La prensa occidental habla
poco sobre las operaciones militares en Siria y cuando lo hace es para afirmar,
sin ofrecer la menor prueba, que la coalición encabezada por Estados Unidos
bombardea exitosamente a los yihadistas del Emirato Islámico mientras que Rusia
mata civiles inocentes. De hecho es difícil formarse una idea sobre la
situación actual, sobre todo porque cada bando se prepara con vista a un amplio
enfrentamiento. Thierry Meyssan describe aquí lo que se prepara.
LAS OPERACIONES MILITARES
QUE SE PREPARAN
EN SIRIA Y SUS ALREDEDORES
Por Thierry Meyssan
El silencio que rodea las operaciones militares en Irak y
en Siria no significa que se haya interrumpido la guerra sino que
los diferentes protagonistas están preparándose para una nueva etapa.
Las fuerzas de la coalición
encabezada por Estados Unidos
Del lado del Imperio subsiste la mayor confusión. Las declaraciones
contradictorias de los dirigentes de Estados Unidos hacen imposible
entender los objetivos de Washington, si es que los tiene. Lo más que
se percibe es que Estados Unidos está permitiendo a Francia
tomar la iniciativa al frente de una parte de la coalición, pero hasta en
eso se ignora cuáles son los verdaderos objetivos.
Cierto es que Francia declara querer acabar con el Emirato Islámico como
represalia por los atentados perpetrados el 13 de septiembre
en París. Pero eso es lo que ya venía diciendo Francia antes de
esos hechos. Y, más que algo real, sus declaraciones anteriores eran
una simple cuestión de propaganda. Por ejemplo, el barco Mecid
Aslanov, perteneciente a la compañía BMZ Group, de Necmettin Bilal
Erdogan [el hijo del presidente turco], salió el 9 de noviembre
de 2015 del puerto de Fos-sur-Mer, en Francia. Ese barco acababa
de entregar impunemente en Francia un cargamento de petróleo
supuestamente extraído en Israel pero que en realidad fue robado
en Siria por el Emirato Islámico. Nada permite suponer que ese estado
de cosas haya cambiado y que debamos que tomar en serio las últimas
declaraciones oficiales del gobierno de Francia.
El 4 de diciembre, el presidente francés Francois Hollande y
su ministro de Defensa Jean-Yves Le Drian visitaron el portaviones Charles-de-Gaulle,
posicionado en aquel momento frente a la costa siria. Allí anunciaron,
sin explicación alguna, un cambio de misión. Como ya lo había
declarado anteriormente el general Pierre de Villiers, jefe de estado
mayor de las fuerzas armadas francesas, el portaviones francés fue enviado
al Golfo Pérsico.
El grupo aeronaval conformado alrededor del Charles-de-Gaulle se compone
del grupo aéreo de ese portaviones (18 aviones Rafale Marine,
8 aviones Super Etendardmodernizados, 2 Hawkeye,
2 Dauphin y un 1 Alouette III). También
incluye la fragata antiaérea Chevalier Paul, la fragata
de lucha contra submarinos La Motte-Picquet, el navío de mando
y reabastecimiento Marne, la fragata belga Léopold Ier y
la fragata alemana Augsburg, así como –a pesar
de que el ministro francés de Defensa lo ha negado hasta ahora–
un submarino nuclear. Ese dispositivo incluye la fragata ligera
furtiva Courbet, que se quedó en el Mediterráneo oriental.
Esas fuerzas europeas fueron integradas a la Fuerza de Tareas 50 del
USNavCent, o sea la flota del Central Command estadounidense, que ahora
comprende en total unos 60 navíos.
Las autoridades francesas han subrayado que el contralmirante
René-Jean Crignola ha tomado el mando de esa fuerza internacional. Pero
no precisaron que este contralmirante francés está bajo las órdenes del
comandante de la Quinta Flota estadounidense, el vicealmirante Kevin
Donegan, quien a su vez recibe órdenes del general Lloyd J. Austin III,
comandante del CentCom.
Se trata, en efecto, de una regla absoluta del Imperio, el mando
de las operaciones siempre está en manos de los oficiales estadounidense,
ya que los aliados no son más que peones. De hecho, exceptuando
la relativa promoción del mencionado almirante francés, estamos ante
la misma situación que en febrero pasado: una coalición
internacional que supuestamente lucha contra el Emirato Islámico y que –durante
todo un año– lo que ha hecho es realizar numerosos de vuelos de
reconocimiento y destruir las instalaciones petroleras chinas (Irak), pero
sin haber tenido el menor efecto sobre su objetivo oficial:
el Emirato Islámico. Tampoco en este sentido se vislumbra
nada que haga pensar que van a cambiar las cosas.
La coalición anunció haber realizado nuevos bombardeos y haber destruido
numerosas instalaciones del Emirato Islámico. Pero se trata de anuncios
imposibles de verificar y tanto más dudosas cuanto que la organización
terrorista no ha emitido ningún tipo de protesta.
Del movimiento de todo ese dispositivo podemos concluir que Francia puede
aplicar su propia estrategia, pero que Estados Unidos se reserva la
posibilidad de retomar el mando en cualquier momento.
Las fuerzas terroristas
En esta parte del trabajo podríamos hablar de las organizaciones
terroristas. Pero sería fingir, como lo hace la OTAN, que esos grupos
son formaciones independientes salidas de la nada con sus salarios,
su armamento y todo su aprovisionamiento. Más seriamente, los
yihadistas son mercenarios al servicio de Turquía, de Arabia
Saudita y de Qatar –los Emiratos Árabes Unidos parecen haberse retirado
enteramente de este dispositivo–, países a los que hay que agregar varias
transnacionales como Academi, KKR y Exxon-Mobil.
Turquía prosigue su despliegue militar en Bachika (Irak),
en respaldo a los kurdos del presidente ilegítimo del gobierno regional
kurdo de Irak, Massud Barzani –a pesar de haber llegado al término de
su mandato, Barzani se niega a dejar el poder y organizar nuevas
elecciones. Ante la exigencia del gobierno iraquí de que retire
sus soldados y blindados, Ankara respondió que envió esas fuerzas para
proteger a los instructores desplegados en el marco de un acuerdo internacional
anterior y se negó a retirarlas. Incluso envió más, incrementando
sus efectivos hasta alcanzar la cifra de al menos 1 000 soldados
y 25 tanques.
Irak llevó la cuestión al Consejo de Seguridad de la ONU y a la
Liga Árabe, donde nadie le ha hecho el menor caso.
Turquía y el ex gobernador de Mosul, Atheel al-Nujaifi, querrían estar
presentes cuando el Emirato Islámico sea expulsado de esa ciudad iraquí e
impedir que esta pase a manos de las Fuerzas de Movilización Popular
(al-Hashd al-Shaabi), muy mayoritariamente chiitas.
Pero es evidente que todo el mundo está soñando: el presidente
ilegítimo del gobierno regional kurdo de Irak, Massud Barzani, cree que
nadie cuestionará su anexión de los campos de petróleo de Kirkuk
y de las montañas de Sinjar; el líder de los kurdos sirios Saleh
Muslim se imagina que va a convertirse pronto en presidente de un
seudo Kurdistán reconocido internacionalmente; y el presidente turco
Recep Tayyip Erdogan supone que los árabes de Mosul no esperan
otra cosa que ser liberados y gobernados por los turcos, como
en tiempos del Imperio otomano.
Por otro lado, Turquía ha desplegado en Ucrania la brigada islamista
internacional que creó oficialmente en agosto pasado. Cuando llegaron
a Jerson, esos yihadistas, seleccionados en el teatro de operaciones
sirio, fueron distribuidos en dos grupos. La mayoría han sido
enviados a luchar en el Donbass, como miembros de las brigadas Cheikh
Manur y Djokhar Dudayev. Mientras tanto, los mejores
elementos se infiltraron en Rusia para sabotear la economía
de Crimea y lograron cortar el servicio eléctrico de esa República durante
48 horas.
Por su parte, Arabia Saudita reunió a sus mercenarios en Riad para
constituir una delegación con vista a las próximas negociaciones
organizadas por el director de Asuntos Políticos de la ONU,
el neoconservador estadounidense Jeffrey Feltman.
Los sauditas no invitaron a esa reunión a representantes de al-Qaeda ni del
Emirato Islámico sino únicamente a grupos wahabitas que trabajan
para Riad, como Jaysh al-Islam [el Ejército del Islam] y Ahrar al-Sham.
O sea, teóricamente no había en esa conferencia «grupos
terroristas» clasificados como tal por el Consejo de Seguridad de la ONU.
En la práctica, sin embargo, todos los participantes en el encuentro
de Riad luchan en el seno, en nombre o junto a al-Qaeda y el Emirato
Islámico. En ese caso se halla el grupo que se identifica como Ahrar
al-Sham, creado, justo antes del inicio de los incidentes en Siria, por la
Hermandad Musulmana y por altos miembros de al-Qaeda provenientes del entorno
de Osama ben Laden.
Actuando como ya venían haciéndolo antes de la intervención rusa,
los participantes en el encuentro de Riad reclamaron una «solucion
política» que tendría que iniciarse con la dimisión del presidente sirio
democráticamente electo Bachar al-Assad, para pasar después a una repartición
del poder entre ellos mismos y las instituciones de la República Árabe
Siria. O sea, aunque han perdido toda esperanza de ganar en el plano
militar, siguen apostando por una rendición de la República Árabe Siria.
Los representantes de los kurdos de Siria no fueron invitados a esa
conferencia, lo cual permite concluir que Arabia Saudita considera el proyecto
del seudo Kurdistán como algo separado del futuro del resto de Siria.
Es importante señalar, de paso, que el YPG acaba de crear un
Consejo Democrático Sirio para reforzar la ilusión de que existe una
alianza de los kurdos encabezados por Selah Muslim con los árabes sunnitas y
los cristianos, cuando en realidad están luchando entre sí en el
terreno.
En todo caso, es indudable que Riad respalda los esfuerzos de Turquía
por crear un seudo Kurdistán y expulsar del suelo turco a «sus» kurdos.
En efecto, ya existen pruebas que demuestran que Arabia Saudita
proporcionó ayuda logística para guiar el misil aire-aire que derribó el Su-24 ruso.
Y, para terminar, Qatar sigue simulando que ya no está implicado en la
guerra, desde la abdicación del emir Hamad, hace 2 años. Sin embargo,
siguen acumulándose las pruebas que demuestran las operaciones secretas
de Qatar, dirigidas todas no contra Damasco sino contra Moscú.
Ejemplos: a finales de septiembre de 2015, el ministerio de
Defensa qatarí compró en Ucrania sistemas antiaéreos sofisticados Pechora-2D para
que los yihadistas puedan convertirse en una amenaza para la aviación rusa y,
más recientemente, Qatar organizó una operación bajo bandera falsa
contra Rusia. En este último caso, Qatar adquirió, a finales de octubre
de 2015 y también en Ucrania, 2 000 bombas de fragmentación OFAB
250-270, de fabricación rusa, que fueron utilizadas el 6 de diciembre
contra un campamento del Ejército Árabe Sirio, para acusar a Rusia de haber
cometido un error. Y, nuevamente, en la ONU, nadie ha hecho caso
de las pruebas presentadas.
Las fuerzas patrióticas
La aviación rusa está bombardeando a los yihadistas desde el 30
de septiembre. Y tiene previsto continuar los bombardeos como mínimo
hasta el 6 de enero. El objetivo fundamental es destruir los búnkeres
que los grupos armados han construido así como la logística de dichos
grupos. Durante esa fase, se ha visto poco cambio en el terreno, con excepción
de un reflujo de los yihadistas hacia Irak y Turquía.
El Ejército Árabe Sirio y sus aliados están preparando una amplia operación
para principios de 2016. Se trata de provocar una sublevación de las
poblaciones que actualmente se hallan bajo control de los yihadistas
y de recuperar simultáneamente casi todas las ciudades del país –con
la posible excepción de Palmira– para que los mercenarios
extranjeros se vean obligados a replegarse hacia el desierto.
Contrariamente a lo que sucede en Irak, donde 120 000 sunnitas y
ex miembros del Baas iraquí se unieron al Emirato Islámico únicamente
para vengarse de Estados Unidos –que los mantuvo al margen del
poder para favorecer a los chiitas– son pocos los sirios que han aclamado
el «Califato».
El 21 y 22 de noviembre, las fuerzas armadas rusas realizaron en el
Mediterráneo una serie de ejercicios con el Ejército Árabe Sirio, provocando
un cierre parcial de los aeropuertos de Beirut (en Líbano)
y de Larnaca (en Chipre). El 23 y el 24 de noviembre,
el fuego de misiles rusos sobre posiciones del Emirato Islámico provocaba
el cierre de los aeropuertos de Erbil y Suleimayeh (en Irak).
Al parecer, lo que en realidad sucedió es que las fuerzas armadas
rusas pusieron a prueba la posible extensión del radio de acción de
su dispositivo de interferencia de los sistemas de comunicaciones
y mando de la OTAN. En todo caso, el submarino ruso Rostov disparó
desde el Mediterráneo –el 8 de diciembre– varias andanadas contra
instalaciones del Emirato Islámico.
Rusia, que ya dispone de la base aérea de Hmeymim (cerca de Latakia),
está utilizando también la base aérea del Ejército Árabe Sirio
en Damasco y parece estar construyendo una nueva base en al-Shayrat (cerca
de la ciudad siria de Homs). Altos oficiales rusos han estado además
en el terreno en busca del lugar apropiado para abrir una cuarta
base en el noreste de Siria, o sea cerca de Turquía e Irak.
Y, finalmente, un submarino iraní llegó a las aguas cercanas al puerto
sirio de Tartus.
El Hezbollah, que ha demostrado su capacidad para la realización de
operaciones comando durante la liberación del piloto del Su-24 prisionero
de las milicias organizadas por el ejército turco, está preparando la
sublevación de las poblaciones chiitas mientras que el Ejército Árabe Sirio
–que cuenta en sus filas más de un 70% de sunnitas– se concentra en
las poblaciones sunnitas.
El gobierno sirio llegó a un acuerdo con los yihadistas de Homs, que
finalmente aceptaron unirse a él o salir de esa ciudad. La evacuación
se desarrolló bajo supervisión de la ONU. Ello implica que
Damasco, Homs, Hama, Latakia y Deer es-Zor se encuentran ahora
totalmente bajo control gubernamental. Quedan por liberar Alepo, Idlib y Raqqa.
Contrariamente a lo que afirman –sin pruebas– los medios de prensa
occidentales, Rusia no tiene la menor intención de dejar el norte
de Siria en manos de Francia, Israel y el Reino Unido para crear
allí un seudo Kurdistán. El plan de las fuerzas patrióticas prevé la
liberación de todas las zonas habitadas de Siria, incluyendo Raqqa, actual
«capital del Califato».
Así que… la calma precede la tormenta.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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