París y Londres no paran de
emitir declaraciones rimbombantes contra el Emirato Islámico y de condenar su
campaña de limpieza étnica y sus atentados. Pero, por debajo de la mesa, están
preparando una limpieza étnica en el norte de Siria, para crear allí un seudo
Kurdistán, y a la vez preparan el traslado del Emirato Islámico hacia la región
iraquí de Al-Anbar, donde crearían un Sunnistán. Thierry Meyssan analiza ese
plan y subraya las numerosas contradicciones del discurso oficial.
EL INCONFESABLE PROYECTO DE
CREACIÓN
DE UN SEUDO KURDISTÁN
Por Thierry Meyssan
¿Es legal la intervención
militar de Francia, Israel y el Reino Unido en Siria?
Para iniciar su nueva guerra en Irak y en Siria, los gobiernos de Francia,
Israel y el Reino Unido estimularon, el 20 de noviembre de 2015, la adopción de
la resolución 2249 [1] en el Consejo de Seguridad de la ONU. Según el
representante de Francia, país que presentó ese texto, dicha resolución
autoriza la acción colectiva en virtud del artículo 51 de la Carta de las
Naciones Unidas, o sea en el marco de la «legítima defensa». Según el primer
ministro británico, David Cameron, esa resolución respalda «toda acción contra
esta secta asesina y diabólica tanto en Siria como en Irak» [2].
Sin embargo, según los expertos del Servicio de Investigación de la
biblioteca de la Cámara de los Comunes, eso no es cierto. En un estudio
jurídico extremadamente detallado y profundo, Arabella Lang precisa que la
resolución 2249 no autoriza el uso de la fuerza sino que llama a quienes tengan
la posibilidad legal de hacerlo a redoblar sus esfuerzos [3]. Por consiguiente,
la resolución 2249 va dirigida única y exclusivamente a los Estados cuya ayuda
han solicitado Irak y Siria.
En función de sus propias necesidades, Irak dirigió al secretario general
de la ONU y al Consejo de Seguridad una carta en la que afirmaba que estaba
siendo atacado por el Emirato Islámico desde suelo sirio. Francia y el Reino
Unido, que recibieron un pedido de ayuda de Irak –lo cual no es el caso de
Israel–, afirman por ello que están ejerciendo un derecho de «legítima defensa
colectiva». Además, tanto Francia como el Reino Unido pretenden haber sido
atacados por el Emirato Islámico, también desde Siria, lo cual justificaría
–según París y Londres– su derecho individual de «legítima defensa». Pero estos
argumentos serían válidos únicamente si París y Londres presentasen pruebas de
que el Emirato Islámico prepara ataques inminentes desde Siria, pruebas que
nunca han presentado en ninguna parte [4].
Por lo tanto, la intervención militar de Francia, Israel y el Reino Unido
en Siria sigue siendo ilegal, mientras no cuente con una autorización previa
del gobierno de la República Árabe Siria.
Es importante recordar, por otro lado, que la Carta de las Naciones Unidas
y las resoluciones vinculadas de la Asamblea General de la ONU prohíben
explícitamente todo apoyo militar a grupos no estatales que traten de derrocar
el gobierno de un Estado miembro de la ONU. Es por eso que Francia y el Reino Unido
trataban de hacer creer que sólo enviaban material defensivo a los grupos
armados que operan en Siria. Desgraciadamente, esos grupos están recibiendo
grandes cantidades de armamento ofensivo –fusiles, morteros así como armamento
antitanque y cohetes antiaéreos, explosivos e incluso gases de combate.
Sin embargo, en agosto de 2014, el presidente francés Francois Hollande
reconoció, en una entrevista publicada en el diario francés Le Monde, haber
entregado armamento ofensivo a los «rebeldes sirios» [5].
El propio Hollande también precisó posteriormente, en entrevista concedida
al periodista Xavier Panon, que en 2011 [6] ya había enviado a los grupos
armados antigubernamentales cañones de 20 milímetros, ametralladoras pesadas,
lanzacohetes y cohetes antitanques, lo cual constituye una clara violación del
derecho internacional y rebaja a Francia a la categoría de «Estado canalla»
[7].
El inconfesable proyecto de
Francia, Israel y Reino Unido
Desde el 20 de noviembre de 2015, Francia ha estado tratando de formar una
coalición –¡otra más!– supuestamente para luchar contra el Emirato Islámico, y
más exactamente para tomar la ciudad siria de Raqqa. Esta retórica, que ha
bastado para convencer a los franceses de que su gobierno quiere dar respuesta
a los atentados perpetrados en París el 13 de noviembre, no logra sin embargo
ocultar las intenciones coloniales del presidente Hollande. En efecto, si el
objetivo es expulsar al Emirato Islámico de Raqqa, ¿cómo piensa lograrlo sin
tropas terrestres? Y después de la expulsión de los yihadistas, ¿en manos de
quién quedaría Raqqa?
La campaña aérea rusa presta apoyo a las acciones terrestres del Ejército
Árabe Sirio, mientras que –según el ministro francés de Exteriores, Laurent
Fabius, los bombardeos aéreos franco-británicos podrían prestar apoyo a los
grupos armados del Ejército Sirio Libre [organizado por los responsables de
al-Qaeda en Libia], de las Fuerzas Árabes Sunnitas [o sea las milicias
turcomanas que reciben apoyo del ejército turco] y a los kurdos [el YPG sirio y
los peshmergas del gobierno regional kurdo de Irak].
Si esas fuerzas llegasen a tomar Raqqa, esa ciudad siria sería entregada al
gobierno regional kurdo de Irak, que la anexaría. Se trataría de proclamar así
un «Kurdistán» que se extendería sobre territorios pertenecientes a Irak y
Siria, de expulsar después a las poblaciones sirias que allí residen y de
terminar la operación trasladando hacia ese nuevo Estado 10 millones de kurdos
de Turquía.
En 2011, Alain Juppé, ministro de Exteriores de Francia, y su homólogo
turco Ahmet Davutoglu, acordaban en secreto la creación –por una organización
terrorista (el Emirato Islámico)– de un Sunnistán en territorios de Irak y
Siria y de un Kurdistán, también a caballo sobre ambos países. El proyecto
contaba con el respaldo de Israel y del Reino Unido.
El plan Juppé
En 2011, el entonces ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain
Juppé, y su homólogo turco, Ahmet Davutoglu, firmaban un acuerdo secreto.
Sabemos que aquel acuerdo incluía varios compromisos recíprocos, entre los que
se hallaban «resolver la cuestión kurda» sin «afectar la integridad del
territorio turco», o sea crear un seudo Kurdistán en Siria.
Los franceses siguen creyendo que Alain Juppé todavía es gaullista y no han
notado su viraje de 2005, año en que este personaje es condenado a 14 meses de
cárcel –donde nunca puso los pies– y a un año de exclusión de todo puesto
público por haber financiado su partido político mediante la malversación de
fondos públicos. Ante esa situación, Juppé abandona Francia para ir a trabajar
como profesor en Montreal. Pero no pasó mucho tiempo en Canadá y lo que en
realidad hizo en secreto fue seguir una formación en un tercer país.
Actualmente, y a pesar de ser miembro de la oposición, Alain Juppé es uno de
los principales inspiradores de la política que el presidente Hollande aplica
hoy en el Medio Oriente, pisoteando tanto la Historia como los intereses de
Francia.
El Kurdistán y Siria
Los kurdos son un pueblo que, desde hace siglos, habita un territorio
actualmente compartido entre Turquía, Irak e Irán. Cuando se hizo el censo de
1962, en Siria había solamente 169 000 kurdos, o sea una parte infinitesimal
del total de la población kurda. Pero durante la guerra civil turca de los años
1980-1990, 2 millones de kurdos turcos se refugiaron en Siria. La intención de
Francia, Israel y el Reino Unido es crearles un Estado, pero no en Turquía,
país de donde proceden, sino colonizando el país que tan generosamente los
acogió cuando llegaron como perseguidos.
Francia y el Reino Unido ya dividieron Siria durante la Conferencia de San
Remo (en 1920) en función de los acuerdos Sykes-Picot (que databan de 1916). La
Siria histórica abarca no sólo la actual República Árabe Siria sino también
Palestina, Israel, el Líbano, Jordania, la región designada como el Sandjak de
Alejandreta (conocida en Turquía como Antioquía) y una parte de Irak. El actual
proyecto apunta, por consiguiente, a proseguir el desmembramiento de Siria.
El 31 de octubre de 2014, el dirigente kurdo sirio Salih Muslim se reunió
en París con Francois Hollande y con Recep Tayyip Erdogan. Los tres se pusieron
de acuerdo sobre la creación –en Siria– de un seudo Kurdistán, de donde
expulsarían a la población sunnita y cristiana y adonde serían empujados los
kurdos de Turquía.
¿Quiénes son los kurdos?
Los kurdos constituyen una cultura única, pero hablan diferentes lenguas,
el kurmanji, el sorani y el pehlewani, así como una cuarta lengua totalmente
diferente de las tres anteriores, el zaza-gorani.
Durante la guerra fría, los kurdos se dividieron en dos grupos, uno de
ellos contaba con el respaldo de Israel y Estados Unidos mientras que Siria y
la URSS apoyaban al otro grupo.
Durante la guerra civil turca, el PKK –principal partido kurdo de Turquía,
el PKK se proclama marxista-leninista– y su líder histórico Abdullah Ocallan
militaron por la creación de un Kurdistán independiente en Turquía. Precisaron
además que no tenían ninguna ambición territorial en suelo sirio. Ocallan fue
acogido en Damasco como refugiado político y desde allí dirigió las operaciones
militares del PKK en Turquía. Huyendo de la represión, 2 millones kurdos
encontraron refugio en Siria. Pero, en 1998, Ankara amenazó a Damasco con
declararle la guerra si seguía albergando al PKK. El presidente Hafez el-Assad
pidió finalmente a Abdullah Ocallan que buscara asilo en otro país y siguió
protegiendo a los refugiados kurdos.
Al inicio de la guerra contra Siria, el presidente Bachar al-Assad concedió
la nacionalidad siria a numerosos refugiados kurdos provenientes de Turquía,
estimulándolos además a formar milicias locales y a participar en la defensa
del territorio nacional. Durante 2 años, la cooperación de esas milicias kurdas
con las fuerzas sirias fue total. Pero ese estado de cosas comenzó a
deteriorarse en 2014.
El 31 de octubre de 2014, el dirigente de la Unión Democrática Kurda de
Siria, Salih Muslim, fue recibido por el presidente francés Francois Hollande
al margen de una entrevista con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan,
justo después de la batalla de Kobane. Hollande y Erdogan, que hasta entonces
habían negado toda ayuda a las milicias de los kurdos sirios, lograron
convencer a Salih Muslim de sumarse a su proyecto.
Un año más tarde, Salih Muslim iniciaba una operación de “kurdización”
forzosa del norte de Siria, provocando así la sublevación de las poblaciones
locales, principalmente de los cristianos asirios y de los árabes sunnitas [8].
Sin embargo, cuando Francia, Israel y el Reino Unido iniciaron la operación
de creación del Kurdistán en Siria, Salih Muslim enfrentó las peores
dificultades para movilizar a sus combatientes. Los jóvenes kurdos refugiados en
Irak se negaron masivamente a unirse al proyecto colonial [9].
El viernes 27 de noviembre de 2015, Salih Muslim estaba nuevamente en
París.
El derribo del Su-24 ruso
por Turquía
La intervención militar rusa, iniciada el 1º de noviembre de 2015, trastornó
el plan de las potencias coloniales. Para el presidente turco Recep Tayyip
Erdogan, la intervención rusa en Siria alejaba nuevamente la posibilidad de
concretar el Plan Juppé y su sueño personal de “purificación” de Turquía.
Erdogan ordenó entonces a su ejército la preparación de un incidente con un
avión ruso, como reveló en su momento el investigador turco Fuat Avni.
El 16 de noviembre, Rusia extendió su operación militar contra los grupos
terroristas en Siria con una embestida política contra sus fuentes de
financiamiento. El presidente Vladimir Putin provocó estupor en la reunión del
G20, en Antalya, acusando –sin nombrarlo– al presidente del encuentro, Recep
Tayyip Erdogan. Putin mostró a los diplomáticos presentes imágenes satelitales
de los convoyes de camiones cisterna que circulan entre el territorio sirio y
los puertos turcos y denunció el laxismo de quienes permiten así que el Emirato
Islámico acumule miles de millones de dólares [10].
El 24 de noviembre, sobrestimando el apoyo con el que podría contar en
Washington o subestimando el poderío ruso, el presidente Erdogan ordenó el
derribo de un bombardero táctico Su-24 ruso que había estado 17 segundos en el
espacio aéreo turco [11]. Pero Moscú reaccionó de inmediato con la adopción de
drásticas sanciones económicas contra Ankara, dando a conocer públicamente los
registros de los radares sobre el incidente aéreo [12], desplegando en Siria
misiles antiaéreos S-400 y, finalmente, con la difusión, durante una
conferencia de prensa del estado mayor de las fuerzas armadas rusas, de las
imágenes satelitales que demuestran la responsabilidad del Estado turco en el
financiamiento del Emirato Islámico [13].
En un instante, toda la prensa internacional que hasta entonces negaba la
verdad se llenó bruscamente de reproches contra el autócrata de Ankara y su
familia.
El 25 de noviembre de 2015, la Unión Europea despliega la alfombra roja
ante Turquía: reactivación de las negociaciones de adhesión, liberalización del
régimen de concesión de visas y asignación de 3 000 millones de euros. En la
tribuna, el primer ministro turco Ahmet Davutoglu, el presidente del Consejo
Europeo Donald Tusk y el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker.
La intervención
franco-británica
Sin embargo, el 29 de noviembre la Unión Europea organizaba una cumbre
especial con Turquía. Ignorando las denuncias de Vladimir Putin ante el G20 y
los informes (no publicados) de la Alta Representante de la Unión, Federica
Mogherini, que demuestran que Chipre, Italia y Francia también están implicadas
en la venta –en la propia Unión Europea– del petróleo robado por el Emirato
Islámico, los participantes en la cumbre UE-Turquía concluían: «Recordando la
declaración final de la última reunión del G20 en Antalya, así como la
resolución 2249 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Turquía y la
UE reafirman que la lucha contra el terrorismo sigue siendo una prioridad.»
[14]
Conforme a lo previsto en el plan Juppé de 2011, se reactivaron las
negociaciones de adhesión de Turquía a la Unión Europea, se inició un proceso
tendiente a eliminar la exigencia de visas a los turcos que desean entrar en
los países de la UE y, como la clásica cereza en el pastel de cumpleaños, la
Unión Europea se comprometió a entregar a Turquía 3 000 millones de euros,
supuestamente para que ayude a manejar la oleada de refugiados.
El Parlamento francés [15] y la Cámara de los Comunes británica [16],
convencidos de que la resolución 2249 permite la intervención en Siria sin
consentimiento del gobierno sirio, autorizaron sus respectivos gobiernos a
intervenir militarmente en Siria. Esas intervenciones, de carácter
exclusivamente aéreo, han sido presentadas como tendientes a acabar con el
Emirato Islámico. En los debates para su aprobación nunca se habló a los
parlamentarios franceses y británicos del plan de creación de un seudo
Kurdistán.
Contrariamente a lo que se ha declarado a la prensa, la política de
respaldo al Emirato Islámico sigue siendo la misma. Esa organización terrorista
sigue gozando del apoyo de sus fundadores (varias personalidades
estadounidenses agrupadas alrededor de David Petraeus y John Negroponte, así
como los gobiernos de Arabia Saudita, Qatar y Turquía). Los únicos que
realmente luchan contra el Emirato Islámico son los chiitas iraquíes, el
Hezbollah libanés, el Ejército Árabe Sirio y Rusia. Las operaciones de la coalición
encabezada por Estados Unidos nunca apuntaron a la erradicación del Emirato
Islámico sino solamente a «contenerlo». El objetivo actual no es otro que
«liberar» el norte de Siria, con vista a su ocupación inmediata por los kurdos
de Irak, empujando al Emirato Islámico hacia Irak, donde se le ha reservado el
distrito de Al-Anbar. La única diferencia con el plan inicial es que, a raíz de
la intervención rusa, los occidentales han renunciado a lograr que el desierto
sirio quede en manos del Emirato Islámico.
Elementos fundamentales:
- Francia y el Reino Unido han logrado hacer creer a su opinión pública que
la resolución 2249 del Consejo de Seguridad de la ONU les da derecho a
intervenir militarmente en Siria contra el Emirato Islámico. Sobre esa base, París
y Londres han obtenido de sus respectivos parlamentos la luz verde para iniciar
sus bombardeos en Siria sin autorización del gobierno sirio.
- Francia y el Reino Unido creen poder utilizar como fuerzas terrestres las
milicias turcomanas (respaldadas por el ejército turco) y el YPG kurdo
(respaldado por el gobierno regional kurdo de Irak y por Israel).
- El objetivo de estas intervenciones no es la eliminación del Emirato
Islámico como respuesta a su campaña de limpieza étnica sino solamente
empujarlo hacia Al-Anbar y proseguir la limpieza étnica en el norte de Siria
para crear allí un seudo Kurdistán.
[1] «Resolución 2249», Red Voltaire,
20 de noviembre de 2015.
[2] “PM statement on the United
Nations Security Council Resolution”, 10 Downing Street, 20 de noviembre de
2015.
[3] “Legal basis for UK military action in Syria”, por Arabella Lang,
Voltaire Network, 26 de noviembre de 2015.
[4] «La Resolución 2249 no autoriza a bombardear Siria», por Nicolas
Boeglin, Red Voltaire, 3 de diciembre de 2015.
[5] «François Hollande confirme avoir livré des armes aux rebelles en
Syrie», Le Monde, 20 de agosto de 2014.
[6] Hay que recordar que en 2011, el entonces presidente de Francia Nicolas
Sarkozy también había entregado armamento pesado a esos grupos armados,
incluyendo armamento antitanque del tipo Milan, lo cual nunca reconoció
públicamente.
[7] Dans les coulisses de la diplomatie française, por Xavier Panon,
L’Archipel, 13 de mayo de 2015.
[8] «Estados Unidos e Israel inician la colonización del norte de Siria»,
Red Voltaire, 1º de noviembre de 2015.
[9] «El YPG impone servicio militar obligatorio a los refugiados kurdos
sirios», Red Voltaire, 24 de noviembre de 2015.
[10] “Vladimir Putin’s Responses
to journalists’ questions following the G20 summit”, por Vladimir Putin,
Voltaire Network, 16 de noviembre de 2015.
[11] «¿Por qué derribó Turquía el Sukhoi-24 ruso?», por Thierry Meyssan,
Red Voltaire, 30 de noviembre de 2015.
[12] «Los registros de los radares sobre el ataque turco contra el avión
ruso», por Valentin Vasilescu, Red Voltaire, 29 de noviembre de 2015.
[13] «Rusia presenta las pruebas del tráfico de petróleo de Daesh a través
de Turquía», por Valentin Vasilescu, Red Voltaire, 3 de diciembre de 2015.
[14] «Declaración UE-Turquía», Red Voltaire, 29 de noviembre de 2015.
[15] «Débat à l’Assemblée nationale française sur l’engagement militaire en
Syrie», «Débat au Sénat français sur l’engagement militaire en Syrie», Réseau
Voltaire, 25 de noviembre de 2015.
[16] “UK House of Commmons Motion
on ISIL in Syria”, Voltaire Network, 2 de diciembre de 2015.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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