dos de los tres principales cultivos base de la alimentación mundial, facilitando aún más su apropiación por parte de las trasnacionales.

Tanto el Cimmyt como Bill Gates tienen asiduas relaciones con Monsanto, Syngenta, DuPont-Pioneer, Basf, Dow y Bayer, las empresas que controlan ciento por ciento de los cultivos transgénicos en el mundo y son las seis mayores fabricantes de agrotóxicos.

Por ejemplo, la Fundación Gates es accionista de Monsanto, de la cual adquirió 500 mil acciones en 2010. A su vez, Monsanto es beneficiaria de programas millonarios de la Fundación Gates para desarrollar maíz transgénico en África, supuestamente tolerante a la sequía. Todas las empresas de transgénicos se han beneficiado participando con Cymmyt u otros centros similares de la red CGIAR (Grupo Consultivo de Investigación Agrícola Internacional) en programas que financia la Fundación Gates, sea para desarrollar transgénicos como para promover sus semillas, agrotóxicos y tecnologías.

Asgrow, empresa de Monsanto, Cimmyt trabaja en el programa Agricultura de Conservación, lo cual, siendo Monsanto un histórico fabricante de veneno, responsable de la destrucción de millones de hectáreas de suelo, es como el zorro dando clase a las gallinas. Cimmyt tiene también acuerdos con Syngenta y Monsanto para desarrollar maíz y otros cultivos transgénicos.

Las miles de variedades de semillas de maíz y trigo que tiene el Cimmyt en sus bancos genéticos –y que son la base de los experimentos en el nuevo complejo de biociencias– fueron recolectadas originalmente de campesinas y campesinos de todo el mundo, porque son ellas y ellos los que han creado esa diversidad, la mantienen y la siguen enriqueciendo. Por tanto, manipular y patentar esas semillas es un asalto a los bienes comunes de los pueblos, aún más paradójico cuando se trata de crear cultivos que promoverán mayor descampesinización.

Curiosamente, desde esta configuración de grandes monopolistas (Slim en telecomunicaciones, Bill Gates y Monsanto con los monopolios más brutales de la historia industrial: cerca de 90 por ciento del mercado en sus respectivos rubros, Microsoft y transgénicos), declaran que le entregarán maíz transgénico a los campesinos en África y Asia, sin que tengan que pagar la patente. El director del Cimmyt explica: serían caracteres transgénicos que se han usado por más de 15 años, cuya patente va a expirar y que el Cimmyt en su laboratorio puede reciclar y dar de favor a los campesinos pobres. O sea, podrían darles maíces transgénicos como los que pretenden liberar en México, que están prohibidos en varios países europeos, por daños al ambiente y asociados al surgimiento de tumores. Qué generosos.

Pero claro, recordemos que el asesor mexicano de Gates en su programa de desarrollo global es el ex presidente Ernesto Zedillo, que eliminó los aranceles al maíz importado al que México tenía derecho según el TLCAN, para proteger la producción nacional. Y que además ha mostrado saber cómo tratar a los campesinos de los pueblos del maíz. Para muestra basta Acteal.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

domingo, 24 de febrero de 2013

MEMORIAS DESDE EL FUEGO



La impunidad en Guatemala es un sistema sostenido por cuerpos paralelos en las instituciones de justicia, integrados por militares, especialistas en inteligencia nacionales y extranjeros, narcotraficantes y crimen organizado. Estos estamentos de poder real mantienen el control no sólo de las instituciones sino también de la población y activan dispositivos que inmediatamente remiten a las experiencias de terror vividas durante la guerra.



Guatemala
MEMORIAS DESDE EL FUEGO


Por Maya Varinia Alvarado Chávez


La palabra de las mujeres en el centro de la búsqueda de justicia

Al iniciar este artículo para la revista Pueblos hago memoria de varios años de acompañamiento a mujeres sobrevivientes de violencia sexual durante el conflicto armado interno en Guatemala. El trabajo que resumo en estas páginas se ha realizado en alianza con personas y organizaciones nacionales y con el apoyo solidario de algunas organizaciones que, como ACSUR - Las Segovias, han sido consecuentes en asumir la causa de la justicia para las mujeres.


Arrancar este acompañamiento fue complejo e implicó el ejercicio de una ética que sin la fuente nutricia del paradigma feminista hubiese sido imposible. Asimismo, implicó la comprensión de significados y significantes provenientes de la cosmovisión de las mujeres indígenas mayas, que comenzaron a romper siglos de silencio.

En 2004, Feministas en lo Individual, el Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial (ECAP) y la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG) iniciamos la labor de identificar sobrevivientes de violencia sexual con el objetivo de abordar la violencia específica contra las mujeres en la guerra. Fue así como se conformaron grupos de mujeres provenientes de municipios de tres departamentos de Guatemala: Chimaltenango, Huehuetenango e Izabal.

Alrededor de 73 mujeres cakchiqueles, mames, chujes y queqchíes permanecieron en los grupos y hoy mantienen vivos sus procesos de resignificación de lo vivido. Como parte de la metodología, los equipos de acompañamiento hemos debido realizar junto a ellas nuestros propios procesos de comprensión de nuestras experiencias individuales y colectivas. Como explicó Andrea Díez, no podíamos pedirles a las mujeres que hablasen de su sexualidad y guardar la nuestra en el bolsillo. Esta premisa, base para desarrollar un abordaje integral del trabajo, implicó el acompañamiento psicosocial, la sanación-organización, la sensibilización social, la construcción de memoria histórica y la búsqueda de justicia.

A pesar de las dificultades, la convicción de que el compromiso con las mujeres requería esa mirada integral nos permitió profundizar en este trabajo tan necesario como ausente de las agendas de los distintos movimientos sociales y de las instituciones del Estado.

En búsqueda de justicia

La impunidad en Guatemala es un sistema sostenido por cuerpos paralelos en las instituciones de justicia, integrados por militares, especialistas en inteligencia nacionales y extranjeros, narcotraficantes y crimen organizado. Estos estamentos de poder real mantienen el control no sólo de las instituciones sino también de la población y activan dispositivos que inmediatamente remiten a las experiencias de terror vividas durante la guerra.

Todo ello va unido al colonialismo, el militarismo, la imposición de un sistema económico que genera injusticias de todo tipo. La estrategia de las clases dominantes y los sectores de poder es invisibilizarlas, naturalizarlas, justificarlas y normalizarlas. En la actualidad, incluso se produce la negación o relativización de hechos tan graves como el genocidio maya.

Tribunal de Conciencia

Hacia el año 2009 y ante las dificultades para acceder a la justicia, UNAMG, ECAP, y una organización de abogadas feministas que se acababa de crear, Mujeres Transformando el Mundo (MTM), iniciamos la organización de un Tribunal de Conciencia contra la Violencia Sexual hacia las Mujeres durante el Conflicto Armado en Guatemala. A este esfuerzo se sumaron luego la Coordinadora de Viudas de Guatemala (CONAVIGUA) y la asociación feminista La Cuerda.


Las experiencias previas de tribunales internacionales y nacionales alimentaron la expectativa de realizar un acto de justicia simbólica para las mujeres y de pedagogía jurídica para el Estado. La preparación implicó un año de consulta continua a las mujeres sobre sus decisiones, así como de peritajes elaborados por especialistas de distintas disciplinas. La mirada plural sobre este crimen coadyuvó a ilustrar a la sociedad y las autoridades encargadas de impartir justicia sobre las posibilidades de conocer, juzgar y condenar la violencia sexual.

En marzo 2010 se realizó esta acción política con la presencia del movimiento de mujeres, social y de derechos humanos de Guatemala y otras partes del mundo. El tribunal estuvo integrado por mujeres victimas de violencia en Perú, Uganda y Guatemala, así como por una de las organizadoras del Tribunal de Tokio. Actuaron como fiscales la abogada vasca Juana Balmaceda y la abogada guatemalteca María Eugenia Solís. La secretaria del tribunal fue Lucía Morán, directora de MTM. El primer día se conocieron ocho testimonios de mujeres indígenas y mestizas sobrevivientes de violencia sexual durante el conflicto armado.

El segundo día se escuchó la exposición de los peritajes. El Tribunal finalizó con la exposición y firma, por parte de testigos de honor, de una resolución que responsabilizó al Estado por su acción planificada durante la guerra y su posterior omisión en la persecución de este crimen. La realización de este tribunal simbólico abrió el camino para la posibilidad de la justicia.

Con su verdad de frente

A raíz del trabajo realizado para el Tribunal de Conciencia fue abriéndose paso la posibilidad de presentar un caso colectivo ante el sistema de justicia.

La investigación Tejidos que lleva el alma, realizada por ECAP, UNAMG y feministas independientes en el marco del Consorcio Actoras de Cambio, señala que la violencia sexual no fue un efecto colateral de la guerra sino una acción planificada para dañar a las mujeres en tanto actoras sociales y políticas, así como para romper el tejido social comunitario.

La violencia sexual en la guerra, aunque cumplió el objetivo de aterrorizar en todas las comunidades donde fue ejecutada por el ejército, tuvo diferentes modalidades y formas. En el área quekchí fue la esclavitud sexual. Las mujeres de la aldea Sepur Zarco, Puerto Barrios, sufrieron la detención y desaparición de sus esposos y la muerte de sus hijas e hijos por hambre. Luego fueron obligadas a acudir planificadamente al destacamento militar construido en su comunidad para el “descanso” de la tropa, y ahí lavar, dar de comer a los soldados y ser violadas por estos de manera continua a lo largo de entre dos y seis años.

Recientemente, del 24 al 28 de septiembre 2012, por primera vez en el mundo un tribunal nacional, en este caso el Juzgado B de mayor riesgo, ha conocido, en anticipo de prueba, los testimonios de quince mujeres quekchís de la aldea Segur Zarco.

Las sobrevivientes demandan una justicia que ha demorado siglos. Debido al estigma, su palabra no había sido escuchada más que por el fuego que a diario encienden en sus humildes viviendas para preparar los alimentos de ellas y sus familias.

La palabra de las mujeres está en el centro de este proceso que abre camino para la justicia no sólo de casos del pasado sino también del presente. A pesar del riesgo que estas luchas implican, una de las sobrevivientes señaló: “No me importa morir. Tenía que decir esto para que no se repita”. He aquí su sentir y el sentido transformador de la justicia.


Maya Varinia Alvarado Chávez es directora ejecutiva de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG).










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

sábado, 23 de febrero de 2013

REAGAN PROMOVIÓ EL GENOCIDIO



El siguiente artículo es la primera parte de un reportaje especial sobre un documento recientemente descubierto el cual revela que el presidente Reagan y su equipo de seguridad nacional en 1981 aprobaron el exterminio tanto de las guerrillas izquierdistas como de su “sus mecanismos de apoyo civil” en Guatemala. El reportaje fue publicado en su totalidad el 21-02-2013 en el website de la revista electrónica Consortiumnews.com por el reportero investigativo Robert Parry quien en 1980 dio la primicia sobre muchas de las historias del escándalo Irán-Contras para Prensa Asociada y la revista Newsweek.





CÓMO REAGAN PROMOVIÓ EL GENOCIDIO

Vernon Walters 

Por Robert Parry

Primera parte

Inmediatamente después de llegar a la presidencia en 1981, el equipo de seguridad nacional del presidente Ronald Reagan acordó suministrar ayuda militar al brutal régimen militar de derecha en Guatemala para perseguir su objetivo no solo de exterminar a las “guerrillas marxistas” sino además de sus “mecanismos de apoyo civil”, todo esto de acuerdo a un reciente documento divulgado por los Archivos Nacionales.

Durante los siguientes años, la asistencia militar de parte de la administración de Reagan ayudó al ejército de Guatemala a hacer exactamente eso, involucrándose en la matanza de unas 100,000personas, incluyendo lo que una comisión de la verdad consideró como genocidio contra los indígenas mayas en el altiplano norteño.

Documentos recientemente descubiertos en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan en Simi Valley, California, también revelan que en los tiempos de Reagan, la Casa Blanca mantuvo contactos con Israel en un complot para evadir las restricciones del congreso sobre equipo militar para los militares de Guatemala.

En 1983, el consejero de seguridad nacional Oliver North (quien más tarde se convirtió en una figura central en el escándalo Irán-Contras) reportó en un memo que Robert Mcfarlane, asistente del asesor de seguridad nacional de Reagan (otra figura clave en el escándalo Irán-Contras) estaba en contactos con Israel sobre cómo hacer entrega de 10 helicópteros  UH-1H a Guatemala para darle mayor movilidad al ejército en su guerra contrainsurgente.

De acuerdo a estos documentos que encontré en la biblioteca Reagan -y otros documentos desclasificados a finales de los años 1990- es muy claro que Reagan y su administración estaban muy bien enterados de la carnicería que estaba teniendo lugar en Guatemala como también en otras partes de Centro América.

La relajada actitud hacia la brutalidad del régimen guatemalteco adquirió forma en la primavera de 1981 cuando el Departamento de Estado de Reagan “informó a nuestras embajadas en América Central que había estado estudiando maneras de restaurar una relación más estrecha de cooperación con Guatemala”, esto de acuerdo al documento “Situation Room Checklist” de la Casa Blanca con fecha 8 de abril de 1981.

El documento añadía: “[Departamento de] Estado cree que han ocurrido varios cambios que podrían hacer a los líderes guatemaltecos más receptivos a una nueva iniciativa de EEUU: los guatemaltecos ven a la nueva administración como más receptiva a sus problemas [y] ellos son menos sospechosos del rol de EEUU en El Salvador”, en donde la administración de Reagan estaba expandiendo el apoyo para otro infame régimen derechista que estaba asesinando a sus oponentes políticos, incluyendo al clero católico.

“[Departamento de] Estado ha concluido que cualquier intento de restablecer un dialogo requerirá inicialmente alguna muestra, sin condiciones, de nuestra buena voluntad. Sin embargo, esto no podría incluir ventas militares las cuales podrían suscitar fuertes críticas del público y del congreso. [Departamento de] Estado tendrá a su cargo poner en práctica una serie de medidas para fomentar la confianza, sin precondiciones, que minimicen los potenciales conflictos con la legislación existente” la que en ese entonces prohibía la asistencia militar a Guatemala a causa de su largo record de criminales violaciones a los derechos humanos.

La llamada “checklist”, (lista de verificación) añadía que el Departamento de Estado “había decidido además que la administración debería interaccionar con el gobierno de Guatemala al más alto nivel en un dialogo sobre nuestras relaciones bilaterales y las iniciativas que conjuntamente podemos tomar para mejorarlas. El secretario [de Estado Alexander] Haig ha designado  al [retirado] general Vernon Walters como su emisario personal para iniciar este proceso con el presidente [Fernando Romeo] Lucas [García].

“Si Lucas está preparado para dar garantías de que tomará las medidas para detener la intervención del gobierno en la matanza indiscriminada de oponentes políticos y de crear un clima que propicie un proceso electoral viable, los EEUU estarían preparados para aprobar inmediatamente algunas ventas militares”.

Pero la palabra clave en ese párrafo era “indiscriminada”. La administración de Reagan manifestó no tener problemas con la muerte de civiles si ellos eran considerados partidarios de la guerrilla quienes habían estado combatiendo contra los gobiernos oligarcas y generales del ejército del país  desde los años 1950, cuando la CIA organizó el derrocamiento del gobierno reformista de Guatemala presidido por el presidente Jacobo Árbenz.

Perdonar a los “no politizados”

La distinción fue dejada en claro en los Talking Points” (puntos a discutir) que Walters discutiría en una reunión cara a cara con Lucas y sus asesores de más alto rango.  De acuerdo a como habían sido editados dentro de la Casa Blanca en abril de1981 los Taking Points decían: “El presidente y el secretario Haig me han designado como [su] emisario personal para discutir relaciones bilaterales de una manera urgente.

“Ambos, el presidente y el secretario reconocen que su país está enfrentado en una guerra con las guerrillas marxistas. Estamos profundamente preocupados a cerca del apoyo externo que recibe la subversión marxista en Guatemala y en otros países de la región. Como ustedes se habrán enterado, nosotros ya hemos dado los pasos necesarios para asistir a Honduras y a El Salvador a resistir esta agresión.

“El secretario me ha enviado aquí para ver si podemos encontrar una manera de proveer asistencia material a su gobierno. … Nosotros hemos minimizado las declaraciones negativas hechas públicas por funcionarios de EEUU sobre la situación en Guatemala. … Hemos hecho arreglos con el Departamento de Comercio para que tome los pasos que permitirán la venta de camiones militares y jeeps por valor de $3 millones al ejército de Guatemala. …

“Con su concurrencia, nosotros proponemos proveerles a ustedes y a cualquiera de los oficiales que ustedes quieran designar un resumen de inteligencia sobre los acontecimientos regionales desde nuestra perspectiva. Nuestro deseo, sin embargo, es ir sustancialmente más allá de los pasos que acabo de delinear. Nosotros deseamos restablecer nuestra tradicional relación de suministro militar y entrenamiento tan pronto como sea posible. 

“Como ambos estamos conscientes, esto todavía no ha sido factible a causa de nuestros impedimentos políticos y legales relacionados con el uso por parte de algunos elementos de sus fuerzas de seguridad de la matanza deliberada e indiscriminada de personas no envueltas con las fuerzas de la guerrilla o de sus mecanismos de apoyo civil. No me estoy refiriendo aquí al lamentable aunque inevitable hecho de la muerte de inocentes a través del error en situaciones de combate, sino lo que parece ser para nosotros, es un calculado uso del terror para inmovilizar a las personas no politizadas o a potenciales oponentes. …

“Si usted me puede garantizar que usted tomará las medidas para detener el involucramiento oficial en la muerte de personas no envueltas con las fuerzas de la guerrilla o con su mecanismos de apoyo civil … nosotros estaremos en una posición mucho más fuerte para defender exitosamente ante el congreso la decisión  para comenzar a reanudar nuestra relación de suministro militar con su gobierno”.

En otras palabras, aunque los “talking points” fueron estructurados como una apelación para reducir la matanza “indiscriminada” de la “gente no politizada”, ellos equivalían a una aceptación de las tácticas de tierra arrasada en contra de la gente envuelta con la guerrilla y su “mecanismo de apoyo civil”. La manera como se desarrolló en Guatemala -al igual que en El Salvador- fue la masacre de campesinos en regiones consideradas afines a los insurgentes izquierdistas.

Los cables sobre las masacres

Como queda reflejado en los “Talking Points” y como también es confirmado por otros documentos de ese mismo periodo de tiempo, la administración de Reagan estaba muy al tanto de las masacres de civiles guatemaltecos ejecutadas por los militares del país.

De acuerdo a un cable “secreto” de abril de 1981 -y desclasificado en la década de los 90- la CIA confirmaba las masacres del gobierno de Guatemala en el momento en que Reagan estaba maniobrando para relajar la prohibición de la ayuda militar a Guatemala. En abril 17, 1981, un cable de la CIA describía una masacre del ejército en Cocob, cerca de Nebaj en el territorio indígena Ixil, porque se creía que la población apoyaba a los guerrilleros izquierdista.

Una fuente de la CIA reportó que “la población parecía apoyar totalmente a la guerrilla” y “los soldados fueron forzado a disparar a todo lo que se movía”. El cable de la CIA añadía que “las autoridades guatemaltecas admitieron que ‘muchos civiles’ habían muerto en Cocob, sin duda que muchos de ellos no eran combatientes”. (Muchos de los documentos sobre Guatemala que fueron desclasificados en la década de los 90 pueden ser encontrados en el website del National Security Archive)

En mayo de 1981, a pesar de estas continuas atrocidades, Reagan despachó a Walters a Guatemala para que les hiciera ver a los líderes guatemaltecos que la nueva administración del gobierno de los Estados Unidos deseaba levantar el embargo militar que el ex presidente Jimmy Carter y el congreso habían impuesto a causa de las violaciones a los derechos humanos.

En esencia, Walters les estaba dando luz verde al gobierno de Guatemala para que continuara con la práctica de asesinar guerrilleros y civiles que colaboraban con ellos, era una estrategia contrainsurgente practicada durante uno de los momentos más oscuros de la guerra en Vietnam, siendo la masacre de My Lai uno de esos infames incidentes.

Los “Talking Points” también pusieron a la administración de Reagan en correspondencia con las feroces políticas anticomunistas de los regímenes militares en otras partes de América Latina, donde los derechistas “escuadrones de la muerte” operaban con total impunidad, liquidando  no solo a la insurgencia armada, sino además, a aquellos civiles a quienes se les consideraba simpatizantes de las causas de izquierda, como, demandar mayor igualdad económica y justicia social.

En los años 1970, Argentina, Brasil y otros países sudamericanos se aliaron en un programa de asesinatos que cruzaba las fronteras, persiguiendo a líderes izquierdistas y otros oponentes políticos alrededor del mundo, inclusive en los propios Estados Unidos.

Esta ola de asesinatos, llamada “Operación Cóndor”, llegó a Washington D.C. el 21 de septiembre de 1976, cuando elementos de la inteligencia chilena explotaron un carro bomba, matando al antiguo ministro de Relaciones Exteriores, Orlando Letelier y a su ayudante norteamericana Ronni Moffit cuando se desplazaban en coche por la Massachusetts Avenue en un área conocida como Embassy Row.

La falsa historia del complot original para el asesinato se había urdido en una reunión en los cuarteles de la CIA con Vernon Walters, quien fungía como director adjunto bajo el Director de la CIA, George H.W. Bush. Walters había servido además  como agregado militar en Brasil en el momento del golpe militar derechista en 1964.

Reagan acudió nuevamente a Walters para servir como embajador plenipotenciario. Uno de sus papeles claves fue la coordinación con los gobiernos derechistas de toda Latinoamérica en la escalada bélica contra las insurgencias izquierdistas.

Carnicería de la derecha

A pesar de su estilo sencillo y sin pretensiones, Reagan encontraba virtualmente justificada cada acción anticomunista, sin importar cuan brutal fuera. De su periodo de ocho años en la Casa Blanca no existe ninguna indicación histórica de que él se sintiera moralmente afectado por el baño de sangre, inclusive el genocidio que ocurría en Centro América mientras él enviaba millones de dólares en ayuda militar a las fuerzas implicadas…



Traducido del inglés por Marvin Najarro









 Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

jueves, 21 de febrero de 2013

Territorio libre

Como Latinoamérica vino a convertirse en territorio libre en este distópico mundo de agujeros negros y de vuelos secretos o clandestinos, tendría que ser la interrogante. Después de todo fue en Latinoamérica en donde una generación más temprana de elementos contrainsurgentes de EEUU y de la región apoyados por este último pusieron en marcha un prototipo de la guerra global contra el terrorismo de Washington del siglo XXI. Aun antes de la revolución cubana, antes que el Che Guevara exhortara a los revolucionarios a crear “dos, tres, muchos Vietnams”, Washington ya se había adelantado en la creación de dos, tres, muchas agencias centralizadas de espionaje en América Latina. A finales de 1954 después del golpe de Estado orquestado por la CIA que depuso al gobierno democráticamente elegido de Guatemala, el Consejo de Seguridad Nacional recomendó el fortalecimiento de las “fuerzas de seguridad interna de los países amigos”.



TERRITORIO LIBRE: AMÉRICA LATINA,
LA EXCEPCIÓN



Como un gulag de tortura global de Washington se convirtió en la única zona libre de la tierra.

Un reporte recientemente hecho público por el Open Society Institute bajo el título,Gobalizing Torture: CIA Secret Detentions and Extraordinary Rendition”, y el cual el Washington Post ilustra con un mapa, muestra el alcance global de la campaña contra el terrorismo desatada por la CIA después del 9/11. El mapa según lo describe Greg Grandin en TomDispatch;  esta empapado en rojo, como si con sangre, mostrando que en los años después del 9/11, la CIA convirtió a casi todo el planeta en un archipiélago de gulags. Del total de los aproximadamente 190 países del planeta, un número asombroso de 54 países participaron de variadas formas en el sistema de tortura global, hospedando los tenebrosos “agujeros negros” o prisiones secretas, permitiendo el uso de su espacio aéreo y aeropuertos para ser usados como salida o destino de los llamados vuelos secretos, proveyendo inteligencia, participando en el secuestro de individuos de otras nacionalidades o de sus propios ciudadanos y en el proceso entregándolos a los agentes secretos de los Estados Unidos para luego ser extraditados (rendered) a terceros países como Egipto y Siria. Según Open Society el sello distintivo de toda esta operación ha sido la tortura. El reporte documenta el nombre de 136 individuos que fueron atrapados en lo que dice es una operación que continua, aunque los autores dejan en claro que el número total, implícitamente más alto, “permanecerá sin conocerse” a causa del “extraordinario nivel de secretividad del gobierno asociado con las detenciones secretas y las extradiciones extraordinarias”.

Pero lo que resulta sorprendente a cerca del reporte es que, a pesar de que prácticamente ninguna región del globo se ha escapado de quedar manchada (Norte América, Europa, el Medio Oriente, África o Asia, inclusive la social demócrata Escandinavia, pues Suecia entregó al menos a dos personas a la CIA que luego fueron extraditados a Egipto en donde fueron sometidos a todo tipo de tortura), ninguna parte de América Latina que siempre ha sido considerada como el “patio trasero” de Washington, resulta teñida en el mapa del horror de la campaña antiterrorista gobal post 9/11 de la CIA. Ningún país de la región participó o apoyó el abuso o la tortura de aquellos “sospechosos de terrorismo” dirigida desde Washington, el centro del comando del gulag global. Ni siquiera Colombia, que a lo largo de las dos últimas dos décadas ha sido el colaborador más cercano en el proyecto militarista del Pentágono para la región. Es cierto que una manchita roja deberia aparecer sobre Cuba, pero eso solo serviria para resaltar el hecho de que Teodoro Roosevelt tomo la base naval de la bahía de Guantánamo para los Estados Unidos en 1903, “en perpetuidad”.

Como Latinoamérica vino a convertirse en territorio libre en este anti utópico mundo de agujeros negros y de vuelos secretos o clandestinos, tiene que ser la interrogante. Después de todo fue en Latinoamérica en donde una generación más temprana de elementos contrainsurgentes de EEUU y de la región apoyados por este último pusieron en marcha un prototipo de la guerra global contra el terrorismo de Washington del siglo XXI. Aun antes de la revolución cubana, antes que el Che Guevara exhortara a los revolucionarios a crear “dos, tres, muchos Vietnams”, Washington ya se había adelantado en la creación de dos, tres, muchas agencias centralizadas de espionaje en América Latina. A finales de 1954 después del golpe de Estado orquestado por la CIA que depuso al gobierno democráticamente elegido de Guatemala, el Consejo de Seguridad Nacional recomendó el fortalecimiento de las “fuerzas de seguridad interna de los países amigos”. Esto en la región significaba tres cosas:

Primero, los agentes de la CIA y otros oficiales de los EEUU iniciaron el trabajo de “profesionalización” de las fuerzas de seguridad de países como Guatemala, Colombia y Uruguay, trasformando los brutales, torpes y corruptos aparatos de inteligencia locales en, eficientes, “centralizados” aunque siempre brutales agencias capaces de recolectar información, analizarla, y almacenarla. Más  importante aún, tenían que coordinar las diferentes divisiones de las fuerzas de seguridad de cada país, la policía, los militares y los escuadrones paramilitares, para actuar  sobre esa información, la mayoría de las veces letalmente y siempre despiadadamente.

Segundo, los Estados Unidos expandieron grandemente el campo de acción de estas más eficientes y efectivas agencias, dejando en claro que su portafolio incluía no solamente la defensa nacional sino que también las actividades ofensivas internacionales. Ellas iban a ser la vanguardia en una guerra global por la “libertad” y contra el terror anti comunista en el hemisferio. Tercero, nuestros hombres en Montevideo, Santiago, Buenos Aires, Asunción, La Paz, Lima, Quito, San Salvador, Ciudad Guatemala, y Managua iban a ayudar en sincronizar el trabajo individual de las fuerzas de seguridad nacionales.

El resultado fue un estado de terror a escala casi continental. En los años 1970 y 80, el dictador chileno Augusto Pinochet montó la Operación Cóndor la cual vinculaba estrechamente a los servicios de inteligencia de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile, fue el más infame consorcio del terror transnacional llegando a cometer actos de violencia barbárica en lugares tan distantes como los Estados Unidos, Roma Y Paris. Los Estados Unidos habían ayudado más temprano a poner en funcionamiento operaciones similares en otras partes de Suramérica, especialmente en América Central en la década de los 60. Cuando la unión Soviética colapsó en 1991, cientos de miles de latinoamericanos habían sido torturados, asesinados, desaparecidos o encarcelados arbitrariamente, gracias en gran parte a la capacidad organizacional y apoyo de EEUU. Para entonces Latinoamérica era el gulag trasero de Washington.


Cuando terminó la Guerra Fría los grupos de derechos humanos empezaron con la enorme tarea de desmantelar la amplia red continental de agentes de inteligencia, prisiones secretas, y técnicas de tortura profundamente incrustadas dentro de los aparatos de seguridad de la región. Los militares a lo largo de toda la región fueron obligados a dejar las posiciones de gobierno y retornar a sus cuarteles,  Washington no se interpuso en este proceso, al contrario, colaboró en la despolitización de las fuerzas armadas latinoamericanas. Muchos pensaron que con la desaparición de la Unión Soviética, Washington proyectaría su poder en su “patio trasero” a través de medios más livianos, como los tratados de libre comercio y el uso de otras medidas económicas. Entonces sucedió 9/11.


De acuerdo a Greg Grandin en TomDispatch, a finales de noviembre 2002, en el preciso momento en que los lineamientos básicos de las detenciones secretas y extradiciones extraordinarias (extraordinary renditions) de la CIA estaban tomando forma en otras partes del mundo, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, voló 5,000 millas rumbo a Santiago, Chile, para atender a una cumbre hemisférica de ministros de defensa. “Demás está decirlo” dijo Rumsfeld no obstante, “Yo no estaría viajando toda esta distancia si no creyera  que esto fuera extremadamente importante”.


Todo esto fue después de la invasión a Afganistán y antes de Iraq, en ese momento Rumsfeld estaba volando muy alto y en cada oportunidad que tenía dejaba escapar la frase 9/11. Quizás él no sabía del significado especial de esa fecha en América Latina que, 29 años antes había experimentado el primer 9/11 cuando el golpe de Estado apoyado por la CIA depuso al democráticamente elegido presidente de Chile, Salvador Allende. O ¿quizás él sabía el significado exacto y ese era el punto? Después de todo, una nueva batalla por la libertad, la proclamada Guerra Global contra el Terrorismo, estaba en marcha y Rumsfeld había llegado a reunir a los reclutas.


En Santiago, de acuerdo a Grandin, Rumsfeld y otros funcionarios del Pentágono trataron de vender lo que ellos calificaban como la “integración” de “varias capacidades especializadas dentro capacidades regionales más grandes” -una manera insípida de describir el secuestro, la tortura y la muerte en marcha en otros lugares del mundo. “Los eventos alrededor del mundo antes y después del 9/11 sugieren las ventajas”, dijo Rumsfeld, que tiene para las naciones trabajar unidas para hacerle frente a la amenaza del terrorismo.


“Dios mío”, le dijo Rumsfedl a un reportero chileno, “esta clase de amenazas que enfrentamos son globales”. América Latina estaba en una época de paz, el admitió, pero tenía una advertencia para sus líderes: ellos no deben adormecerse creyendo que el continente está libre de los nubarrones en otras partes. Los peligros existen “viejas amenazas, como las drogas, crimen organizado, tráfico de armas ilegales, toma de rehenes, piratería y lavado de dinero; nuevas amenazas, como el crimen cibernético, y amenazas desconocidas que pueden emerger  sin ser advertidas”. “Las nuevas amenazas”, él ominosamente agregó, “deben de ser contrarrestadas con nuevas capacidades”. Según Greg Grandin, gracias al reporte del Open Society , podemos ver muy claramente lo que Rumsfeld daba a entender por “nuevas capacidades”


Entre algunas de ellas, Grandin menciona, la detención, unas semanas previo al arribo de Rumsfeld a Santiago, del ciudadano sirio-canadiense Maher Arar en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York. Él fue detenido en base a falsa información proveída por la Real Policía Montada de Canadá y luego entregado a una “Special Removal Unit” que posteriormente le envío en un vuelo, primero a Jordania en donde fue golpeado y luego a Siria donde fue entregado a los torturadores locales. Arar pasó un año en una celda que parecía tumba donde fue abusado y torturado. Tres semanas antes del viaje de Rumsfeld a Chile, Ghairat Baheer fue capturado en Paquistán y aventado a una prisión de la CIA en Afganistán llamada el Agujero de Sal (Salt Pit). Mientras el secretario de Defensa  encomiaba el retornó de América Latina a la vida democrática y al imperio de la ley después de los días oscuros de la guerra fría, Baheer muy bien estaría soportando en esos momentos una de sus sesiones de tortura, “colgado desnudo por horas sin fin”. Dos días después del discurso de Rumsfeld en Santiago, un oficial de la CIA en el Agujero de Sal hizo que Gul Rahma se desnudara y luego lo encadenó a un piso de concreto sin cobijas. Rahma se congeló hasta morir. Estas y otras muchas historias están contenidas en el reporte del Open Society Institue.

Territorio libre

Continuando con su artículo en TomDispatch, Greg Grandin, dice que Rumsfeld salió de Santiago sin ningún compromiso firme. Algunos de los líderes militares de la región se sintieron tentados por las supuestas oportunidades ofrecidas por la visión del secretario de fusionar el combate al crimen dentro de una campaña ideológica contra el Islam radical, una guerra unificada subordinada en su totalidad al comando de los EEUU. En el momento de la visita de Rumsfeld a Santiago y de acuerdo al politólogo Brian Loveman, el jefe del ejército de Argentina comprendió el más reciente conjunto de objetivos de Washington, insistiendo que “la defensa debe ser tratada como un asunto integral”, sin una falsa división separando la seguridad interna de la externa.

Pero la historia no estaba del lado de Rumsfeld. Su viaje a Santiago coincidió con el épico colapso financiero en Argentina, entre los peores de la historia y que señaló el colapso general del modelo económico que Washington había estado promoviendo en América Latina desde el fin de la guerra fría. Pronto, una nueva generación de líderes de izquierda llegarían al poder en muchas partes de Latinoamérica comprometidos con la idea de la soberanía nacional limitando la influencia de Washington en la región como no lo habían hecho anteriores gobiernos.  

Hugo Chávez era en esos momentos el presidente de Venezuela. Justo unos meses antes del viaje de Rumsfeld a Santiago, Luiz Ignacio “Lula” da Silva ganó la presidencia de Brasil. Unos pocos meses después, temprano en el 2003, los argentinos eligieron a Néstor Kirchner, quien inmediatamente después finalizó los ejercicios militares conjuntos de su país con los EEUU. En los años que siguieron, los Estados Unidos experimentaron un revés tras otro. En el 2008, por ejemplo, Ecuador expulsó a los militares de EEUU de la base aérea de Manta.

La acelerada invasión de Iraq por parte de la administración Bush, un acto al que se opusieron la mayoría de los países de Latinoamérica, contribuyó  a tirar por la borda cualquier buena voluntad post 9/11 que los Estados Unidos tenían en la región. Iraq pareció confirmar las peores sospechas de los nuevos líderes del continente: que lo que Rumsfeld estuvo tratando de vender como una fuerza internacional para “mantener la paz” no sería más que una invitación para que los soldados latinoamericanos sirvieran como Gurkhas en una resucitada y unilateral guerra imperial.

“La cortina de humo” de Brasil

Cables diplomáticos hechos públicos por Wikileaks muestran el grado de rechazo de Brasil a los esfuerzos para pintar de rojo a la región en el nuevo mapa del gulag global de Washington. Un cable del Departamento de Estado de mayo del 2005, por ejemplo, revela que el gobierno de Lula da Silva rehusó “múltiples peticiones” de Washington de recibir a un grupo de prisioneros recientemente liberados de Guantánamo. El cable informaba que, la “posición de Brasil en relación a ese tema no ha cambiado desde el 2003 y probablemente no cambiará en un futuro predecible. El cable reportaba que el gobierno de Lula consideraba que todo el sistema que Washington había montado en Guantánamo (y alrededor del mundo) era una mofa al derecho internacional. “Todos los intentos de discutir este asunto” con los funcionarios brasileños, el cable concluyó, “fueron rechazados rotundamente o aceptados de mala gana”.

Adicionalmente Brasil rehusó cooperar con los esfuerzos de la administración de Bush de crear una versión del “Acta Patriótica” (Patriot Act) para todo el Hemisferio Occidental. Lula evadió por años la revisión solicitada por Washington del código legal brasileño  que rebajaría los estándares de evidencia necesitados para determinar una conspiración mientras que al mismo tiempo ampliaba la definición de conspiración criminal. El departamento de Estado no se percató de las maniobras de Lula hasta en abril del 2008, cuando uno de sus diplomáticos redactó un memorándum llamando al supuesto interés en reformar su código legal para complacer a Washington, una “cortina de humo”. Otro cable de Wikileaks reveló que el gobierno de Brasil temía que una definición más amplia de terrorismo podría ser usada contra miembros de movimientos sociales que luchan por una sociedad más justa. Un diplomático norteamericano se quejó de que esta “mentalidad”, que valora las libertades civiles, “presenta serios desafíos a nuestros esfuerzos de fortalecer la cooperación antiterrorista o de promover la aprobación de leyes anti terrorista”. Adicionalmente Brasil estaba preocupado de las repercusiones de esta legislación antiterrorista sobre muchos de los brasileños de origen árabe que viven en el país.

Finalmente, uno tras otro los cables de Wikileaks revelaban  las repetidas veces que Brasil desestimó los esfuerzos de Washington para aislar a Hugo Chávez que hubiese sido un paso necesario si los Estados Unidos quería incorporar a Suramérica dentro de su banda antiterrorista.  En febrero del 2008, por ejemplo, en una reunión entre el embajador norteamericano Clifford Sobell y el ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobin, este ante la quejas del embajador sobre Chávez, le respondió que aunque compartía sus preocupaciones ante el potencial desestabilizador de Venezuela, lo mejor era, en vez de aislar a Venezuela y causar mayores complicaciones, la creación del  Concejo de Defensa de Sur América -que el gobierno de Brasil apoyaba- “para traer a Chávez dentro de la corriente prevaleciente”. Pero había algo que llamaba la atención aquí: ¡en primer lugar el Consejo de  Defensa de Sur América era una idea de Chávez! Era parte de su esfuerzo, en colaboración con Lula, de crear instituciones independientes paralelas a aquellas controladas por Washington. El memo concluye con el embajador de EEUU haciendo notar cuan curioso resultaba que Brasil usara la “idea de Chávez para la cooperación en defensa” como parte de una “supuesta estrategia para contener” a Chávez.

Obstaculizando la máquina perfecta de la guerra perpetua
 
Según el artículo de Greg Grandin en TomDispatch, la administración de George Bush incapaz de poner en marcha todo su proyecto antiterrorista post 9/11 en toda América Latina, redujo su presencia. En su lugar intentó construir una “máquina perfecta de guerra perpetua” en el corredor que abarca Colombia, Centro América y México. El proceso de militarización de esa más limitada región, a menudo bajo el disfraz de la “guerra contra las drogas”, ha escalado, en el mejor de los casos, bajo la administración de Obama. América Central, de hecho, se ha convertido en el único lugar en donde el Comando Sur (Southcom) que cubre Centroamérica y Suramérica, puede operar más o menos a su voluntad. Una mirada a este otro mapa, ensamblado  por Fellowship of Reconciliation, hace que la región luzca como una gran pista de aterrizaje para los drones y los vuelos de interdicción de drogas de los Estados Unidos.

Washington continua empujando y sondeando más al sur, tratando una vez más de establecer una presencia militar más firme en la región y enlazarla en lo que es ahora una cruzada menos ideológica y más tecnocrática, pero que todavía es una de alcance global en sus aspiraciones. A los estrategas militares norteamericanos, por ejemplo, les gustaría tener una pista aérea en Guayana Francesa o la parte de Brasil que se proyecta dentro del Atlántico. El Pentágono la utilizaría como un trampolín para su creciente presencia en África, coordinando el trabajo del Comando Sur con el más nuevo comando global, Africom.

Pero por ahora, Sur América le ha lanzado obstáculos a la máquina.








Puiblicado por La Cuna del Sol