martes, 29 de diciembre de 2015

Navidad entonces…y ahora

Esta semana, en los días previos a la fiesta anual de Navidad, documentos desclasificados obtenidos por la fuerza legal del Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, revelan que los planificadores de la guerra en Washington estaban listos en la década de los años 1950 para lanzar artefactos nucleares sobre miles de ciudades y otros centros de población de la Unión Soviética en caso de una guerra.


NAVIDAD ENTONCES…Y AHORA


Por Finian Cunningham

De manera perversa, en el momento de la Navidad, nos enteramos que hace tiempo los gobernantes de los Estados Unidos de América tenían planes para acabar con la humanidad por medio de una guerra nuclear.

En momentos en que los cristianos de todo el mundo celebran el nacimiento del hijo de Dios, Jesús, hace unos 2,000 años, la revelación de un plan diabólico para extinguir la vida en la Tierra por parte de los EE.UU constituye una constatación impactante sobre la naturaleza del mal en el mundo moderno.

Esta semana, en los días previos a la fiesta anual de Navidad, documentos desclasificados obtenidos por la fuerza legal del Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, revelan que los planificadores de la guerra en Washington estaban listos en la década de los años 1950 para lanzar artefactos nucleares sobre miles de ciudades y otros centros de población de la Unión Soviética en caso de una guerra.

Los documentos desclasificados fueron obtenidos después de casi 10 años de una campaña legal para hacer los documentos secretos del conocimiento del público.

De manera inquietante, podemos con razón asumir que otros planes semejantes y nefastos  permanecen ocultos en Washington -aún quedan por ser desclasificados.

Se dice que la más reciente publicación es la lista más completa de objetivos nucleares que jamás se haya hecho pública. La lista de 1,200 ciudades asignadas para la aniquilación nuclear por el Comando Aéreo Estratégico de Estados Unidos, incluía a Moscú, Berlín y Varsovia, así como Pekín, presumiblemente debido a que la China comunista era considerada un aliado de la Unión Soviética.

Dos hechos ya establecidos subrayan la vil mentalidad de los planificadores de la guerra de Washington.

En primer lugar, ya se sabe que los jefes militares en el Pentágono querían lanzar una guerra nuclear preventiva contra la Unión Soviética en la década de los 1960. Al presidente estadounidense John F. Kennedy le fue presentado este plan en julio de 1961 a través de su Estado Mayor Conjunto y el director de la CIA, Allen Dulles.

La teoría demoníaca en ese entonces era que un ataque  preventivo de ese tipo podría ser llevado a cabo porque los EE.UU, supuestamente tenía una ventaja nuclear sobre la Unión Soviética, que quedaría tan devastada como consecuencia de una primer ataque que no sería capaz de contraatacar.

Kennedy, para su eterno crédito, quedó disgustado con el plan militar y lo descartó. Al escuchar acerca del plan de parte de sus generales, encabezados por Lyman Lemnitzer, Kennedy habría  vomitado, diciéndole con repugnancia a un asesor: "Y nos hacemos llamar la raza humana".

En segundo lugar, los EE.UU es el único país que ha usado armas nucleares, habiendo arrojado dos bombas atómicas sobre Japón en agosto de 1945, que se tradujo en más de 200,000 muertes al instante. Que alguna nación haya llevado a cabo un acto de este tipo y nunca haber pedido disculpas por ello -de hecho, no ha dejado de emitir excusas por el acto de genocidio- es verdaderamente ilustrativo de una mentalidad excepcionalmente malvada.

Pocos estados han expresado semejante petulancia al haber llevado a cabo el exterminio en masa. Los Estados Unidos se encuentran así mismos  en la histórica compañía de la Alemania nazi en cuanto a su manifiesto derecho de acabar con millones de prójimos sobre la base de la supremacía ideológica.

Esto le da un nuevo significado a la noción del "excepcionalismo estadounidense", reiterado hace sólo unas semanas por el presidente estadounidense, Barack Obama, con la narcisista y delirante creencia que Estados Unidos es un dechado de virtudes para el resto de la humanidad.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha dicho que espera que nadie sea lo suficientemente loco para usar jamás armas nucleares.  Aquí habla un líder que tiene un mínimo de moralidad y humanidad, expresando repudio al uso indiscriminado de tales armas de destrucción masiva.

No es el caso con los planificadores de la guerra en los EE.UU. Fue el presidente George W Bush, quien declaró abiertamente la "doctrina del primer ataque" y el titular Comandante en jefe, Barack Obama, ha mantenido esa doctrina, a pesar de haber sido, en nuestro mundo orwelliano, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2009.

En el transcurso de los 70 años desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los EE.UU han hecho la guerra, abierta y encubiertamente, contra más de 70 países.

Los cálculos sobre el número de muertos a causa de las guerras y subversiones estadounidenses  alcanzan entre 20 y 25 millones, en países que van desde América Latina, África, Oriente Medio y Asia. Ningún otro país, incluyendo la Alemania nazi, ha sido responsable de la muerte y la destrucción en la escala infligida por los EE.UU.

El belicismo y la muerte continúan hasta el día de hoy con Afganistán, Irak, Libia y Siria en ruinas y donde los EE.UU han "perfeccionado" el arte de la subcontratación de la subversión a las redes terroristas bajo la bandera del "extremismo islámico". Estos extremistas han asesinado a musulmanes y cristianos devotos de Dios en su proyecto demoníaco, desatado con la ayuda de los EE.UU y sus aliados europeos, árabes, turcos y sionistas en el "gran juego" del cambio de régimen y la geopolítica.

Los escépticos y lavados del cerebro desestiman tales afirmaciones como conspiraciones descabelladas. Los Estados Unidos, suelen decir, es la "tierra de la libertad" y campeón de la democracia, los derechos humanos y el derecho internacional.

Bueno, estos apologistas necesitan centrarse en la realidad de que los EE.UU no sólo han usado armas nucleares, sino que además tiene planes para utilizarlas de nuevo en contra de cualquiera a quien designe como enemigo. Los escépticos y los adoctrinados necesitan dejar de aceptar las pretensiones de superioridad moral, auto-justificaciones exaltadas y centrarse en el hecho: que los gobernantes norteamericanos se asignan a sí mismos el derecho a acabar con los seres humanos.

Sin embargo, todavía podemos esperar que las armas nucleares nunca sean usadas. Que efectivamente algún día estos barbaros dispositivos de exterminación masiva sean desterrados para siempre y que nuestra capacidad tecnológica sea convertida en un medio pacífico para mejorar el bienestar de la humanidad y del único planeta que compartimos.

En Navidad podríamos aferrarnos a la esperanza y la inspiración por la trascendencia humana sobre la pobreza, la guerra y el sufrimiento. Pero esa esperanza no debe cerrar los ojos ante el mal que existe en nuestro mundo. El mal de la injusticia y la opresión del hombre hacia los otros.

De ninguna manera es "anti-estadounidense" decir esto. Pero el mayor de los males que enfrentamos hoy en día, son los gobernantes de los EE.UU y sus puestos de avanzada a nivel mundial que presumen de librar guerras por razones "políticas", con el fin de mantener su riqueza y privilegios sobre el resto de la humanidad.

El hecho mismo que estas personas y su mentalidad institucionalizada estaban, y presumiblemente todavía están, dispuestas a acabar con la humanidad con armas nucleares es su acusación.


Las personas de buena voluntad deben unirse y derrotar la nefasta estructura de nuestro mundo, en el que una pequeña élite tiene chantajeada a la gran mayoría de la humanidad. La humanidad es mucho mejor que eso, se merece mucho más que eso, y está, potencialmente, destinada para mucho, mucho más que eso.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

lunes, 28 de diciembre de 2015

El Estado Mayor Conjunto denuncia la influencia de los halcones liberales sobre la Casa Blanca

¿Pueden los militares influir en los políticos o deben limitarse a obedecerlos, aunque los vean cometer errores? El coronel James H. Baker, actual estratega del Pentágono, abordó este tema en un célebre artículo. Este es también el sentido del artículo de Seymour Hersh sobre cómo el Estado Mayor Conjunto estadounidense estuvo advirtiendo constantemente a la Casa Blanca sobre las operaciones de la CIA en Siria y en Ucrania. Hace varios meses que el complejo militaro-industrial, el ex director de la DIA y el ahora ex secretario de Defensa vienen multiplicando las críticas sobre la política del presidente Obama.


EL ESTADO MAYOR CONJUNTO DENUNCIA LA INFLUENCIA
DE LOS HALCONES LIBERALES SOBRE LA CASA BLANCA


Por Thierry Meyssan

Los generales Michael T. Flynn, ex director de la agencia de inteligencia del Pentágono (DIA), y Martin Dempsey, ex jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos (JCS), posan con sus esposas. Después de haber obedecido en silencio, hoy arremeten contra la influencia de los halcones liberales sobre la Casa Blanca. Para ambos generales, Washington debería actuar como un socio confiable para Moscú, en vez de seguir jugando sucio en Siria y Ucrania.

Desde la realización de la Conferencia de Ginebra, en junio de 2012, Estados Unidos ha estado acumulando las contradicciones, tanto en Siria como en Ucrania. Ahora, el Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos ha decidido organizar “filtraciones” de información sobre su propia posición, como medio de influir en la Casa Blanca.

Contradicciones y vacilaciones de la Casa Blanca

Durante los dos mandatos de George W. Bush, la Casa Blanca quería derrocar la República Árabe Siria y crear en Ucrania una zona de caos, como había logrado hacerlo en Irak. Por un lado, esperaba proseguir así el rediseño del «Medio Oriente ampliado» y, por el otro, cortar las líneas de comunicación terrestre entre Occidente y el creciente poder que representan Rusia y China.

Cuando Barack Obama llegó a la Casa Blanca, como sucesor de George W. Bush, tenía como consejeros al general Brent Scowcroft y a su propio mentor en temas políticos, que no era otro que Zbignew Brzezinski.

Estos ex consejeros de Jimmy Carter y de Bush padre en materia de seguridad nacional desconfiaban de la teoría del caos de Leo Strauss. Ellos estimaban que el mundo tenía que estar organizado según el modelo de la paz de Westfalia, o sea alrededor de Estados internacionalmente reconocidos. Al igual que Henry Kissinger, ellos aconsejaban debilitar a los Estados, para que no estuvieran en condiciones de oponerse a la hegemonía estadounidense, pero sin destruirlos. Por consiguiente, no vacilaban en recurrir a grupos no estatales para que hicieran el trabajo sucio del Imperio estadounidense, pero sin la menor intención de confiarles la administración de territorios.

Cuando los halcones liberales, reunidos alrededor de Hillary Clinton, Jeffrey Feltman y David Petraeus –un general de salón reciclado en la vida civil–, sabotearon el acuerdo que la Casa Blanca acababa de negociar con el Kremlin y reactivaron la guerra en Siria, en julio de 2012, Barack Obama no reaccionó. En plena campaña para la elección presidencial, Obama no podía darse el lujo de permitir que se viera claramente el desorden reinante en su equipo de gobierno. Lo que hizo fue tender una trampa al general Petraeus, haciéndolo arrestar –llegando incluso a esposarlo– al día siguiente de su propia reelección como presidente de Estados Unidos. Después, despidió a Hillary Clinton y la reemplazó por John Kerry. Este último, que tenía relaciones cordiales con el presidente sirio Bachar al-Assad, podía recuperar el terreno perdido en ese aspecto. En cuanto a Feltman, que ya se hallaba en la ONU, sacarlo de allí bruscamente parecía delicado.

Pero John Kerry comenzó dejándose convencer de que ya era demasiado tarde y de que a la República Árabe Siria no le quedaba mucho tiempo. Y creyó que lo único que podía hacer era evitar que Assad corriera el mismo fin trágico que Muammar el-Kadhafi, sodomizado con una bayoneta antes de ser asesinado. La Casa Blanca y el Departamento de Estado se habían dejado cegar por las mentiras que databan de los tiempos de la administración Bush, cuando todos los funcionarios estaban movilizados, no para analizar el mundo y tratar de entenderlo sino para justificar por adelantado los crímenes de Washington. En 2006, el primer secretario de la embajada de Estados Unidos en Damasco, William Roebuck, había redactado un informe impuesto como verdad indiscutible: Siria no era una república baasista sino una dictadura alauita. Así que Arabia Saudita, Qatar y Turquía podían respaldar legítimamente a la mayoría sunnita de la población para implantar la «democracia de mercado» [1].

El presidente Obama dejó, por tanto, a la CIA seguir adelante con su operación de derrocamiento del régimen sirio, disfrazada de apoyo a los «rebeldes moderados». Se organizan entonces amplias redes de tráfico de armas, primeramente desde la Libia post-Kadhafi, más tarde desde la Bulgaria de Rosen Plevneliev y Boiko Borisov [2], y posteriormente desde la Ucrania post-Yanukovich [3]. Simultáneamente, se abren oficinas de reclutamiento en todo el mundo musulmán para enviar combatientes a salvar a los sunnitas sirios reprimidos por la dictadura siria.

Pero al final no queda más remedio que reconocer que la República Árabe Siria resiste a la embestida de la mayor coalición de la Historia (114 países y 16 organizaciones internacionales agrupadas en el seno de los «Amigos de Siria»). Y si la República Árabe Siria logra resistir es simplemente porque nunca ha sido una dictadura alauita sino más bien un régimen laico y socialista; porque el ejército sirio nunca se ha dedicado a masacrar a los sunnitas y porque son precisamente sunnitas la mayoría de los soldados que defienden la República Árabe Siria ante la agresión extranjera.

En febrero de 2014, cuando los neoconservadores, reunidos alrededor de Victoria Nuland, lograron derrocar el gobierno de Kiev –a golpe de millones de dólares–, el presidente Obama vio en ello el merecido resultado de largos años de esfuerzos. Barack Obama no percibió de inmediato las consecuencias de aquella operación. Y después se vio ante un dilema: dejar el país sin gobierno, como un hueco negro entre la Unión Europea y Rusia, o poner en el poder a los soldaditos de la CIA, varios nazis y unos cuantos islamistas. Así que optó por la segunda posibilidad, pensando que sus servicios secretos encontrarían entre esos mercenarios algunos individuos capaces de mantener una apariencia de respetabilidad. Los hechos han demostrado que no lo lograron. El resultado es que, si bien el régimen de Viktor Yanukovich era corrupto –aunque no más que los de Moldavia, Bulgaria o Georgia, y todavía sería posible mencionar muchos más–, el poder actualmente instalado en Kiev encarna todo aquello contra lo que luchó Franklin D. Roosevelt.


El periodista Seymour Hersh reveló la masacre de My Lay –durante la agresión estadounidense contra Vietnam– así como las torturas que practicaban los militares de Estados Unidos en la cárcel de Abu Ghraib –durante la invasión de Irak. Después de haber trabajado en el New York Times, y posteriormente en el New Yorker, este periodista estadounidense ya no logra publicar sus trabajos en la prensa de su propio país y funge como colaborador de la London Review of Books.

Lo que quieren los militares estadounidenses

En momentos en que la Casa Blanca y el Kremlin acaban de concluir un segundo acuerdo para restaurar la paz en el Medio Oriente, el periodista estadounidense Seymour Hersh publica –en la London Review of Books– una larga investigación donde revela cómo el Estado Mayor Conjunto, encabezado por el general Martin Dempsey, se resistió a dejarse llevar por las ilusiones de Barack Obama [4]. Según Hersh, los militares estadounidenses trataron de mantener el contacto con sus homólogos rusos, a pesar del manejo político de la crisis ucraniana. Para ello transmitieron información crucial a algunos de sus aliados, con la esperanza de que estos los hicieran llegar a los sirios, pero se abstuvieron de toda ayuda directa a Damasco. Seymour Hersh deplora el hecho que ya no sea así desde que el general Joseph Dunford encabeza el Estado Mayor Conjunto.

En este artículo, Seymour Hersh afirma que la política de la Casa Blanca se ha mantenido invariable en 4 aspectos, totalmente absurdos, según los militares:
- la insistencia en la salida del presidente Assad;
- el rechazo a crear una coalición contra el Emirato Islámico junto a Rusia;
- seguir viendo en Turquía un aliado estable en la guerra contra el terrorismo
- seguir creyendo en la existencia de fuerzas sirias de oposición moderada aptas para recibir apoyo estadounidense.

Es necesario recordar que el anterior secretario de Defensa, Chuck Hagel, fue descartado en febrero de 2014 precisamente por haber cuestionado esa política [5]. Chuck Hagel fue reemplazado por Ashton Carter, un alto funcionario –ex colaborador de Condoleezza Rice– conocido por su habilidad para los negocios [6].

En octubre de 2014, la Rand Corporation, principal tanque pensante del complejo militaro-industrial estadounidense, tomó oficialmente posición a favor del presidente Assad, subrayando que su derrota haría inevitable la llegada de los yihadistas al poder mientras que su victoria permitiría estabilizar la región [7].

En agosto de 2015, fue el general Michel T. Flynn, ex director de la Defense Intelligence Agency (DIA, la agencia de inteligencia del Pentágono), quien reveló al canal de televisión qatarí Al-Jazeera que se había esforzado por advertir a la Casa Blanca sobre las operaciones planificadas por la CIA y varios aliados de Washington mediante el uso de los yihadistas. Ante las cámaras de Al-Jazeera, el general Flynn comentaba uno de sus informes –recientemente desclasificado [8]–, donde anunciaba la creación del Emirato Islámico [9].

Finalmente, en diciembre de 2015, el ex secretario de Defensa, Chuck Hagel, declaraba que la posición de la Casa Blanca sobre Siria restaba credibilidad al presidente Obama [10]


La eliminación del presidente democráticamente electo de Siria es un objetivo de guerra de los halcones liberales y los neoconservadores estadounidenses. La neutralización de Assad implicaría la caída del régimen, de la misma manera como el linchamiento de Kadhafi hundió Libia en el caos. Hoy resulta imposible salvar al pueblo sirio sin respaldar a su presidente, Bachar al-Assad.

Cómo trataron los militares de ayudar a Siria

Según Hersh, en 2013 el Estado Mayor Conjunto estadounidense dio a conocer a sus homólogos sirios las 4 exigencias de Washington para implementar un cambio de política:
- Siria tendría que impedir que el Hezbollah atacara Israel;
- Siria tendría que retomar las negociaciones con Israel para resolver la cuestión del Golán;
- Siria tendría que aceptar la presencia de consejeros militares rusos
- y también tendría que comprometerse a realizar nuevas elecciones al final de la guerra, permitiendo además la participación de un amplio sector de la oposición.

Al leer esas 4 condiciones resulta sorprendente comprobar lo siguiente: o los militares estadounidense carecen totalmente de conocimientos sobre la política del Medio Oriente, o lo que buscan es imponer condiciones que no son tales y que serán aceptadas de inmediato por parte de Damasco. A menos que se trate, en realidad, de sugerencias enviadas al presidente Assad para que lograra hacer evolucionar la posición de su homólogo estadounidense.

- En primer lugar, el Hezbollah es una red de resistencia contra la ocupación israelí creada en Líbano como respuesta a la invasión de 1982. Inicialmente, el Hezbollah no contaba con asesoramiento de los Guardianes de la Revolución iraníes, aunque mucho le debe al Basij [11], sino del Ejército Árabe Sirio. Y sólo se volvió hacia Irán en 2005, después de la retirada del Ejército Árabe Sirio del Líbano. A pesar de ello, durante la agresión israelí de 2006 contra el Líbano, el entonces ministro sirio de Defensa estuvo –en secreto– en el campo de batalla para supervisar la entrega de material militar. Actualmente, el Hezbollah chiita y el Ejército Árabe Sirio laico luchan juntos, en Líbano y en Siria, contra los yihadistas, que a su vez cuentan con apoyo aéreo de Israel, país que además presta atención médica a los yihadistas heridos.

- Desde 1995 (en Wye River) y hasta 2000 (en Ginebra), el entonces presidente estadounidense Bill Clinton organizó negociaciones entre Israel y Siria. Todo se negoció de forma equitativa, a pesar de la deshonestidad de la delegación israelí –que escuchaba las conversaciones telefónicas entre los presidentes de Estados Unidos y de Siria [12]. La paz habría podido y debido firmarse en aquel momento, si el primer ministro israelí Ehud Barack no se hubiese echado atrás en el último momento, como señala el propio presidente Bill Clinton en sus memorias [13]. Posteriormente, Bachar al-Assad retomó las negociaciones, indirectamente –a través de Turquía– y por propia iniciativa. Pero las interrumpió cuando Israel violó descaradamente el derecho internacional al interceptar y abordar la «Flotilla de la Libertad» en aguas internacionales. Actualmente, Siria sigue estando dispuesta, y desea, retomar y llevar a buen término aquellas negociaciones, pero la parte israelí rechaza esa posibilidad.

- En cuanto a las relaciones militares entre Damasco y Moscú, estas se remontan a la época de la Unión Soviética, con una especie de paréntesis en tiempos de Boris Yeltsin. En 2005, Bachar al-Assad viajó a Rusia para renegociar la deuda que Siria había contraído con la desaparecida URSS. El presidente sirio ofreció entonces al Kremlin 30 kilómetros de litoral para ampliar el puerto militar de Tartús, pero los rusos –cuyas fuerzas armadas se hallaban en plena reorganización– no mostraron interés en la propuesta. En junio de 2012, antes de la Conferencia de Ginebra, el consejero sirio de Seguridad Nacional Hassan Turkmani propuso a los rusos desplegar «chapkas azules» (una fuerza de paz) en suelo sirio para estabilizar el país. El Kremlin, observando la actividad de la CIA y la ola de yihadistas provenientes de todo el mundo musulmán, comprendió poco después que aquella guerra era el ensayo general de una operación que habría de desplazarse hacia el Cáucaso. Vladimir Putin decidió entonces que el tema sirio era una «cuestión interna rusa» y se comprometió a desplegar sus fuerzas armadas. Si nada sucedió en 2013 y 2014 no fue porque Rusia hubiese cambiado de opinión sino porque estaba preparando sus fuerzas, y sobre todo dando los últimos toques a nuevos tipos de armas.

- En mayo de 2014, la República Árabe Siria organizó una elección presidencial, que todas las embajadas presentes en Damasco calificaron de justa y democrática. Fueron los europeos quienes, violando la Convención de Viena, impidieron a cientos de miles de refugiados sirios votar en dicha elección presidencial. Y también convencieron a diferentes grupos de oposición para que no presentaran candidatos. Bachar al-Assad, que ganó ampliamente esa consulta, está sin embargo dispuesto a poner su mandato en la balanza, de forma anticipada, cuando termine la guerra. Mediante un simple voto del parlamento, la República Árabe Siria podría aceptar las candidaturas de ciudadanos sirios exilados, exceptuando a los que hayan colaborado con la Hermandad Musulmana o con sus organizaciones armadas, como al-Qaeda, el Emirato Islámico, etc.

Los militares estadounidenses quieren desmarcarse de los neoconservadores

Justo antes de dejar el cargo de jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Martin Dempsey había logrado la nominación del coronel James H. Baker como nuevo director del Office of Net Assessment, o sea la oficina encargada de elaborar los proyectos y estrategias del Pentágono [14]. Al coronel Baker se le considera recto, racional y razonable –exactamente lo contrario de los straussianos– y aunque Seymour Hersh no lo menciona en su artículo, parece entonces posible que Baker tenga que ver con la posición del Estado Mayor Conjunto.

En todo caso, el artículo de Seymour Hersh demuestra que existe en el Estado Mayor Conjunto estadounidense una voluntad de desmarcarse a la vez de la Casa Blanca y de los halcones liberales, como los generales David Petraeus y John Allen. Esto es una manera de subrayar que, en el actual contexto, el presidente Obama ya no tiene ninguna razón para seguir con las ambigüedades que tuvo que se vio obligado a mantener durante los 3 últimos años.

Elementos fundamentales

- En los últimos meses, la Rand Corporation (principal tanque pensante del complejo militaro-industrial estadounidense), el ex director de la Defense Intelligence Agency Michael T. Flynn, el ex jefe del Estado Mayor Conjunto Martin Dempsey y el ex secretario de Defensa Chuck Hagel han cuestionado las contradicciones y vacilaciones de la Casa Blanca.
- Los estrategas militares estadounidenses cuestionan la política de confrontación con Rusia, heredada de la era Bush. Ese sector está pidiendo que se implante una colaboración en Siria y Ucrania, así como volver a meter en cintura a los supuestos aliados de Washington, como Turquía, Arabia Saudita y Qatar.
- La alta oficialidad estadounidense estima

1. que hay que respaldar al presidente Bachar y que este debe vencer y mantenerse en el poder;
2. que hay que actuar junto a Rusia contra el Emirato Islámico;
3. que hay que castigar a Turquía porque no está comportándose como aliado sino como un enemigo

4. y que hay que dejar de soñar con la existencia de rebeldes sirios moderados y no esconderse más detrás de esa ficción, que sólo sirve para permitir a la CIA seguir aportando apoyo a los terroristas.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

sábado, 26 de diciembre de 2015

La deportación el regalo de Navidad y Año Nuevo

La medida antiinmigrante dada a conocer por el Washington Post, no es el producto de una decisión apresurada de las autoridades estadunidenses, es según el citado matutino, el resultado de un riguroso debate de varios meses en el seno de la administración de Obama a cerca de esta política que todavía no ha sido oficializad. La desafortunada noticia dada a conocer en vísperas de la navidad, cayó como un balde de agua fría para las miles de familias centroamericanas que viven en los EE.UU a la espera de un alivio a su situación migratoria que ha permanecido en el limbo desde su llegada en 2014, durante la llamada crisis migratoria de los niños migrantes sin acompañamiento y de otros que llegaron acompañados por alguno de sus padres.


LA DEPORTACIÓN EL REGALO
DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO



La noticia sobre que el gobierno de Obama planea deportaciones masivas para el inicio del 2016, cayó como un balde de agua fría para las miles de familias centroamericanas que viven en los EE.UU a la espera de un alivio a su situación migratoria que ha permanecido en el limbo desde su llegada en 2014, durante la llamada crisis migratoria de los niños migrantes sin acompañamiento y de otros que llegaron acompañados por alguno de sus padres. La desafortunada noticia dada a conocer en vísperas de la navidad, contradice el mensaje del espíritu navideño de paz y armonía que para estas épocas sale de la Casa Blanca y que los medios incansablemente repiten cada minuto para el contentamiento de la masa sumida en el desaforo del consumismo navideño. 

La medida antiinmigrante dada a conocer por el Washington Post, no es el producto de una decisión apresurada de las autoridades estadunidenses, es según el citado matutino, el resultado de un riguroso debate de varios meses en el seno de la administración de Obama a cerca de esta política que todavía no ha sido oficializada. Sin embargo, de acuerdo con personas familiarizadas con la operación, el Departamento de Seguridad Nacional ha empezado a prepararse para una serie de redadas que tendrán como objetivo, para la deportación, a cientos de familias que llegaron en forma masiva a los Estados Unidos desde el inicio del año anterior. Según las mismas fuentes citadas por el Washington Post, la campaña nacional de deportaciones que será llevada a cabo por agentes del servicio de inmigración (ICE), tan pronto como en enero, sería la primera campaña a gran escala para deportar familias que han huido de la violencia en Centro América. De acuerdo a funcionarios familiarizados con la operación, las redadas del ICE tendrán como objetivo únicamente a aquellos adultos y niños sobre quienes pesan órdenes de deportación emitidas por jueces de inmigración. Esas personas serán detenidas en cualquier lugar y deportadas inmediatamente. Se espera que el número de familias blanco de las deportaciones ande por los centenares o más.

Cualesquiera que sean las motivaciones políticas detrás de esta medida tomada por el gobierno de Obama, pues como se sabe la inmigración indocumentada es un tema altamente politizado que sale  a relucir y se explota al máximo sobre todo en tiempo de elecciones, tal y como lo están haciendo Donald Trump y los otros candidatos republicanos, lo cierto es que por enésima vez pone ante los ojos de todo el mundo la naturaleza hipócrita e inhumana de las políticas migratorias de los EE.UU. Mismas que nada tienen que ver con esa falsa noción americana de la libertad y la protección de los derechos humanos.

Acaso no sería loable demostrar en la práctica esos valores humanos, concediéndoles protección a esos cientos de seres humanos que buscan sentirse libres de la miseria económica y la violencia que plagan sus países de origen y que los ha obligado a emigrar en busca de mejores oportunidades en un país en el que buscaran rehacer sus vidas y ser útiles mediante su denodado esfuerzo a la nación que los ha acogido. Desafortunadamente la realidad es otra, y la crudeza y la hipocresía de las políticas estadounidenses terminan imponiéndose escogiendo como sus víctimas a los más vulnerables, los inmigrantes indocumentados que a pesar de contribuir enormemente a la economía estadounidense, ya sea como fuerza de trabajo de bajo costo o como consumidores muy importantes, al final nada de eso cuenta ya que su condición de ilegalidad y origen étnico sirven de pábulo para alimentar la xenofobia y el odio antiinmigrante, tanto de la clase política como de un público que cada vez se vuelve más intolerante hasta el grado de exigir la expulsión de todos los inmigrantes indocumentados a los que se percibe como una amenaza a su seguridad y estilo de vida, sin reparar por un momento en que las causas que obligan a la mayoría de estas personas a emigrar, como la pobreza, la explotación y la marginación social, tienen su origen precisamente en las políticas impulsadas por Washington, las cuales las clases gobernantes centroamericanas muy obedientemente han adoptado, y cuyos desastrosos resultados, se reflejan en los miles y miles que huyen de sus países azotados por la miseria y la violencia.

Por otra parte, resulta sumamente contradictorio -un ejemplo de la hipocresía de Washington- el hecho que mientras se aceleran los planes para deportar a estas familias centroamericanas a quienes se les ha negado la condición de refugiados, se instiga a decenas de cubanos a aventurarse a entrar ilegalmente a los Estados Unidos donde inmediatamente serán acogidos como refugiados políticos que, según la versión de Washington, huyen de la férrea dictadura comunista que los hermanos Castro han establecido en Cuba. Todo esto mientras ambos países están en el proceso de normalizar sus relaciones diplomáticas y comerciales rotas hace más de 50 años, sin embargo, para la Casa Blanca esto no representa obstáculo alguno para seguir implementando sus políticas desestabilizadoras contra la isla a la que busca poner bajo su esfera de dominación.

Para el gobierno de Obama que ha fracasado en sus promesas de implementar una reforma migratoria integral, o la amnistía parcial que beneficiaría a millones de indocumentados, el frio cálculo político que ha caracterizado sus políticas migratorias durante sus dos periodos presidenciales, se impone a la sensibilidad humana que debe privar a la hora de resolver un asunto en el que está en juego la vida, la seguridad y el bienestar de miles de seres humanos. En ese orden de cosas y ya cuando se aproxima el fin de su presidencia y sin tener necesidad de cotejar el voto de la inocente comunidad latina, Obama y su entorno deciden que en las actuales circunstancias políticas por las que atraviesa los EE.UU, la deportación es, políticamente, lo más conveniente, para solucionar el escabroso tema de las familias inmigrantes centroamericanas que llegaron a los EE.UU en busca de asilo en el 2014.

Finalmente, si el plan Alianza para la Prosperidad que Estados Unidos pretende poner en marcha en los países de Trinagulo Norte, es en realidad una iniciativa de desarrollo económico y seguridad que va a beneficiar a los habitantes de la región, ¿por qué no   considerar entre sus provisiones la legalización de todas esas familias que ya se encuentran en suelo estadounidense y que ahora van a ser deportadas? Obviamente eso no forma parte del diseño hegemónico del plan que Washington tiene dispuesto para los países de Centro América.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

América Latina: perspectivas frente a un nuevo escenario político | Entrevista a Claudio Katz

Yo creo que es muy importante en toda la discusión de si se termina o no el ciclo progresista, mirar no sólo a los gobiernos, sino también lo que pasa por abajo. Hay una tendencia de muchos autores a evaluar un ciclo en función de quién maneja el poder ejecutivo. Pero ese es sólo un elemento. El ciclo nació con la rebelión popular y lo que define la relación de fuerza son las rebeliones populares. En la última década hubo un proceso novedoso porque a través de una redistribución parcial de la renta de los commodities muchos gobiernos desenvolvieron redes de asistencialismo y procesos de consumo que atemperaron las luchas sociales. Esa es una de las explicaciones de por qué no hemos tenido rebeliones desde el 2004 en adelante.


AMÉRICA LATINA: PERSPECTIVAS FRENTE A UN
NUEVO ESCENARIO POLÍTICO | ENTREVISTA A CLAUDIO KATZ



“Venezuela define el futuro del ciclo progresista”

Para aclarar el nuevo escenario político que se va configurando en América Latina entrevistamos a Claudio Katz economista, investigador del CONICET, docente universitario,  investigador del CONICET y, ante todo, militante de izquierda.

En tus trabajos sobre Sudamérica hablás de la dualidad que ha caracterizado la última década. ¿En qué ha consistido esa dualidad?

En mi opinión el denominado ciclo progresista de la última década en Sudamérica ha sido un proceso resultante de rebeliones populares parcialmente exitosas (Argentina, Bolivia, Venezuela, Ecuador), que modificaron las relaciones de fuerza en la región. Permitieron abordar un escenario económico de valorización de las materias primas e ingresos de dólares, en forma muy diferente a la predominante en otras etapas. Durante este lapso, junto al modelo neoliberal existieron esquemas de política económica neo-desarrollistas y distribucionistas. En el plano político, junto a gobiernos derechistas hubo gobiernos de centroizquierda y  gobiernos radicales. Fue un período donde la capacidad de acción del imperialismo quedó seriamente acotada, con retroceso de la OEA y reconocimiento de Cuba. Al final David le ganó a Goliat y Estados Unidos tuvo que aceptar esa derrota. Fue, además, una década en la que no hubo ajustes al estilo Grecia, prácticamente en ningún país de América Latina. Asimismo, durante esta década se produjeron importantes victorias democráticas. Es muy ilustrativa la comparación de Sudamérica con Centroamérica. Contrastando el nivel de agresiones vigente en México, Honduras, Guatemala con las libertades públicas conquistadas en Argentina, en Bolivia o en Brasil se percibe la dimensión de este cambio. Y también apareció con el chavismo el rescate del proyecto socialista. Por todas estas razones Sudamérica se convirtió en la referencia para los movimientos sociales de todo el mundo.

En un trabajo reciente señalé que existe una “dualidad en América Latina” porque este cambio en el ciclo político y en las relaciones de fuerza coexistió con una consolidación del patrón de acumulación extractivista, asentado en la exportación de materias primas básicas y en la inserción de América Latina como proveedora de productos básicos en la división internacional del trabajo. Esta situación es natural para un gobierno neoliberal, forma parte de su estrategia. Pero para gobiernos progresistas, de centroizquierda, hay una tensión con esa estructura; y para gobiernos radicales, distribucionistas, hay un conflicto de grandes proporciones.

Por lo tanto hubo rebeliones exitosas que dieron lugar a gobiernos distintos, algunos antiliberales, pero se generó una situación que tarde o temprano debía dirimirse, puesto que no pueden coexistir con el modelo extractivista y el fortalecimiento de la configuración económica tradicional dependiente de América Latina. Lo que empezó a salir a flote en los últimos meses es esa contradicción. Y por esa razón comenzó la restauración conservadora y el debate en torno al fin del ciclo progresista. A fin de año tenemos dos hechos categóricos. Primero el triunfo de Macri que es importante porque es el primer caso de un retorno derechista a la presidencia. La derecha a partir de los cacerolazos, construyó poder político, derrotó al peronismo y formó un gabinete de la “CEOcracia”, para un país gobernado por “sus propios dueños”, con una gabinete directamente de la clase capitalista.

El segundo hecho es más parcial pero más significativo. En Venezuela la derecha no gana el gobierno pero sí el parlamento, en condiciones de una guerra económica brutal, de terrorismo mediático, de caos económico generado por los reaccionarios. Y Venezuela es el símbolo más acabado de los procesos radicales dentro del ciclo progresista.

¿Cuál es la situación, en este nuevo escenario continental, de los países que lejos de la dualidad mantuvieron no sólo la matriz económica sino también las políticas neoliberales?

Una de las grandes trampas informáticas de todo este período es el ocultamiento de lo que ocurre en los países gobernados por el neoliberalismo. Parecería que todo está maravilloso ahí, y que los únicos problemas de América Latina están en los otros países. Pero en los hechos hay una distorsión mediática monumental. Basta observar la situación de México, un país que tiene elevadísimos niveles de criminalidad, destrucción del tejido social y enormes regiones copadas por el narcotráfico. Basta ver la situación de países centroamericanos diezmados por la emigración, por el predominio de la criminalidad y con presidentes como en Guatemala, que han sido destituidos por el escándalo de corrupción. O tomar el modelo económico chileno que está atravesando una situación bastante crítica: se ha reducido significativamente el crecimiento y además aparece la corrupción en un país que hacía gala de transparencia. El endeudamiento de las familias, la precarización laboral, la desigualdad, y la privatización de la educación empiezan a salir a la superficie. Y el gobierno de Bachelet está paralizado. Esas reformas de la jubilación, de la educación que pensaba realizar están detenidas.

Mirando el universo neoliberal vemos también al único caso de default de la deuda en todo este período que es Puerto Rico. Allí un país que es de hecho una colonia norteamericana soporta la descapitalización, el saqueo de los recursos, la desintegración del tejido social, que durante un tiempo fueron compensados con financiamiento público pero en un momento ese sostén se acabó e irrumpió el default.

Entonces, en los países donde no hubo redistribución de la renta de este súperciclo de las materias primas, la situación social, política y económica es más grave. Lo que pasa es que nadie habla del tema.

En este nuevo escenario que se abre ¿en qué posición considerás que quedarán los países neo-desarrollistas como Argentina y Brasil? ¿La restauración conservadora en estos  países tenderá a reconfigurar los “bloques”, integrándose al bloque abiertamente neoliberal?

Ahí podemos ser muy categóricos respecto del balance de lo ocurrido, y muy cautelosos respecto de lo que se viene.  Yo separaría para diferenciar lo que sabemos, de lo que podemos imaginar.  No cabe duda de que en Argentina y Brasil el cambio en curso es el resultado de un agotamiento del modelo económico neo-desarrollista. No es la única causa ni estoy seguro de que uno pueda atribuirle una incidencia mayor a la de otros factores, pero es el trasfondo del problema.

En los dos países hubo un intento de utilizar una porción de la renta generada por la valorización de las materias primas para recomponer la industria e intentar un modelo basado en el consumo. Pero como estamos bajo el capitalismo este tipo de procesos tiene límites muy estrechos. Porque lo que funciona al principio se agota posteriormente, a medida  que se afecta la rentabilidad capitalista. La teoría del derrame al revés no funciona. Es una ilusión de la heterodoxia keynesiana suponer que con el simple aumento de la demanda comienza un círculo virtuoso. Ocurre lo contrario. En un momento estos gobiernos encuentran un límite y empieza el proceso clásico de fuga de capitales, de presión cambiaria, que es lo que ha sucedido en los dos casos.

Creo que hay un desgaste económico pero también hubo un fuerte deterioro político, tanto en Brasil como en la Argentina. Esa erosión estuvo determinada en ambos casos por la aparición de un descontento social que ninguno de los gobiernos quiso canalizar atendiendo las demandas. En ese clima se asentó el ascenso de Macri y la expansión de la base social de la derecha brasileña.

Lo que está claro es ese balance, pero no el devenir posterior. El gran test será el gobierno de Macri. Todavía no podemos hacer una evaluación. Es un gobierno derechista clásico, con todas las características reaccionarias de un gobierno derechista. Pero opera en un marco de gran combatividad. Por eso hay una contradicción entre lo que quiere hacer y lo que él puede hacer.

Volviendo a Venezuela, en una charla planteaste una idea que nos parece importante, señalando la futilidad de aplicar siempre y en todo lugar el cliché de  “lo que no avanza, retrocede”, “lo que no se radicaliza, vuelve atrás”. Pero pensando esta situación en concreto recordábamos la recomendación de Fidel a Allende luego del Tancazo “Este es tu Girón”. ¿Qué perspectivas no abstractas, sino concretas en función de las fuerzas políticas y sociales, ves en Venezuela de radicalización? ¿Cuáles serían las medidas a tomar en ese camino?

Esas frases se repiten, pero muchos que las pronuncian se olvidan de aplicarlas cuando es necesario implementarlas, especialmente hoy en Venezuela. Allí se define el ciclo progresista y el  futuro. Ha sido el principal proceso y su desenlace va a determinar el contexto de toda la región.

Es evidente que el imperialismo ha concentrado todos sus dardos en Venezuela. Por eso, Estados Unidos reconoce a Cuba, tiene guiños con muchos gobiernos, pero no con Venezuela. Allí  impone la baja del precio del petróleo, alimenta las organizaciones paramilitares, financia ONGs  conspirativas, opera en el plano militar. Motoriza formas destituyentes que viene preparando hace mucho tiempo. Por eso las elecciones se desenvolvieron en ese contexto de guerra económica y finalmente lograron que la derecha gane. Por primera vez ganaron la mayoría en el parlamento y apuntan a convocar al referendo revocatorio.

La derecha intentará recorrer dos senderos: el camino Capriles y el de López. López promueve volver a las guarimbas y Capriles propicia el desgaste de Maduro. Y es muy ilustrativo que Macri primero propuso agredir con la pantalla de la “cláusula democrática” y después optó por posponerlo. Macri (a cuya elección vino Corina López), es uno equilibrista entre los dos. Va a seguir el tono dominante. Por un lado López y por otro Capriles, puesto que ambos se complementan. Son dos líneas de lo mismo. Y Macri es uno orquestador internacional de esa conspiración.

Hay ahora una fuerte presión sobre Maduro para que acepte una negociación y quede apabullado sin poder hacer nada. Pero también puede reaccionar y aplicar la frase famosa: proceso que no se radicaliza, involuciona. Puede  lanzar un contragolpe. Se avecina un gran conflicto porque el parlamento manejado por la derecha va a exigir atributos que el poder ejecutivo no le va a dar. Entonces el parlamento va a votar la amnistía para López y el ejecutivo se la va a vetar. El ejecutivo va a sacar una ley contra el desabastecimiento y el parlamento no la va a aceptar. O gobierna el ejecutivo o gobierna el parlamento, una forma de choque de poderes muy típica.

En ese sentido, como la preparación del revocatorio lleva un año, hay que juntar las firmas, hay que oficializarlas, hay que llamarlo y ganarlo, eso va a generar un gran conflicto. Ahí está el dilema.  Hay un sector conservador, socialdemócrata o involucrado en la corrupción dentro del chavismo que no quiere saber nada con responder a esa disyuntiva con la radicalización del proceso.

Ese sector impide la reacción contra la agresión imperial. Es obvio que el imperialismo le hace la guerra económica a Venezuela, pero el problema es que Maduro no ha logrado doblegar a estos agresores. El problema es que Venezuela es un país que sigue recibiendo dólares, a través de PDVSA y esos dólares son entregados a sectores del funcionariado corrupto, de los capitalistas, que implementan la bicicleta que arruina a la economía venezolana. Esos dólares pasan al contrabando, a Colombia, al desabastecimiento, a la especulación cambiaria y el país vive con colas e irritación general. Además, Venezuela ya carga con una deuda importante. Ya no tiene los dólares suficientes para solventar todas las importaciones y al mismo tiempo pagar la deuda.

En estas condiciones los sectores socialdemócratas y conservadores del oficialismo se limitan a lamentarse de “la terrible situación impuesta por el imperialismo”, pero  sin actuar efectivamente para desbaratar esa agresión.

Y esta conducta tiene consecuencias porque se acentúa la desmoralización. La derecha ganó no tanto porque se hayan volcado votos del chavismo a la derecha, sino por la gente que no fue  a votar. Ya pasó otras veces. Es una forma de protesta que encuentra parte de venezolanos. Y mucho más problemático, más grave, es la actitud de líderes que declaran su adiós al chavismo o se vuelven a la vida privada. Ya no opinan, o critican al gobierno en vez de proponer medidas radicales contra la derecha. Lo cual a su vez  está acentuado por la conducta del gobierno al impedir que las corrientes de izquierda se desarrollen. En vez de fomentarlas, en vez  de facilitar su acción, les acota sus posibilidades. Y mantiene la estructura verticalista del PSUV.

Entonces, este es el escenario. Y como dice mucha gente, esta vez es la última oportunidad. Ahora o nunca. Y esta última oportunidad implica tomar decisiones en dos terrenos muy nítidos. En el terreno económico: nacionalizar los bancos y el comercio exterior y a partir de esos dos instrumentos definir otra forma de utilización de los dólares. Hay muy buenos economistas que hace diez años que están diciendo esto. Han hecho programas que te explican hasta el detalle cómo se hace. Por lo tanto no son medidas desconocidas. Y el  otro  pilar es político. Para sostener la radicalización se necesita el poder comunal. Venezuela tiene ya una legislación, una estructura, leyes votadas, que permiten administrar el país con una nueva forma de organización comunal; desde abajo para arriba, con distintas instancias, donde la democracia sea una realidad y donde el poder popular no se limite a ser un conjunto de instituciones defensivas. Es una arquitectura decisiva para disputar con el parlamento de la derecha. Si Maduro y la dirigencia venezolana quieren rescatar el proceso bolivariano, éste es el momento del poder comunal. Veremos. Yo lo que creo que las cartas están a la vista y hay que tomar decisiones.[1]

Se ha tornado habitual que intelectuales e incluso activistas depositen sus expectativas más en el protagonismo de los gobiernos que en el protagonismo de las organizaciones populares. ¿Cuál es la perspectiva que se abre para las luchas sociales? ¿Qué papel deberían tener en ellas el antiimperialismo y el anticapitalismo?

Yo creo que es muy importante en toda la discusión de si se termina o no el ciclo progresista, mirar no sólo a los gobiernos, sino también lo que pasa por abajo. Hay una tendencia de muchos autores a evaluar un ciclo en función de quién maneja el poder ejecutivo. Pero ese es sólo un elemento. El ciclo nació con la rebelión popular y lo que define la relación de fuerza son las rebeliones populares. En la última década hubo un proceso novedoso porque a través de una redistribución parcial de la renta de los commodities muchos gobiernos desenvolvieron redes de asistencialismo y procesos de consumo que atemperaron las luchas sociales. Esa es una de las explicaciones de por qué no hemos tenido rebeliones desde el 2004 en adelante.

Hay un cambio en el ciclo económico que va replantear la lucha social y en este replanteo se volverá a discutir el proyecto de la izquierda. Va a depender mucho del desenlace de Venezuela, que ha sido la referencia política del último período para la izquierda significativa. De la misma manera que lo fueron en otros momentos la revolución cubana o el sandinismo. Las referencias emancipatorias son continentales. Ocurren en un país y se convierten en el punto de atención de todos los demás.

Pero el gran problema estratégico radica en que muchos pensadores consideran que la izquierda debe centrarse en la construcción de un modelo de capitalismo posliberal. Esta idea obstruye los procesos de radicalización. Supone que ser de izquierda es ser posliberal, que ser de izquierda es bregar por un capitalismo organizado, humano, productivo. Esta idea socava a la izquierda desde hace varios años, porque ser de izquierda es luchar contra el capitalismo. Me parece que es el abecé. Ser socialista es bregar por un mundo comunista. En cada etapa ese horizonte cambia y los parámetros estratégicos se renuevan. Pero si se altera la identidad de la izquierda el resultado es la  frustración.

La construcción de la izquierda requiere retomar la idea del último Chávez. Una fuerte apuesta por un proyecto socialista, que empalme con las tradiciones del marxismo latinoamericano y la Revolución Cubana. Me parece que esta línea estratégica ha quedado distorsionada por fuertes ilusiones en la conveniencia de reemplazar este horizonte por convergencias, por ejemplo, con el Papa Francisco. Se supone que muerto Chávez, necesitamos otro referente, y se piensa que ese sustituto puede ser el Papa Francisco. Yo pienso que es un error estratégico. No creo que la Doctrina Social de la Iglesia sea la guía que debemos tomar nosotros para nuestra batalla contra el capitalismo. Porque esa Doctrina fue construida como una ideología contra el comunismo, no contra el capitalismo. Y el Papa Francisco la recicla con la intención hoy de reconstruir el peso popular de una iglesia latinoamericana muy debilitada. Y me parece de una gran ingenuidad suponer que esa reconstrucción va a favorecer a una izquierda que se sitúa en las antípodas del proyecto vaticano. Yo creo que debemos apuntalar nuestros ideales en este momento clave para la historia latinoamericana.


[1]La entrevista fue realizada antes de conocerse la instalación del Parlamento Comunal. Redacción La Llamarada.






Publicado por La Cuna del Sol 
USA

lunes, 21 de diciembre de 2015

Del Comunicado de Ginebra a la Resolución 2254

Los términos de la Resolución 2254 confirman, en lo esencial, los del Comunicado de Ginebra adoptado hace 3 meses. Las dos mayores potencias militares del mundo llegan a un acuerdo para mantener la República Árabe Siria, mientras que los imperialistas –con Francia en primera fila– siguen empeñados en alcanzar su sueño de lograr un cambio de régimen mediante el uso de la fuerza. Pero el mundo ha cambiado mucho en los últimos años y parece difícil echar abajo el nuevo acuerdo, como ocurrió en 2012.


DEL COMUNICADO DE GINEBRA
A LA RESOLUCIÓN 2254


Por Thierry Meyssan

Las relaciones Washington-Moscú

Estados Unidos y Rusia acaban de ponerse de acuerdo entre sí, por segunda vez, y de adoptar un plan de paz para Siria.

- La primera vez que lo hicieron fue durante la Conferencia de Ginebra, realizada en junio de 2012 [1]. Se trataba, en aquel momento, de restaurar la paz simultáneamente en Siria y en todo el Medio Oriente dividiendo la región en zonas de influencia entre Estados Unidos y Moscú [2]. Pero aquel acuerdo fue saboteado de inmediato por la secretaria de Estado Hillary Clinton y su grupo de «halcones liberales» y de «neoconservadores». Así que, menos de 2 semanas después, Francia organizaba la reanudación de la guerra, durante la conferencia de los «Amigos de Siria» realizada en París [3], y posteriormente con la operación «Volcán de Damasco y terremoto en Siria» [4]. A ese contencioso se agregó el golpe de Estado en Ucrania, a finales de 2013. Ambos acontecimientos dieron lugar a una suspensión casi total de las relaciones diplomáticas entre Washington y Moscú.

- La segunda vez fue durante la visita de John Kerry a Vladimir Putin en el Kremlin, el 15 de diciembre de 2015 [5]. A este encuentro siguieron de inmediato la reunión de la Alta Comisión de la oposición siria y la adopción de las resoluciones 2253 [6], que prohíbe el financiamiento destinado a al-Qaeda y el Emirato Islámico, y 2254 [7], que institucionaliza los esfuerzos desplegados en Ginebra y Viena por resolver la cuestión siria. Para sorpresa de todos, la Alta Comisión de la oposición eligió para encabezar su delegación al ex primer ministro baasista Riad Hijab –proveniente de una tribu presente en Arabia Saudita. Para evitar errores de interpretación, el secretario de Estado Kerry declaró en el Kremlin que la opinión de Estados Unidos sobre el presidente Assad no impedirá el voto de los sirios. El propio Kerry afirmó después en el Consejo de Seguridad de la ONU que el «proceso político no propone escoger entre Assad y el Emirato Islámico sino entre la guerra y la paz».

La retirada de los consejeros militares iraníes había comenzado poco antes de la reunión del Kremlin.

Rusia se ha puesto en sintonía con el Comunicado de Ginebra. Este prevé, en efecto, integrar elementos de la oposición a una especie de gobierno de unión nacional de la República Árabe Siria. Para demostrar que no está luchando contra los opositores políticos –aunque algunos de ellos se han constituido en grupos armados– y que el blanco de sus bombardeos aéreos son los terroristas, Rusia ha llegado a un acuerdo con el Ejército Sirio Libre y con su padrino, que es Francia. A pesar de que ese “ejército” no ha llegado nunca a tener en el terreno la envergadura que le atribuyen los medios de prensa atlantistas y de que de hecho no existe desde finales de 2013, 5 000 combatientes salidos de no se sabe dónde están colaborando ahora tanto con las fuerzas armadas rusas como con el ejército de la República Árabe Siria en la lucha contra al-Qaeda y contra el Emirato Islámico, una sorprendente puesta en escena cuando se sabe que el Ejército Sirio Libre supuestamente estaba implantado en el sur y ahora aparece combatiendo en el norte de Siria.

Mucha agua ha pasado por debajo de los puentes desde el fiasco de la Conferencia de Ginebra de junio de 2012. Varios protagonistas han sido eliminados y la correlación de fuerzas incluso se ha invertido.

- El presidente Obama parece haber recuperado parte de su poder y haber logrado cerrar el proyecto de la «primavera árabe». Logró deshacerse sucesivamente del general David Petraeus (haciéndolo arrestar, esposado y todo, en noviembre de 2012), de Hillary Clinton (en enero de 2013) y del general John Allen (quien fue obligado a dimitir hace solamente 2 meses, en octubre de 2015). Obama también purgó su administración –incluyendo el Consejo de Seguridad Nacional– con la eliminación de varios miembros de la Hermandad Musulmana. Pero Jeffrey Feltman sigue siendo el número 2 de la ONU. Y desde allí redactó para Siria un plan de capitulación total e incondicional y retrasó las negociaciones de paz en espera de que se produjese la derrota del ejército de la República Árabe Siria [8].

- En junio de 2013, la Casa Blanca obligó al emir de Qatar, Hamad al-Thani, a abdicar y forzó a su primer ministro, Hamad ben Jassem, a retirarse de la vida política [9]. Pero este último se convirtió en copresidente de la Brookings Intitution en Doha, mientras que el nuevo emir, Tamim, siguió financiando la Hermandad Musulmana y sus organizaciones terroristas hasta que se produjo la crisis diplomática con su vecino saudita, en marzo de 2014 [10].

- A pesar de las advertencias de la Defense Intelligence Agency (DIA, el servicio de inteligencia del Pentágono), el grupo de David Petraeus logró, a mediados de 2014, manejar el desarrollo de una organización que había creado, en 2004, con el coronel James Steele, el coronel James Coffman y el embajador John Negroponte, bajo la denominación de «Emirato Islámico en Irak» y la utilizó para realizar una limpieza étnica en una parte de ese país con vista a su futura división. Esta operación tuvo el apoyo de varios países (Arabia Saudita, Chipre, los Emiratos Árabes Unidos, Francia, Italia, Israel, Qatar, Turquía y Ucrania) y transnacionales (Exxon-Mobil, KKR, Academi).

- La Casa Blanca logró eliminar de la dirección saudita tanto al clan del difunto rey Abdallah como el del príncipe Bandar ben Sultan, dejando la dirección del reino únicamente en manos de los príncipes Mohamed ben Nayef y Mohamad ben Salman, bajo la autoridad del nuevo rey Salman. Esta nueva distribución de los papeles debilita el poder saudita pero hace posible un cambio de política.

- El acuerdo 5+1 firmado con Irán consagró la renuncia de Teherán a su ambición revolucionaria [11], de manera tal que ahora se hace posible llegar a un modus vivendi con los sauditas [12], aunque el episodio yemenita está complicando esa tarea.

- El presidente turco Recep Tayyip Erdogan se ha ganado la enemistad simultánea de Washington y de Moscú [13]. Sin embargo, al ser Turquía miembro de la OTAN, la Casa Blanca se ve obligada a ser muy prudente, tanto más cuanto que Ankara se ha aliado con Kiev [14], otro escenario de guerra importante para la estrategia global de Estados Unidos [15].

- La correlación de fuerzas entre Washington y Moscú ha ido invirtiéndose poco a poco, en junio de 2012 y septiembre de 2015. La OTAN ha perdido su superioridad, tanto en materia de misiles intercontinentales [16] como en el terreno de la guerra convencional [17], de manera que Rusia ha pasado a ser la primera potencia militar del mundo.

Así que… se han invertido los papeles. En 2012, el Kremlin tenía intenciones de alcanzar una posición de igualdad ante la Casa Blanca. Hoy en día, es la Casa Blanca la que se ve obligada a negociar en el plano político después de haber perdido la supremacía militar.

Como muestra del cambio que se ha producido, la Rand Corporation, tanque pensante emblemático del complejo militar e industrial, acaba de publicar su Plan de paz para Siria. En octubre de 2014, este poderoso grupo de reflexión ya había puesto al establishment estadounidense en estado de choque al afirmar que la mejor salida para Washington sería la victoria de Assad [18]. La Rand Corporation está proponiendo ahora un alto al fuego que permita justificar la presencia de representantes de la oposición y de los kurdos en el futuro gobierno sirio de unión nacional [19].

La oposición a la nueva redistribución mundial de las cartas

No por ello ha desaparecido la oposición política contra Barack Obama. Por ejemplo, el Washington Post lo acusa de haber capitulado ante Rusia en lo tocante al cambio de régimen en Siria [20].

En 2012, la oposición del clan Petraeus-Clinton a la paz podía interpretarse como una voluntad de explotar al máximo la superioridad militar de Estados Unidos. Hoy en día, ante el desarrollo de las nuevas armas rusas, ya es algo que simplemente carece de sentido. Por esa razón, la única interpretación posible es que ese grupo apuesta por provocar rápidamente un enfrentamiento mundial, sabiendo que los occidentales todavía cuentan con alguna posibilidad de ganar, algo que ya resultará totalmente imposible cuando China también sea capaz de alinear su propio ejército.

Al igual que en el momento de la Conferencia de Ginebra, Francia se apresuró a intervenir en cuanto se adoptó la resolución 2254. El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, volvió a declarar que, aunque todos los grupos de oposición estén autorizados a participar en la transición siria, el presidente sirio Assad sí tenía que ser el único excluido, idea que contradice los principios del Comunicado de Ginebra y de la Resolución 2254.

En 2012, la posición francesa podía interpretarse como un deseo de cambiar el régimen reemplazando el gobierno del Baas por un gobierno de la Hermandad Musulmana, dando así continuidad al derrocamiento de los regímenes laicos árabes (la llamada «primavera árabe»), o como un intento de «hacer que el ejército sirio se desangrara» para facilitar el predominio de Israel en la región, o simplemente como una ambición de recolonización. Pero, en este momento, todo eso ha dejado de ser posible en la medida en que para alcanzar esos tres objetivos habría que pasar por una guerra contra Rusia.

Francia está manipulando la cuestión siria por cuenta de los halcones liberales y de los neoconservadores estadounidenses. Y está haciéndolo con el apoyo de los sionistas mesiánicos que, como Benyamin Netanyahu, consideran que tienen el deber religioso de precipitar la llegada del Mesías provocando el enfrentamiento escatológico.

¿Paz en Siria o guerra nuclear?

Sería extremadamente sorprendente que los halcones liberales, los neoconservadores y los sionistas mesiánicos lograsen imponer su política a los Dos Grandes. Pero será difícil alcanzar un resultado definitivo antes de enero de 2017 y la llegada de un nuevo presidente a la Casa Blanca. Sabiendo esto, es más fácil entender el aparente respaldo de Vladimir Putin a Donald Trump, quien parece el mejor ubicado para cerrarle el camino a su amiga Hillary Clinton [21].

En realidad, todo está listo para concluir una paz que permita a los perdedores mantener la frente alta.

Elementos fundamentales:

- La Resolución 2253 prohíbe a los sponsors del Emirato Islámico y de al-Qaeda seguir haciendo lo que hasta ahora hacían. La Resolución 2254 confirma el Comunicado de Ginebra de junio de 2012. Los Dos Grandes acuerdan mantener la República Árabe Siria y respaldar un gobierno de unión nacional.

- La oposición armada respaldada por Arabia Saudita ha elegido al ex primer ministro baasista Riad Hijab, quien ejercía ese cargo en Damasco en el momento del Comunicado de Ginebra, para encabezar su delegación, mientras que Rusia ha llegado a un acuerdo con el Ejército Sirio Libre y con su sponsor, Francia.

- Todo está listo para concluir una paz que permita a los perdedores mantener la frente alta. Pero, al igual que en 2012, Francia retomó sus exigencias en cuanto se adoptó la Resolución 2254.


[1] «Comunicado Final del Grupo de Acción para Siria», Red Voltaire, 30 de junio de 2012.

[2]«¿Obama y Putin van a repartirse el Medio Oriente?», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 24 de febrero de 2013.

[3] «Discurso de Francois Hollande en la 3ª reunión del Grupo de Amigos del pueblo sirio», por Francois Hollande, Red Voltaire, 6 de julio de 2012.

[4] «Occidente y la apología del terrorismo», por Thierry Meyssan,Tichreen (Siria), Red Voltaire, 1º de agosto de 2012.

[5] “Conferencia de prensa de Serguei Lavrov y John Kerry (fragmentos)”, por Serguei Lavrov, Red Voltaire, 15 de diciembre de 2015.

[6] «Résolution 2253 (financement des groupes terroristes)», Réseau Voltaire, 17 de diciembre de 2015.

[7] «Résolution 2254 (Plan de paix pour la Syrie)», Réseau Voltaire, 18 de diciembre de 2015.

[8] «Dos espinas en el pie de Obama», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 31 de agosto de 2015.



[11] «Lo que usted no sabe sobre los acuerdos entre Estados Unidos e Irán», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 6 de abril de 2015.

[12] «¿Cómo será el Medio Oriente después del acuerdo entre Washington y Teherán?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de mayo de 2015.

OTAN rechaza implicarse en la guerra secreta entre Rusia y Turquía», Red Voltaire, 28 de julio, 13 y 15 de agosto, 8 de octubre de 2015.

[14] «Ucrania y Turquía han creado una brigada internacional islámica contra Rusia», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 15 de agosto de 2015.

[15] “The Geopolitics of American Global Decline”, por Alfred McCoy,Tom Dispatch (Estados Unidos), Voltaire Network, 22 de junio de 2015.


[17] «El ejército ruso muestra su superioridad en la guerra convencional», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 19 de octubre de 2015.

[18] «Drástico cambio en los intereses de Estados Unidos en el Levante», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 3 de febrero de 2015.

[19] A Peace Plan for Syria, James Dobbins, Philip Gordon y Jeffrey Martini, Rand Corporation, 17 de diciembre en 2015.

[20] “On regime change in Syria, the White House capitulates to Russia”, Editorial board, The Washington Post, 17 de diciembre de 2015.


[21] “Vladimir Putin’s annual news conference”, por Vladimir Putin,Voltaire Network, 17 de diciembre de 2015.






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